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domingo, agosto 01, 2010

Materialismo: adhesión al aquí abajo (por Karl Korsch) 


Adhesión al aquí abajo

Por materialismo, el filisteo entiende la glotonería, la embriaguez, la codicia, los goces de la carne y un tren de vida fastuoso, la concupiscencia, la avaricia, la avidez, el afán de lucro y la especulación en Bolsa, en una palabra, todos los vicios sórdidos de los que él mismo es esclavo en secreto; y por idealismo entiende la creencia en la virtud, en el altruismo universal y, en general, en un “mundo mejor”, cualidades de las que alardea ante los demás, pero en las que no cree él mismo más que cuando está atravesando el período de malestar físico o de crisis que sigue necesariamente a sus excesos “materialistas” habituales y que va repitiendo además de su estribillo favorito: “¿Qué es el hombre? ¡Mitad ángel, mitad bestia!”
Federico Engels, Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (1888)

El hombre quiso, para desgracia suya, franquear los límites de su esfera, intentó lanzarse más allá del mundo visible, (...) descuidó la experiencia para alimentarse de sistemas y de conjeturas, no osó cultivar la razón, contra la cual se tuvo cuidado de prevenirle pronto; pretendió conocer su suerte en las regiones imaginarias de otra vida en vez de soñar en ser feliz en la estancia en que vivía.
Extracto del prefacio al Sistema de la naturaleza del materialista francés D’Holbach (1770), en la edición de Helvétius (1774)

En lugar de creer en una vida mejor, es queriéndola como la crearemos, pero si la queremos, no permaneciendo aislados sino uniendo nuestras fuerzas; al menos eliminaremos las injusticias crasas y los vicios atroces e indignantes que hasta ahora ha sufrido la humanidad. Pero para querer esto, y para ponerlo en obra, nos hace falta plantear como única religión verdadera el amor al Hombre en lugar del amor a Dios; en lugar de la fe en Dios, la fe en el Hombre, en su fuerza, la fe en el destino de la humanidad en tanto que este destino no depende de un ser exterior o superior a ella sino de ella misma; plantear que el único demonio del Hombre es el Hombre, el hombre grosero, supersticioso, interesado, malo, pero también que su único Dios es el Hombre.
Ludwig Feuerbach (filósofo alemán contemporáneo de Marx y de Engels)
30º curso dado en Heidelberg (1848/49)

La vista sobre el otro mundo nos es cerrada. ¡Cuán insensato es aquel que dirige sus miradas hacia ese lado y se imagina estar por encima de las nubes, por encima de sus semejantes! Que se agarre firme a esta tierra; el mundo no es mudo para el hombre que quiere algo. Para qué flotar en la eternidad, todo lo que el hombre conoce puede cogerlo. Que prosiga, pues, su camino, sin espantarse por los fantasmas, que marche, encontrará desgracia y dicha; él, que siempre está descontento de todo.
Goethe, Fausto, 2ª parte, acto cinco

Pero el hombre físico es real, y el hombre moral solamente problemático.
Schiller, Cartas sobre la educación estética del hombre (1795)

Se decidió concebir el mundo real -la naturaleza y la historia- tal como se presenta a cualquiera que lo aborde sin quimeras idealistas preconcebidas; se decidió sacrificar implacablemente toda quimera idealista imposible de conciliar con los hechos considerados en sus propias relaciones y no en relaciones fantásticas. Y el materialismo no significa verdaderamente nada más.
Engels, Ludwig Feuerbach...

Saber para prever, prever para prevenir.
Auguste Comte (filósofo francés, 1798-1857)

Un espíritu potente suscita actualmente la ciencia; ésta manifiesta un deseo insaciable de realidad y este deseo, ahora que las ciencias de la naturaleza le han dado otra forma, quisiera partir a la conquista del mundo de la historia y de la sociedad; quisiera abarcar, si es posible, el mundo en su totalidad y dotarse de los medios de intervenir en la marcha de la sociedad humana.
Wilhelm Dilthey, Introducción al estudio de las ciencias humanas(1883)

Es, pues, tarea de la historia, una vez disipado el más allá de la verdad, establecer la verdad del aquí abajo.
Marx, Crítica de la filosofía del derecho de Hegel (1844)

La cuestión de saber si la verdad objetiva es incumbencia del pensamiento humano no es una cuestión teórica sino una cuestión práctica. Es en la práctica donde el hombre debe probar la verdad, es decir, la realidad y la potencia, el arraigo aquí abajo de su pensamiento.
Marx, Ad Feuerbach (1845)

Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de diversas maneras, se trata ahora de transformarlo.
Marx, Ad Feuerbach.

(Karl Korsch, La concepción materialista de la historia)

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