Delirio Místico: "A mon seul désir" (Según mi solo deseo)

Siempre me ha gustado Caetano Veloso, hasta antes de su "Cu cu rru cu cu" en esa película tan taquillera de ese director español cuyo nombre afortunadamente he olvidado en este momento.

Una vez le comenté eso a mi amigo Tommy Delmar, que residía esporádicamente en Sao Paulo, y quedó extrañado: "Caetano es un burgués de mierda, tienes que escuchar a Tim Maia, ¡ese sí que es un maestro man!".

Al escuchar su nombre recordé que mi madre tenía un caset de Tim Maia, pero al buscarlo en su casa no lo encontré.

Recién ahora pude conseguir un par de cosas. La más bizarra es su álbum de 1975 titulado "Racional Vol.1". Este álbum es fruto de una especie de delirio místico que sufrió el cantante tras saturarse de drogas, alcohol y sexo (Sí: a veces aburren esas cosas).

Se perdió unos días y se enganchó con una secta bien rara, aunque derivas de ese tipo no eran nada raras en los 70. Lo curioso es que este verdadero pastelista del soul brasilero alcanzó niveles de inspiración notables en esos momentos, alejado de las drogas y el alcohol (que también es una droga) aunque después adoptó una actitud similar a la de Lukacs frente a su "Historia y conciencia de clase": renegó y no quería saber nada con su difusión.

Se trata de temas soul bastante delicados (Impresionante su voz en "Contacto com o mundo racional"), donde básicamente las letras se dedican a promover a dicha secta, para terminar con un larguísimo tema funk titulado "Rational culture" que recuerda claramente a Sly and the Family Stone.

No tengo ganas de escribir ni una mierda más. Los dejo con una anécdota de Tim Maia que pillé en el blog Lanzallamas:

No me acuerdo muy bien si esto pasó en las oficinas del sello Polydor o en RCA, pero hubo un día en que Tim Maia tenía una reunión con los empresarios de la discográfica. Irritado y agobiado con la demora de los altos ejecutivos, Tim resolvió ir a fumarse un “porrito” para atenuar la espera. Salió caminando por las escaleras del edificio y, al ver un extraño cuarto de máquinas, resolvió que era un buen lugar para fumarlo. Lo que no sabía es que se trataba de las máquinas de aire acondicionado de todo el edificio, o sea, todo el aire consumido en todas las plantas provenía de esta pequeña sala. Las consecuencias fueran brutales; Tim pulverizó humo de marihuana pura por todas las oficinas, percatándose desde el portero hasta el presidente de la corporación. Historias de nuestro Tim.

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