Delirio Místico: "A mon seul désir" (Según mi solo deseo)

El free-jazz (estilo nunca muy buen digerido por la Industria Cultural) suele ser descalificado por su elitismo (y por esa vía se evita el reconocer las causas de su ?aplastamiento?, realizado en este caso mediante complejas operaciones que llevaron a imposibilitar su acceso a grandes cantidades de seres humanos. Y es una lástima, dado que el universo conocido como free-jazz es quiza la expresión musical que más nos acerca a una idea de un ?paraíso en la tierra?. La relación individuo-colectividad muestra acá un campo privilegiado de experimentación, através de acciones sonoras que recurren a combinaciones, síntesis provisionales y aislamiento de materiales para después volver a tratarlos en infinitas combinaciones. Además, no sólo esta música ha avanzado siempre hacia la emancipación humana, sino que su potencia negativa-que a la vez es una afirmación implítica de la potencia humana-, es tal que probablemente es aquí donde más fácilmente podemos entender a que se refería Teddy cuando reivindicaba la autonomía del arte.

Dentro de este universo que hemos asomado en el primer párrafo, uno de los nombres más fuertes y respetados es el de Cecil Taylor. Tres razones para escucharlo (si es que nunca has oido hablar de él):
1.-es uno de los mejores músicos (al piano y como ?compositor?) que han existido en la última cincuentena de años;
2.-es uno de los seres humanos más lúcidos, íntegros y honestos en su discurso y actitud práctica;
3.-es uno de los más exigentes consigo mismo, un creador riguroso: casi no hay puntos bajos en su carrera discográfica.

A esas tres razones podemos agregarle un dato adicional que hace que el entusiasmo aumente: está ?vivito y coleando?.




Se acaba de editar en CD uno de sus álbums clásicos, Conquistador!, editado originalmente por Blue Note en 1966. Ese año 66 puede ser visto temporalmente como una condensación particularmente porosa de un gran momento creativo de la humanidad, que se expresó en la revolución del free jazz, a través de una gran cantidad de grabaciones y ediciones que se realizaron ese año. No es casual que esa revolución se haya producido junto a (y como parte de) una serie de luchas sociales radicales que se estaban intensificando en todo el mundo (que en realidad eran a grandes rasgos tres: el espetacular difuso o capitalista tradicional; el espectacular concentrado o capiotalista de Estado; el de diversas expresiones de desarrollo desigual y combinado que se daba en el llamado tercer mundo) ..... En el 66, Cecil trabajó con un sexteto en que junto a su ejecución de piano se agregaban las particulares idiosincracias de grandes colaboradores: Hewnry Grimes y Alan Silva a los contrabajos; el trompetista Bill Dixon (en sí mismo otro peso pesado del free jazz); el fiel maestro Jimmy Lyons en el saxo alto; y Andrew Cyrille en una de las mejores relaciones que se hayan establecido entre un ser humano y un conjunto de tambores, platillos y bombos.

La manera de tocar el piano de Cecil Taylor ha sido definida como ?percusiva?. Es algo que debe ser oído con atención para poder comprender. pero lo cierto es que solo Cecil Taylor toca el piano en la forma que lo hace, y que en este álbum alcanza la perfección. Son sólo dos temas largos: Conquistador (17 min. 51 seg.) y With (Exit) (19 min. 17 seg.) Esta edición incorporó una toma alternativa de With (Exit), que hace que el total de la experiencia temporal cristalizada en el CD se eleve a poco menos de una hora. La verdad, es difícil describir esto, y prefiero renunciar al intento: la obra de Cecil Taylor es única, y debe ser escuchada con atención para ser apreciada. Al igual que cualquier experiencia profunda de pasar a través de un documento de cultura de este calibre, de esta experiencia sólo se puede salir fortalecido.