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jueves, junio 24, 2004

fiebre de miércoles por la noche  


una pintura del capitán corazón de bistec




TSUNAMIS/JONATHAN Sala Master 23 de Junio

No conocía la Sala Master hasta este evento. Me habían dicho que no era muy buena como espacio, pero ayer estuve cómodo allí. Llegué acompañado del ultrapunkrocker Ricardo, guitarrista (o sea, hace sonar la guitarra) del proyecto autodenominado FRACASO (nombre inspirado en una frase del punkrocker Stephens: El punk y el anarquismo arruinaron mi vida, y todas las hueás en que he participado han fracasado).

Primero, Las Jonathan. Después de tanta polémica en foto logs del rock nacional acerca de su impericia y otras linduras que les han dicho en estos días, había una especie de curiosidad especial por ver qué pasaba. En un set de alrededor de media hora, entregaron sus temas que mezclaban un típico trabajo vocal de estas chicas que resulta interesante de escuchar (aunque necesitaría mejor amplificación), con aspectos cuasi-instrumentales con desarrollos que cambiaban intensidades en base a ideas sencillas pero efectivas. De cualquier manera, creo que faltó fuerza en la ejecución, y eso generó momentos de fragilidad en algunos temas. Pero bueno, también es cierto que hay cierto tipo de desarrollos que hacen imprevisible lo que va a pasar exactamente en un tema, y los resultados varían de acuerdo aun serie de otros factores: intimidad del espacio, interacción de los miembros de la banda, etc.

Se me olvidaba: la presentación por un tipo de la radio U. De Chile de la banda como estas chicas guapas no ayuda a disipar el eterno karma que se les crea a las bandas de mujeres: el que sean juzgadas por su look.

Y después de las Jonathan, vino Tsunamis. Se mostró un video clip en que el sonido impresionaba por lo poderoso. Escuchando esa canción entendí por qué algunos hacen comparaciones con Wire. De hecho, algo de ese sonido había, expresado sobretodo en el esquema de un bajo y batería muy robustos, y sobre ellos unas guitarras angulares, disonantes, y bastante bien ejecutadas. La voz no me gustó, y de hecho comentaba con Ricardo que la parte más coreable de la canción era demasiado pop, en un sentido algo peligroso para efectos del resultado final.

En vivo, el poder sónico de la banda era, en efecto, impresionante. Me pareció distinguir dos tipos de canciones: aquellas con un sonido que recordaba algo a Gang of Four y Wire, y todo ese postpunk disonante e inteligente; y otras donde, lamentablemente, asomaba más una veta zeppelinesca, que alguien me señaló le recordaba a Soundgarden. Un momento que me frustró en exceso fue que en medio de un tema llegaron a un uso muy bueno de los acoples de guitarra, sobre un bajo brillante y batería que acompañaba a la perfección las cascadas de distorsión y ruido que se estaban creando desde las guitarras. En ese punto, cuando pensaba que la intensidad iba a aumentar y el noise iba a ser efectivamente brutal, volvieron a la canción, y la remataron con un tipo de frase que acude a unos silencios que ya se han hecho un cliché un poco incómodo. Concluí que me gustó más el sonido que la composición.

En resumen, fue una buena muestra de lo que algunas buenas bandas de rock están haciendo ahora en Santiago.

Posteriormente, una animada horda de gente se dirigió a unos bares cercanos, y allí tuve la suerte de conocer a dos fans de Captain Beefheart. Insisto en que es una suerte, porque al parecer somos pocos todavía. Más gracioso aún es que al final me quedé hasta las cuatro de la mañana con mi hermana y ellos dos, que también resultaron ser hermanos. En algunos momentos de la velada fueron interpretados discretamente algunos clásicos a capella del glorioso álbum doble Trout Mask Replica. Notables momentos. Además, pude efectivizar la buena acción de difundir material escrito y sonoro de Lydia Lunch, a una persona interesada.

PD: saludos a todos los que soportaron anoche mi conversación monotemática sobre rocanrol, freejazz, control social y otras yerbas. Saludos a deal. No aparecieron los detractores de las Jonathan que habían prometido asomarse. No me pude levantar a la hora estructurada por el sistema del trabajo asalariado, pero aquí estoy, sano y salvo y un poco menos pesimista.

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