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domingo, julio 11, 2004

diálogo sobre el dub reggae (Juice y Lenin) 


big youth y sr. rotten



J-Huachoperro, ¿por qué te gusta el dub? ¿qué encuentras en esa música que no encuentras en (casi) ninguna otra?
L-Quietud. Equilibrio. Y, si se puede uno permitir esta palabra, 'felicidad`, pero no la felicidad vacía e insustancial de la mercancía, sino aquella felicidad que, como dice Adorno citando a Stendhal y Nietzsche, es sólo una 'promesa'... algo así como el advenimiento de lo otro, de la utopía.
J-Tal vez sea que la felicidad siempre resulta mesiánica. ¿Y cómo ves su relación con la lucha de clases, o su lugar en la industria cultural?
L-Porque la promesa de lo otro, la tentativa de lo posible, puede insertarse en la realidad del asalariado como aquello que le sirve de acicate para la explicación y comprensión de su propia (mínima) existencia. El mesianismo del Dub como que nos anticipa aquello que no somos y que, sin embargo, podemos ser. L.K.J. en este sentido es un paradigma: forma y contenido son una y la misma cosa: subversión.
J-Y resulta curioso que esa subversión haya sido convertida por la industria cultural en 'buenaondism0'. LKJ y el reggae en general no eran pacifistas. Esa idea vino después, y es tan diferente al contenido inicial del reggae como es diferente Exploited o el neo-punk para adolescentes tontos de lo que se llamó 'punk' en aquellas oleadas negativas de 1974(1977)1979. ¿No te molesta el discurso religioso del reggae? ¿Es parte del encanto de LKJ el que no sea rastafari?
L-En realidad, he aprehendido a darle al discurso religioso su sitial, pero aún así, me parece que la conciencia religiosa expresa grados o momentos en los cuales la subjetividad (y por lo mismo, si nos es licito hablar de, la objetividad) se encuentra a sí misma, en algo que es y no es ella misma. La religión, para decirlo de una vez, no es sino la voz de la protesta y ?a la vez? la voz de la integración, y por eso mismo, tiene un status más bien conflictivo. Rescato, eso sí, el mesianismo como forma de expresión de la más clara autoconciencia. Autoconciencia que sé, es parecida en algo al mundo en donde ya no importará el valor de cambio, sino la simplicidad y austeridad del ser.
J-Y un mundo en que todas las posibilidades estás abiertas. Una canción, en el dub, nunca está terminada. La puerta está abierta. Y el buen dub nos recuerda que eso es así, y que si queremos podríamos abrir muchas posibilidades en la Historia. Además, con Benjamin hemos recordado que la promesa del tiempo-ahora se expresa muy bien en el lenguaje de la espera del mesías.
L-A eso me refería con la idea de la 'promesa de la felicidad'. Pues, ¿quién escuchando dub no se siente bien hasta consigo mismo? Porque, insisto, no se trata de la tontería convertida en cliché, sino de la verdadera expresión del descontento con lo que es y con lo que ha sido el mundo. La poética del dub está en sintonía con la irrupción del mesías (¿el proletariado?).
J-La última clase, la que al realizar el tiempo-ahora se niega a sí misma, se autodisuelve, como se disolvió la primera internacional, como se disolvió la internacional situacionista, y como el punk que estallaba sobre sí mismo en 1977: unos breves instantes de gloria. Y el dub disuelve, niega, anula, fragmenta, recompone, mezcla, amortigua, potencia, modifica, acelera, alenta (alienta), demora, suspende en el tiempo, totaliza, y se puede volver a enfrentar el proceso cada vez que se pueda, casi como jugando.



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