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sábado, octubre 16, 2004

7 tesis sobre la cuestión criminal en el capitalismo contemporáneo 

agitprop
1.- El Derecho, antaño la "superestructura ideológica" por excelencia en el peor sentido posible (ocupando el lenguaje del marxismo vulgar, también entendido en su peor sentido, y su famosa figura del edificio con infraestructura -fuerzas productivas-, estructura -relaciones de producción-, y superestructura-derecho, ideología, religión, filosofía, etc.-), resultaba en su rol mistificador de las relaciones sociales reales y generador de falsa conciencia algo tan visible y poco inocente que el verlo sencillamente de esa forma llegaba a ser sospechosamente engañoso y limitado: se hacía necesario complejizar un poco más su análisis. En esa labor, quienes de mejor manera se refirieron a las complejas relaciones entre superestructura jurídica, psicología de masas, industria cultural, espectáculo y el modo de producción capitalista considerado como totalidad fueron las tradiciones frankfurtoriana y situacionista, e individualidades como Lukàcs, Reich y Gramsci. Pero el análisis marxiano del Derecho ha sido hasta ahora más un programa a desarrollar que un sólido cuerpo teórico[1].

2.- En el momento actual, en cambio -e incluyo en este "momento" a las últimas tres décadas-, el Derecho (o lo jurídico) se encuentra confundido con los demás aspectos de una "cultura" mercantilizada en todos sus poros. Tal confusión parece ser característica de lo que Debord denominó en 1988 como lo "espectacular integrado": el Modo de Producción tal como se manifiesta desde los años 70, combinando aspectos de dominación espectacular totalitaria o "concentrada" con aspectos "difusos" que le permiten abarcar la totalidad de la vida societal[2]. Al abarcar todo, la experiencia humana se encuentra empobrecida hasta los extremos más bajos que se hayan conocido, y tal miseria se expresa sobre todo en el urbanismo, la sexualidad, los medios de comunicación, la ecología, la representación política, y las actividades que insisten en autoproclamarse como "arte" y "cultura".

3.- En el "derecho penal"[3] esta confusión llegó ya a un grado asombroso: se crean y difunden imágenes de la delincuencia, se crea temor sólo frente a ciertos tipos de delincuencia, se invisibilizan las razones reales y de fondo del incremento generalizado de la violencia social, se incrementan las facultades de criminalización de personas por parte de la policía y otros órganos legales o paralegales del Estado[4], se crea un mercado nuevo basado en la generación, regulación y administración del miedo, se destruye el ya cuestionable urbanismo de décadas anteriores en aras de un espacio urbano que ya prácticamente no permite el encuentro comunitario -excepto en bien organizadas y administradas "fiestas de la cultura" o en casos como el "desnudo masivo" de un cierto fotógrafo, posibilitado en base a inscripciones previas, cordones policiales y fascinación mediática -.

En estas circunstancias, la industria del control debe ser estudiada como algo integrado a la industria cultural en su sentido más amplio, y la noción de "industria cultural" -que apunta principalmente al conglomerado de imágenes que se nos obliga a contemplar en diversos escaparates-, debe integrarse en la noción más amplia de "espectáculo".

4.- En sociedades en que se separó tan drásticamente la "vida viva"[5], experimentada directamente y de una manera unitaria, de aquella subvida que surge al vivir indirectamente mediante la relación con el tiempo muerto del valor de cambio y sus productos faslificados, en espacios urbanos en que el nivel de alienación ya es patológico, no es de extrañar que la enorme disociación entre la percepción de inseguridad y la probabilidad real de sufrir alguna forma de violencia social de la que suele llamarse "delictiva" haya alcanzado ribetes cuasifantásticos. Al mismo tiempo, no se destaca jamás el hecho de que, de acuerdo a los propios organismo internacionales que la dimensión jurídico-política del Modo de Producción ha creado, muere anualmente más gente por el trabajo que por guerras o abuso de sustancias[6].

5.- Si bien la barbarie punitiva ha tenido varios momentos de alta intensidad en la historia del capitalismo[7], el efecto que ahora genera es esencialmente diferente a todas las fases previas por que es quizá el más amplio en cuanto a su alcance o extensión (en términos de los contenidos o cualidad de los mensajes, y también en términos de la cantidad de gente a la que llegan esos mensajes): el miedo que se instala facilita la liquidación total del espíritu comunitario y solidario que los trabajadores de fases históricas previas experimentaban directamente en sus vinculaciones sociales. Curiosamente, la igualación abstracta prometida formalmente por el discurso jurídico del iluminismo, se concreta ahora de la peor manera posible: un terror que se siente como real, y que abunda como un "bien" igualitariamente disponible para todos nosotros. Y cuando están todos unidos por el miedo (en lo simbólico) y en la producción y el consumo (en lo cotidianamente concreto) -ambos aspectos dentro de un espacio urbano alienado al extremo del extrañanamiento-, es en ese momento que el espectáculo -en su sentido más trivial, el de las maquinarias publicitario-políticas-, hace obvia la falacia inherente a antigua pretensión democrática de la clase dominante: la contradicción entre igualdad formal y desigualdad sustancial o material. Sólo somos iguales como ciudadanos consumidores y pasivos, cuyas vidas han sido expropiadas y empobrecidas en todos los planos, incluso cuando en apariencia hay una superabundancia de mercancías.

6.- La psicogeografía, que según Jappe ha sido recuperada por especialistas del "arte" y el "urbanismo", o por nostálgicos que alegremente ignoran u olvidan que nuestras ciudades ya fueron destruídas, serviría a mi juicio aún para explorar los cambios que la gestión del terror urbano ha generado en cada ciudad, y detectar si existen aún puntos de encuentro comunitario que se resisten de alguna forma a tal tendencia. En Chile, tanto la Fundación Paz Ciudadana como diversas universidades ya se han especializado en crear mapas del temor. Tal utilización reaccionario debe ser emulada revirtiéndola: detectar zonas de contrapanóptico[8], realizar mapeos de los sitios donde es más fácil ser criminalizado, y, a la inversa, de sitios donde es posible el encuentro y la práctica del ilegalismo con mayores probabilidades de eludir el control. Debemos estudiar con antelación a eventos tales como manifestaciones, marchas y conciertos, investigando cómo es posible crear zonas temporalmente liberadas que posibiliten la comunicación autónoma entre organismos humanos resistentes, y el tipo de acciones que se podrían realizar en esas temporalidades y espacios.

7.- El ataque contra la economía mercantil es al mismo tiempo la reivindicación de la vida viva en todos los aspectos que la miseria del Capital niega: inteligencia, erotismo, comunicación, creatividad radical, conducta crítica unitaria. En el ámbito de la crítica al sistema penal, sabemos que tal como la principal función de la cárcel fue la internalización violenta del tiempo lineal e inmóvil de la mercancía hacia toda la Humanidad, en el cual se sigue socializando todos los días a los niños, haciendo de ellos desechos humanos a imagen y semejanza de la mercancía, la búsqueda y reivindicación constante de la superación de la alienación a través de la entrega individual y colectiva a acciones que nieguen la separación de trabajo/juego, trabajo intelectual/trabajo físico, y la utilización del grado de esquizofrenia que todos tenemos a favor de la superación del Capital, implican un cuestionamiento del tiempo lineal en que se nos ha disciplinado, y por esa vía constituye una victoria contra la domesticación. Sólo se trata de encontrar los medios de extender el hostigamiento a todos los frentes, unificando, radicalizando y haciendo concientes las luchas que de una u otros forma nunca se han dejado de dar -con todo el placer que el darlas genera-.
Julio C.



[1] Curiosamente, Raoul Vaneigem, uno de los miembros fundamentales de cierto período de la Internacional Situacionista y autor en 1967 del libro "Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones", en un artículo de 1966 anunciaba un programa de temas teóricos a desarrollar "sin debate ni especulación académicos", y entre ellos se refería a la crítica del derecho civil y el derecho penal. Más recientemente Vaneigem ha publicado un texto "jurídico" titulado "A declaration of the rights of human beings: on the sovereignty of life as surpassing the rights of man", al que lamentablemente no he tendio acceso aún. Ver: Some theoretical questions to be treated without academic debate or speculation, en Situationist International Anthology, editada por Ken Knabb, 1981, tercera edición, Bureau of Public Secrets.
[2] Un concepto de "espectáculo" está siendo trabajado en el marco del proyecto conocido como Glosario Crítico de Materialismo Histórico.
[3] Entendido aquí en sentido amplio: tanto lo referente a las normas que escogen conductas a las que tipifican como delitos, y amenazan asignando la correspondiente sanción para los autores de esas conductas, como lo relativo al estudio de esas normas, su aplicación concreta y las políticas del estado en lo relativo al fenómeno delictivo y punitivo.
[4] No sólo la policía se mueve siempre en los márgenes de la ley. También se recurre en todo momento en diversos grados a formas de actuación en que la violencia del Estado es abiertamente ilegal de acuerdo a sus propios términos: los escuadrones de la muerte son el ejemplo más claro, pero existen otros.
[5] Expresión que tomamos prestada a Wilhelm Reich, víctima del sistema penal-psiquiátrico norteamericano y a quien nunca nos cansaremos de homenajear.
[6] Dato citado por Len Bracken en "Culture Jamming in Riga", uno de cinco excelentes ensayos reunidos en su "Dialectical Hedonism", Epoch Communications, 2003. Ver www.lenbracken.com
[7] Antes de que el capital necesitara conformar un ejército industrial de reserva, la desadaptación de los ex-siervos y todavía-no-proletarios fue enfrentada con políticas de aniquilamiento. Posteriormente, hacia el siglo XVI, surge una institución de encierro de personas destinada a generar un doble efecto: disciplinar en el trabajo y en el tiempo lineal de la mercancía a los futuros proletarios; amenazara al proletariado que no estaba encerrado en cárceles sino que en fábricas con un destino aun pero si es que intentaban quedarse en los márgenes del nuevo modo de producción. Ya naturalizado el tiempo de la mercancía, las irrupciones concientes o inconcientes de recuperación del tiempo histórico por las masas fueron combatidas desde fines del siglo XIX con extensiones supuestamente no punitivas del sistema penal (principalmente mediante la policía del pensamiento y sus cárceles psiquiátricas, y la policía y tribunales de menores y sus casas de encierro de niños peligrosos en peligro. Y ya en pleno siglo XX, la barbarie del capitalismo privado y de Estado se manifestó en las figuras de los campos de concentración, los procesos de Moscú, y en la política criminal del fascismo negro y rojo.

[8] Contrapanóptico: determinados puntos de la ciudad en que uno ve todo lo que está alrededor, a la vez que uno no es muy visible, y por ello, de acercarse la policía o cualquier agente extraño, uno se daría cuenta cuando aún es tiempo de alejarse del lugar, o de eliminar pertenencias que pudieran complicar tu existencia en caso de ser detectadas por esos agentes.

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