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lunes, noviembre 29, 2004

36 horas en Barcelona 

contra un paisaje


Después el bus pasó por Zaragoza, y yo alternaba entre lecturas breves de Adorno/Horkheimer y un sueño feroz que parecía como la pasada de cuenta de mi organismo por costumbres teóricas y prácticas de los últimos meses. Me extrañó lo pequeño de la estación de buses, y lo breve de nuestro paso. En la cápsula que el bus en realidad era mis ojos retenían imágenes de una ciudad bella y aburrida. Tal vez me equivoque en ambos juicios. De ahí no recuerdo mucho más, hasta que el bus llegó a Barcelona, donde no sabía si alguien me esperaba. Antes de bajar ya veía un típico lote del punk rock universal mirando hacia el bus y entre esas siluetas reconocía a grandes amigos: Cristóbal (de Valparaíso, y actualmente en la banda Propaganda por el hecho; Víctor y Javiera (ex-santiaguinos que se fueron de acá el 2001), y Pichón (de la fama de Civilización Violenta, fanzine y sello; Hazlo Tú Mismo, fanzine; batería en la banda Sentimientos Oprimidos), a quien conocí en la incursión argentina de Disturbio Menor en 1998 y de quien no sabía nada desde hace unos 4 años). Empezaba a llover. Javiera y Víctor se veían tan bien como siempre. Cristóbal y Pichón, tal como los recordaba. Y punk rockers de otras latitudes los acompañaban, todos ellos bellísimas personas (Orange, Laura, y esa chica pequeña y rapada que irradiaba constantemente algo indescriptible y bello). Me fue facilitada una bicicleta, y al rato estábamos en Casa Nostra, una okupa en calle Sicilia, dejando allá mis bolsos, comiendo y fumando haschisch, para dirigirnos prontamente a un concierto donde, para mi alegría y sorpresa, tocaban mis amigos argentinos de Terror y Miseria.
Los Terror ya habían tocado cuando llegamos. En el camino, al intentar colarnos en el metro encontramos a dos guardias golpeando a un muchacho punk que había intentado colarse. Después de unos breves instantes los guardias se vieron gradualmente acorralados por las bicicletas, y el muchacho fue liberado . Pero hubo que irse a la estación siguiente luego de esa acción colectiva. Nunca entramos al concierto, y los cabros de T& M, tras sorprenderse mucho de verme por ahí, contaban acerca de que en el primer tema se les cortaron cuerdas de guitarra y nadie facilitó otra. Eso no ocurre en sudamérica, concluíamos, y no por chovinismo.

El concierto era a beneficio de un conocido amigo de la mayoría de mis anfitriones, que en las últimas fiestas del barrio de Gracia se topó con unos fachos que lo golpearon con manoplas en el cuello, causando serios daños y desangramiento por la yugular. Luego de dos meses, este camarada solo puede mover algo los ojos.

Speed, haschisch, y un trago preparado por Víctor y portado en grandes cantidades en su mochila animaron el estar bajo la lluvia torrencial cerca del concierto, en un garaje.

No entramos al lugar, y después de un rato ya íbamos en camino a otra okupa, más lejos, llamada TDN (todos de negro, creo). Un lote grande nos colamos en el metro, con bicicletas y todo. Era el último tren. Entre la estación en que subimos y la siguiente llegaron unos guardias de Prosegur absolutamente rapados. Nos hicimos los que no entendían español, y nos sacaron cagando con bicicletas y todo, por no tener tickets. Desde afuera se dirigieron unos escupos en su contra, y uno de ellos reaccionó lanzando un spray medio siniestro, que solo dañó algo a Víctor, pero no mucho. Tuvimos que seguir en bicicletas, de a dos personas en 4 de ellas. llovía más fuerte, y quedamos todos absolutamente empapados. El carrete estaba bien bueno. Alrededor de mil personas, creo yo. Al principio había hip hop en vivo, y después puros DJs. Me decían que allá había que acostumbrarse a eso: dr4igas y tecno van de la mano. Muejeres muy bellas, punks de todos los países, internacional pastelista....Una chica griega que nadaba por allí me pareció bellísima,y muy simpática. Todos se saludaban con beso en la boca. Buena costumbre.

De repente ya era domingo, y había sol, seguían saliendo cervezas y speed. De repente con Víctor tomamos las bicicletas y regresamos a Casa Nostra, a dormir un poco. Al despertar, tras unas 4 o5 horas de sueño, salimos a comer algo, comprar el pasaje de bus para el día siguiente,y visitamos a Pichón. No veía a este ersonaje hace mucho tiempo, y me sorprendió gratamente comprobar que estaba leyendo a Reich (Análisis del Carácter) y que tenía sobre su equipo de música el Ascension de Coltrane. Pero estuvimos poco rato. Había una guagua en la casa, y dormía. Pichón dijo que se vendría a Buenos Aires próximamente. De ser así, supongo que ya está por allá.

De regreso a Casa Nostra, presencié una reunión en que se organizaba una marcha contra el desalojo, para el 5 de noviembre. Después había una fiesta en el primer piso, en el bar. Música en vivo en el subterráneo. Alguna gente disfrazada. Apareció Ximena, amiga de varios amigos en Santiago. Yo apenas recordaba que ella estaba en España.

Llovía todo el raro, y yo decidí no irme a dormir, para no arriesgarme a perder el bus, que salía a las 12:30.Muchos se quedaron conmigo hasta el último momento. Por supuesto que el bus era tan estrecho que no pude dormir nada, y se demoró más delo habitual en llegar a Madrid. Estuve justo a tiempo para ir en metro al aeropuerto, donde me esperaban 13 horas más de viaje e incomodidad (los aviones están realmente estrechos, impresionante). Pasé mi barrita de haschisch en medio de unos libros, y casi fue detectada:"Señor. ¿quélleva en la mochila". "Libros". "Ábrala por favor"..... Me salvé por poco, y la barra estaba muy buena.Me duró un par de semanas.

Saludos a todos mis anfitriones, y es de esperar que les haya ido bien evitando el desalojo, o que ya se hayan cambiado a otro lugar.

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