Delirio Místico: "A mon seul désir" (Según mi solo deseo)

NATURALEZA, TECNOLOGÍA Y COMUNIDAD HUMANA EN "LOS PICAPIEDRAS"




Quisiera creer que me convence aquella tesis de acuerdo a la cual en cada momento de fuerte innovación tecnológica una época sueña con un futuro en que hay rastros de aquello que aparentemente existió y que como humanidad hemos perdido. Algunos lo llaman "Paraíso", otros "comunismo primitivo". De lo que sí estoy muy convencido es que cualquier producto de la cultura puede ser analizado mediante una delimitación de elementos, que permitan una crítica desde adentro, y en base a esa tesis a la que me refiero al inicio[1].

¿Cómo podemos interpretar la relación de los personajes de aquella antigua serie de dibujos animados con sus animales que, cuando no son mascotas, con los artefactos tecnológicos que los ayudan a trabajar, y a realizar de manera más aliviada una serie de trabajos domésticos? Desde los animales que se comen la basura y los que hacen labores semejantes a las de un secador de pelo, hasta aquellos enormes dinosaurios que ayudan a Pedro a trabajar haciendo el absurdo y mecánico trabajo de las canteras, pareciera que en Los Picapiedras lo que se está graficando es una especie de culpa por la relación destructiva con los animales y la naturaleza, que se alivia imaginando un pasado fantasioso en que tales relaciones eran menos violentas. Los animales-objetos domésticos nunca parecen sufrir. Sin embargo, a veces esos animales hablan al espectador fuera de la acción transcurrida, planteando ciertas quejas en un tono de resignación muy similar al que nosotros expresamos en nuestros trabajos asalariados.

Lo más curioso del contexto social más general que se aprecia en Los Picapiedras es que pese a estar situados en un escenario histórico no sólo pre-moderno sino que pre-histórico (en el sentido usualmente entendido, de previo a la historia escrita) la gente va a la escuela, trabaja, se especializa en ciertas áreas de la actividad humana (arte, profesiones, deporte), y se cuenta inclusive con la labor bastante especializada y relativamente reciente de la policía. Elementos de culto religioso casi no se aprecian. Revueltas sociales, o serios problemas de adaptación tampoco parecen ser fáciles de rastrear. En el fondo, el tipo de sociedad que se aparece como trasfondo de las aventuras por demás monótonas de Los Picapiedras es una sociedad ya alienada, separada en sus diversas especializaciones de la actividad humana creativa, pero en la que únicamente la relación con los otros animales no humanos parece creativa en términos de que son utilizadas en la medida menos violenta posible, de una forma tal que pareciera resultar inclusive como "ecológica", o cercana a lo que hoy en día se llaman "tecnologías alternativas". Es quizá en ese aspecto en que podemos rastrear una especie de autocrítica inconciente surgiendo desde el seno del "sueño americano", cuestionando la dominación irracional de la naturaleza en medio de una sociedad absurda en que todo lo interesante ocurre fuera del trabajo.


[1] Cuya formulación pertenece a Walter Benjamin: "A la forma de los nuevos medios de producción, en el comienzo dominada aún por la de los antiguos (Marx), corresponden en la consciencia colectiva imágenes en las que lo nuevo se interpenetra con lo viejo. Esas imágenes son optativas, y en ellas la colectividad busca tanto suprimir como transfigurar las deficiencias del orden social de producción y la imperfección del producto social...En el sueño en que a cada época se le aparece en imágenes la que le sigue, se presenta la última desposada con elementos de la protohistoria, es decir de una sociedad sin clases. Sus experiencias, depositadas en el inconsciente colectivo, engendran en su interpretación con lo nuevo las utopías que dejan su huella en mil configuraciones de la vida, desde edificios duraderos hasta modas fugaces" (París, Capital del siglo XIX. En: Poesía y Capitalismo, Iluminaciones II, Taurus, 1991, página 175).