sábado, enero 08, 2005
Pioneros del punk hippie: los Títeres de Carne
Como la gran mayoría de la ciudadanía chilena y universal, todos tenemos derecho a odiar en base al prejuicio a una banda que parió una de las canciones más insulsas de aquello que la Industria Cuktural inventó (por primera vez en la Historia del rock) y bautizó como "grunge". Pero si aceptamos la tesis del gran profeta King Gordo acerca de que el rock murió el día que Black Flag se disolvió, o sea, allá por 1986, aceptaremos rápidamente como corolario inevitable de tal afirmación que el período que previo a tal año fue un escenario interesante....y ese el contexto de una de las últimas grandes operaciones conscientes en el rock and roll: el sello SST ....
En esos dorados primeros años dela década de los 80, una de las bandas que destacaron en el sello SST fueron los Meat Puppets. Niños ricos (según el cahuinero Rollins en su Get In The Van) y psicodélicos del desierto de Phoenix, Arizona, estos personajes entregaron algunas de las buenas placas sonoras de la época. De entrada, su primer 7 pulgadas, In a Car (SST 044), es uno de los documentos más raros de la época: hardcore visceral, alta velocidad, vocalización infantil y mutantesca...en definitiva, una soberbia e inmadura colección de 5 temas que hasta el día de hoy divierte muchísimo escuchar. Eran los tiempos en que el hardcore punk tenía humor y estilo....cosa que se perdió unos años después cuando la tribu HC se creyó el cuento al punto de transformar su estilo es un tipo de metal desabrido y el humor se perdió al punto de generar un escena realmente violenta y estúpida.
El mismo año, o sea, 1981, los Puppets grabaron el material de su homónimo primer album (SST 009), en el que el sonido se complejiza un poco, dando algunas luces de su evolución posterior, pero manteniendo en general el espíritu rápido y fuerte del hardcore punk, en esa época de gloria, pero siendo capaces de evocar a los Byrds, o a ZZ Top en ácido.
La formación se mantiene (el trío integrado por los hermanos Kirkwood en cuerdas y voces y Derrick Bostrom en batería). Es el año 1983 el que presencia la edición dela que es tal vez su obra maestra, el Meat Puppets II (SST 019). A estas alturas el sonido ya es totalmente propio: una particular forma de rock and roll con elementos punk, folk y psicodélicos, que se caracterizan por mantener un cierto estado de volatilidad incluso en el par de temas más punk rockers que se ofrecen. La ejecución es impecable, las letras son muy extrañas pero mantienen siempre una dosis de humor absurdo , y vez que se escucha este album de principio a fin uno no puede sino estar de acuerdo con que SST representaba la vanguardia de la época, una de las últimas buenas aplicaciones de la explosión punk, que hasta mediados de los 80 podía extender su espíritu a diversas tradiciones musicales. SST estaba lleno, de, por citar a los Minutemen; bandas que podrían ser tu vida. Ya casi no queda nada así.
La evolución posterior de la banda no la conozco, y estoy seguro de que post-SST no me interesa.
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