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miércoles, septiembre 07, 2005

Psicología de Masas del Fascismo 

Puesta en escena de "Psicología de Masas del Fascismo", de Wilhelm Reich,

por el grupo Surveillance Camera Players. Gentileza, NOT BORED (ver links)



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¿Por qué la gente sigue a fascistas?


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¿Por qué la gente actúa irracionalmente?


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¿Por qué la gente se enferma?


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¿Por qué la gente no se subleva?


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No porque sea estúpida, ignorante, desocupada o demente

(díme qué hacer)


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Gente inteligente y educada también se fascistiza


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La verdadera razón: Represión sexual

(Honor!, Pureza!, Abstinencia!, Autocontrol!, Sé limpio!, Sé seguro!)


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¿Qué reprime la sexualidad?
(El sexo es pecado. Yo soy pecaminoso)


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Familias Autoritarias
(Papá, Mamá, Niño)


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Religiones Autoritarias
(Dios, Satanás, Mortales)


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Economías Autoritarias
(Ricos, clase media, pobres)


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Relaciones raciales autoritarias
(Blancos, asiáticos, negros)


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Amor, Juego, Conocimiento


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Seremos Libres!
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La posición social de la clase media está determinada por:

1. Su posición dentro del proceso capitalista de producción.

2. Su posición dentro del aparato autoritario del estado.

3. Su particular situación familiar que depende directamente de su posición en el proceso de producción, y que representa la clave para entender su ideología. Sin duda existen diferencias en la situación económica de los pequeños campesinos, de los burócratas y de los empresarios de clase media, pero la naturaleza básica de su situación familiar es la misma.

Durante el siglo XIX, el veloz desarrollo de la economía capitalista, la rápida y continua mecanización de la producción, la amalgama de las diversas ramas productivas en sindicatos monopólicos y mutualidades, representa el origen de la pauperización progresiva de los pequeños comercios y negocios de las clases medias bajas. Incapaces de competir con las grandes empresas de mayor rentabilidad económica, las pequeñas firmas se arruinaron sin posibilidad alguna de recuperación.

"La clase media no puede esperar de este sistema sino una aniquilación despiadada. La cuestión es la siguiente: o nos hundimos todos en la profunda y gris desolación del proletariado, en donde todos poseemos lo mismo, es decir casi nada, o bien la energía y la aplicación le permitirán de nuevo al individuo estar en posición de adquirir una propiedad, gracias al arduo trabajo. ¡Clase media o proletariado! ¡Esta es la cuestión!" - tal fue la advertencia de los Nacionalistas alemanes antes de la elección para la presidencia de la república en 1932. Los Nacional Socialistas actuaron con menor descaro; en su propaganda evitaron instigar una división marcada entre la clase media y el grueso de los trabajadores de la industria; este enfoque resultó más provechoso.

La lucha en contra de las grandes tiendas desempeñó una función preponderante en la propaganda del NSDAP. La contradicción entre el papel del Nacional Socialismo en favor de las grandes empresas, y los intereses de la clase media de la que derivaba su principal apoyo, se aprecia en la conversación de Hitler con Knickerbocker:
"Las relaciones germano-americanas no habrán de depender de una mercería cualquiera [refiriéndose a la situación de la tienda Woolworth en Berlín] ... la presencia de ese tipo de empresas promueve el bolchevismo... destruyen a numerosas empresas pequeñas. No las sancionaremos por estos motivos, pero pueden estar seguros de que sus empresas de esta naturaleza que se establezcan en Alemania, recibirán el mismo trato que las empresas alemanas similares."

Las deudas de las empresas privadas con los países extranjeros representaban una enorme carga para la clase media. Dado que su política exterior dependía de la solución de las reclamaciones extranjeras, Hitler favorecía el pago de estas deudas privadas; no obstante, sus partidarios demandaban la anulación de las mismas. Por ello, la clase media baja se rebeló "en contra del sistema", en alusión al "régimen marxista" de la Socialdemocracia.

A pesar de la urgencia de los estratos inferiores de la clase media -bajo la presión de la crisis- de formalizar alianzas organizativas, la competencia económica que enfrentaban las pequeñas empresas operaba en contra del establecimiento de un sentimiento de solidaridad equivalente al de los trabajadores industriales. Como consecuencia de su situación social, el individuo de la clase media baja no podía aliarse ni con su propia clase ni con los obreros. No podía hacerlo con su clase porque, al interior de ella, reinaba la ley de la competencia, y tampoco con los trabajadores, porque su mayor temor era precisamente la proletarización. Sin embargo, el movimiento fascista logró construir una alianza dentro de la clase media baja. ¿Cuál fue la base de esta alianza en cuanto a la psicología de masas?

Hallamos la respuesta a lo anterior en la posición social de los empleados públicos y privados de la clase media y baja. La posición económica del empleado promedio es inferior a la de los trabajadores industriales calificados; esta situación más precaria, de algún modo se ve compensada por la exigua perspectiva de hacer carrera y, en el caso de un empleado gubernamental, por una pensión vitalicia. De modo que, bajo la autoridad del gobierno, prevalece una actitud de competencia hacia sus colegas, lo que se contrapone al desarrollo de la solidaridad. La conciencia social del empleado no está influenciada por el destino que comparte con sus compañeros de trabajo, sino por su actitud respecto al gobierno y a la "nación". Ello se traduce en una total identificación con el poder del Estado y, en el caso del empleado de una compañía, en su identificación con la misma. Es tan sumiso como el trabajador industrial. ¿Por qué, entonces, no desarrolla un sentimiento de solidaridad como sucede con el trabajador de la industria?

Esto se debe a su posición intermedia entre la autoridad y el conjunto de los trabajadores manuales. Aunque es un subordinado de los que se encuentran en la cima, para los que se sitúan por debajo de él, constituye un representante de la autoridad y disfruta, como tal, de una posición moral (y no material) de privilegio. En términos de psicología de masas el arquetipo de este personaje en el ejército es el sargento.
Los mayordomos, valets y otros empleados de las familias aristocráticas de estas características, son un ejemplo flagrante del poder de esta identificación. Al adoptar las actitudes, la forma de pensar y el porte de la clase dominante, experimentan un cambio radical y, en su afán de minimizar sus orígenes humildes, a menudo se convierten en una caricatura de la gente a la que sirven.

Esta identificación con la autoridad, la empresa, el Estado, la nación, etcétera, que puede formularse como "Yo soy el Estado, la autoridad, la empresa, la nación", constituye una realidad psíquica, y es una de las mejores ilustraciones de una ideología que se ha convertido en una fuerza material. Al inicio, la idea misma de imitar a sus superiores es la que estimula la mente del empleado o del oficial pero, gradualmente, a causa de su creciente dependencia material, toda su personalidad se remodela de acuerdo a los lineamientos de la clase dominante. Deseoso en todo momento de complacer a la autoridad, el individuo de la clase media baja crea una división entre su situación económica y su ideología. Vive bajo condiciones materiales muy precarias, pero asume aires de nobleza hacia afuera, muchas veces hasta caer en el ridículo. Se alimenta de mala manera y en cantidades insuficientes, pero le otorga una gran importancia a una "vestimenta decente".
El sombrero de seda y el abrigo de vestir se convierten en el símbolo material de la estructura de su personalidad. Y nada es más adecuado para obtener una primera impresión de la psicología de masas de un pueblo que su manera de vestir. La actitud obsequiosa que caracteriza, de manera específica, a la clase media baja es la que distingue al hombre de esta clase del trabajador industrial.

¿Qué tan lejos llega esta identificación con la autoridad? Ya hemos constatado que dicha identificación existe. Sin embargo, la cuestión es saber hasta qué punto -más allá de las condiciones económicas existenciales que lo afectan directamente- los factores emocionales refuerzan y consolidan la actitud del individuo de clase media baja, al grado de que su estructura no varía en tiempos de crisis, e incluso cuando el desempleo destruye la base económica inmediata.

Afirmamos anteriormente que las posiciones económicas de varios de los estratos de la clase media baja son diferentes, pero que los rasgos fundamentales de su situación familiar son los mismos. En esta situación familiar es donde encontramos la clave de las bases emocionales de la estructura descrita anteriormente.

(Wilhelm Reich, Psicología de masas del fascismo, fragmento)

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