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lunes, junio 23, 2008

Una vez más, sobre el concepto situacionista de "espectáculo" 




Se ha hablado de eso otras veces en este sitio tan PUNK ROCK. Pero nunca viene mal volver sobre el tema. El otro día alguien me preguntaba al respecto, y recordé que el bipolar este de Julio C. alguna vez envió una colaboración sobre el tema a la extinta revista Mercado Negro (no confundir con el programa de radio del mismo nombre), en el marco de un ambicioso proyecto de diccionario de Materialismo Histórico que, por supuesto, no pasó jamás de su primera entrega(los otros dos "conceptos" eran "Teoría crítica" y "Modernidad/Postmodernidad", a cargo de Lenin Pizarro y Cristian Alarcón, respectivamente. Si Ud. tiene mucho tiempo, le sugiero descorchar un tinto, recostarse con una frazada encima, y revisar como estos jóvenes tan aventajados trataron de explicar estos conceptos AQUÍ).

Antes de subir ese texto que no es que sea muy bueno ni mucho menos pero al menos puede servir como "introducción", me gustaría copiar una cuestión que leí hace poco, de Maurizio Lazzarato ("intelectual" italiano dedicado a la biopolítica el postfordismo y esas yerbas, que -dicho sea de paso- hace un curioso cameo literario en un capítulo de "New Thing" del camarada Wu Ming 1). Lazzarato dice en la nota 13 a un texto titulado "Por una redefinición del concepto de biopolítica" algo que resulta necesario remarcar:

"El espectáculo no es una definición “sociológica” de un aspecto particular de la sociedad (los media y el público), sino que define la subordinación de todo lo real al capital. Por lo que las distinciones entre imagen y objeto, concepto y realidad, verdadero y falso, tienden a volverse reversibles".

En el texto en que dicha nota surge (que cité incompleta, pues el resto de sus afirmaciones no las comparto), Lazzarato venía señalando que:

6. No sabemos si la distinción entre “sociedad disciplinaria” y “sociedad de control” es suficiente para aprehender las transformaciones del capitalismo una vez que introducimos el problema del tiempo, una vez que el tiempo ya no es solamente la materia-medida del trabajo y de las mercancías, sino que ordena la vida en su totalidad. En efecto, esta distinción corre el riesgo de no aprehender la dimensión del “espectáculo” (13) apenas esbozada por el concepto de “público-opinión” de Tarde. El fordismo es incomprensible (ni siquiera en su simple fenomenología) sin esta dimensión. El fordismo cumple en efecto la articulación de la disciplina y del control biotemporal haciendo madurar la tríada cuerpo-población-público en la tríada “institucional” fábrica-welfare-espectáculo.
En la fábrica, el taylorismo radicaliza “científicamente” la reducción del cuerpo a organismo (su reducción a esquemas sensomotores). El welfare articula y dispersa la “población” en procesos de reproducción, multiplicando las figuras de “sujección” (control e institución de la familia, de las mujeres y de los niños, de la salud, de la formación, de la vejez, etc.). El espectáculo articula y multiplica el público en una relación cada vez más estrecha entre comunicación y consumo recualificando incluso lo “político”. Cuerpo, población y público son entonces en el fordismo técnicas disciplinarias, de regulación y de control, centradas en constituir la multiplicidad como fuerza de trabajo. Fábrica, welfare y espectáculo son dispositivos de “maximización” de las fuerzas sociales para “extraerles” el trabajo.
Desde un punto de vista más general se podría decir que las técnicas disciplinarias, biopolíticas y espectaculares buscan controlar “el tiempo” (forma subjetiva de la riqueza) mediante la institucionalización de la división entre “tiempo de trabajo” y “tiempo de vida”. Es sólo por medio de esta división que la fábrica opone su productividad a la no-productividad de la sociedad. Los mecanismos biopolíticos, disciplinarios y espectaculares capturan la fuerza creativa del tiempo “liberado” de toda referencia mítica, religiosa o natural oponiendo el tiempo que produce valor (tiempo de trabajo) al “tiempo de vida” (que desde el punto de vista del poder debe producir control y sujeción).
Fábrica, welfare y “espectáculo” son así las instituciones que organizan, codifican y reproducen esta división del tiempo.



Y bueno. Ahora sí que vamos con la famosa entrada esta que como les decía constituía la primera parte de un diccionario pretencioso y fracasado que de todas formas sigue siendo una necesidad en nuestra época plagada de "marxistas" que no leen a Marx, de anarquistas que sólo se dedican a odiarlo, de ahuevonados que leen todo lo que pueden de la IS una y otra vez pero siguen hablando -pese a ello- de "situacionismo", y -last but not least- de jóvenes aventajados que sí leen todo eso y evitan la trampita de los "ismos" pero son altamente incapaces de comprender bien y escribir huevadas coherentes y sencillas sobre esos contenidos. En fin...Chao.



ESPECTÁCULO
Por Jxxxx Cxxxxx

En la segunda mitad del siglo XX, Guy Debord -fundador y principal impulsor de la Internacional Situacionista- acuñó el concepto de "espectáculo", elemento central de su actividad teórica y práctica, que constituye probablemente uno de los legados imprescindibles para posibilitar la comprensión actual del Modo de Producción capitalista. (iba a decir, "y para reemprender colectivamente sus intentos de superación", pero no es así necesariamente: El concepto también ha servido para ser banalizado, sembrar confusión, y/o facilitar repeticiones estériles. Sin embargo, en este diccionario vamos a entender este concepto en el sentido que él quiso darle y no en otro) (1).

Una lamentable conjunción de factores ha determinado que el concepto de Espectáculo se haya difundido de una manera que no sólo no da cuenta de la amplitud -y especificidad- de su contenido en Debord, sino que, a la vez que lo reduce a las manifestaciones más obvias, le resta potencial crítico para pasar a ser un lugar común como crítica de la preponderancia del consumo de imágenes publicitarias y de los medios de comunicación masivos.

Pero el concepto es algo mucho más profundo. Para comprenderlo, es bueno recordar que Debord era, dentro de los hegelianos, de la variedad lukacsiana. Veamos lo que Georgy Lukacs decía en su "error de juventud": "No es en modo alguno casual que las dos grandes obras maduras de Marx dedicadas a exponer la totalidad de la sociedad capitalista y su carácter básico empiecen con el análisis de la mercancía . Pues no hay ningún problema de ese estadio evolutivo de la humanidad que remita en última instancia a dicha cuestión, y cuya solución no haya de buscarse en la del enigma de la estructura de la mercancía." (La Cosificación y la Consciencia del proletariado, en Historia y Consciencia de clase, Grijalbo, 1967, páginas 89 y siguientes).

Construyendo sobre esa perspectiva, la noción debordiana de espectáculo constata que la característica central del Modo de Producción capitalista - el predominio del valor de cambio por sobre el valor de uso- ya se ha extendido sobre todos las esferas de la vida.

El libro La sociedad del espectáculo es el que desarrolla en profundidad esta noción. A efectos de síntesis, resulta interesante ver como Debord se refiere a ella 21 años después: "En 1967, con el libro La sociedad del espectáculo puse de relieve lo que el espectáculo moderno era ya en esencia: el reinado autocrático de la economía mercantil, que ha conseguido un estatuto de soberanía irresponsable, y el conjunto de las nuevas técnicas de gobierno que corresponden a ese reinado".

En 1967 Debord distinguía dos formas "sucesivas y rivales" de sociedad espectacular: lo espectacular difuso y lo espectacular concentrado. Mientras la versión concentrada surgía sobretodo en el totalitarismo contrarrevolucionario nazi y estalinista y se basaba en una ideología alrededor de un dictador, la variedad difusa se encarnaba prototípicamente en Estados Unidos, e "incitaba a los asalariados a escoger libremente entre una gran variedad de nuevas mercancías". La principal corrección que en 1988 introduce a esta diferenciación, es la comprobación de que luego de 1968 había surgido una versión nueva a la que se refiere como lo "espectacular integrado" (2), utiliza ambas formas previas a la vez, ampliándolas y modificándolas en gran medida.

"Por lo que respecta al aspecto concentrado, el centro director se ha convertido en oculto: ya nunca se coloca en él a un jefe conocido o una ideología clara. En cuanto al lado difuso, la influencia espectacular no había marcado jamás hasta ese punto la práctica totalidad e las conductas y de los objetos que se producen socialmente, ya que el sentido final de lo espectacular integrado es que se ha incorporado a la realidad a la vez que hablaba de ella; y que la reconstruye como la habla. Así pues, esa realidad no se mantiene ahora enfrente suyo como algo ajeno. Cuando lo espectacular era concentrado se le escapaba la mayor parte de la sociedad periférica; cuando era difuso se le escapaba una mínima parte; hoy no se le escapa nada", así, "la experiencia práctica de la realización sin freno de la voluntad de la razón mercantil, habrá demostrado de forma rápida y sin excepciones, que el devenir-mundo de la falsificación era también el devenir-falsificación del mundo" .
Debord señala cinco rasgos principales de la sociedad dominada por lo espectacular integrado, que ahora se han hecho totalmente evidentes y visibles:

-la incesante renovación tecnológica
-la fusión económico-estatal
-el secreto generalizado
-la falsedad sin réplica
-un perpetuo presente

Nos interesa destacar que, en el fondo, la dominación espectacular en la forma que se presenta hoy implica la aniquilación del sentido histórico. La manera generalizada en que nadie recuerda el pasado es garantía del presente perpetuo de la sociedad mercantil, al punto que los aspectos más destructivos del recorrido catastrófico del Modo de Producción no sólo no se recuerdan, sino que en su manifestación actual, extremadamente nociva para la humanidad y para el globo terráqueo, no son casi percibidas. En este sentido, frente a la dominación total por parte de la mercancía, sólo cabe una contestación total que destruya tal separación de la actividad humana de su producto. Desde esta perspectiva, el anticapitalismo es la reivindicación del tiempo histórico y de la inteligencia colectiva de la humanidad.

Si bien en Debord el concepto de espectáculo aparece frecuentemente ligado al rol pasivo de contemplación de imágenes, porque tal es la forma en que esta fase del capitalismo afecta nuestra vida cotidiana, "el problema, sin embargo, no es la ´imagen` ni la ´representación` en cuanto tal, como afirman tantas filosofías del siglo XX, sino la sociedad que tiene necesidad de esas imágenes. Es cierto que el espectáculo se apoya particularmente en la vista....pero el problema reside en la independencia que han conquistado esas representaciones que se sustraen del control de los hombres y les hablan de forma monológica, desterrando de la vida todo diálogo. Esas representaciones nacen de la práctica social colectiva, pero se comportan como seres independientes" (Anselm Jappe, Guy Debord, página 22).

El concepto de espectáculo y sus ramificaciones (al igual que la afirmación del Lukács de 1919-1922) nos seguirán afectando por mucho tiempo más. De paso, señala el camino a la buena y revolucionaria teoría crítica (o teoría crítica radical, o teoría revolucionaria si se quiere: en nuestro diccionario lo que con esto se quiere nombrar es el momento pensante-reflexivo en la actividad de las fuerzas que aspiran a la superación del capitalismo).

Lecturas recomendadas:
Guy Debord, "La sociedad del espectáculo" . Publicada originalmente en 1967. La versión en español más conseguible es la editada por Biblioteca de la Mirada, Buenos Aires. Disponible en http://www.sindominio.net/ash/espect.htm
Guy Debord, "Comentarios a la sociedad del espectáculo" . Editado en 1988, versión en español de Editorial Anagrama, 1990. Disponible en http://www.nucleodeira.cjb.net/
Anselm Jappé, "Guy Debord" . Capítulo 1: "El concepto de espectáculo". También disponible en el sitio del núcleo de la IRA, sección "archivo".
Anselm Jappé, "Las sutilezas metafísicas de la mercancía". Disponible en http://www.giga.or.at/others/krisis/a-jappe_las-sutilezas-metafisicas_spanisch.html

NOTAS:
1. "-La cuestión es saber -dijo Alicia- si se puede hacer que las palabras signifiquen cosas diferentes.
"-La cuestión es saber -dijo Humpty Dumpty- quien dará la norma....y punto".
2. Pioneras de esta forma serían Francia e Italia, caracterizadas por una débil tradición democrática, largos años de un partido en el poder, un fuerte rol sindical, político y cultural del estalinismo, y por haber tenido que enfrentar contestaciones revolucionarias surgidas de manera sorpresiva.

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