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martes, diciembre 23, 2008

Jesús y Vallejo/Quimantú 



Cuando chico iba donde mis abuelos en Cerro Cordillera y estaba ahí casi toda la colección Quimantú. En realidad, faltaban los "clásicos del pensamiento social", que deben haber volado para el 73, pero estaba todo los demás: clásicos de bolsillo, Nosotros los chilenos, etc.etc.etc. Mis tíos recordaban con nostalgia lo baratos que eran esos libros en los kioskos durante la UP. Luego he leído por ahí que fue una de las operaciones más notables de la UP: antes de eso la gente casi no leía libros, y las editoriales estaban controladas por el momiaje.

Las "clásicos del pensmianto social" tuve que empezar a buscarlos por mi cuenta, desde mediados de los 80, en librerías de viejos. Kautsky, Engels, Trotsky, Marx, Lenin y un largo etcétera.

Cuando estudiaba en cierta facultad que queda en Pio Nono, se podía ver el edifico de al lado, que estaba destruído, en desuso, y que era el lugar donde se imprimían los libros Quimantú.

Este año fue relanzada una nueva Quimantú. Los libros más caros cuestan 3 lucas, el resto, mil y dos mil pesos. Tuvieron el tino de lanzar una edición de los "7 ensayos" de Mariátegui, y ahora en su segundo lanzamiento masivo siguieron en esa senda lanzando una muy necesaria edición de "Historia y Consciencia de Clase", del "joven" Lukacs (que al irse estalinizando renegaría posteriormente de esta obra). El problema es que cuesta más que la cresta pillar estos libros.

Escribí a Quimantú y me dieron la dirección de una Imprenta, en calle Cóndor con San Diego, donde venden sus libros. Fuí a la hora del calor máximo, y no estaban los sujetos en cuestión. Me puse a dar vueltas por Plaza Almagro, un barrio que visitaba todos los fines de semana cuando tenía entre 15 y 18 años y era un marxista-leninista disciplinado.

En un puesto, me encuentro con Hotel Marconi, de Jesús Sepúlveda. Este año conocí a Jesús gracias a mi amigo Pablo Abufom. Expusimos juntos en la actividad sobre 1968 que se hizo en ARCIS, y después ibamos a repetir el plato en Rancagua pero Jesús no pudo ir, y luego de eso se regresó a EEUU.

Hay un libro de Jesús que he podido hojear un poco y entiendo está circulando en internet, que recomiendo totalmente. Se llama "El jardín de las peculiaridades".

Pero no conocía su poesía.

En la contratapa del libro (edición bilingüe en Cuarto Propio) un tal Paul Dresman dice:

Hotel Marconi es una temporada en el infierno, Picasso entre los acróbatas en 1904, un tiempo de rieso y transformación. En un instante paralelo al momento en que Vallejo creó el surrealismo en una cárcel peruana. Aprisionado por la dictadura, por el nihilismo que acompaña al alcohol y las drogas, Jesús Sepúlveda rehusó resignarse. Y continuó escribiendo hasta el final, hasta 'que se lleven los espejos'.


Pasé los dos mil pesos y me eché el libro a la mochila azul.

Seguí caminando y observando. Poco más allá aparece ante mí Trilce, de César Vallejo. Ernesto Guajardo leyó dos poemas de Vallejo en el segundo funeral de Marcelo Barrios. Yo le leí a Maiakovsky, en el momento final, cuando ya iban a cerrar el nicho. Y luego arrojé el libro dentro, siguiendo un impulso extraño. Pero esa es otra historia. Conversé con la madre de Marcelo ese sábado en el Cementerio General. Neto después me informó que ella murió esa misma noche, durante el sueño. Pero esa es otra historia.

Resultó que Trilce (1922) es el libro "surrealista" de César Vallejo. De sus 4 libros, debe ser el mejor (para gente como yo). El primero es muy rubéndariniano, y los dos últimos leninista-estalinistas. Es justo el libro que debe haber tenido en mente Paul D.

En la presentación Álex Broch dice:

En Trilce su yo personal transita entre la selva del lenguaje. El recuerdo infantil y sus imágenes de infancia, la presencia de la madre que ilumina algunos de sus mejores poemas, el sentir amoroso y pasión erótica, su injusta experiencia carcelaria, la alusión descarnada de la muerte pero también una esperanza en el amor regenerador, una emotiva dulzura por las cosas y seres queridos y amados, la pulsión vital como negación y afirmación, un misticismo cosmológico y redención metafísica...

3 lucas y a la mochila, azul.

Leo a la sombra.

Jesús parte diciendo que:

Si tú quieres cantar
olvida las almas que gobernaron tu infancia


Luego sigue en

ANGORAS

Veo la noche desde un tercer piso
que cierra en semicírculos
su ventanal gastado
Nada puede apagar la obsesión
del hombre que se ríe de sí mismo
Mi barba cae al desagüe
Tres vestales quieren matar
mi rostro de Cristo
Tres mujeres y cocaína en un departamento
Cuando el centro es un punto de fuga
las esquinas se distancian a la misma velocidad


Y luego en

VILLON

Heme aquí
sumergido en el año de mil novecientos noventa y uno
a las puertas del tercer milenio
porque entonces
tendré la edad de aquel
que bautizó la era
Fui parido el año de la cabra
y dejado por loco
en constelación de Centauro
Levanté mi espada negra sobre el monte Sinaí
los tanques de sión cultivaron con muertos el desierto
Quema la ciudad
horno incrustado en el corazón de la esfera
Somos la memoria de un cielo al revés
Viejas trompetas derrumban nuevos horizontes
Heme aquí
soy el profeta de los parias y los negros
Fui nombrado como aquel
y sin mancha hubo una estrella en mi rostro
pozas de agua y palimpsestos
registro de almas mutiladas
descendiendo sobre el paisaje


Paso a Vallejo:

XIII

PIENSO EN TU sexo.
Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,
ante el hijar maduro del día.
Palpo el botón de dicha, está en sazón.
Y muere un sentimiento antiguo
degenerado en seso.

Pienso en tu sexo, surco más prolífico
y armonioso que el vientre de la Sombra,
aunque la Muerte concibe y pare
de Dios mismo.
Oh Conciencia,
pienso, sí, en el bruto libre
que goza donde quiere, donde puede.

Oh, escándalo de miel de los crepúsculos.
Oh estruendo mudo.

Odumodneurtse!

XIX

A TRASTEAR, HÉLPIDE dulce, escampas,
cómo quedamos de tan quedarnos.

Hoy vienes apenas me he levantado.
El establo está divinamente meado
y excrementido por la vaca inocente
y el inocente asno y el gallo inocente.

Penetra en la maría ecuménica.
Oh sangabriel, haz que conciba el alma,
el sin luz amor, el sin cielo,
lo más piedra, lo más nada,
hasta la ilusión monarca.

Quemaremos todas las naves!
Quemaremos la última esencia!

Mas si se ha de sufrir de mito a mito,
y a hablarme llegas masticando hielo,
mastiquemos brasas,
ya no hay dónde bajar,
ya no hay dónde subir.

Se ha puesto el gallo incierto, hombre.

XLIV

ESTE PIANO VIAJA para adentro,
viaja a saltos alegres.
Luego medita en ferrado reposo,
clavado con diez horizontes.

Adelanta. Arrástrase bajo túneles,
más allá, bajo túneles de dolor,
bajo vértebras que fugan naturalmente.

Otras veces van sus trompas,
lentas asias amarillas de vivir,
van de eclipse,
y se espulgan pesadillas insectiles,
ya muertas para el trueno, heraldo de los génesis.

Piano oscuro ¿a quién atisbas
con tu sordera que me oye,
con tu madurez que me asorda?

Oh pulso misterioso.

LXIV

HITOS VAGAROSOS ENAMORAN, desde el minuto montuoso que obstetriza y féchalos amotinados nichos de la atmósfera.

Verde está el corazón de tánto esperar, y en el canal de Panamá ¡hablo con vosotras, mitades, ba ses, cúspides! retoñan los peldaños, pasos que suben,
pasos que baja-
n.
Y yo que pervivo,
y yo que sé plantarme.

Oh valle sin altura madre, donde todo duerme horrible mediatinta, sin ríos frescos, sin entradas de amor. Oh voces y ciudades, que pasan cabalgando en un dedo tendido que señala a calva Unidad. Mientras pasan, de mucho en mucho, gañanes de gran costado sabio, detrás de las tres tardas dimensiones.

Hoy Mañana Ayer
(No, hombre!)

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