jueves, febrero 12, 2009
origen del concepto INDUSTRIA CULTURAL/RELACIÓN CON EL CONCEPTO DEBORDIANO de espectáculo
Según cuenta Adorno, con Horkheimer hablaron en un primer momento de “cultura de masas”, pero decidieron finalmente usar la expresión “industria cultural”, para evitar la impresión de que se trataría de “una cultura que brota espontáneamente de las masas”. Muy por el contrario, “en todos sus sectores son fabricados de modo más o menos planificado productos tallados para el consumo de masas y ese consumo está en gran medida determinado por estos mismos productos”. La industria cultural estaría integrada por distintos sectores, pero que constituyen un sistema “casi sin lagunas”, lo cual les resulta posible tanto por “los modernos instrumentos de la técnica, como por la concentración económica y administrativa”. La industria cultural “es la integración deliberada, por arriba, de sus consumidores”. Su efecto es “anti-iluminista”, puesto que “impide la formación de individuos autónomos, independientes, capaces de juzgar y decidir conscientemente” (Adorno, Résumé sobre indústria cultural, 1963. Traducción propia desde el portugués).
Si bien en Debord el concepto de espectáculo aparece frecuentemente ligado al rol pasivo de contemplación de imágenes y a aquel entramado que Adorno y Horkheimer llamaron “industria cultural” , para él “el problema, sin embargo, no es la ´imagen` ni la ´representación` en cuanto tal, como afirman tantas filosofías del siglo XX, sino la sociedad que tiene necesidad de esas imágenes. Es cierto que el espectáculo se apoya particularmente en la vista....pero el problema reside en la independencia que han conquistado esas representaciones que se sustraen del control de los hombres y les hablan de forma monológica, desterrando de la vida todo diálogo. Esas representaciones nacen de la práctica social colectiva, pero se comportan como seres independientes” (Anselm Jappe, 1998, p. 22).
Siempre me ha llamado la atención la profunda inversión que significa el haber convertido el concepto claramente crítico de "industria cultural" en el concepto apologético y pluralista de "industrias culturales". Así trabaja la industria de la recuperación, en manos de la socialdemocracia académica. El otro día en un puesto callejero de libros miré la entrada "industrias culturales" en "Términos críticos de Sociología de la Cultura" (una especie de diccionario cultural compilado por Carlos Altamirano -se trata de otro Carlos Altamirano, argentino según creo, no nuestro "mayoneso" del PS-) se mencionaba a una serie de autores de la tradición marxista, a Adorno y Horkheimer, entre ellos, sin atrubuirles la autoría del concepto, ni mucho menos explicar la positivización del mismo mediante su conversión en plural. Gracias a esa conversión, se pierde totalmente la idea de que la IC es monolítica, opresiva y sólo aparentemente diversa. Las II.CC. en cambio son democráticas, necesarias, permeables y cumplen una función positiva.
Más chanta aún me pareció que en la bibliografía recomendada salía en primer lugar el libro de Debord, al cual no se mencionaba para nada en el texto central.
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