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viernes, marzo 06, 2009

Vida de Karl Korsch: la insurrección que no llegó y los inicios del nazismo 

(De las "Memorias" de Hedda Korsch, publicadas por el Círcua Internacional de Comunistas Antibolcheviques)

Desde 1920 hasta 1923 él enseñaba Derecho en Jena, tarea que continuó aun cuando pasó a ser diputado en el Landtag de Turingia (parlamento provincial). Dio conferencias sobre temas políticos en muchos lugares y era activo en política dentro del Partido Comunista. En Turingia, la gran mayoría de las masas eran socialdemócratas de izquierda o comunistas, y en septiembre de 1923 se formó una coalición entre estos dos partidos.

El Partido Comunista brindaba también a sus cuadros una educación formal. Así Karl llegó a ser Ministro de Justicia y permaneció en el puesto durante 6 meses. Era escéptico sobre la posibilidad de una insurrección revolucionaria, que se suponía debía prepararse regionalmente con la formación del gobierno de coalición, pero siguió activo fundamentándose en que se debía participar siempre que hubiera alguna posibilidad de éxito. Su realista opinión era que los nazis tratarían de avanzar hacia Turingia tras la derrota del alzamiento de Hitler en Munich y que aún si una revolución obrera no tenía éxito en ganar el poder, por lo menos podría evitar que los nazis tomaran el poder por la fuerza. Korsch, con su experiencia militar, estaba a cargo de los preparativos paramilitares; pero era poco lo que ellos podían hacer. Un oficial ruso de alto rango los aconsejaba; se entrenaban y efectuaban largas marchas, determinando qué posiciones debían ocupar cuando los nazis invadieran.

La proyectada insurrección en Turingia nunca tuvo lugar porque el Reichswehr invadió antes de que los planes para la misma estuvieran listos. El gobierno federal de Berlín anunció que la ley y el orden se habían quebrado en Turingia, que los revoltosos se habían apoderado del gobierno; en realidad, la pacífica existencia diaria, por supuesto, no se había alterado y los soldados que llegaron debieron estar desconcertados al no ver desorden alguno ni ataques contra ellos. Los miembros del gobierno regional tuvieron que pasar a la clandestinidad y la prensa, incluyendo los diarios extranjeros, informaba que dichos miembros habían huido a Holanda y Dinamarca. En realidad, todo lo lejos que se habían ido era a Leipzig, que quedaba a una hora de Jena por el tren lento. Korsch se vio obligado a pasar a la clandestinidad y yo fui arrestado, pero 4 meses más tarde hubo una amnistía, después que el gobierno de Turingia hubo sido disuelto.
En 1924 tuvieron lugar nuevas elecciones bajo reglamentaciones de emergencia y el regimiento de Berlín se aseguró de que no se formara un gobierno socialista ni comunista. En verdad Turingia tuvo más adelante uno de los primeros gobiernos nazis de Alemania que luego destituiría a Karl de las conferencias en la Universidad de Jena. Pero en 1924, fue reelegido para el Landtag, y también elegido para el Reichstag, de modo que nos mudamos a Berlín.

Durante un año Korsch fue editor del periódico teórico del partido y estaba en el centro de la política del Partido Comunista. Pero en el momento en que ejercía mayor influencia dentro del partido, ya comenzaba a desafiar a su línea dominante. ¿Cuál fue su reacción ante los cambios en la Internacional Comunista en aquella época?

Karl sentía una preocupación cada vez mayor por los acontecimientos en Rusia y en especial después de la muerte de Lenin. Siempre había tenido dudas, por supuesto. Pero en Turingia, el Partido Comunista era fuerte y numeroso, y los camaradas locales eran muy buena gente, dispuestos a sacrificar comodidad, dinero, tiempo y trabajo personales en pos de la lucha de clases. Había cantidades de reuniones, comisiones y actividades por el estilo. Por entonces empezaron a llegar cada vez más directivos desde Moscú, diciendo qué era lo que debía conversarse en las reuniones y qué resoluciones debían someterse a discusión. Mientras que a principios de 1920, sus miembros sentían que eran ellos mismos quienes forjaban su acción, la conducción internacional empezaba ahora a interferir y dirigir todo. Sin embargo, Karl todavía pensaba que el Partido Comunista era el único partido que aún intentaba luchar de alguna manera. No cabe duda de que entre los socialdemócratas no pasaba nada de eso. De modo que siguió en el partido aunque se dio cuenta bastante pronto que sería expulsado. Fue al Quinto Congreso de la Internacional Comunista en Moscú en 1924 y allí tuvo la sensación de que estaba en peligro. Algunos camaradas le advirtieron que podía ser interceptado porque se le sospechaba de desviaciones y conversaciones sediciosas contra la conducción soviética. Abandonó el Congreso antes de lo previsto y no se formó impresión real alguna de la unión Soviética mientras estuvo allí; estaba completamente absorbido por la conferencia en sí.

Tuvo contactos con otros grupos opositores. Conoció a Amadeo Bordiga, el líder italiano en Moscú. Luego conoció a Sapronov, de la Oposición Obrera rusa, cuando éste vino a Berlín en lo que probablemente fue un viaje clandestino en algún momento después de 1925. Hablaron mucho y se entendieron muy bien, convinieron en cooperar trabajando en la oposición. Sapronov y Korsch pensaban que mediante la proposición de medidas y mociones tendientes a una descentralización y libertad mayores para los diversos grupos, estaban haciendo algo que valía a la pena. Estúpidamente convinieron en escribierse en código, y este código contribuyó a la destrucción de Sapronov cuando más adelante fue descubierto en Rusia. Recibir una carta en código desde Alemania era algo peligroso y no era correspondencia que resultara difícil de descodificar porque Karl me había enseñado hacerlo. Por lo que yo sé, Karl no tuvo contacto con Trotski. Pensaba que Trotski tenía razón en muchas cosas y estaba a favor de la idea de una revolución permanente; pero pensaba que también Trotski habría jugado el juego del poder con alianzas a la manera nacionalista, con lo cual Korsch no estaba de acuerdo. Trotski también escribió y dijo cosas que demuestran claramente que tenía una forma diferente de enfocar la lucha de clases: Trotski puso menos énfasis que Korsch en la necesidad de una concientización entre los obreros, y puso un mayor énfasis en el problema de la conducción del partido.

En 1925 Korsch fue despedido de la redacción de DIE INTERNATIONALE y en 1926 fue expulso del Partido Comunista: ¿Cuáles fueron sus actividades políticas subsiguientes, antes de la toma del poder por los nazis? ¿Cuál era el carácter de sus relación con Brecht?

Cuando fue expulsado del Partido Comunista editó la revista Kommunistiche Politik durante 2 años, pagándola de su salario de diputado del Reichstag, mientras que para vivir usábamos su salario de Jena y mis ganancias provenientes de la enseñanza. La revista tenía formato de diario y se mantenía en casi su totalidad con recursos propios. Durante todo ese período hasta 1933, Korsch perfeccionó su conocimiento de varios temas clave y continuó dando conferencias sobre el marxismo. Estudió geopolítica, historia universal y matemática. Trabajó muy concienzudamente en pos del pensamiento matemático moderno con un profesor de la universidad de Berlín que más tarde muriera en manos de los nazis. Era miembro de la Gesellschaft für emprirische Philosophie. También profundizó en los problemas de lo que hoy llamamos el Tercer Mundo. Estudió el desenvolvimiento de varios países coloniales porque pensaba que la liberación de las colonias era tal vez inminente y podía cambiar completamente la política mundial. En ese período estábamos íntimamente relacionados con todo el grupo que rodeaba la Malik Verlag incluiyendo a Félix Weill, hijo de un millonario que había fundado la Verlag y el Instituto de Investigación Social en Frankfurt. Fue un amigo importante, que nos dio la primera cuota para el pago de nuestra casa. Un día en agosto de 1928 nos invitó a ver la première de la Opera de Tres Centavos y fuimos juntos; después fuimos a ver a Brecht con algunos de estos otros artistas de izquierda. Gerge Grosz también estaba allí esa noche y estábamos todos muy entusiasmados: nos parecía realmente nuevo y que valía la pena. De ahí en más Korsch y Brecht se vieron bastante y cuando Karl dio una serie de conferencias en Berlín, Brecht solía asistir a las mismas. Pero pronto tanto él como Brecht descubrieron que esto era inadecuado y empezaron a verse en reuniones especialmente preparadas a las que cada uno llevaba 4 ó 5 camaradas. Continuaron viéndose hasta que las cosas se tornaron demasiado inseguras para las reuniones de 10 ó 12 personas.

Las conferencias de Korsch se daban en la Karl-Marx-Schule, la escuela donde yo enseñaba. Era una escuela piloto muy radicalizada, que incluía desde el jardín de infantes pasando por el perfeccionamiento de profesores secundarios hasta el doctorado. Solíamos decir que la escuela tomaba alumnos “desde la cuna hasta la tumba”. Todo era muy divertido. El rector era un socialdemócrata y había una cantidad de profesores viejos que trataban de sabotear todo. Pero había un buen número de comunistas entre los padres porque la escuela estaba en Neukölln, un suburbio proletario de Berlín. Tenía 4 tendencias y 3 de ellas comenzaban a la edad normal del secundario: 10 años. Una de ellas con orientación a los estudios humanísticos y lengua antigua; otra para matemáticas y ciencia; otra para estudios humanísticos con énfasis en filosofía, literatura i historia. La cuarta era para chicos superdotados. No podíamos de pronto revolucionar todo el sistema educativo alemán, pero estábamos en condiciones de sacar chicos de la escuela pública a la edad de 13-14 años y educarlos hasta el nivel del Abitur. La escuela se llamaba Karl-Marx-Schule, no porque los maestros o los alumnos lo hubieran decidido, sino porque era un municipio bajo control total del Partido Comunista. Solíamos dar aulas a conferencistas ajenos a la institución siempre que las utilizaran dentro del espíritu de Karl Marx, y allí es donde Karl solía dar sus conferencias.

Recuerdo la última conferencia que dio, la noche del 28 de febrero de 1933. Después de la misma estábamos todos en el café cuando llegaron las noticias de que el Reichstag estaba en llamas. Algunos pocos de los participantes no fueron a sus hogares aquella noche. Los que lo hicieron, fueron arrestados. En abril se promulgaba la ley de confianza política de los servidores públicos, y en consecuencia, Karl y yo fuimos privados de nuestros salarios. Yo fui despedida el 1º de mayo y nuestra cuenta bancaria fue confiscada. Así fue como nos quedamos sin un centavo y yo me fui a trabajar a Suecia. Al principio Karl se quedó en Berlín, no dormía en casa, y trataba de organizar actividades contra Hitler en la clandestinidad. Mucha gente todavía pensaba que no podía durar y en la primavera él y un ex estudiante mío organizaron una reunión bastante grande en una foresta de las afueras de Berlín a la que asistieron representantes de grupos muy diferentes: cristianos, sindicalistas, comunistas, socialdemócratas, y otros grupos dispersos como el Gesellschaft für Aesthetische Kultur. Hicieron una gran asamblea, una de las más grandes que se logró organizar bajo el gobierno de Hitler sin ser detectada. Trataban de desarrollar formas de lucha dentro de Alemania, pero la mayoría de ellos fueron pronto apresados y encarcelados, o muertos. Korsch no fue arrestado, pero se quedó hasta fines del otoño de 1933 en que ya era imposible dormir hasta en los cobertizos de barrios obreros. El ya era por entonces un riesgo para sus amigos. Brecht lo había invitado a Dinamarca, así que se fue y se quedó con él.

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