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sábado, diciembre 18, 2010

"¿Quieres ser un sabueso de la justicia?" (perfil de un represor destacado de nuestro tiempo) 


En esta ocasión, sin agregar ni quitar nada, los dejo directamente con el perfil de uno de los canes favoritos del Estado-Capital, el señor fiscal don Marcos Emilfork (mano derecha de J. Peña en el montaje "caso bombas"):

¿Quieres ser un sabueso de la justicia?

Los fiscales de la Reforma Procesal Penal son como actores de película
gringa. Al menos eso es lo que vimos cuando acompañamos a uno durante un
día de trabajo.

Por Guillermo Tupper
Fotos: Camila Galarce


Marcos Emilfork tiene nombre de actor de serie playera gringa. Pero su
vida es lo más cercano a la trama de un film gore. Hoy es su cumpleaños
número 37 y, en vez de velas, en su escritorio tiene esparcidas las fotos
de la autopsia de una mujer que apareció en posición fetal en una calle de
La Legua.

Mientras mi estómago se divide en dos, Emilfork ordena el material en una
especie de álbum familiar de cadáveres. ¿Hay algo que aún le de asco?,
pregunto en medio del auto policial que nos traslada a La Pintana. “No, ya
hemos visto de todo. Sólo sigue dando asco el olor de los descuartizados”,
responde el detective que lo acompaña. "Sí, así es", corrobora Emilfork.

Marcos es uno de los fiscales de turno de la zona sur de Santiago en la
categoría de Delitos Sexuales y Violentos. “Esto tiene mucho de
adrenalina”, afirma. “Por eso postulé acá. Desde chico me gustó estar
donde las papas queman” dice, como si ésta fuera su declaración de
principios.


Acompañar un día a Emilfork es como jugar a ser actor de reparto en un
capítulo de Miami Vice. Lo acompañan siempre su chofer y un fiel
detective, apodado Rati que no se despega de él.
Claro que en vez de
palmeras y mujeres en bikini, el escenario es una calle de La Pintana.
Allí debe dilucidar el caso de “El Cheñe”, un delincuente que apuñaló a un
adolescente frente a una feria de verduras. “Tengo la tincada que este
cabro fue procesado injustamente. Aquí hay venganzas por viejas rencillas
familiares”, afirma.

Estamos tratando de salvarle el pellejo a un cuasi-homicida en un sector
violento de la ciudad. Ni a Carlos Pinto se le hubiese ocurrido. El auto
cruza varios basurales pestilentes y se detiene frente a un callejón sin
salida. “Aquí es, jefe”, grita Rati, indicando un apacible puesto de
apios. Salen a $600 la mata. ¿Cómo cachan cuando el interrogado está
implicado?, le pregunté a Emilfork en el auto que nos llevó al lugar. “Hay
gente que se pone nerviosa y empieza a transpirar", respondió "el rati"
que hace de su fiel escudero. "Sí, el que transpira hediondo es el que
sabe todo”, agregó el Fiscal. Y nadie se rió. Era en serio.


Aunque es de familia acomodada y colegio cuico, el tipo tiene la estampa
de James Bond de barrio bajo y dice que lo encuentran parecido a Mario Mauriziano. Pero tiene un pasado rockero. Fue baterista de “La Crisis”, un grupo hardcore
de nula popularidad en los ’90, donde compartía cartel con ex integrantes
de Emociones Clandestinas.


Pero el orden y la disciplina pudieron más. Al tiempo cambió las baquetas
por el uniforme de carabinero y llegó a ser Capitán.
Luego vino el turno
de las leyes, y se transformó en símbolo de la Reforma, apareciendo en los
afiches explicativos repartidos por el Ministerio de Justicia, detrás del
Presidente. "Es que es el más canchero del Ministerio", dice una abogada
que trabaja con Emilfork. Al parecer, todas las secretarias se mueren por
él.

Mientras las pobladoras de la feria le silban, compruebo que Emilfork es
de esos tipos que están demasiado seguros de sí mismos. “Uno tiene que
usar la sicología en esto. No se puede ser autoritario y poner contra la
pared a la gente. Hay que irlos ablandando de a poco”
, dice, mientras fija
su mirada en una vendedora cuyo local queda al frente del lugar de los
hechos. Basta una sonrisa y un par de piropos, para que la señora suelte
una pista.


Luego de algunos minutos, da con un grupo de repartidores que afirman
haber sido testigos de la pelea. Cinco minutos de conversación privada y
Emilfork ordena volver al auto. Su teoría de que “El Cheñe” está procesado
incorrectamente parece confirmada. La pelea existió pero no hubo robo como
se dictó en primera instancia. “Uno al final desarrolla un sexto sentido
para saber quién te está mintiendo y quién no”.

Se supone que sus amigos lo esperaban con una torta con 37 velas en un
restaurante, pero ya es tarde. Prefiere invitarme un sandwich y una
cerveza a un sucucho de mala muerte. Son las cinco de la tarde, y se ha
pasado casi todo el día persiguiendo criminales. “Para ser fiscal hay que
tener la misma raza que un arquero de fútbol. Mitad solitarios y mitad
locos”
, me dice. Acto seguido, emprende rumbo a su oficina. Ahí prenderá
un cigarro y esperará a un imputado por robo con violencia.


http://www.zona.cl/planetanimal/detalle_noticias.asp?idNoticia=%7B36176FC7-8230-4E4B-80DF-20D39CF70826%7D

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