sábado, marzo 19, 2011
le epica shilena (VOP.lautaros, FPseeMeeRREs y demases)
x un tam marselo mellao
En la novela de Óscar Barrientos El Viento es un país que se fue, se narra, por ejemplo, la posibilidad, paródica, de una épica patagónica. En la Nueva Provincia de Andrés Gallardo también es posible, a partir de zonas que están a medio camino, sin peso administrativo, el surgimiento de una ficción territorial que pone en crisis las grandes políticas que delimitan el territorio. En las prácticas poéticas locales, por otro lado, podemos citar la obra monumental de Yanko González, Alto Volta, en que la propia escritura aparece como un acto territorial, un desplazamiento de citas y marcas que delimitan varios niveles de la subjetividad, que van desde la biografía a secas, hasta los efectos de superficie que produce una frase de la tradición política. Son elementos o ingredientes fundamentales a la hora de producir la (re)escritura. Con el mismo Yanko González, pensábamos hacer un recorrido, en el sentido territorial, siguiendo la propuesta geográfica de De Rokha en su Épica de las comidas y bebidas de Chile.
En el recuento que hacíamos en aquel bar Valdiviano que comenté al comienzo, uno de los tópicos lo constituía la historia política reciente, incluido el periodo revolucionario y de la resistencia, con su proliferación de emergencias del acontecimiento. Yo recordaba los textos que sobre el particular escribiera Germán Marín que relataba el ajusticiamiento de un grupo político, la VOP, cuya raíz estaba en el partido socialista, se trataba del que componían los hermanos Rivera Calderón, que ajusticiaron a Pérez Zujovic en los años setenta. Estos fueron acribillados porque estaban “cagando” el proceso revolucionario que se gestaba. Uno de sus integrantes, por venganza, ingresó tapizado en dinamita y disparando, cubierto por un abrigo, al cuartel de investigaciones de la época, su objetivo era llegar hasta el Coco Paredes, director de investigaciones e importante miembro del partido socialista. Algo análogo habría ocurrido con el aparato de inteligencia que montó la concertación llamado La Oficina, dirigida por Marcelo Shilling, hoy diputado, y que habría dado cuenta de algunos miembros del Lautaro, como el joven Antonioletti (en este punto habría que señalar que había una disputa entre el aparato de Belisario Velasco y el del dirigente socialista, en la que triunfaría el DC). El Lautaro aparecía como una amenaza de la transición democrática. Es decir, el Lautaro sería la VOP de principios de los noventa.
La propuesta.
En este caso no se trata de ilustrar o corregir la historia, sino de ejercer un trabajo de (re)escritura con ella para dotarla de la ficción necesaria, de modo de legitimar su circulación y su regencia analítica. Algo análogo ocurría con la historia guerrillera de este país que siempre tuvo como lugar sagrado el sur de Chile, es el caso de Neltume y Nahuelbuta.
Reviso un libro sobre la guerrilla de Neltume y me provoca una tristeza infinita. Me refugio en una mirada que se sostiene desde la ficción, para neutralizar la ingenuidad brutal de una narración sobre un hecho horroroso que siento que necesita otro relato, al menos una mejor construcción del sistema de imágenes. Aunque no podemos pretender una estrategia retórica en esas circunstancias, tampoco imponer la tranquilidad de un cómodo presente de articulador de historias posibles. Por otra parte es innegable la calidad de la experiencia (benjaminiana, por así decir) de aquellos compañeros que emprendieron la épica guerrillera, a pesar de que uno siempre les criticará, afectuosamente, su militarismo romántico o su actitud de boy scouts con conciencia de clase. Quizás el cinismo sea un recurso de reconteo o de (re)escritura de “izquierda” de la historia; un modo, tal vez, de algodonar la caída vertical o el fracaso absoluto y humillante del que fuimos víctimas y seguimos siendo, lisa y llanamente. La historia del FPMR, organización que fue más efectiva, también nos llena de una sensación…, más que de fracaso, de inutilidad, por lo que ocurrió después y por lo que sigue ocurriendo y por lo que está a punto de ocurrir (el triunfo electoral de la derecha).
En la novela de Óscar Barrientos El Viento es un país que se fue, se narra, por ejemplo, la posibilidad, paródica, de una épica patagónica. En la Nueva Provincia de Andrés Gallardo también es posible, a partir de zonas que están a medio camino, sin peso administrativo, el surgimiento de una ficción territorial que pone en crisis las grandes políticas que delimitan el territorio. En las prácticas poéticas locales, por otro lado, podemos citar la obra monumental de Yanko González, Alto Volta, en que la propia escritura aparece como un acto territorial, un desplazamiento de citas y marcas que delimitan varios niveles de la subjetividad, que van desde la biografía a secas, hasta los efectos de superficie que produce una frase de la tradición política. Son elementos o ingredientes fundamentales a la hora de producir la (re)escritura. Con el mismo Yanko González, pensábamos hacer un recorrido, en el sentido territorial, siguiendo la propuesta geográfica de De Rokha en su Épica de las comidas y bebidas de Chile.
En el recuento que hacíamos en aquel bar Valdiviano que comenté al comienzo, uno de los tópicos lo constituía la historia política reciente, incluido el periodo revolucionario y de la resistencia, con su proliferación de emergencias del acontecimiento. Yo recordaba los textos que sobre el particular escribiera Germán Marín que relataba el ajusticiamiento de un grupo político, la VOP, cuya raíz estaba en el partido socialista, se trataba del que componían los hermanos Rivera Calderón, que ajusticiaron a Pérez Zujovic en los años setenta. Estos fueron acribillados porque estaban “cagando” el proceso revolucionario que se gestaba. Uno de sus integrantes, por venganza, ingresó tapizado en dinamita y disparando, cubierto por un abrigo, al cuartel de investigaciones de la época, su objetivo era llegar hasta el Coco Paredes, director de investigaciones e importante miembro del partido socialista. Algo análogo habría ocurrido con el aparato de inteligencia que montó la concertación llamado La Oficina, dirigida por Marcelo Shilling, hoy diputado, y que habría dado cuenta de algunos miembros del Lautaro, como el joven Antonioletti (en este punto habría que señalar que había una disputa entre el aparato de Belisario Velasco y el del dirigente socialista, en la que triunfaría el DC). El Lautaro aparecía como una amenaza de la transición democrática. Es decir, el Lautaro sería la VOP de principios de los noventa.
La propuesta.
En este caso no se trata de ilustrar o corregir la historia, sino de ejercer un trabajo de (re)escritura con ella para dotarla de la ficción necesaria, de modo de legitimar su circulación y su regencia analítica. Algo análogo ocurría con la historia guerrillera de este país que siempre tuvo como lugar sagrado el sur de Chile, es el caso de Neltume y Nahuelbuta.
Reviso un libro sobre la guerrilla de Neltume y me provoca una tristeza infinita. Me refugio en una mirada que se sostiene desde la ficción, para neutralizar la ingenuidad brutal de una narración sobre un hecho horroroso que siento que necesita otro relato, al menos una mejor construcción del sistema de imágenes. Aunque no podemos pretender una estrategia retórica en esas circunstancias, tampoco imponer la tranquilidad de un cómodo presente de articulador de historias posibles. Por otra parte es innegable la calidad de la experiencia (benjaminiana, por así decir) de aquellos compañeros que emprendieron la épica guerrillera, a pesar de que uno siempre les criticará, afectuosamente, su militarismo romántico o su actitud de boy scouts con conciencia de clase. Quizás el cinismo sea un recurso de reconteo o de (re)escritura de “izquierda” de la historia; un modo, tal vez, de algodonar la caída vertical o el fracaso absoluto y humillante del que fuimos víctimas y seguimos siendo, lisa y llanamente. La historia del FPMR, organización que fue más efectiva, también nos llena de una sensación…, más que de fracaso, de inutilidad, por lo que ocurrió después y por lo que sigue ocurriendo y por lo que está a punto de ocurrir (el triunfo electoral de la derecha).
Etiquetas: imbeciles autodenominados periodistas, izquierda del capital, lucha armada, lucha de clases
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