domingo, septiembre 11, 2011
La buena canción, parte XX (Paul Verlaine)
J’allais par des chemins perfides,
Douloureusement incertain.
Vos chères mains furent mes guides.
Si pâle à l’horizon lointain
Luisait un faible espoir d’aurore ;
Votre regard fut le matin.
Nul bruit, sinon son pas sonore,
N’encourageait le voyageur.
Votre voix me dit : « Marche encore ! »
Mon cœur craintif, mon sombre cœur
Pleurait, seul, sur la triste voie ;
L’amour, délicieux vainqueur,
Nous a réunis dans la joie.
--
No entiendo ni mierda de francés.
Jacinto Luis Guereña lo tradujo así:
Por malos caminos iba,
Eran dolorosamente inseguros y
Tus manos queridas me guiaron.
En el horizonte lejano, pálidamente,
Lucía una frágil promesa de alba;
Y tu mirada fue la mañana.
Ningún ruido, salvo sus pasos sonoros,
Nada estimulaba al viajero.
Y me dijo tu voz: "¡Sigue caminando!"
Mi corazón, temeroso y sombrío,
A solas lloraba, por esa triste senda;
El amor, vencedor maravilloso,
Nos reunió en la felicidad.
¿Quién se lo habrá inspirado? ¿Su esposa? ¿Arturo Rimbaud?
De todas formas, discrepo de la traducción.
Yo lo dejaría así:
Yo iba por malos caminos,
Dolorosamente inseguros.
Tus queridas manos me guiaron.
Pálida en el horizonte lejano
Lucía una frágil promesa de aurora;
Tu mirada fue la mañana.
Ningún ruido, salvo sus pasos sonoros,
Nada estimulaba al viajero.
Tu voz me dijo: "¡Sigue caminando!"
Mi corazón temeroso, mi corazón sombrío
lloraba, solo, por esa triste senda;
El amor, vencedor delicioso,
Nos reunió en la felicidad.
Douloureusement incertain.
Vos chères mains furent mes guides.
Si pâle à l’horizon lointain
Luisait un faible espoir d’aurore ;
Votre regard fut le matin.
Nul bruit, sinon son pas sonore,
N’encourageait le voyageur.
Votre voix me dit : « Marche encore ! »
Mon cœur craintif, mon sombre cœur
Pleurait, seul, sur la triste voie ;
L’amour, délicieux vainqueur,
Nous a réunis dans la joie.
--
No entiendo ni mierda de francés.
Jacinto Luis Guereña lo tradujo así:
Por malos caminos iba,
Eran dolorosamente inseguros y
Tus manos queridas me guiaron.
En el horizonte lejano, pálidamente,
Lucía una frágil promesa de alba;
Y tu mirada fue la mañana.
Ningún ruido, salvo sus pasos sonoros,
Nada estimulaba al viajero.
Y me dijo tu voz: "¡Sigue caminando!"
Mi corazón, temeroso y sombrío,
A solas lloraba, por esa triste senda;
El amor, vencedor maravilloso,
Nos reunió en la felicidad.
¿Quién se lo habrá inspirado? ¿Su esposa? ¿Arturo Rimbaud?
De todas formas, discrepo de la traducción.
Yo lo dejaría así:
Yo iba por malos caminos,
Dolorosamente inseguros.
Tus queridas manos me guiaron.
Pálida en el horizonte lejano
Lucía una frágil promesa de aurora;
Tu mirada fue la mañana.
Ningún ruido, salvo sus pasos sonoros,
Nada estimulaba al viajero.
Tu voz me dijo: "¡Sigue caminando!"
Mi corazón temeroso, mi corazón sombrío
lloraba, solo, por esa triste senda;
El amor, vencedor delicioso,
Nos reunió en la felicidad.
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