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miércoles, marzo 20, 2013

San lunes y el rechazo popular del trabajo (x Oreste Plath) 


Hacer San Lunes
(Oreste Plath, Folklore lingüístico chileno. Paremiología, Pág. 59-63)

San Lunes es uno de los Santos que tienen una devoción antigua y sostenida en muchos países. Pertenece al santoral popular de Europa como de Hispanoamérica. Sus feligreses comienzan a beber el sábado, siguen el domingo y el lunes no asisten en todo el día al trabajo, bajo la advocación de San Lunes.

En España, Andalucía, el lunes es el gran día de los zapateros, porque lo es de San Crispín, abogado de ellos. Durante el día no dejan de acariciar las copas y los mediosque les dan en las tabernas, mediante el gasto de los ahorros de una semana.

En Francia se rinde culto a San Lunes, muy en especial por los zapateros. En uno de los Noels au patois de Besançon, que data de 1707, un zapatero que había ido con otros obreros a rendir homenaje al Niño Jesús, dice que, para honrarlo, celebrará en adelante el lunes.

En Flandes occidental, se dice que los zapateros solemnizan todos los lunes del año.

En Inglaterra llaman a veces a este día Saint Monday (San Lunes) o Cobler’s Monday (Lunes de los zapateros).
En América, esta veneración es transporte seguramente de la Conquista hispánica. En la Argentina, Bolivia, Ecuador y México, el día lunes, lo ocupa el pueblo que ha propagado su devoción.
En Chile(1), si no es el Santo de los zapateros, muchos no atienden los lunes, de ahí esta letrilla.
Zapatero
tira cuero,
toma chicha
y embustero.
¿De quiénes se heredó esta unción en Chile? Este Santo tiene aquí una adoración mantenida en el tiempo. Se sabe que los peones de la terrible Quintrala le hacían la falla. Y se decía: "los indios son de calidad que no oyen la misa del domingo porque los sábados a la noche cogen el tamborcillo y el martes no han venido a casa".

El Mariscal de Campo don Joaquín del Pino y Rozas, en 1799, en un bando de buen Gobierno prohibía la fiesta de San Lunes.

En la construcción del Puente de Cal y Canto, los Sanluneros eran acollarados como novillos chúcaros y llevados a la obra que dirigía el Corregidor Zañartu (Luis Manuel).
Y en tiempos de la Colonia corrían estos versitos:
Lunes y martes,
fiestas muy grandes;
miércoles y jueves,
fiestas solemnes,
viernes y sábado,
las mayores de todo el año.
Por allá por el año 1831, la Academia Militar, que se componía de ochenta cadetes, hacía sus ejercicios los lunes por la tarde en la Alameda de la Cañada. A los tenderos les era prohibido abrir sus tiendas ese día hasta después de la revista y, por consiguiente, se le dio el nombre de San Lunes.

Vicente Pérez Rosales, en el Diccionario de entrometido, 1946, escribe: "El borracho abonado a los San Lunes se orea en un calabozo, y el consuetudinario, si hay un millón de por medio, en su palacio".

San Lunes es fiesta y costumbre del pueblo chileno. Se dice que si se trabaja el día lunes, Santa Elena se enoja y todo sale mal.

Y este es un dicho muy corriente: Hoy es lunes, Santa Elena, quien trabaja se condena.
Y los bebedores lo reafirman con este refrán: Elena, Elena, quien no toma, se condena.
Y el roto San Lunero tiene logas y versos como éstos:
Los Gastadores del poeta popular Bernardino Guajardo
Yo trabajo la semana
y el domingo me lo tomo,
el lunes tomo a mi gusto
y el martes le pongo el hombro.

A una fiesta popular
un roto a otro convidó.
A una fonda a oír cantar
el par de rotos entró.

Uno de ellos preguntó:
—¿Qué vale la damajuana?
Hasta que quite las ganas
esta noche he de beber,
porque para remoler
yo trabajo mi semana.

La dueña d’esta chingana
era un’india cabezona
retaca, fea y chascona
que la llamaban la Rana.
Uno de los dos exclama:
—Tres días ha que no como;
deme un pedazo de lomo,
mire qu’el hambre me mata;
el sábado tengo plata
y el domingo me la tomo.

La casera, presurosa,
le ofreció lo que pidiera;
licor, todo el que quisiera
le serviría gustosa.

Esta acción tan generosa
llenó a los rotos de asombro,
y uno de los dos que nombro
le dijo a prueba de susto;
— El lunes tomo a mi gusto
y el martes le pongo el hombro.

Después de beber un trago
pidieron con una ficha

arroba y media de chicha
y una cazuela de pavo.
No pagaron ni un centavo,
quebraron hasta las ollas;
usaron d’esta tramoya
los pillos y se fueron,
y la casera dijeron:
Anda, que te pague Moya.

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