miércoles, noviembre 26, 2014
Vandalismo y terrorismo/Liberen al Moro Maxwell YA!
Me acuerdo de cuando el Moro Maxwell se unió a una sesión acústica del Colectivo No en el Bar Uno. Recuerdo una buena sesión, aunque nunca más la escuché, aunque creo que la Productora Mutante la editó en caset. Ahora una Estado narco terrorista lo tiene preso junto a 11 personas más, imputado de delitos insólitos que en realidad dicen más de quienes formulan estas acusaciones que de quienes las sufren.
Un diario mexicano (La Razón) realiza todo un perfil criminalístico de los "anarquistas" y del "vándalo chileno".
Un diario chileno (La Tercera) acude también a la confusión entre vandalismo y terrorismo para pedir mano dura contra el grupo de encapuchados que humilló totalmente a la PDI en calle Condell el día lunes.
Las similitudes discursivas son notorias, y la contra-criminalística debería estudiarlas.
Un diario mexicano (La Razón) realiza todo un perfil criminalístico de los "anarquistas" y del "vándalo chileno".
Un diario chileno (La Tercera) acude también a la confusión entre vandalismo y terrorismo para pedir mano dura contra el grupo de encapuchados que humilló totalmente a la PDI en calle Condell el día lunes.
Las similitudes discursivas son notorias, y la contra-criminalística debería estudiarlas.
1.- Perfil de “anarquistas” es similar al de terroristas Policía Detecta que los vándalos que operan en las marchas tienen entre 30 y 40 años; no sienten culpa Usan Drogas, su nivel cultural es bajo y son de alta capacidad criminal; actúan por “creencias” para desestabilizar |
Los autollamados “anarquistas” que recientemente han atacado a policías, instituciones de gobierno, comercios y carreteras, en la Ciudad de México y otros estados usando cohetones, bombas molotov, garrafones de gasolina y demás arsenal, son personas con alta capacidad criminal, antisociales y se encuentran en un estado peligroso de gran intensidad e impacto social similar a los terroristas. Además, en ellos hay ausencia de sentimientos de culpa. Su nivel cultural es bajo, acrecen de control de impulsos y sus edades están entre los 30 y 40 años. A partir del uso del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (en inglés Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (American Psychiatric Association o APA), éste es el perfil que ha detectado la Secretaría de Seguridad Pública capitalina en los vándalos que han causado los desmanes en la ciudad. El perfil de estos embozados, detalla el documento, revela que son personas cuyo patrón general es el desprecio y la violación de los derechos de los demás. Incluso menciona que esas actitudes las presentan desde los 15 años de edad. Son también reincidentes delincuenciales, pasan de un hecho vandálico a un acto terrorista, utilizan artefactos explosivos, recurren a actos incendiarios, agreden de manera encubierta a personas, instituciones gubernamentales, bancarias y comerciales. El estudio refiere que tienen ausencia de sentimientos de culpa y regularmente consumen drogas; además, encubren su actividad delictiva en cualquier tipo de manifestación o movimiento social para infiltrarse y causar desestabilidad de alto impacto. Así lo hicieron al atacar a policías locales y federales con el pretexto de apoyar las manifestaciones por la desaparición de 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero. De acuerdo con la visión psiquiátrica y los criterios para el diagnóstico de Trastorno Antisocial de la Personalidad, elaborado por el citado Manual, las personas que desarrollan este tipo de acciones fracasan para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal. Los violentos son personas deshonestas y mentirosas y por lo general utilizan un alias para estafar a otros a fin de obtener un beneficio personal o placer. “Impulsividad o incapacidad para planificar el futuro; irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones; despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás; irresponsabilidad persistente, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros y existen pruebas de trastorno disocial que se detecta a los 18 años aunque comienza a desarrollarse antes de los 15 años”, detalla el estudio. Estos vándalos, indica el perfil, se ubican en una forma organizativa como líderes provocadores, incitadores a la violencia extrema y se encubren en el anonimato. El documento define la actividad anarquista como la acción directa y autónoma que enfatiza la colectividad, destaca la lucha contra la opresión y explotación y se involucra en luchas sociales. Las conductas dentro de la sociedad De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Transtornos Mentales IV-V, la conducta delictiva de estos individuos es de la siguiente manera:
2.- Ataque incendiario a cuartel
de la PDI
La sensación de temor de la ciudadanía frente estos
hechos es evidente, porque deja al propio Estado en una situación de
vulnerabilidad.
26/11/2014 La Tercera
LA SEGURIDAD ciudadana
nuevamente ha sido puesta en entredicho tras el atentado que sufrió un cuartel
de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones por parte de un
grupo de “encapuchados”. Las características del ataque revisten especial
gravedad -su intención terrorista parece evidente, al dirigirse a un organismo
que representa el orden institucional-, pues se logró atentar mediante bombas
molotov con total impunidad, y a plena luz del día. Los funcionarios en su
interior se vieron sobrepasados, incluso con el riesgo evidente de haber muerto
quemados, pues las puertas fueron cerradas por los hechores con cadenas y
candados.
Es obvio que se trata de un
ataque bien planificado, con un nivel de arrojo que resulta preocupante, pues
queda la impresión de que los atacantes no temían a la respuesta policial, la
cual efectivamente fue limitada. En ese sentido, llama la atención que el
personal policial apenas se haya podido defender con balines de goma, y que el
lugar contara con escasas medidas de seguridad. Las explicaciones del alto
mando de la PDI -en cuanto a que esas dependencias serían próximamente
desocupadas, y por ello no contaban con mayores medidas de vigilancia- resultan
difíciles de aceptar y sugieren una urgente revisión de los protocolos
policiales.
La sensación de temor y
frustración de la ciudadanía frente estos hechos es evidente, porque deja al
propio Estado en una situación de incómoda vulnerabilidad ante la violencia,
sin mayor capacidad de disuasión. Cabe tomar nota de este punto, porque para
cualquier democracia resulta fundamental preservar el principio del respeto a
la autoridad, sin el cual la sociedad entera se vuelve vulnerable. La impunidad
con que se atentó en este caso se suma a muchos otros hechos en que el
vandalismo ha quedado sin sanción, lo que constituye un fuerte llamado de
atención. En ese sentido, resulta bochornoso que los hechores hayan huido hacia
una universidad cercana al cuartel - nuevamente en total impunidad-, y que su
rector, en vez de asumir la gravedad de lo que ello implica para el plantel y
sus estudiantes -antes ya ha sido objeto de infiltraciones-, en cambio haya
concentrado sus críticas hacia el proceder policial.
Es valorable que el
gobierno expresara su condena, y el ministro del Interior haya manifestado que
“aquí lo importante es que ningún chileno, ninguna persona se puede sentir con
la libertad de atacar un centro policial”. Sin embargo, resulta discutible que
se haya invocado la Ley de Seguridad Interior del Estado y no la Ley
Antiterrorista, que es lo que correspondería en un caso donde la seguridad
pública se ve gravemente amenazada, especialmente considerando el alto nivel de
organización que mostraron los autores del ataque.
Corresponderá a los
tribunales determinar si los hechos se ajustan a una conducta terrorista, pero
la valoración que la propia autoridad le confiere a estos hechos es una señal
relevante, y por ello cabría esperar que invocara precisamente aquellos
instrumentos que permiten drásticas sanciones frente al delito. Un senador del
bloque oficialista, que ha ocupado relevantes cargos en el Ministerio del
Interior, definió acertadamente los hechos: “El ataque a un cuartel policial a
mi juicio es un acto terrorista y por tanto deberían haber invocado la ley
antiterrorista”.
|
Etiquetas: contra-represión, Libertad a Moro maxwell, prensa burguesa, tercer asalto proletario contra la sociedad de clases
Comments:
Publicar un comentario