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martes, agosto 16, 2016

Cornuditos y cornudazos 


Saint-Simon recomendaba que  a lo largo de una vida, uno tratara de situarse en todas las posiciones sociales posibles, e incluso tratara de inventar formas nuevas. El final de la vida, la vejez, debía dedicarse a ordenar y sistematizar las experiencias.

Otro “socialista utópico”, Charles Fourier, sistematizó muchas cosas hasta en los detalles más impresionantes. Por ejemplo, la vida en los Falansterios. Su enorme libro titulado “Un nuevo mundo amoroso” lo encontré por la módica suma de 800 pesos, en la feria espontánea de libros que se armaba hacia el año 2011 después de las marchas estudiantiles. Hace poco, en el Persa Bío Bío, pude adquirir un librito de Fourier que antes abundaba y que hace años perseguía sin éxito: el Libro de los cornudos, también editado a veces como la “Jerarquía de cornudos”, y subtitulado “Cornudos, cornuditos y cornudazos”, por la también razonable suma de mil pesos. Editorial Jorge Álvarez, Buenos Aires, 1968.

Donde ambas preocupaciones se unen es que, precisamente creo yo que es en el ámbito de las cuestiones amorosas donde con o sin saberlo un ser humano a lo largo de una vida se sitúa una y otra vez en una serie de situaciones más o menos estereotipadas: amor correspondido y no correspondido, amores visibles y amores  ocultos, amores largos y amores fugaces, posición de cornudo, patas negras, amigo con ventaja, engañador y engañado, celoso y celado, gorrero y gorreado, etc. etc. etc. Víctimas del amor y del desamor.

Fourier proyecto escribir sobre 80 tipos de cornudo, y sólo alcanzó a describir a 75. Más que suficiente, en todo caso, para realizar una severa crítica de las costumbres sociales de su tiempo, y para confeccionar una especie de Atlas de situaciones en que puede uno verse en este mundo social y amoroso donde con “tanto cariño que anda suelto por ahí" (Los Jorobados) y “demasiado amor para demasiada gente”(Fracaso), por nombrar dos bandas niú wave de los 80  y los 2000, grandes cagadas  y DRAMONES están siempre a la orden del día.

Veamos algunos de los casos más llamativos:

2. El cornudo presunto
Es aquel que, mucho tiempo antes del matrimonio, teme la suerte común, y se tortura para rehuirle y sufre el mal antes de padecerlo realmente. Todos saben que sus recelos no servirán sino para confundirlo en su elección de una esposa y acelerar, por exceso de precauciones, el suceso que teme. Scarron pintó a este cornudo en uno de sus relatos.

3. El cornudo imaginario
Es aquel que todavía no lo es pero se desespera creyendo serlo. Este, tanto como el presunto, sufre realmente el mal. Molière lo pinta en una de sus piezas.

5. El cornudo Argos o cauteloso
Es un astuto sutil que, conociendo todas las tretas del amor y husmeando desde lejos a los galanteadores, adopta sabias disposiciones para derrotarlos. Obtiene sobre ellos singulares ventajas, pero, como el más hábil general sufre al fin reveses, es sometido finalmente al destino común. Al menos, si es cornudo, no lo es tanto.

10. El cornudo irreprochable o víctima
Es aquel que, uniendo la amabilidad a las ventajas físicas y morales, y mereciendo bajo todos los aspectos una esposa honesta, es sin embargo engañado por una coqueta y obtiene las simpatías del público, que lo declara digno de mejor suerte.

11. El cornudo por prescripción
Es el que se ausenta en largos viajes, durante los cuales la naturaleza habla a los sentidos de la esposa que, después de una defensa razonable, se ve forzada por las prolongadas privaciones a aceptar el socorro de un vecino caritativo.

16. El cornudo simpático
Es aquel que se encariña con los amantes de su mujer y los hace sus amigo íntimos. Cuando la dama está de mal humor y enojada con su amante va a verlo y le dice: "No se la ve más, estoy muy triste. No sé qué le pasa a nuestra mujer. Vengan, pues, a visitarnos un poco, esta la distraerá".

22. El cornudo optimista o buen vividor
Es el que lo ve todo color de rosa, se divierte con las intrigas de su mujer, bebe a la salud de los cornudos y encuentra divertido lo que a otros les lleva a arrancarse los cabellos a puñados. ¿No es el más sabio?

23. El cornudo convertido o adaptado
Es el que primero hizo pleitos pero se habituó penosamente al gorro y, vuelto a la razón, termina por bromear de la cosa consolándose con los otros.

24. El cornudo federal o coaligado

Es el que viendo el asunto inevitable se aviene a admitir un amante para su esposa, pero de su elección; después se los ve coaligados, como Pitt y Coburgo, para acorralar a la mujer y alejar de común acuerdo a los perseguidores.

49. El cornudo póstumo o de dos mundos
Es aquel cuya mujer tiene un niño, diez o doce meses después de su muerte. La ley se los adjudica aunque no haya podido ser el padre y se encuentra así cornudo de dos mundos o cornudo en esta vida y en la otra, ya que después de habérselos puesto en esta vida, se los siguen plantando sobre su ataúd. Esta especie es opuesta a la del cornudo en ciernes, uno es cornudo antes y el otro después del matrimonio. Son, a pleno derecho, llamados a abrir y a cerrar la marcha de la procesión. En esta numeración también están comprendidos aquellos que mueren con un amor violento, solicitando a su viuda guardar el celibato, y un temor a la infidelidad que no espera ni siquiera su muerte para realizarse.



Tal vez sería justo ofrecer sólo diez entradas de la Jerarquía de Cornudos, cornuditos y cornudazos, simples y compuestos, pero me veo obligado a prodigarles además en lugar 11, el último de los que Fourier alcanzó a redactar, por ser mi favorito. Con ustedes, el cornudo preferido :

75. El cornudo preferido.

Es el marido complaciente y amable que su mujer prefiere, engolosinándose con aventuras de paso. Ella encuentra en él gentileza y protección contra los vivos y la fortuna para procurar su bienestar. En este caso ella siempre vuelve a él, como se ve a ciertos hombres regresar a su mujer cuando ella lo merece y decir al salir de casa de su amante: “No hay aún nada más bello que mi mujer”. Así dicen también ciertas mujeres, que retornan a menudo al marido y se lo cuidan, después de compararlo con los amantes que no valen tanto y no tienen otro mérito que la variedad. Una pareja no es nunca más feliz que cuando el hombre y la mujer llevan este tipo de vida.

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