miércoles, diciembre 07, 2016
DESCENDIENTES
A principios de los 90, durante
la breve existencia de la tienda de arriendo de CDs La Vitrola, siempre nos
llamaba la atención un CD cuyo folleto estaba roto, partido por la mitad, con un fondo
amarillo y un extraño y simple dibujo de una guagua con lentes, titulado “I don´t want to grow up” (No quiero crecer) por los
Descendents (Descendientes), de 1985. Curiosamente, lo que a la secta melómana
de amigotes nos llamaba la atención era el sello, SST records, que conocíamos por
Sonic Youth y por discos del multi-instrumentista experimental Elliott Sharp. A
los Descendents no los ubicábamos ni en pelea de perros.
Un día un amigo se atrevió a
arrendarlo, lo copió en caset, y procedió a informarnos que era bastante bueno:
“parecido a los Ramones pero más rápido” fue lo que dijo. La ultra-rápida y
corta “Rock star” seguida de otra miniatura enérgica, “No FB”, junto a la maravillosamente
pegajosa y popera “Can´t go back” me parecieron notables. El resto del álbum me costó algo más llegar a
apreciarlo, pero en general era un excelente material.
Meses después compré un caset
pirata con el “Liveage”, de esos piratas que en que la portada es una foto
doblada. Sonaba medio feo, por la mala calidad de la cinta y del copiado, pero
se entendía la energía de la banda en vivo, además de exhibir canciones de
otros álbums.
En 1994, leyendo el “In the fascist
bathroom (Writings on punk)” de Greil Marcus durante mi autoexilio sueco, vi el
comentario breve y contundente que hacía del “Fat” EP, que concluía señalando
que “si se ha hecho un disco más perfecto en este temporada, no lo conozco”. Por
eso es que no tuve muchas dudas en la sección PUNK de una enorme disquería en
Gotemburgo (el corazón de Escandinavia): frente a una pila preseleccionada de
alrededor de 30 CDs, debía dejar sólo dos, porque no me alcanzaba para más que
eso. Uno de los elegidos fue el primer álbum de los Adolescents (también a
sugerencia del libro de Marcus), y el otro, el muy conveniente artefacto SST “Two
things at once”, que en realidad son 3 cosas a la vez: el monumental álbum “Milogoes to college” (1982), y el Fat pero como “Bonus Fat”, es decir, al EP original
de 1981 se le agrega el primer single “Ride the wild/Hectic World”, de 1979 (con
formación aún incompleta de power trío y que suena como un entusiasta tributo adolescente a los Beatles,
pero con algo más: su sello propio).
Pocas veces escuché algo tan bello, enérgico, pegajoso e impresionante, con el CD en repetición continua y completa. El hardcore punk nunca fue tan
entretenido como en ese entonces. Mark Prindle dijo que “cuando SST editó “Two
things at once”, todos lo conseguimos y la vida nunca más fue la misma”. Toda
la razón. Esta noche veremos qué queda de todo eso en la versión 2016 de la
banda: su gira de despedida definitiva (amén).
Etiquetas: hardcore punk
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