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martes, enero 24, 2017

Estalinismo tropical. Un avión a.... 



Y así, mientras algunos secuestraban aviones para irse a Cuba, otros se iban a Corea del Norte. La crítica del estalinismo no era muy fuerte aún, o sólo se conocía la realizada por los gemelos envidiosos que era los trotskistas.

Pero bueno, se murió Fidel, en Corea gobierna el nieto de Kim Il Sung, y hasta supe que el ex-bajista de Les Rallizes Denudés que protagonizó el secuestro de avión como miembro de la Liga Comunista (Bundo) fracción del Ejército Rojo sigue ahí, pero está arrepentido de la acción, a la que califica de egoísta", y querría irse a Japón a pagar sus culpas (ver: Kyodo News, "Ex-Red Army Faction Member Says Airplane Hijacking Was 'Selfish'", March 31, 2010.)

Lo que casi nadie hizo fue desmitificar toda esa vieja mierda vendida como "socialismo", y el rol contrarrevolucionario de dicha asimilación. La muerte de Castro parece un buen motivo para avanzar en dicha crítica. Así lo intenta por ejemplo la Corriente Comunista Internacional en un texto reciente del que extraemos la parte final:

El estalinismo tropical de Castro
Uno de los argumentos teóricos que definen al marxismo son sus postulados internacionalistas. El llamado con el que Marx y Engels terminan el Manifiesto del Partido Comunista en 1848, sintetiza ese principio: “¡Proletarios de todos los países, uníos!” El mayor ataque que ha recibido el marxismo a partir de la llamada “revolución cubana”, justamente ha sido en la intensión de eliminar su condición internacionalista, supliéndola por el llamado a construir el “socialismo en un solo país”. En Cuba la tradición estalinista no tenía un gran arraigo, ni aún Castro o sus seguidores tenían cercanía a esa ideología y sin embargo la fuerza imperialista de la URSS logró imponerse como la fuerza dominante en la isla, transformar al Estado cubano en su satélite y hacer de Castro un servidor del estalinismo. Ya como dictador, Fidel Castro cumplió muy bien su mandato: someter el descontento y extraer la plusvalía de la clase obrera cubana, pero, sobre todo, extender la confusión entre los trabajadores del mundo sobre la falsa idea de que lo que existe en Cuba es socialismo.
En los países llamados socialistas, como en Cuba, los medios de producción están en manos del Estado, lo cual hace aparentar que no existe el capital, y sin embargo está presente, pero de forma despersonificada, de tal manera que no se percibe a un capitalista individual, sin embargo, la estructura burocrática cumple las funciones de la burguesía, es decir, comandar la represión, organizar la acumulación y asegurar la extracción de plusvalía. Es, a fin de cuentas, una representación burda del capitalismo de Estado[9]. La figura de Castro y el mito de la “revolución cubana” han permitido a la burguesía crear y fomentar la falsa idea de que la revolución socialista tendría que ser como en Cuba, es decir, ser un acto llevado por un grupo militarizado, autonombrado representante de los trabajadores y la imposición de una economía estatizada… Un principio defendido por Marx de frente a la diversas visiones utópicas y voluntaristas-aventureras que se pretendían revolucionarias, es que “La emancipación de la clase obrera debe ser obra de la misma clase”. Justamente si hacemos la comparación de la revolución rusa de 1917 y la llamada “revolución cubana”, podemos notar que mientras en la primera la clase obrera ésta organizada y activa a través de los soviets, en Cuba el grueso de la clase obrera se encuentra expectante y pasiva al avance de la guerra… Por la gran confusión que ha creado entre los proletarios del mundo la burguesía le debe mucho a Castro.
Hasta la muerte fiel… a la burguesía
El gobierno que se impone en Cuba luego de la toma del poder por parte del ejército de Castro, pudo sobrevivir gracias a las transferencias y contratos comerciales acordados con la URSS, al colapsarse la economía de la URSS (y con ella el bloque imperialista que comandaba), el Estado cubano queda sin padrinos y con una profunda crisis, la cual utiliza para justificar la imposición de medidas de racionamiento brutales a la población y ahondar las penurias de los trabajadores.
Ante la orfandad en que queda el gobierno de Castro, con el desplome de la URSS, desesperadamente busca mecanismos que le permitieran resarcir la dinámica de la acumulación. La estrategia que el estado cubano establece es la apertura al capital foráneo, primero al de origen español, pero luego, aprovechando que el gobierno venezolano de Chávez promueve la caricatura llamada “socialismo del siglo XXI”, Castro establece una alianza política que le permite recibir transferencias de la renta petrolera que recibió la burguesía venezolana durante la coyuntura de altos precios del combustible. De esta forma Chávez apuntalaba el proceso de acumulación de Cuba y a cambio recibía una transferencia de la carga mitológica de la que se ha levantado alrededor de Castro y la “revolución cubana”, ayudando a la confusión que hace pasar a la caricatura grotesca del gobierno de Chávez como una experiencia revolucionaria y de esperanza para la clase obrera.
Con la muerte de Castro (como con la de Chávez hace algunos años) la condición de los explotados no ha cambiado nada. No basta la muerte de un tirano para que las cosas cambien para los trabajadores; mientras el capitalismo se mantenga en pie, la muerte de un tirano será suplida por otro igual o más bestial, ya vemos como Raúl Castro repite las dosis de opresión y explotación para los trabajadores. Lo que sí es cierto es que la muerte de Fidel Castro permitirá a la burguesía dar un nuevo aliento al mito de la “revolución cubana” e intentar lanzar esa carga de ideas confusas a las nuevas generaciones de proletarios que no les tocó vivir ese período y por tanto esos mitos no tienen una afectación directa sobre ellos… de esa forma Fidel Castro aún muerto sigue sirviendo a la burguesía.

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