jueves, noviembre 09, 2017
2&3 DORM, Lumpen-prole; Etc., ciudad mercancía; Audio foro primer asalto; Penis Envy.
1.- Finalmente vio la luz en
versión digital el 3er cuadernillo de 2&3 DORM, con el rescate histórico de
un texto setentero de dos ex VOP, sobre el rol del lumpen-proletariado en Chile entre 1970 y 1973, que yacía en un Museo en Holanda (o más bien, del Instituto Internacional de Historia Social). Luego va estar disponible
en papel, junto con el segundo número de la revista.
“Es también nuestro propósito
entregar algunas consideraciones sobre los orígenes, las formas y el
significado de las diferentes organizaciones de poder popular que surgieron en
Chile en este período. La visión más extendida es que éstas –cordones industriales,
comandos comunales, consejos campesinos, etc.– se derivan de las diferentes
concepciones ideológicas y políticas que tenían los partidos políticos acerca
del proceso revolucionario. Si bien este no es un factor desdeñable, pensamos
que las divergencias son mucho más profundas y que se derivan de las diferentes
clases y sectores sociales a que cada partido daba expresión”.
2.- Muy ligado a las
problemáticas anti-urbanísticas que caracterizan al proyecto 2&3 DORM,
acaba de salir el número nuevo (#57) de la revista Etcétera, desde Barcelona,
titulado en esta ocasión “La ciudad-mercancía”.
Un extracto de la presentación:
“En el Etcétera nº 35 de junio del 2001
escribíamos sobre cómo la sociedad capitalista es eminentemente urbana.
Actualmente de los 7.400 millones que constituyen la población mundial el 58%
ya vive en las ciudades, porcentaje que aumenta al 80% en el caso de América
Latina y el Estado español; en la UE el 75% de su población vive en núcleos
urbanos.
Asimismo en el nº 37 de Etcétera (junio 2003)
constatábamos cómo propagandísticamente, esta «ciudad de los prodigios» que es
Barcelona era: la ciudad más grande del mundo. Los publicistas
siempre exageran lo que les interesa a los que les pagan y callan lo que creen
que les perjudica. En lo que sí Barcelona es una de las mayores ciudades del
mundo es en densidad de población, solo aventajada por su vecina L’Hospitalet
de Llobregat que es la ciudad más densamente poblada de la Unión Europea. En el
Área Metropolitana de Barcelona se concentra más de la mitad de la población
catalana. Además Catalunya con 7 millones de habitantes recibió en un año 17
millones de turistas de los cuales 9 millones vinieron a Barcelona. Volvemos
ahora a retomar el debate sobre la ciudad en el actual contexto cambiante al
que dedicamos de nuevo una mirada.
El Capital en su tendencia a convertirlo todo
en mercancía llega hasta el espacio mismo. A través del espacio modificado por
el trabajo humano circulan los diversos flujos económicos. El espacio se ha convertido en un bien estratégico
para los negocios del capital. Los flujos de energía circulan por medio de las
torres eléctricas construidas en campos, bosques o salvando montañas, el
petróleo mediante los oleoductos que atraviesan desiertos o inmensos
territorios helados. Los flujos de materias primas y mercancías o de mano de
obra fluyen a través de carreteras, líneas de ferrocarril, aéreas y marítimas.
Los flujos monetarios del capitalismo financiero circulan a gran velocidad a
través de redes espaciales controlados por satélites u otros medios ubicados en
distintos puntos del globo. Todos los flujos parten o se encuentran en
determinados puntos espaciales. La construcción y el mantenimiento de dichos
puntos y redes dan grandes beneficios al capitalismo, la gran mayoría pagados
con el dinero que los Estados recaudan mediante impuestos a los habitantes del
planeta. Por lo tanto el control, la posesión y planificación del espacio para
su beneficio se ha convertido en cuestión prioritaria para el Capital.
También el espacio de la ciudad, el suelo
urbano ha adquirido una importancia creciente para los negocios capitalistas.
Los flujos de capital excedente se invierten especulativamente en el sector
inmobiliario y urbanístico. Las inversiones en terrenos, la compra y venta de
suelo construido y sin construir así como sus sucesivas recalificaciones, su
urbanización y la construcción y la especulación que todo ello genera da
enormes beneficios al flujo de capital especulativo que circula por el mundo
entero, parándose allí donde más le interesa en cada momento. Pero no solo ha
sido urbanizado el espacio de las ciudades también las poblaciones del mar y
sus costas, las montañas y el campo con la industria del turismo y el ocio. Una
gran parte del espacio planetario se ve acosado por estrategias especulativas.
El espacio, el suelo de la Tierra no es contemplado por el Capital como un bien
de uso sino como un valor de cambio.
Hace décadas que la economía productiva, la
fábrica, ha abandonado la ciudad quedando ésta dominada económicamente por el
sector terciario, el de los servicios , actividades financieras y la
construcción, igualmente como centro de la industria del consumo y el ocio
(turismo, cultura, etc). La ciudad desindustrializada ha transformado
profundamente su estructura social y territorial, ha posibilitado la deriva
financiero-especulativa de su espacio urbano. Se ha metamorfoseado en la
ciudad-mercancía, lo que según Henri Lefebvre señala «el paso de la producción
en el espacio a la producción del espacio». También significa el dominio total
del espacio como mercancía, o como lo definió el mismo Lefebvre «el espacio
abstracto», disponible para la especulación y la extracción del máximo
beneficio, lo que lo hace contrapuesto al «espacio vivido» y hecho
habitable por la cotidianidad de sus vecinos, es decir, los habitantes
vinculados al barrio.
La ciudad como mercancía produce el espacio
como valor de cambio, impidiendo su realización como valor de uso e
imposibilitando, de esta manera, la satisfacción de las necesidades de sus
habitantes. Según Harvey los capitalistas necesitan invertir constantemente el
excedente de capital que genera la plusvalía. Por ello estos capitalistas,
actualmente bajo la tapadera de fondos de inversión, invierten su capital
comprando suelo e inmuebles en espera de futuras ganancias. De esta forma el
suelo urbano se ha convertido en un activo financiero que actúa como capital
ficticio. Ya durante el proceso de remodelación de París, llevado a cabo por
Haussmann entre 1852 y 1870, Balzac advirtió que se encontraba bajo la amenaza
de la «espada de Damocles de ese monstruo que se llama especulación» y «bajo el
látigo de una diosa sin piedad: la necesidad de dinero». Este proceso
especulativo se ha acelerado mucho más a partir de la última mutación capitalista
(el llamado neoliberalismo) pero principalmente como consecuencia del
determinismo técnico y de la aplicación de las nuevas tecnologías que permiten
no solo mover grandes masas dinerarias a una mayor velocidad sino también un
tratamiento o visión del espacio a gran escala.
El suelo de la ciudad, el espacio urbano como
mercancía de la que se espera una plusvalía, es una forma ficticia de capital
cuyas rentas rendirán cuentas en un futuro. En esto comparte la misma
ficcionalidad que el mercado del arte o el llamado mercado de futuros: fondos
de inversión que compran cosechas enteras antes de plantarlas con el objetivo
de acapararlas y hacer subir los precios haciendo negocio con el hambre. No es
extraño que se tiren al mar los frutos de la tierra si ésta ha sido generosa y
su abundancia baja el precio del producto señalado con antelación. El proceso
de especulación urbanística es discontinuo y no se da al mismo tiempo en todos
los lugares del mundo pero sí que tiene una misma característica: la desposesión
y expulsión de las gentes de los lugares donde habitan y de su condición de
vecinos de los barrios en que viven. Lo que ha hecho habitables las ciudades es
el hecho de vivir cotidianamente, lo que la especulación mercantil impide
mediante el proceso de «acumulación por desposesión» (algunos académicos
denominan a este proceso con otros nombres como por ejemplo gentrificación).
Los especuladores y los urbanistas quieren
una ciudad sin ciudadanos y sin contar con ellos planifican su destrucción y
reconstrucción. Los habitantes son unos objetos más que forman parte del
«proceso urbanístico» y si plantean problemas hay que solucionarlos. Por lo
tanto, en la especulación inmobiliaria se recurre a cualquier estratagema,
violencia o confabulación para controlar el precio del suelo o del inmueble.
Los barrios se dejan degradar y se cambian las leyes para que los especuladores
puedan comprar barato. Sin embargo, en otras ocasiones se controla al mercado,
esa entelequia que todo lo encubre. Por ejemplo, para salvar a los bancos de la
quiebra en el momento de la explosión de la burbuja inmobiliaria se inyectan
inmensas cantidades del dinero del Estado al sistema financiero. Aunque haya
pisos vacíos, como los 80.000 de Barcelona, se permite que su precio de venta o
alquiler así como el del suelo que es el más importante se mantenga o baje un
poco, lo que aprovechan los especuladores financieros para comprar pues saben
que en poco tiempo seguirá subiendo.
La ciudad-mercancía produce el espacio como
valor de cambio. Su valor de uso es una simple coartada para su valor de
cambio, el único realmente importante para el capitalismo. Por lo tanto, el
hacer una ciudad habitable para los ciudadanos cuyas vidas son realmente las
que la conforman, el satisfacer sus necesidades no es prioritario para el
sistema capitalista ni para sus políticos municipales que gobiernan la ciudad y
la gestión de su suelo. La ciudad-mercancía puede verse como un gran
receptáculo, una inmensa mercancía, dentro del cual se organiza el acceso de la
gente (de los individuos) al resto de mercancías. La ciudad-mercancía es un
sistema espacial y económico complejo con sus dinámicas propias, sectores al
servicio de la clase dominante ponen el espacio a su servicio, lo que les
permite la acumulación de enormes beneficios y seguir dominando el proceso de
destrucción-reconstrucción de la ciudad que los capitalistas consideran
exclusivamente suya para sus negocios. En el reverso de la moneda, se
encuentran los ciudadanos, que si bien su actividad cotidiana conforma la
ciudad, son para el Capital un objeto sobrante: somos la mayoría que sufrimos
las consecuencias generadas por el sistema económico-político capitalista.
Topamos aquí con la mayor contradicción del modo de producción capitalista
basado en el trabajo asalariado y que sin embargo no puede dar trabajo al
obrero que necesita en la producción (de valor) y en la realización (consumo).
Si los ciudadanos queremos volver a ser vecinos y habitantes de la ciudad sólo
nos queda conquistar el derecho a la ciudad por nuestros propios medios.
Toda mercancía tiene que dotarse de un relato
glorioso para incrementar su fetichismo y así poder venderse en las mejores
condiciones. Toda ciudad-mercancía construye su relato mediante la propaganda y
a través de ella publicita su imagen de ciudad-simulacro: donde la apariencia
representada pretende encubrir la realidad. Hay partes de verdad en todo relato
propagandístico. Lo más importante de este relato y de la información en él
vertida no pretende tanto cambiar la opinión de la gente sino generar una
práctica, provocar una acción sin pasar por la reflexión, hacernos reaccionar
de manera automática como objetos pasivos y mercantilizados. En este relato de
la ciudad-mercancía la cultura juega un papel determinante, toda ciudad tiene
sus escritores y artistas paradigmáticos, sus monumentos y sus edificios
singulares, sus rincones elegidos. Así todos repetimos los mismos eslóganes que
los publicistas han «creado» para la ciudad. Todos los turistas vamos a los
mismos lugares en cualquier ciudad y son los lugares que aconseja la agencia de
viajes, la guía turística, el Ayuntamiento de la ciudad. Incluso dejamos que
las agencias de viajes nos preparen una ruta «de aventura peligrosa» de una
hora por los barrios peligrosos de las ciudades (como sucedió en Rio de Janeiro
antes de las Olimpiadas con la ruta por las Favelas). No hay tiempo para más en
la ajetreada vida del turista, la visita turística se realiza a la velocidad de
la luz. Pero toda ciudad debe tener un relato aunque para todas sea un relato
similar. Barcelona empezó a construir su actual relato «mítico» de la
botiga més gran del món (la tienda más grande del mundo), con los eventos
de 1992.
Son los políticos los que han construido y
siguen construyendo este relato fantasioso de la ciudad con la ayuda de
intelectuales y periodistas. Siempre al servicio de unos determinados intereses
de la clase dominante. Ellos han montado esta imagen de la ciudad-simulacro
donde la realidad nada tiene que ver con la apariencia y su relato lleno de
simulaciones y confusiones, incapaz de distinguir entre realidad y fantasía.
También han sido los políticos los que han dictado e impuesto las leyes que
permiten y alientan esta especulación urbanística desaforada, siempre con el
nombre del pueblo y el ciudadano en la boca pero implantando un estado de
derecho al servicio de la minoría capitalista y contra la mayoría de los
ciudadanos. Asimismo ellos con sus arquitectos han pensado y ejecutado los más
dispares y a veces disparatados planes urbanísticos, siempre ajustados a
«derecho», siempre ajustados a sus servicios y corruptelas varias. Una misma
idea une a los políticos y a los urbanistas (ingenieros o arquitectos) es la
vieja idea del despotismo ilustrado: dicen que todo lo hacen para el pueblo
pero no quieren ver al pueblo ni en pintura.
La ciudad-mercancía está marcada por el
determinismo de la técnica. En las ciudades se aplica la técnica en su máximo
desarrollo, es un campo de pruebas para la investigación y aplicación de las
tecnologías, sobre todo las de control y vigilancia. La técnica también ha
permitido una aceleración en los procesos urbanísticos de las ciudades, la
aceleración del tiempo es fundamental para la sociedad capitalista. Las nuevas
tecnologías facilitan la fragmentación de la ciudad, lugares acotados
prohibidos a la mayoría. También una ciudad vigilada, tan controlada como llena
de temores, donde el miedo es el mensaje. Una ciudad polarizada y marcada por
la opresión y el encierro, la precariedad, la presión económica y policial. Controlar
y prevenir pasa a ser objetivo prioritario de la ciudad-mercancía. Para poder
aumentar el control ha de circular un peligro contra el que pedir seguridad así
el Estado pasa a ser un Estado policial. También la prevención se convierte en
una petición de seguridad: hacer la guerra por si acaso nos atacan… la policía
de barrio…
«La ciudad es esencialmente una creación
humana», escribe David Harvey en su libro «Ciudades rebeldes». Ya en 1964 María
Zambrano había escrito en su artículo «La ciudad creación histórica»: «Pocas
cosas hay en la humana historia que tengan más carácter de creación que la
ciudad (...) La ciudad es lo más creador entre las estructuras de
humana convivencia»... ¿Dónde queda el sentido de estas frases ante
el empuje salvaje de la ciudad-mercancía del capital contra sus habitantes?
quizás debamos volver a encontrar el deseo de ser ciudadanos libres”.
3.- Ya está subido a youtube al audio del primer foro del
Tour “Primer asalto proletario contra la sociedad de clases” (1917-1923). Esta se realizó en la Universidad Alberto Hurtado. La primera presentación (hasta minuto 11:30) abordó la introducción general a la actividad, la segunda se refirió al período 1917/23 con énfasis en la revolución rusa y también el movimiento de los Consejos Obreros en la revolución alemana (Minuto 11:30 a 40:00). La tercera se refirió a la cuestión de las particularidades del capitalismo en la URSS (desde el minuto 40 en adelante).
ESO ES TODO POR AHORA.
Ah, no: falta algo: CRASS, "Envidia del pene". Tremendo artefacto. 1981. Rara vez el peace/anarcho/punk fue tan bueno como esto.
Etiquetas: 2&3 DORM, crítica del urbanismo, ETCETERA, punk rock, teoría revolucionaria
Comments:
Publicar un comentario