miércoles, marzo 20, 2019
TOCATAS: CUANDO LA VIOLENCIA IRRACIONAL ESTALLA EN TU CARA.
Crass en Conway Hall, 1979, y Disturbio Menor en el Playa,
2019.
Había estado muy interesado en un
incidente famoso que alguna vez ocurrió en una tocata de Crass con Poison Girls
y la banda holandesa The Rondos, en un beneficio para anarquistas acusados por
atentados explosivos denominado “Persons Unknown”. Pero no me esperaba que la
violencia estallara frente a mí en la 12va tocata de Disturbio Menor tras el
reencuentro ocurrido desde fines del año pasado.
Vamos en orden: la tocata de
Crass fue en el Conway Hall en 1979, y en sitios como Killyourpetpuppy y
Dangerous Minds se pueden encontrar al menos 3 versiones: la de Crass a través
de su baterista y principal guía espiritual, Penny Rimbaud, la de los Rondos,
banda punk holandesa pero no anarco-punk sino que marxista-leninista-maoísta
que por algún tipo de error estaba visitando a Crass en sus cuarteles generales
en UK (Penny dice: “pensamos que eran anarquistas”), y la versión de un
antifascista que junto a otros grupos antifa vinculados a partidos trotskistas,
como la Red Brigade, atacaron violentamente a una cincuentena de skinheads
ligados al National Front que se habían dejado caer en el lugar gracias a la
tolerancia anarco-liberal de la organización del evento.
Las perspectivas, relatadas por 3
personas representantes de 3 facciones estético/políticas muy distintas pero que estuvieron ahí mismo
en medio de los sucesos, coinciden en varios puntos, y difieren en otros, y por
sobre todo son abiertamente discrepantes en cuanto a la valoración final de lo
que allí sucedió.
Lo que está más o menos
comprobado es que…Crass era bastante popular en ese momento (escuchen las
Peel Sessions de ese mismo año para
hacerse una idea), y al concierto llegaron alrededor de 700 personas. Ese día
los neofascistas del National Front/British Movement habían tenido una
concentración, y más de medio centenar de pelados de diversas edades llegaron a
ver a Crass pues a los skinheads también les gustaba su sonido. Como sea, a
Penny y Crass les parecía que los pelados tenían derecho a ir a verlos si
querían, y Penny dice claramente que ellos no discriminaban a derecha ni a
izquierda, que pocos skins eran en verdad fachos y que incluso así, ellos
serían los más beneficiados escuchando lo que la banda tenía que decir. Los Rondos ven esa cantidad de pelados y se sorprenden de la liberalidad de sus
anfitriones anarcopunks, señalando que si
eran molestados iban a responder contundentemente.
El antifa que ha escrito sus
memorias de dicha batalla, Martin Lux, dice abiertamente que no le gustaba Crass, pero que
los organizadores del concierto le habían pedido ir a darse una vuelta por si
las moscas…Cuando llega ve una cantidad enorme de skinheads, siendo una docena
de ellos de gran tamaño y ferocidad. Se coordina con otros antifas ligados al
Socialist Workers Party (un partido trot) que le dicen que van a ir a buscar
más gente, y que podrían regresar en alrededor de una hora. Al interior del
local, los skinheads se dedican a intimidar a punk rockers, extranjeros y
mujeres, ante la nula reacción de los organizadores, y todo el mundo rumorea
que lo que los skins quieren es tomarse el escenario cuando suba Crass, que iba
a ser la última banda en tocar. Eso les daba tiempo a los antifa para esperar
los refuerzas. En todo momento la actitud de los “anarcos” como despectivamente
los llama este antifa es de pasividad mezclada con angustia y desesperación,
llegando a que algunas chicas les pasaran manoplas y cadenas… como para que
ellos actuaran en su nombre. Lo cual
irritaba a nuestro antifa, dado que esos anarco-pacifistas solían decir que los
antifa eran tanto o más violentos que los propios fachos, etc. etc. etc.
Al final, luego de una tensa
espera plagada de incidentes que este antifa desactivaba como mejor podía,
llegan los refuerzos, no más de 20 personas en total, y deciden usar el factor
sorpresa atacando de inmediato con cadenas, palos, botellas y cuchillos a la
horda skin, no sin lesionar también en la ferocidad del ataque a anarquistas y
público en general que tuvo la mala suerte de estar muy cerca de los pelados.
Los pelados quedaron tirados en
el suelo sangrando y muchos de ellos inconscientes. Los pelados más chicos
aterrorizados eran escondidos en el escenario por los mismísimos Rondos. Los
antifa se fueron hacia la salida, y el relator señala haber dicho a unas
chicas: “¿No decían ustedes que somos tan violentos como los fascistas? No:
¡nosotros somos mucho peores!”.
Penny y Crass condenaron la
violencia, y de hecho dijeron que no habían sido atacados por el National
Front, sino que por los trotskistas de la Red Brigade que en su cruzada por el
poder popular decidió que era buena idea ir a pegarle a quien fuera que tuviera
el pelo muy corto. De pasadita, cortaron relaciones con los Rondos, por su
maoísmo, y en cierta forma los culpaban por lo sucedido.
La prensa publicó que lo
acontecido era una encerrona planificada de Crass en contra de los skinheads.
Crass envió cartas aclaratorias que jamás fueron publicadas, y como resultado
los del NF/BM empezaron, ahora sí, a atacar violentamente a Crass en sus conciertos.
¿Quién tenía razón? ¿Quién hizo
lo correcto?
No me queda claro. Yo preferiría
que no entren ese tipo de sujetos a un concierto. Pero sé que 50 skinheads
intimidan fácilmente a varios centenares de punks: lo he visto. Y sé que hay
quienes piensan que la “escena” es apolítica, y debe dar cabida a todos los que
muestran interés en asistir.
Con todos estos datos en mente, y
re-escuchando un poco a Crass que en lo “musical” siempre me gustó, pero
tomando distancia de su anarco-pacifismo
(en Malmö el 94 me topé en el subterráneo de una disquería con la caja del
doble LP “Christ-The Album”, de 1982, y no lo compré…¿por qué? Porque traía
dentro un pequeño folleto de Mahatma Gandhi), digo: con todos estos datos en la
mente, se me viene encima el 8 de Marzo, en que para apoyar la Huelga he
quedado de montar una especie de guardería infantil en el patio de mi lugar de
trabajo, para cuidar a infantes cuyas madres estén participando de un taller de
autodefensa feminista. Cansador. Pero más cansador es lo que se me viene para
el día sábado: tocar con Disturbio Menor en Hangar Subterráneo a eso de las 18
horas, para acto seguido partir en auto a Valparaíso donde debía tocar primero
con Manual de Combate, y después cerrar la jornada de tocatas de nuevo con
Disturbio Menor. Entre tanto alguna gente hasta alcanzó a pasarse a la tocata
de diablo en Valpo.
Todo bien en el Hangar. Había
llegado poca gente, pero estaban los cabros de Orden Criminal, banda de Temuco,
y varios viejos amigos de los 90. Tocamos un set no tan largo, y por primera
vez mostramos una canción nueva “Como antes” (aunque Olea también pensó en
bautizarla como “las ruinas”). Repartieron cerveza Cortés (no la conocía),
estaba pinchando discos el Coloro de la Federación de Pinchadiscos, fue llegando más gente que no
era poca cuando íbamos saliendo, y así emprendimos felices el viaje al Puerto
principal, los 4 DM más un viejo amigo chillanejo, escuchando el “New Day
Rising” de Hüsker Dü y dándole a un six pack de no recuerdo qué cerveza.
En llegando a Valparaíso nos
vamos de inmediato a La Playa. Había estado allí hace años. No lo recordaba muy
bien. Bar arriba, tocata en el subterráneo, donde aún no llegaba gente y se
estaba instalando el sonido. Instalamos la mesa de fanzines y libros. El resto
de DM sale a pasear un rato y me quedo concentrado con MDC. Algo escucho de un
atado con el trato de entradas con el local, pero no capto muy bien qué pasaba.
Aparecen amigos de Chillán, Llolleo, Santiago, Valparaíso e incluso Buenos
Aires. A algunos no los veía hace mucho tiempo. Nos actualizamos brevemente con
los datos de la vida, hijos/as, parejas, etc. El punk rock envejece y nosotros
también…Comparto cervezas con varios de ellos, y sobre todo con H., a quien
conozco por carta desde 1996/7, y en persona desde 1998/9, según lo que me
queda de recuerdos.
Toca MDC. Poca gente abajo, pero
se va asomando de a poco. Un set de 5 temas. La parte que más me gusta es
cuando en vez del saxo mismo toco sencillamente una boquilla de saxo, encerrada
con las manos a modo de ocarina. Se me hace corto el set, ¿media hora?
Terminamos y pienso: ¡ya cumplí con 2/3 de mi misión musical del día de hoy! Y
me parece notable poder ejercer dos formas distintas de punk rock la misma
noche: una con puros cuarentones, y la otra con veinteañeros; una con bajo, la
otra con saxo.
Suben los de Dosis Mortal, y de
pasada me entero que la bajada de la otra banda, Cartagena, tenía que ver con
una funa feminista, pero no me queda nada claro a quien afectaba ni ninguno de
sus detalles. No veo mucho a Dosis Mortal porque estaba algo agobiado en ese
subterráneo con ese olor a humedad tan fuerte que me impregnó toda a ropa. Subo
al bar, donde venden el litro de Heineken a $3500. Sigo compartiendo con
amigos. Vuelvo a bajar y resulta que Esconder Mi Cara está por empezar, pero
falta el bajista, que había ido a pocas cuadras de ahí a ver a diablo. Lo
llaman y regresa al trote. En poco tiempo más está tocando la banda, que no
conocía y me gustó harto. Conocía al vocalista de una coincidencia anterior en
las calles de Valpo. Pero su look había cambiado un poco, y además en esa
ocasión no hicimos muy buenas migas dada su defensa de posiciones políticas
similares a las de los Rondos. Buena atmósfera, buenos temas, buenos
gritos…Pensaba que no podía pegar mejor con lo que Disturbio iba a ofrecer
justo después, ya cerrando una maratónica jornada.
En algún momento, no recuerdo
bien si estaba tocando Esconder Mi Cara pero creo que sí eran ellos, veo a un
perro negro y más bien grande, que venía desde la escalera y se metió
entremedio de todos nosotros. Lo acaricio pues me hace gracia, jamás pensé que
alguien lo había llevado, sino que más bien creí que era como esas veces en que
los perros se suben al Transantiago por iniciativa propia y la tendencia
natural a la deriva que tienen todos los perros. No lo vuelvo a ver, pero un
tiempo después, ya desde arriba del escenario cuando estábamos preparándonos
para tocar veo que estalla una pelea. H. golpea y empuja a alguien, que sale
volando por los aires. Voy a ver qué pasa, y me dice que un perro lo mordió, y
que el dueño del animal no se hacía responsable. Le pido que se calme, y vuelvo
al escenario. No veo al perro y pienso que ya se lo llevaron. En verdad, lo que
me preocupa en ese momento es que el único amplificador de bajo que había no
suena. Conecto mi bajo, con dos pedales (Big Muff y delay/reverb), y no pasa
nada de nada. El parlante crujía antes de conectarme, y ahora parece
totalmente muerto. Saco los efectos.
Conecto directo al ampli, y no pasa nada.
Gaspar de MDC y Lautaro van a ayudarme.
Probamos otro cable: nada. Olea va y le dice al tipo del sonido que tenemos ese
problema, y vuelve diciendo que el tipo cree que es culpa nuestra. Le tratamos
de demostrar que el problema no es de cables ni del instrumento, y que los
usamos sin problemas unas horas antes en Santiago. Insiste en probar con otro
bajo, y no se convence hasta que conectamos el de Gaspar, y tampoco suena. En
ese punto el sujeto del sonido dice que no hay nada que hacer, pues no tienen
cables del largo necesario para ponerme conectado en línea a la mesa de sonido.
Mucha gente está aglomerada
esperando que empecemos a tocar, y no sabemos qué hacer. Alguien dice que si lo
llevamos en auto podría ir a su casa a buscar un ampli, pero en la ida y vuelta se demoraría como 20 minutos. Ya son cerca de las 3 AM. Hay un
amplificador adicional de guitarra a un costado del escenario, pero el tipo a
cargo este se niega a usarlo, pues dice que lo podemos quemar con el bajo. Le
señalamos que sin efectos y a volumen medio, no corre riesgo, pero cuesta una
buena cantidad de tiempo y saliva el convencerlo.
Recién ahí pudimos empezar a tocar, y yo me sentía bastante frustrado por no poder sonar adecuadamente (el
tipo del ampli ni siquiera me dejaba controlarlo yo mismo directamente, por temor
a que le subiera el volumen), y porque en la tarde había probado el efecto
conjunto de Big Muff/delay para las partes de RUIDO que en Valparaíso quería
explorar de una manera más contundente y con volumen en 11.
El set va transcurriendo bien: hay dinamismo y
energía, pero…advierto que el pogo, slam, mosh o como le quieran llamar está
algo descontrolado, y dominado por machos. Pienso lo que todos me han dicho:
las tocatas en Valpo. son así. Y sigo tocando nomás, feliz de haber pasado más
de la mitad del set sin mayores inconvenientes que un sonido no tan fuerte del
bajo y un par de pifias individuales que abordamos con humor, repitiendo
“Fuego” cuando el baterista se saltó una parte, pues el punk implica errores y
obviamente que es parte de su encanto.
Veo a H. en medio del pogo casi
todo el rato, y hasta hablamos en algunas pausas. Veo a más amigos, y mucha
gente totalmente desconocida para mi. Las mujeres en los bordes de la masa
humana, nunca al centro.
Arremetemos con “Lúcido”, una de
las más fáciles de tocar, en la medida que se haga a la velocidad adecuada.
Robo un poco de micrófono para anunciar que esta canción nunca se trató de no
tomar, sino de “no ser imbécil”. Vamos terminando el tema, unas líneas de bajo
cierran la canción y se supone deberían dar paso a la nueva versión DUB que la
agregamos el año pasado. Me gusta tocar esas líneas, en la tarde las probé y me
propuse tocarlas con más “feeling” en la segunda ocasión. Pero…
…no alcanzo a empezar la
ejecución en el bajo cuando una masa humana cae sobre el costado en que estoy
yo, y al lado mío dos personas filmando. Obviamente se trata de una pelea, pero
me cuesta entender qué pasa. Rápidamente veo que no es una pelea entre bandos o
piños, sino que hay una agitación en contra de una persona en particular, que
resulta ser precisamente ¡H.! Mi primera reacción es impedir una pelea, así que
dejo que él suba al escenario, y se refugie detrás de mí. En ese momento
escucho muchas voces enojadísimas, sobre todo voces femeninas, tratándolo de
“macho culiao”, y una voz que señala algo así como que él le tiró el pelo y le
pegó en la cara. Me cuesta creer lo que
está pasando, pero varios amigos de confianza se acercan y me confirman a gritos que en
medio del pogo y sin mediar provocación alguna, H. tomó a una chica del pelo y
la atacó con fuertes rodillazos. Le pregunto a él directamente qué había pasado y me
responde: “yo quería bailar hardcore”. La indignación aumenta de intensidad, y
empiezan a escucharse gritos pidiendo que el agresor se retire del lugar. Me
parece razonable, dado lo que había hecho. Otras personas me dicen además que H. tiene
un cuchillo.
H. se desplaza hacia el centro
del escenario, y algunas personas me empiezan a cuestionar si es que acaso lo
estoy protegiendo. Me digo que no: que no tengo por qué proteger a alguien que
está golpeando a las personas, aunque no me quede claro el detalle de por qué
lo hizo, y que con su comportamiento acaba de pudrir lo que hasta el momento
era una tocata que transcurría sin mayores problemas. Es algo de lo que tendrá que hacerse cargo él mismo, por responsabilidad individual. Se suben 4 o 5 chicas al
escenario: todas bastante jóvenes, de veintipocos años en promedio diría yo, de
contextura pequeña, y con una notoria expresión
de rabia en sus rostros. Me queda claro que no están pasteleando, sino que
están enfurecidas por la actitud previa de H. Lo golpean entre todas ellas, no vi hombres
en ese momento haciéndolo. Llueven botellas y se revientan al lado del
amplificador en el costado en que está nuestro guitarrista. Es el caos total,
pero entremedio logro ver que dos personas, incluyendo al organizador de la
fecha, se llevan a H. hacia las escaleras, arriba.
Me siento shockeado, desolado,
confundido. No soy una persona muy violenta, aunque como todos, puedo llegar a
serlo, y mucho, en determinadas condiciones. Por lo general siempre he
racionalizado la necesidad de aplicar la violencia contra enemigos claros:
fachos y policías. Dentro de tocatas, dentro de “la escena”, me parece que hay
que evitar en lo posible la violencia, o usarla sólo como medio de autodefensa
cuando no queda otra. El problema con la violencia, propia y ajena, es que las
racionalizaciones son a priori o a posteriori, pero en el momento mismo en que
se ejerce uno nunca sabe de qué será capaz uno, y los otros, a qué extremo de
letalidad/fatalidad/daños se podrá llegar. Sobre todo en un lugar cerrado.
Sobre todo si corrió bastante alcohol desde varias horas antes. Sobre todo si
alguien porta armas…
No puedo creer que la tocata
terminara así. En los 90 la violencia nos acompañó bastante. Al tocar con Fun
People en la Blondie en 1997 no pudimos terminar el set: vez que acelerábamos,
un sector del pogo se volvía muy violento. En su frustración Lautaro desenchufó
su guitarra y se fue, cuando ya no había nada que pudiéramos hacer para calmar
la situación. Hay simios a quienes les parece que el punk es así y que tratar
de evitar la violencia irracional es propio de jipies o de burgueses. Pobre
gente. Se revuelcan en la mierda del sistema y se sienten felices por ello.
También recuerdo una vez que tocamos en el Pedagógico, y que cuando la música
aceleraba un sector de la gente se aforraba. Tuvimos que parar de tocar, y aún
recuerdo las cabezas sangrantes, rotas por golpes de botellazos, siendo lavadas
en las mangueras de los pastos del Peda. Y yendo al principio de todo, recuerdo
que la primera vez que tocó DM fui con mi hermana chica, que tenía 12 o 13
años. Después de tocar me dijo que mientras nos estaba viendo, de la nada una
punk rocker salió del centro del pogo y le dio un puñetazo en la mejilla. Quedó
descolocada y adolorida, estaba sola, y no pudo hacer nada…
En esos casos siempre me
imaginaba este diálogo con el resto de la sociedad:
-No nos gusta este orden social
de mierda, tratamos de escapar de él creando nuestros propios espacios, nuestra
contracultura
-¡Rica tu contracultura!
Vuelvo en mí, arriba del
escenario, y veo la situación: ánimos caldeados, gritos y reproches.
Guitarrista y baterista querrían seguir tocando, mal que mal quedaban solo 3
temas y un posible cover. Yo no sé si quiero seguir tocando…Aún no puedo creer
que haya sido por H. que la cosa haya colapsado. Justo antes de empezar nos
dijo: “va a ser una noche memorable”. Sí, claro. Totalmente en lo correcto,
pero por las razones equivocadas.
Anunciamos “No soy cómplice”, y
se agrega casi espontáneamente “Nueve vueltas”. Lautaro y Mogles quieren seguir
con “Escape”, pero a mí no me da el ánimo. Me siento realmente mal…Recuerdo
cuando escribí acerca de unos incidentes también por pogo violento de machos en
la tocata de Marcel Duchamp en el Alameda. Pero acá fue mil veces peor…Pienso
en que en Talca, Puerto Montt y Chillán el pogo era masivo, alegre y mixto.
¿Por qué no puede ocurrir eso en Santiago y Valparaíso? ¿Por qué? ¡Díganme por
qué! ¿O en realidad vamos a necesitar espacios separatistas? ¿Pogo de hombres y
pogo de mujeres? ¿Y le decimos a la sociedad que llevamos un mundo nuevo en
nuestros corazones?
Pero sus coletazos no pararon, y
siguen hasta hoy…
Al hablar con amigos comunes que
tengo con H. presentes en la tocata, me dicen inequívocamente qué él se mandó
una tremenda cagada, injustificable, y que ellos sólo pudieron ir afuera a
evitar que le siguieran pegando, para que se pudiera ir. Escucho a una sola
persona diciendo que H. está casi ciego y por ende no pudo ver bien a quién le
estaba aforrando…lo cual no me queda claro qué es exactamente lo que justifica….salvo lo que se ha
venido diciendo por algunos en cuanto a que su actitud no fue misógina, que es
como se le etiquetó en la funa feminista que circula.
¿Detalle técnico? No sé, no
creo…la excusa me recuerda a los ratis que obstaculizaron por casi una hora la denuncia
de agresión en contra de Carolina Torres, en Pudahuel, porque decían que fue un
“problema entre barristas” y en ningún caso un ataque “lesbofóbico”.
Las mujeres que estuvieron en el
incidente envían dos días después un comunicado planteado como funa a H. Lo subimos al Facebook
de la banda. H. envía luego sus aclaraciones incluyendo abundantes disculpas. Las
subimos al Facebook de la banda. Queremos que se conozcan ambas versiones. Pero
la banda toma una posición clara: no queremos pogo violento, no queremos que
las mujeres se queden en los márgenes viendo como los hombres “vacilan”. No
queremos que las diferencias se resuelvan aplicando de inmediato la fuerza. Y
yo tampoco estoy de acuerdo en que hayan linchado a H. una vez que ya estaba fuera
de la tocata. La autodefensa de las mujeres agredidas me pareció inevitable y
hasta violencia justa en sus propios términos. Pero más que eso me parece un exceso,
o en jerga castrense “violencia innecesaria”, que según supe, pues no la ví, hasta pudo haber sido con "resultado de muerte". ¿O la "justicia alternativa" de lxs libertarixs consiste sólo en linchamientos?
Sin embargo, a medida que pasan
los días hemos visto que unas cuantas voces, que en su casi totalidad NO
ESTUVIERON ALLÍ ESA NOCHE, ocupan el espacio virtual para defender a H. y hasta
pasando a atacar a Disturbio Menor.
Unos dicen que si la cosa era tan
grave deberíamos haber parado de tocar. ¿Sí? Bueno: Algunas personas nos dijeron eso al final, pero mucha
gente opinaba en cambio que un solo sujeto no podía cagar una tocata donde había más de 100
personas, que deberíamos haber seguido tocando y punto. En fin: lo
intentamos, no pudimos, y no cabe dar explicaciones por eso.
Otro dice que no se podía esperar
otra cosa de DM, puesto que según él hemos tocado en varias fechas organizadas
por la productora Korova, que tendría alguna vinculación con el asesinato de 5 personas en el
concierto de Doom el 2015. ¿A qué tocatas se refieren calumniadores de mierda?
Pues es absolutamente falso. No tenía ni idea de la existencia de dicha
productora, y menos hemos aceptado supuestas invitaciones suyas a tocar en
ningún lugar. ¿Se hará cargo el calumniador de aclarar sus dichos, o se
amparará también en la impunidad de las redes para hablar mierda sin dar cara?
Otras personas, incluyendo
mujeres, dicen que el punk es violento, y que si a los “burgueses” y
universitarios no les gusta eso, pueden ir a entretenerse en peñas con vino
navegado. ¡Buen punto! ¿Quiere decir que se conforman con ser peores que los
jipis? ¿Naturalizan entonces la violencia entre pares, por descarga, delirio o
lo que sea? ¿Les gusta ir a tocatas a pegar y ser golpeadxs? Putas que estamos
mal entonces…yo creía que la idea era la “destrucción de lo que nos destruye”,
pero con estos anarco-punks ¡no se necesitan skinheads nazis!
Por último, otro agresor virtual
dice que la banda “sobrevalorada como histórica” no se demoró un segundo en
“juzgar” a H. Esta está chistosa: ¿qué banda no está ligada a su época, y por
ende tiene un carácter histórico? Ninguna pues, ahueonao. Y por lo demás, no
somos ningún tribunal, y no sé si te diste cuenta de que por eso mismo subimos
las dos versiones.
Les pregunto a todos ellxs,
nuestros apasionados detractores tras un teclado: ¿Qué esperaban entonces de
nosotros? ¿Un cordón de protección para H.? ¿Qué nos uniéramos a él para
pegarle a las chiquillas que habían ido a la tocata y se encontraron de golpe
con sus agresiones? ¿Qué no subiéramos la versión que ellas escribieron y nos
enviaron para difundir? ¿Qué le digamos a a H.: “no importa compa, te conocemos
hace años y respetamos tus credenciales anarcopunk así que puedes mandarte
todas las cagadas que quieras y te vamos a apañar igual siempre”? ¿Algo así?
Váyanse un buen poco a la mierda.
Por culpa de gente como ustedes el punk está como está. Mejor háganse miembros de
una barra brava y descarguen allá sus frustraciones, lejos de quienes aún
creemos que el hardcore punk comunica un mensaje fraternal y horizontal, antiautoritaria y anticapitalista.
Etiquetas: a desalienar, absurdo, cualquier cosa, hardcore punk, pastelismo, Valparaíso, violencia y control
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