<$BlogRSDUrl$>

miércoles, marzo 20, 2019

TOCATAS: CUANDO LA VIOLENCIA IRRACIONAL ESTALLA EN TU CARA. 


Crass en Conway Hall, 1979, y Disturbio Menor en el Playa, 2019.

Había estado muy interesado en un incidente famoso que alguna vez ocurrió en una tocata de Crass con Poison Girls y la banda holandesa The Rondos, en un beneficio para anarquistas acusados por atentados explosivos denominado “Persons Unknown”. Pero no me esperaba que la violencia estallara frente a mí en la 12va tocata de Disturbio Menor tras el reencuentro ocurrido desde fines del año pasado.

Vamos en orden: la tocata de Crass fue en el Conway Hall en 1979, y en sitios como Killyourpetpuppy y Dangerous Minds se pueden encontrar al menos 3 versiones: la de Crass a través de su baterista y principal guía espiritual, Penny Rimbaud, la de los Rondos, banda punk holandesa pero no anarco-punk sino que marxista-leninista-maoísta que por algún tipo de error estaba visitando a Crass en sus cuarteles generales en UK (Penny dice: “pensamos que eran anarquistas”), y la versión de un antifascista que junto a otros grupos antifa vinculados a partidos trotskistas, como la Red Brigade, atacaron violentamente a una cincuentena de skinheads ligados al National Front que se habían dejado caer en el lugar gracias a la tolerancia anarco-liberal de la organización del evento.

Las perspectivas, relatadas por 3 personas representantes de 3 facciones estético/políticas  muy distintas pero que estuvieron ahí mismo en medio de los sucesos, coinciden en varios puntos, y difieren en otros, y por sobre todo son abiertamente discrepantes en cuanto a la valoración final de lo que allí sucedió.



Lo que está más o menos comprobado es que…Crass era bastante popular en ese momento (escuchen las Peel  Sessions de ese mismo año para hacerse una idea), y al concierto llegaron alrededor de 700 personas. Ese día los neofascistas del National Front/British Movement habían tenido una concentración, y más de medio centenar de pelados de diversas edades llegaron a ver a Crass pues a los skinheads también les gustaba su sonido. Como sea, a Penny y Crass les parecía que los pelados tenían derecho a ir a verlos si querían, y Penny dice claramente que ellos no discriminaban a derecha ni a izquierda, que pocos skins eran en verdad fachos y que incluso así, ellos serían los más beneficiados escuchando lo que la banda tenía que decir. Los Rondos ven esa cantidad de pelados y se sorprenden de la liberalidad de sus anfitriones anarcopunks, señalando que si  eran molestados iban a responder contundentemente.

El antifa que ha escrito sus memorias de dicha batalla, Martin Lux, dice abiertamente que no le gustaba Crass, pero que los organizadores del concierto le habían pedido ir a darse una vuelta por si las moscas…Cuando llega ve una cantidad enorme de skinheads, siendo una docena de ellos de gran tamaño y ferocidad. Se coordina con otros antifas ligados al Socialist Workers Party (un partido trot) que le dicen que van a ir a buscar más gente, y que podrían regresar en alrededor de una hora. Al interior del local, los skinheads se dedican a intimidar a punk rockers, extranjeros y mujeres, ante la nula reacción de los organizadores, y todo el mundo rumorea que lo que los skins quieren es tomarse el escenario cuando suba Crass, que iba a ser la última banda en tocar. Eso les daba tiempo a los antifa para esperar los refuerzas. En todo momento la actitud de los “anarcos” como despectivamente los llama este antifa es de pasividad mezclada con angustia y desesperación, llegando a que algunas chicas les pasaran manoplas y cadenas… como para que ellos actuaran en su nombre.  Lo cual irritaba a nuestro antifa, dado que esos anarco-pacifistas solían decir que los antifa eran tanto o más violentos que los propios fachos, etc. etc. etc.

Al final, luego de una tensa espera plagada de incidentes que este antifa desactivaba como mejor podía, llegan los refuerzos, no más de 20 personas en total, y deciden usar el factor sorpresa atacando de inmediato con cadenas, palos, botellas y cuchillos a la horda skin, no sin lesionar también en la ferocidad del ataque a anarquistas y público en general que tuvo la mala suerte de estar muy cerca de los pelados.

Los pelados quedaron tirados en el suelo sangrando y muchos de ellos inconscientes. Los pelados más chicos aterrorizados eran escondidos en el escenario por los mismísimos Rondos. Los antifa se fueron hacia la salida, y el relator señala haber dicho a unas chicas: “¿No decían ustedes que somos tan violentos como los fascistas? No: ¡nosotros somos mucho peores!”.



Penny y Crass condenaron la violencia, y de hecho dijeron que no habían sido atacados por el National Front, sino que por los trotskistas de la Red Brigade que en su cruzada por el poder popular decidió que era buena idea ir a pegarle a quien fuera que tuviera el pelo muy corto. De pasadita, cortaron relaciones con los Rondos, por su maoísmo, y en cierta forma los culpaban por lo sucedido.

La prensa publicó que lo acontecido era una encerrona planificada de Crass en contra de los skinheads. Crass envió cartas aclaratorias que jamás fueron publicadas, y como resultado los del NF/BM empezaron, ahora sí, a atacar violentamente a Crass en sus conciertos.

¿Quién tenía razón? ¿Quién hizo lo correcto?

No me queda claro. Yo preferiría que no entren ese tipo de sujetos a un concierto. Pero sé que 50 skinheads intimidan fácilmente a varios centenares de punks: lo he visto. Y sé que hay quienes piensan que la “escena” es apolítica, y debe dar cabida a todos los que muestran interés en asistir.

Con todos estos datos en mente, y re-escuchando un poco a Crass que en lo “musical” siempre me gustó, pero tomando distancia de su  anarco-pacifismo (en Malmö el 94 me topé en el subterráneo de una disquería con la caja del doble LP “Christ-The Album”, de 1982, y no lo compré…¿por qué? Porque traía dentro un pequeño folleto de Mahatma Gandhi), digo: con todos estos datos en la mente, se me viene encima el 8 de Marzo, en que para apoyar la Huelga he quedado de montar una especie de guardería infantil en el patio de mi lugar de trabajo, para cuidar a infantes cuyas madres estén participando de un taller de autodefensa feminista. Cansador. Pero más cansador es lo que se me viene para el día sábado: tocar con Disturbio Menor en Hangar Subterráneo a eso de las 18 horas, para acto seguido partir en auto a Valparaíso donde debía tocar primero con Manual de Combate, y después cerrar la jornada de tocatas de nuevo con Disturbio Menor. Entre tanto alguna gente hasta alcanzó a pasarse a la tocata de diablo en Valpo.

Todo bien en el Hangar. Había llegado poca gente, pero estaban los cabros de Orden Criminal, banda de Temuco, y varios viejos amigos de los 90. Tocamos un set no tan largo, y por primera vez mostramos una canción nueva “Como antes” (aunque Olea también pensó en bautizarla como “las ruinas”). Repartieron cerveza Cortés (no la conocía), estaba pinchando discos el Coloro de la Federación de Pinchadiscos, fue llegando más gente que no era poca cuando íbamos saliendo, y así emprendimos felices el viaje al Puerto principal, los 4 DM más un viejo amigo chillanejo, escuchando el “New Day Rising” de Hüsker Dü y dándole a un six pack de no recuerdo qué cerveza.

En llegando a Valparaíso nos vamos de inmediato a La Playa. Había estado allí hace años. No lo recordaba muy bien. Bar arriba, tocata en el subterráneo, donde aún no llegaba gente y se estaba instalando el sonido. Instalamos la mesa de fanzines y libros. El resto de DM sale a pasear un rato y me quedo concentrado con MDC. Algo escucho de un atado con el trato de entradas con el local, pero no capto muy bien qué pasaba. Aparecen amigos de Chillán, Llolleo, Santiago, Valparaíso e incluso Buenos Aires. A algunos no los veía hace mucho tiempo. Nos actualizamos brevemente con los datos de la vida, hijos/as, parejas, etc. El punk rock envejece y nosotros también…Comparto cervezas con varios de ellos, y sobre todo con H., a quien conozco por carta desde 1996/7, y en persona desde 1998/9, según lo que me queda de recuerdos.


Toca MDC. Poca gente abajo, pero se va asomando de a poco. Un set de 5 temas. La parte que más me gusta es cuando en vez del saxo mismo toco sencillamente una boquilla de saxo, encerrada con las manos a modo de ocarina. Se me hace corto el set, ¿media hora? Terminamos y pienso: ¡ya cumplí con 2/3 de mi misión musical del día de hoy! Y me parece notable poder ejercer dos formas distintas de punk rock la misma noche: una con puros cuarentones, y la otra con veinteañeros; una con bajo, la otra con saxo.

Suben los de Dosis Mortal, y de pasada me entero que la bajada de la otra banda, Cartagena, tenía que ver con una funa feminista, pero no me queda nada claro a quien afectaba ni ninguno de sus detalles. No veo mucho a Dosis Mortal porque estaba algo agobiado en ese subterráneo con ese olor a humedad tan fuerte que me impregnó toda a ropa. Subo al bar, donde venden el litro de Heineken a $3500. Sigo compartiendo con amigos. Vuelvo a bajar y resulta que Esconder Mi Cara está por empezar, pero falta el bajista, que había ido a pocas cuadras de ahí a ver a diablo. Lo llaman y regresa al trote. En poco tiempo más está tocando la banda, que no conocía y me gustó harto. Conocía al vocalista de una coincidencia anterior en las calles de Valpo. Pero su look había cambiado un poco, y además en esa ocasión no hicimos muy buenas migas dada su defensa de posiciones políticas similares a las de los Rondos. Buena atmósfera, buenos temas, buenos gritos…Pensaba que no podía pegar mejor con lo que Disturbio iba a ofrecer justo después, ya cerrando una maratónica jornada.

En algún momento, no recuerdo bien si estaba tocando Esconder Mi Cara pero creo que sí eran ellos, veo a un perro negro y más bien grande, que venía desde la escalera y se metió entremedio de todos nosotros. Lo acaricio pues me hace gracia, jamás pensé que alguien lo había llevado, sino que más bien creí que era como esas veces en que los perros se suben al Transantiago por iniciativa propia y la tendencia natural a la deriva que tienen todos los perros. No lo vuelvo a ver, pero un tiempo después, ya desde arriba del escenario cuando estábamos preparándonos para tocar veo que estalla una pelea. H. golpea y empuja a alguien, que sale volando por los aires. Voy a ver qué pasa, y me dice que un perro lo mordió, y que el dueño del animal no se hacía responsable. Le pido que se calme, y vuelvo al escenario. No veo al perro y pienso que ya se lo llevaron. En verdad, lo que me preocupa en ese momento es que el único amplificador de bajo que había no suena. Conecto mi bajo, con dos pedales (Big Muff y delay/reverb), y no pasa nada de nada. El parlante crujía antes de conectarme, y ahora parece totalmente muerto.  Saco los efectos. Conecto directo al ampli, y no pasa nada.


Gaspar de MDC y Lautaro van a ayudarme. Probamos otro cable: nada. Olea va y le dice al tipo del sonido que tenemos ese problema, y vuelve diciendo que el tipo cree que es culpa nuestra. Le tratamos de demostrar que el problema no es de cables ni del instrumento, y que los usamos sin problemas unas horas antes en Santiago. Insiste en probar con otro bajo, y no se convence hasta que conectamos el de Gaspar, y tampoco suena. En ese punto el sujeto del sonido dice que no hay nada que hacer, pues no tienen cables del largo necesario para ponerme conectado en línea a la mesa de sonido.

Mucha gente está aglomerada esperando que empecemos a tocar, y no sabemos qué hacer. Alguien dice que si lo llevamos en auto podría ir a su casa a buscar un ampli, pero en la ida y vuelta se demoraría como 20 minutos. Ya son cerca de las 3 AM. Hay un amplificador adicional de guitarra a un costado del escenario, pero el tipo a cargo este se niega a usarlo, pues dice que lo podemos quemar con el bajo. Le señalamos que sin efectos y a volumen medio, no corre riesgo, pero cuesta una buena cantidad de tiempo y saliva el convencerlo.

Recién ahí pudimos empezar a tocar, y yo me sentía bastante frustrado por no poder sonar adecuadamente (el tipo del ampli ni siquiera me dejaba controlarlo yo mismo directamente, por temor a que le subiera el volumen), y porque en la tarde había probado el efecto conjunto de Big Muff/delay para las partes de RUIDO que en Valparaíso quería explorar de una manera más contundente y con volumen en 11.

El set va transcurriendo bien: hay dinamismo y energía, pero…advierto que el pogo, slam, mosh o como le quieran llamar está algo descontrolado, y dominado por machos. Pienso lo que todos me han dicho: las tocatas en Valpo. son así. Y sigo tocando nomás, feliz de haber pasado más de la mitad del set sin mayores inconvenientes que un sonido no tan fuerte del bajo y un par de pifias individuales que abordamos con humor, repitiendo “Fuego” cuando el baterista se saltó una parte, pues el punk implica errores y obviamente que es parte de su encanto.

Veo a H. en medio del pogo casi todo el rato, y hasta hablamos en algunas pausas. Veo a más amigos, y mucha gente totalmente desconocida para mi. Las mujeres en los bordes de la masa humana, nunca al centro.

Arremetemos con “Lúcido”, una de las más fáciles de tocar, en la medida que se haga a la velocidad adecuada. Robo un poco de micrófono para anunciar que esta canción nunca se trató de no tomar, sino de “no ser imbécil”. Vamos terminando el tema, unas líneas de bajo cierran la canción y se supone deberían dar paso a la nueva versión DUB que la agregamos el año pasado. Me gusta tocar esas líneas, en la tarde las probé y me propuse tocarlas con más “feeling” en la segunda ocasión. Pero…

…no alcanzo a empezar la ejecución en el bajo cuando una masa humana cae sobre el costado en que estoy yo, y al lado mío dos personas filmando. Obviamente se trata de una pelea, pero me cuesta entender qué pasa. Rápidamente veo que no es una pelea entre bandos o piños, sino que hay una agitación en contra de una persona en particular, que resulta ser precisamente ¡H.! Mi primera reacción es impedir una pelea, así que dejo que él suba al escenario, y se refugie detrás de mí. En ese momento escucho muchas voces enojadísimas, sobre todo voces femeninas, tratándolo de “macho culiao”, y una voz que señala algo así como que él le tiró el pelo y le pegó en la cara.  Me cuesta creer lo que está pasando, pero varios amigos de confianza se acercan y me confirman a gritos que en medio del pogo y sin mediar provocación alguna, H. tomó a una chica del pelo y la atacó con fuertes rodillazos. Le pregunto a él directamente qué había pasado y me responde: “yo quería bailar hardcore”. La indignación aumenta de intensidad, y empiezan a escucharse gritos pidiendo que el agresor se retire del lugar. Me parece razonable, dado lo que había hecho. Otras personas me dicen además que H. tiene un cuchillo.

H. se desplaza hacia el centro del escenario, y algunas personas me empiezan a cuestionar si es que acaso lo estoy protegiendo. Me digo que no: que no tengo por qué proteger a alguien que está golpeando a las personas, aunque no me quede claro el detalle de por qué lo hizo, y que con su comportamiento acaba de pudrir lo que hasta el momento era una tocata que transcurría sin mayores problemas. Es algo de lo que tendrá que hacerse cargo él mismo, por responsabilidad individual. Se suben 4 o 5 chicas al escenario: todas bastante jóvenes, de veintipocos años en promedio diría yo, de contextura pequeña, y con una notoria expresión de rabia en sus rostros. Me queda claro que no están pasteleando, sino que están enfurecidas por la actitud previa de H. Lo golpean entre todas ellas, no vi hombres en ese momento haciéndolo. Llueven botellas y se revientan al lado del amplificador en el costado en que está nuestro guitarrista. Es el caos total, pero entremedio logro ver que dos personas, incluyendo al organizador de la fecha, se llevan a H. hacia las escaleras, arriba.

Me siento shockeado, desolado, confundido. No soy una persona muy violenta, aunque como todos, puedo llegar a serlo, y mucho, en determinadas condiciones. Por lo general siempre he racionalizado la necesidad de aplicar la violencia contra enemigos claros: fachos y policías. Dentro de tocatas, dentro de “la escena”, me parece que hay que evitar en lo posible la violencia, o usarla sólo como medio de autodefensa cuando no queda otra. El problema con la violencia, propia y ajena, es que las racionalizaciones son a priori o a posteriori, pero en el momento mismo en que se ejerce uno nunca sabe de qué será capaz uno, y los otros, a qué extremo de letalidad/fatalidad/daños se podrá llegar. Sobre todo en un lugar cerrado. Sobre todo si corrió bastante alcohol desde varias horas antes. Sobre todo si alguien porta armas…

No puedo creer que la tocata terminara así. En los 90 la violencia nos acompañó bastante. Al tocar con Fun People en la Blondie en 1997 no pudimos terminar el set: vez que acelerábamos, un sector del pogo se volvía muy violento. En su frustración Lautaro desenchufó su guitarra y se fue, cuando ya no había nada que pudiéramos hacer para calmar la situación. Hay simios a quienes les parece que el punk es así y que tratar de evitar la violencia irracional es propio de jipies o de burgueses. Pobre gente. Se revuelcan en la mierda del sistema y se sienten felices por ello. También recuerdo una vez que tocamos en el Pedagógico, y que cuando la música aceleraba un sector de la gente se aforraba. Tuvimos que parar de tocar, y aún recuerdo las cabezas sangrantes, rotas por golpes de botellazos, siendo lavadas en las mangueras de los pastos del Peda. Y yendo al principio de todo, recuerdo que la primera vez que tocó DM fui con mi hermana chica, que tenía 12 o 13 años. Después de tocar me dijo que mientras nos estaba viendo, de la nada una punk rocker salió del centro del pogo y le dio un puñetazo en la mejilla. Quedó descolocada y adolorida, estaba sola, y no pudo hacer nada…

En esos casos siempre me imaginaba este diálogo con el resto de la sociedad:

-No nos gusta este orden social de mierda, tratamos de escapar de él creando nuestros propios espacios, nuestra contracultura

-¡Rica tu contracultura!

Vuelvo en mí, arriba del escenario, y veo la situación: ánimos caldeados, gritos y reproches. Guitarrista y baterista querrían seguir tocando, mal que mal quedaban solo 3 temas y un posible cover. Yo no sé si quiero seguir tocando…Aún no puedo creer que haya sido por H. que la cosa haya colapsado. Justo antes de empezar nos dijo: “va a ser una noche memorable”. Sí, claro. Totalmente en lo correcto, pero por las razones equivocadas.

Anunciamos “No soy cómplice”, y se agrega casi espontáneamente “Nueve vueltas”. Lautaro y Mogles quieren seguir con “Escape”, pero a mí no me da el ánimo. Me siento realmente mal…Recuerdo cuando escribí acerca de unos incidentes también por pogo violento de machos en la tocata de Marcel Duchamp en el Alameda. Pero acá fue mil veces peor…Pienso en que en Talca, Puerto Montt y Chillán el pogo era masivo, alegre y mixto. ¿Por qué no puede ocurrir eso en Santiago y Valparaíso? ¿Por qué? ¡Díganme por qué! ¿O en realidad vamos a necesitar espacios separatistas? ¿Pogo de hombres y pogo de mujeres? ¿Y le decimos a la sociedad que llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones?

El pogo, sin H. ya, siguió igual de brutal. La tocata se acaba.



Pero sus coletazos no pararon, y siguen hasta hoy…

Al hablar con amigos comunes que tengo con H. presentes en la tocata, me dicen inequívocamente qué él se mandó una tremenda cagada, injustificable, y que ellos sólo pudieron ir afuera a evitar que le siguieran pegando, para que se pudiera ir. Escucho a una sola persona diciendo que H. está casi ciego y por ende no pudo ver bien a quién le estaba aforrando…lo cual no me queda claro qué  es exactamente lo que justifica….salvo lo que se ha venido diciendo por algunos en cuanto a que su actitud no fue misógina, que es como se le etiquetó en la funa feminista que circula.

¿Detalle técnico? No sé, no creo…la excusa me recuerda a los ratis que obstaculizaron por casi una hora la denuncia de agresión en contra de Carolina Torres, en Pudahuel, porque decían que fue un “problema entre barristas” y en ningún caso un ataque “lesbofóbico”.

Las mujeres que estuvieron en el incidente envían dos días después un comunicado planteado como funa a H. Lo subimos al Facebook de la banda. H. envía luego sus aclaraciones incluyendo abundantes disculpas. Las subimos al Facebook de la banda. Queremos que se conozcan ambas versiones. Pero la banda toma una posición clara: no queremos pogo violento, no queremos que las mujeres se queden en los márgenes viendo como los hombres “vacilan”. No queremos que las diferencias se resuelvan aplicando de inmediato la fuerza. Y yo tampoco estoy de acuerdo en que hayan linchado a H. una vez que ya estaba fuera de la tocata. La autodefensa de las mujeres agredidas me pareció inevitable y hasta violencia justa en sus propios términos. Pero más que eso me parece un exceso, o en jerga castrense “violencia innecesaria”, que según supe, pues no la ví, hasta pudo haber sido con "resultado de muerte". ¿O la "justicia alternativa" de lxs libertarixs consiste sólo en linchamientos?

Sin embargo, a medida que pasan los días hemos visto que unas cuantas voces, que en su casi totalidad NO ESTUVIERON ALLÍ ESA NOCHE, ocupan el espacio virtual para defender a H. y hasta pasando a atacar a Disturbio Menor.

Unos dicen que si la cosa era tan grave deberíamos haber parado de tocar. ¿Sí? Bueno: Algunas personas nos dijeron eso al final, pero mucha gente opinaba en cambio que un solo sujeto no podía cagar una tocata donde había más de 100 personas, que deberíamos haber seguido tocando y punto. En fin: lo intentamos, no pudimos, y no cabe dar explicaciones por eso.

Otro dice que no se podía esperar otra cosa de DM, puesto que según él hemos tocado en varias fechas organizadas por la productora Korova, que tendría alguna vinculación  con el asesinato de 5 personas en el concierto de Doom el 2015. ¿A qué tocatas se refieren calumniadores de mierda? Pues es absolutamente falso. No tenía ni idea de la existencia de dicha productora, y menos hemos aceptado supuestas invitaciones suyas a tocar en ningún lugar. ¿Se hará cargo el calumniador de aclarar sus dichos, o se amparará también en la impunidad de las redes para hablar mierda sin dar cara?

Otras personas, incluyendo mujeres, dicen que el punk es violento, y que si a los “burgueses” y universitarios no les gusta eso, pueden ir a entretenerse en peñas con vino navegado. ¡Buen punto! ¿Quiere decir que se conforman con ser peores que los jipis? ¿Naturalizan entonces la violencia entre pares, por descarga, delirio o lo que sea? ¿Les gusta ir a tocatas a pegar y ser golpeadxs? Putas que estamos mal entonces…yo creía que la idea era la “destrucción de lo que nos destruye”, pero con estos anarco-punks ¡no se necesitan skinheads nazis!

Por último, otro agresor virtual dice que la banda “sobrevalorada como histórica” no se demoró un segundo en “juzgar” a H. Esta está chistosa: ¿qué banda no está ligada a su época, y por ende tiene un carácter histórico? Ninguna pues, ahueonao. Y por lo demás, no somos ningún tribunal, y no sé si te diste cuenta de que por eso mismo subimos las dos versiones.

Les pregunto a todos ellxs, nuestros apasionados detractores tras un teclado: ¿Qué esperaban entonces de nosotros? ¿Un cordón de protección para H.? ¿Qué nos uniéramos a él para pegarle a las chiquillas que habían ido a la tocata y se encontraron de golpe con sus agresiones? ¿Qué no subiéramos la versión que ellas escribieron y nos enviaron para difundir? ¿Qué le digamos a a H.: “no importa compa, te conocemos hace años y respetamos tus credenciales anarcopunk así que puedes mandarte todas las cagadas que quieras y te vamos a apañar igual siempre”? ¿Algo así?

Váyanse un buen poco a la mierda. Por culpa de gente como ustedes el punk está como está. Mejor háganse miembros de una barra brava y descarguen allá sus frustraciones, lejos de quienes aún creemos que el hardcore punk comunica un mensaje fraternal y horizontal, antiautoritaria y anticapitalista.

Etiquetas: , , , , , ,


Comments: Publicar un comentario

This page is powered by Blogger. Isn't yours?