jueves, octubre 22, 2020
Un burro viejo
TESIS:
“Yo voto Apruebo porque creo
profundamente en el ejercicio político y porque espero que esta instancia pueda
ser una gran forma de relegitimarlo, de darle herramientas representativas para
reconectar una masa dispersa, con rabia, y que siente que está sola ante la
vida. Es el momento indicado precisamente porque es urgente. Porque tomar otra
opción, estoy convencido, sería darle un portazo a pensar algo común”.
ANTÍTESIS:
Yo no voto porque creo
profundamente en que el ámbito de ejercicio de nuestra actividad política -libre
y consciente- debe ser siempre por fuera y en contra del Estado, y porque ir a
votar siempre ha servido por sobre todo para relegitimar la dominación estatal,
de un Poder político que se separa de nuestras voluntades y actúa supuestamente
en representación de todos pero siendo siempre funcional al interés principal de
la clase dominante: mantener la dominación. Sólo la rabia de una masa que se
creía dispersa y sola ante la vida hizo posible revolucionarnos contra la vieja
sociedad modelada por el dinero del Capital y el poderío militar y policíaco
del Estado. Ir a votar con convicción o por el “mal menor”, de buena fe o “acarreado”
con chantajes emocionales como el Maicol de la serie El Reemplazante, es a la
larga darle un tremendo portazo a la autonomía individual y territorial que se
conquistó hace un año, y arriesga repetir la historia de 1988 al dejar
entregada a los especialistas de la política la enorme lucha que dio el pueblo.
“Todas las formas de lucha” nos dicen,
pero cuando optan por el lápiz y el papel siempre terminan abandonando una a
una todas las demás.
¿SIN-TESIS?
Les deseo de todo corazón que Oj-Alá esta vez no sea así. Pero como decía un panfleto que vi el otro día: “Que el plebiscito no te apacigüe”.
O dicho de otro modo: si quiere votar vaya y vote. Lleve su mascarilla y que le vaya bien. No quiero convencer a nadie de no hacer lo que realmente desea, pero exijo lo mismo a cambio.
(De
todos modos sería bonito si ya que van aprovechan de anular al menos uno de los
papeles con alusiones a los presos de la revuelta, que me tinca no salieron en
ningún spot de la franja de los anarquistas por el apruebo [sic] (SICK)).
No se olviden que en este otro lugar del espectro político todavía
hay quienes aún nos sentimos identificados con el discurso que hace como 12
años para otras elecciones vi en una larga serie televisiva ochentera llamada “Berlin
Alexanderplatz”.
A menos que ya estén planeando declarar desde ya inconstitucional
el ser partidario de la acracia y con las leyes penales post- Nueva Constitución
nos manden a los pocos que somos a Juan Fernández, Tierra del Fuego o Melinka.
“Un burro viejo puede aprender
siempre algo, pero todavía no ha nacido un burro como el obrero alemán. Una y
otra vez cogen los obreros alemanes sus papeletas de voto, entran en el local y
las depositan, y piensan que con eso ya está. Dicen: queremos que nuestras
voces resuenen en el Reichstag; bueno, pues sería mejor que fundasen un orfeón.
Camaradas, hombres y mujeres,
nosotros no cogemos papeletas de voto, nosotros no votamos. Nos sienta mejor
pasar el domingo en el campo. ¿Y por qué? Porque el votante está sometido a la
legalidad. Y la legalidad es la fuerza bruta, la viva fuerza de la clase
dominante. Los santones del voto quieren inducirnos a que pongamos buena cara,
quieren encubrirlo, quieren evitar que nos demos cuenta de qué es la legalidad
y qué es el Estado, para que no podamos colarnos en el Estado por ningún
agujero ni ninguna puerta. Todo lo más en calidad de burros reconocidos y
bestias de carga. Y eso es lo que pretenden los santones del voto. Quieren
engatusarnos y enseñarnos a ser burros reconocidos. Hace tiempo que lo han
conseguido con la mayoría de los trabajadores. En Alemania nos educan en el
espíritu de la legalidad. Pero, camaradas, el fuego no puede mezclarse con el
agua, y eso deben saberlo los obreros.
Los burgueses y los socialistas y
los comunistas gritan a coro y se regocijan: toda bendición viene de lo alto.
Del Estado, de la Ley y de un Orden más elevado. Pero hay que ver lo que ocurre
luego. Para todos los que viven en el Estado están las libertades establecidas
en la Constitución. Allí están
establecidas. Pero la Libertad que nosotros necesitamos no nos la da nadie, esa
tenemos que tomarla. Esa Constitución quiere destruir la constitución de las
personas sensatas, pero ¿qué podéis hacer, camaradas, con libertades sobre el papel,
con libertades escritas? Si queréis usar de alguna libertad, viene un guardia y
os sacude en la cabeza; tú gritas: pero qué pasa, la Constitución dice esto y
aquello, y él dice: no digas sandeces, desgraciado, y tiene razón; el hombre no
sabe nada de constituciones, pero reconoce el reglamento, y además tiene una
porra y tú tienes que cerrar el pico.
(…)
Camaradas, hombres y mujeres, se
vota y se revota y dicen, esta vez todo irá mejor, ya veréis, haced un
esfuerzo, haced propaganda en casa, en la fábrica, cinco votos más, diez votos
más, doce votos más, espera, ya verás, te vas a convencer. Sí, os vais a
convencer. Sólo es el eterno círculo de la ceguera, porque todo se queda como
antes. El parlamentarismo prolonga la miseria de la clase obrera.
Derribaremos todas las
instituciones del Estado mediante la acción directa. Y tenemos el medio para
ello: negarnos a trabajar. Todas las ruedas se detendrán. Pero no se trata de
una canción que haya que cantar. Nosotros, camaradas, hombres y mujeres, no nos
dejaremos arrullar por el parlamentarismo, la asistencia social y toda la
mentira políticosocial. Sólo conocemos el odio al Estado, la anarquía y el
propio esfuerzo”.
[Alfred Döblin, Berlín
Alexanderplatz. Libro sexto, fragmento de “Guerra defensiva contra la sociedad
burguesa”. Traducción de Miguel Sáenz, 2002, que señala: “Todo el texto
entrecomillado, de contenido claramente anarquista, se basa indudablemente en
algún discurso real, anterior a las elecciones de marzo de 1928”. Esta parte
fue incluida en la versión de 15 hora y media de la novela de Düblin que hizo
el cineasta Rainer Werner Fassbinder y que fuera transmitida como serie por la
TV alemana en 1980].
Etiquetas: anarquia