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martes, enero 31, 2006

NO FI (parte 1) 

Siempre reflota por ahí una discusión que, a riesgo de exagerar, llamaré "estética", y que se relaciona con la "calidad mínima" que debiera exigírsele a los productos del rock o de la música en general. No importó mucho que las grabaciones caseras de baja calidad, el denominado LO FI, ganara aceptación en los círculos más usuales de análisis y degustación musical, para que nos ahorremos el ver de cuando en vez comentarios en el sentido de que algo no merece ser tomado en cuenta porque es "malo", o "suena mal", o es muy "poco serio", etc. (Una de las mejores expresiones del debate lo ví hace poco por ahí, en la objeción que alguien planteaba a bandas que supuestamente serían más interesantes "por las ideas que tienen detrás, más que por como suenan", o algo así). La cuestión de fondo en todo esto es bastante interesante, sobre todo reflexionada desde el problema de la negación del arte, y de la necesidad de apoyar una actividad que en el campo musical disuelva las percepciones comúnmente asumidas como definitorias de un material válido.


el artefacto en comento



Este tema me ha dejado pensando en una serie de artefactos cuya grandeza es reconocible pese a las pésimas condiciones de grabación, o incluso, no solo a pesar de ello, sino que en definitiva, gracias a ellas. Los Residents, por ejemplo, han ido sonado cada vez mejor, y son cada vez menos interesantes, sobre todo en comparación a su fase más artesanal y creativa (y no solo auditivamente, sino que hasta en el trabajo visual; baste comprar en el Comercial DVD los clips clásicos, con las nuevas producciones videísticas y computacionales. Los Jorobados extendieron su fama infame por todo el territorio en base a un cassette que realmente había que poner muy fuerte para entender algo. El Pere Ubu en vivo, 390 degress of simulated stereo es una pieza que pocos aguantarían escuchar, debido a que son grabaciones con calidad de más o menos mala a muy mala, pero que permiten captar toda la esencia de la banda en vivo. En el box set Holy Ghost, de Albert Ayler, las grabaciones de un tremendo concierto en Cleveland viene con un ruido de fondo, que se ecplica porque no se pudieron conseguir cintas nuevas para poder grabarlo, y entonces se escucha lo que estaba por debajo en la cinta que tuvieron que reutilizar. En el mismo artefacto, la última grabación de Ayler, en vivo en Francia, se corta en un punto por agotamiento de las pilas, y se perdió por eso una impresionante versión de Summertime. Los Electric Eels son una de las bandas más interesantes de los 70, y da lo mismo a esos efectos el que jamás se hayan acercado a una grabación decente. Ejemplos hay por montones.

En muchos casos se puede argumentar que estaríamos frente a excelente música grabada en pésimas condiciones. Pero, en varios de estos casos, los artistas han sido descalificados por hacer música horrible, poco seria, absurda, etc. Todo eso es discutible, pero de una cosa estoy seguro: las malas grabaciones casi aseguran que los esnobs y toda esa gentuza del "¿qué es ultracool escuchar ahora?" se mantengan a una prudente distancia de tan valiosos y audaces materiales.



texto que se mostrará cuando mantengas el mouse encima de la imagen



Uno de los mejores exponentes del género NO FI es el que paso a comentar: Public Flipper Limited, de los gloriosos Flipper, originalmente un álbum doble que recoge grabaciones en vivo de entre 1980 y 1985. Como todo buen chico melómano sabe, Flipper tituló a su primer álbum simplemente album (o generic album), en 1982, con una carátula mínima. La banda PIL (Public Image Limited) tuvo un poco después, (1985, año en que yo dedicaba los días a escuchar Iron Maiden) la tremenda idea de hacer un álbum llamado album/cassette/compact disc (según el formato), con una concepto visual muy similar, lo que les valió ser acusados en EEUU de plagio. Flipper, haciendo uso del humor amargo que siempre caracterizó a Shatter, Loose, Falconi y demases, optó por revertir la jugada titulando un album en vivo como Public Flipper Limited.

Alguna vez me topé con este artefacto en vinilo, en la casa de alguien que se lo estaba guardando a otro amigo mientras viajaba por no se donde. Además de tener una carátula muy interesante, el arte del disco en sí es una especie de juego desplegable, o algo por el estilo. Es criminal que este material esté descatalogado, al igual que su segundo album, Gone Fishin, en una época en que hasta la peor mierda de las décadas pasadas es objeto de reediciones de lujo. Pero bueno, recibí una copia que alguien bajó de internet, en la cual sólo faltaron los dos últimas temas, por razones de espacio, y cuya apreciación recomiendo a todos los fans del buen noise punk pastel palacagá.



¿coincidencia? no creo





En una primera audición, sorprende lo desastroso de los temas, incluso para los fans de los estandares ya de por sí desastrosos de la banda (al iniciar un tema en generic album, se escucha que dicen: "hey, ya, empecemos todos al mismo tiempo esta vez, un dos tres, cua"). De hecho, como el fanático de Flipper que soy, debo confesar que me tomó una segunda o tercera audición comenzar a apreciar realmente esta mierda de album, lleno de desastres musicales, líneas de bajo que parecen ir probando las notas a medida que el ejecutante se va acordando, alusiones a drogas, ofrecimientos de mostrar el testículo izquierdo, disculpas por estar tocando realmente mal en vista del nivel de caña y ebriedad combinados, etc. El gran comentarista de discos y entrevistador habitual, Mark Prindle, dice que este es el album que representa más adecuadamente la estética de la banda,. Que el resume en "who gives a fuck? Let's drink and make some rhythmic noise!". Mientras más se escucha esta pieza de punk rock, más se le aprecia. La belleza del estilo musical comienza a asomar una vez que te dejas llevar por la conducción del bajo, y aprecias el aparentemente sinsentido peor en realidad notable trabajo de la guitarra.

En definitiva, una placer de album. La belleza de lo negativo. El punk rock nunca más fue así de destructivo y gracioso. Amén.


John Lennin Army, ¿sexpol?, ¿sexpol?


viernes, enero 20, 2006

2006 

El año empezó bastante activo en el plano musical. Da gusto ver que aparece por aquí y por allá gente que desde distintas tradiciones se interesa en la improvisación libre, en formaciones efímeras y tocando casi completamente al margen de los circuitos más usuales. Por lo mismo, no ha sido un impacto menor el recibir la noticia de la muerte de Derek Bailey, a los 75 años, el 25 de diciembre, durante un viaje a Londres (Derek estaba viviendo en Barcelona desde hace algún tiempo). La figura y obra de este genio de la guitarra y teórico/práctico de la improvisación seguirá inspirando a muchos en los tiempos venideros. En este momento, espero que me devuelvan el set de 3 CDs de su formación Iskra 1903, para realizar los debidos homenajes. Los interesados en su obra, se encontrarán encon toda una serie de trabajos como solista, en conjuntos, duos y diversas situaciones, pues Derek estuvo siempre muy abierto en cuanto a colaborar con quien se pudiera, desde John Zorn y Ruins a Pat Metheny y Evan Parker. En el link a Militant Esthetix podrán encontrara bastante información relativa a Bailey. De hecho, Ben Watson (que vendría a ser la mitad de ME, además de colaborador ocasional de The Wire y militante del Socialist Workers Party) escribió un libro sobre Derek Bailey y la historia de la libre improvisación. Por su lado, Bailey también escribió un libro: Improvisación, su naturaleza y práctica. Descansa en paz, Derek.


fuera de este mundo



Hace muy poco he descubierto el placer de ir por las calles escuchando música por audífonos. En general, soy alguien bastante alejado de las innovaciones tecnológicas, tendiendo a pensar que las maquinas son manejadas por enanitos que trabajan incesantemente en su interior, y no he alcanzado a disfrutar de las supuestas ventajas de MP3 ni soulseek, cuando ya me encuentro frente a nuevas denominaciones como Ipod y nuevas yerbas. Así y todo, al mismo tiempo que es triste reflexionar acerca de cómo las ciudades ya no son ciudades, y la gente se encierra en sí misma incluso acústicamente para transitar entre domicilios, lugares de trabajo y centros de consumo, creo que la agresión constante de publicidad, imágenes y hasta canciones de mierda que aparecen en las radios, pantallas de estaciones de metro, salas de espera y demases, impulsa a hacernos acompañar por nuestros sonidos favoritos como medida defensiva de antialienación. En este proceso, he redescubierto el hecho de que muchas obras sonoras parecieran haber sido hechas especialmente para ser escuchadas caminando por las calles. Free jazz y diversas ramas del noise parecen especialmente adecuados.

Algunos acompañantes favoritos de este caluroso mes de enero:



noise noise noise



Ya había hablado del primer album de los Blue Humans, como un artefacto de free jazz/no wave. 12 años después, Rudolph Grey (en el canal izquierdo), junto a Alan Licht (canal derecho) y Tom Surgal, un baterista que había colaborado con Lidia Lunch, grabaron 5 temas que serían editados un par de años después por New Alliance records (según Licht, la demora se debió a que Rudolph Grey fue muy lento en confeccionar la carátula). El resultado sigue siendo englobable en el encuentro del no wave con el free jazz, pero el formato es muy curioso: una batería multidireccional, y un intrincado y ruidoso trabajo de dos genios de la guitarra noise, que obviamente se aprecia mejor con audífonos.


amor supremo



1965 fue un año intenso para John Coltrane. Luego de la coronación definitiva de su éxito cel año previo, con A Love Supreme, en vez de repetir el molde, Coltrane abrazó elos nuevos sonidos de lo que indistintamente se conocía como "new wave", "new thing", o "free jazz", grabando el monumental Ascensión, un solo tema de 40 minutos, junto a su ciarteto y músicos más jóvenes como Pharoah Sanders, John Thicai y Marion Brown, entre otros. Se dice que luego de grabar esta sesión, Coltrane telefoneó a Ayler y le dijo: "grabé un álbum, y sonaba como si fueras tú tocando". En cierta medida Ascensión puede ser visto como la respuesta al album "Free Jazz" de Ornette Coleman, en que se utilizó el formato de cuarteto doble (4 músicos en cada canal), pero acá hubo 10 músicos, y la estructura es algo diferente. Coltrane tocó un cierto motivo, y les dijo a los 9 acompañantes que se trataría de empezar con eso, ir gradualmente subiendo la intensidad, y de cada momento de clímax seguir con un solo, hasta que se agregaran todos buscando un nuevo clímax, y así sucesivamente. Particularmente intensos resultan los solos de Sanders, y los de los contrabajos. En The Major Works of John Coltrane, Impulse records, se ha reunido en dos CDs las dos tomas de Ascensión, la brutalidad conocida como Om (28 minutos), y dos temas adicionales, Kulu Se Mama, y Selflessness. Imprescindible. Pocos momentos de la música del siglo XX han sido tan gloriosamente honestos y radicales como los que reúne este artefacto.

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