domingo, julio 23, 2006
superrealismo
¡Quemados con fósforo químico!
Con las luces encendidas de la vieja retroexcavadora Fuchs, Erich Fege salió ya oscuro desde el sector habitado del fundo y se alejó cinco kilómetros hasta el sector Chenco, dentro de Colonia Dignidad. Tenía la orden de Schäfer de cavar un hoyo ancho y profundo. Fege, nacido en Alemania en 1926, hizo la excavación y por radio le mandaron: "¡Aléjate 200 metros del lugar y mantente alerta!".
Un grupo de efectivos del Ejército estaba ya dentro del predio. Venían desde Parral, pero pertenecían a la Escuela de Artillería de Linares.
El "Doc", como le decían a Schäfer los militares, llamó a Gerhard Mücke y le ordenó conducir a los huéspedes hasta la fosa cavada por Fege. Él obedeció sin chistar y, con trato amistoso, guió a los visitantes. Al acercarse al lugar indicado, Mücke (mosquito) se retrasó un poco, pero antes les mostró el sitio preparado. Desde una camioneta, los militares bajaron a un grupo de detenidos, presumiblemente cinco, los mataron a tiros y los arrojaron a la fosa.
Mücke, el guardaespaldas de "Glasaugen" ?como también le decían a Schäfer por su ojo de vidrio?, llamó a Fege por radio para que acercara la máquina: "¡Ahora tapas el hoyo y no preguntas nada!", le ordenó. Enseguida guió a los oficiales, suboficiales y soldados hacia las casas de Dignidad, donde el "Doc" los agasajó con los típicos manjares de la tradición bávara.
Dentro de las alambradas de la secta caían y desaparecían los primeros prisioneros políticos. Habían transcurrido sólo algunas semanas desde el golpe militar de 1973.
Otros prisioneros ?colonos sometidos por la violencia y el terror impuesto por Schäfer y sus jerarcas? sobrevivían bien alimentados en el predio, pero sufriendo como peones al servicio del rigor maléfico.
Pocos días después, Schäfer repitió la orden a Fege. "¡Sales oscuro!", le dijo. Con la antigua Fuchs que operaba con un sistema de huinchas, el alemán enfiló hacia el mismo lugar y cavó otro hoyo similar. Un nuevo contingente del Ejército arribó al fundo desde las cercanías. Cumplida la tarea, Fege volvió a alejarse a la espera de que lo llamaran por radio, poco después de escuchar los disparos. Presumiblemente, esta vez los detenidos también fueron cinco. Murieron de la misma manera y tuvieron el mismo destino. El agasajo se repitió. "Glasaugen" era un excelente anfitrión, aunque muy mal vecino.
LOS DESAPARECIDOS DE PARRAL
El macabro ritual se repitió al menos dos veces más. En total, durante los dos meses tras el golpe, al interior de Dignidad fueron eliminados y sepultados "unos 20" prisioneros, recuerda Mücke en el proceso judicial contra Colonia Dignidad.
Cifra que se aproxima a los 22 parralinos que desaparecieron entre septiembre y octubre de 1973 en cuatro oportunidades distintas. Primero, el 26 de septiembre, cinco detenidos fueron trasladados desde la cárcel de Parral a un lugar desconocido por orden del gobernador de la zona, el hoy coronel (R) de la Escuela de Artillería de Linares Hugo Cardemil Valenzuela. Otros cinco desaparecieron desde la comisaría, entre el 11 y el 15 de octubre de 1973. El tercer grupo, también de cinco, desapareció el 13 de octubre desde el retén policial de Catillo, a unos 10 kilómetros de Colonia Dignidad. Y, por último, el 23 de octubre fueron sacados siete prisioneros desde la cárcel de Parral por orden de Cardemil.
Los datos coinciden con los recuerdos de Mücke y Fege. Ellos no mencionan a otros detenidos eliminados en la colonia, aunque sí señalan que en 1974 llegó otro montón de prisioneros, pero después fueron sacados por la DINA hacia un destino desconocido.
Pero el autor material de las 40 mil fichas de amigos y enemigos de la colonia, empresarios, militares, curas, monjas y autoridades políticas de diversas épocas, el "filósofo" Gerd Seewald Lefevre, presentado siempre como el "director de la escuela de Villa Baviera", devela que otros prisioneros sí desaparecieron desde el fundo.
Menciona a Hernán Sarmiento Sabater y Haroldo Laurie Luengo, detenidos en Parral; Pedro Merino Molina, en Coronel; Adán Valdebenito Olavaria; en Lota, y a José Hilario San Martín Llancán, que no figura en ninguna lista oficial, y a otro de apellido Santibáñez. Todos corresponden al período de 1974, año en el que fue internada una gran cantidad de prisioneros en Dignidad. En aquel tiempo, Schäfer le comentó a Seewald: "Sie dürfen nicht überleben" (ellos no deben sobrevivir). Los mencionados aparecen en fichas incautadas el año pasado en el predio alemán.
"TODOS FUERON QUEMADOS"
Corría 1978 cuando un día Schäfer convocó a su fiel "tío Mauk", como llamaban a Mücke, y le ordenó: "¡Hay que limpiar el fundo! ¡Anda, sácalos y deshazte de ellos!".
El pintor de brocha, como se autodenomina Mücke ante los jueces, pidió ayuda a Rudy Collen y Willy Malessa. La "limpieza" les tomó un par de semanas. Fue durante ese año cuando por orden de Pinochet se inició a la "Operación Retiro de Televisores". En las distintas guarniciones militares se debían ubicar las fosas clandestinas, desenterrar los cuerpos de los detenidos asesinados y lanzarlos al mar, amarrados a un trozo de riel para hacerlos desaparecer definitivamente. La alarma había sonado en los cuarteles poco después que en una mina abandonada en Lonquén fueran ubicados los restos de 15 campesinos desaparecidos. Aunque se sospechaba, hasta ahora no se sabía que la orden también llegó a Colonia Dignidad.
Esta vez la vieja Fuchs la manejó Collen, mientras el "tío Mauk" dirigía las obras y se ensuciaba las manos enguantadas. El trabajo avanzó bajo la supervisión del "Doc", empeñado en cumplir la orden de su general. Tras desenterrar los cuerpos ya putrefactos, "aunque aún con partes blandas", como recuerda "Mauk", éste y Collen metieron a cada uno en un saco bien amarrado y luego puesto dentro de otro ?que tenía una sustancia que era fósforo y que quemaba fuertemente. Todos los cuerpos fueron quemados?, confesó Mücke.
Cuando la siniestra operación concluyó, "las cenizas se arrojaron al río Perquilauquén en un camión", dijo el alemán con su gruesa voz de barítono a mal traer. Y afinó más el cálculo: "Fueron entre 18 y 21 cuerpos y conté cuatro o cinco fosas".
Una versión, aún más escabrosa, no confirmada pero no ajena a la sofisticada ferocidad de los ?benefactores?, indica que los desechos se los habrían arrojados a los chanchos.
FRENTE A FRENTE
Veintiocho años después, encarcelados y respondiendo a la justicia por los crímenes de lesa humanidad, en julio pasado Mücke y Schäfer fueron careados. Mücke enfrentó a su jefe por primera vez:
"¡Basta! Ya está bueno que reconozcas tu responsabilidad. Tú diste las órdenes y después me dijiste: ahora hay que limpiar el fundo. ¡Sácalos, y deshazte de ellos!".
Schäfer miró a Mücke con frialdad y en mal castellano dijo: "No tengo idea de qué me habla este señor".
Mücke contraatacó: "¡Los militares entraron al fundo por orden tuya y tú me ordenaste que los guiara por los caminos interiores!".
"Bueno, ellos entraban a la villa y hacían lo que les daba la gana, eran el Gobierno. Es cierto que pasaron centenares de militares y carabineros. Llegaban sin avisar. Pero de eso que tú dices no sé nada. ¡Estuvimos 40 años juntos, Gerhard, y todo lo que se hizo se decidió en comunidad!".
"¡No, señor, usted daba las órdenes!", le espetó "Mauk".
Decepcionado, "Mosquito" se sumaba a lo que un par de semanas antes habían sido las duras quejas ante la justicia de otro peligroso hombre del politburó de Dignidad, Kurt Schnellenkamp, en contra del "Ewige Onkel" (el "Tío Permanente"):
"Paul nos engañó a todos y más encima se quedó con nuestro dinero".
Algo parecido había proferido en el juicio "el filósofo" de las fichas, Seewald. Nacido en 1922, sostiene que estudió filosofía en la Universidad de Hamburgo y ahí aprendió "a fichar".
"Él nos manejó a todos", manifestó.
Ahora, todos se sentían engañados por la sagacidad extrema del ex cabo nazi que, según cuentan, no perdió el ojo en la guerra, sino desatándose la amarra de los bototos con un tenedor.
DE CARRASCO A MERTINS
"Ku", como todavía llaman a Schnellenkamp dentro de Dignidad y por fuera sus amigos chilenos, tenía razones de sobra para estar enojado con el "Doc". Por años, fue él quien dio la cara por el sur y el norte para cumplir la orden de Schäfer de conseguir armas y municiones para defenderse "de los comunistas". Tarea que cumplía en paralelo como jefe de la planta chancadora de Bulnes, donde producen ripio y otros materiales que todavía venden a empresas de la construcción e, incluso, dicen, al Estado.
Es en sus recientes palabras en el proceso de Colonia Dignidad donde aparecen nuevos nombres de altos oficiales que, durante la dictadura, tuvieron estrechos lazos con la secta. Dedicado a conseguir pertrechos de guerra o chatarra militar que creativamente transformaban dentro del fundo, afirmó que "fue en esta oportunidad cuando tomé contacto con algunos señores oficiales de Concepción, como Washington Carrasco, Luciano Díaz Schneider y Dante Iturriaga, y otros cuyos nombres en este momento no recuerdo".
Si de ellos también recibieron prisioneros que llevaron al predio, no lo dice.
Asimismo se relacionó con suboficiales armeros de distintos regimientos del país, con los que también conseguía algunas armas y municiones bajo cuerda "a cambio de quesos y cosas de ese tipo".
Los alemanes habían decidido incrementar su arsenal, que más tarde fue "subiendo de pelo" y sofisticación, por ejemplo, en negocios con el traficante de armas internacional y ex oficial de las SS hitlerianas Gerhard Mertins. El mismo "Ku" admitió los contactos que, acompañado por Helmuth Seelbach, otro alemán de la colonia, tuvo con Mertins en sus fundos de Durango (México) y Bonn (Alemania). Éste se transforma en el primer reconocimiento abierto de estos negocios con Mertins hecho por un miembro de la jerarquía de esta asociación ilícita criminal.
A SOLAS CON WILLOUGHBY
A "Ku" la memoria tampoco le falla para recordar que un día de 1974 condujo el bus Mercedes Benz de la colonia hasta el estadio de Talca:
"El viaje fue para trasladar hasta Villa Baviera a unos 15 prisioneros. Cuando llegué de vuelta los dejé en el galpón de las papas en medio de la noche y le dije a Paul: ¡misión cumplida!".
Qué pasó con ellos después no está seguro, dice, pero afirma que le parece que la DINA los sacó en un bus.
En julio de 1974, Schäfer dijo a Schnellenkamp: "Me vas a llevar al fundo Las Palmas, entre Melipilla y Las Cabras. En el camino hablamos".
Cuando arribaron al lugar, Schäfer le explicó: "Bueno, ahora me esperas aquí porque tengo una reunión importante con el señor Federico Willoughby, él es como un ministro de nuestro Gobierno".
"Ku" sostiene que esperó cerca de una hora. Cuando el "Doc" salió y partieron de vuelta en el vehículo, le contó:
"El agente de la DINA Miguel Becerra murió en la villa, y no conviene que se sepa que murió adentro. Cuando lleguemos, tú y Rudi [Collen] van a cargar su camioneta en el Magiruz [Deutz, un camión] con su cuerpo adentro. Lo sacan, en Parral bajan la camioneta con su cuerpo, Rudi se vuelve, y tú conduces la camioneta hasta la carretera en Linares. Te desvías por algún camino no muy transitado y lo dejas ahí, sentado al volante. Que parezca cualquier cosa. Alguien te va a seguir para traerte de regreso".
"Así lo hice. El cuerpo ya estaba descompuesto. Creo que Becerra, a quien apodamos "Uno" porque siempre andaba solo y vivía con nosotros adentro, quería salirse de la DINA", contó "Ku" en el proceso.
Quién sabe por qué, "Glasaugen" pareció recobrar el don del recuerdo cuando, interrogado por el episodio Becerra, expresó casi en una alegoría:
"Alguien vino un día a mostrarme una manzana mascada que estaba en la pieza de Becerra. Corté un pedazo y se lo di a las lauchas. Cayeron muertas de inmediato. A Becerra le gustaba comer de noche una manzana. Mi teoría es que lo envenenaron, por lo de las lauchas, creo".
EL PERRITO DE MAGAÑA
El operativo militar que los alemanes llamaron "Cerro Gallo", monte ubicado al este del río Perquilauquén, que cruza el predio de 17 mil hectáreas, se realizó en 1974. Según Mauk, "Ku", Fege y un nuevo testigo, Franz Baar ?un chileno robado a sus padres cuando niño y adoptado ilegalmente?, a Dignidad llegó una tarde un contingente de unos 500 efectivos del Ejército. Durmieron dentro y al amanecer salieron de cacería, pero humana, apoyados por helicópteros. Ninguno dijo hasta ahora si se detuvo gente, aunque algunos lo presumen.
Sin embargo, el episodio arrojó otro nombre desconocido hasta ahora ?fuera de los de Manuel Contreras, Pedro Espinoza y el mismísimo Pinochet, que se pasearon por el fundo?. Un oficial de apellido Magaña que, según los testigos, pertenecía al Regimiento Chacabuco de Concepción, iba a cargo del operativo.
"Andaba con un perrito bajo el brazo", recordaron Baar y Mücke.
Lo que les pareció fuera de toda marcialidad militar fue que Magaña, antes de iniciarse el operativo rastrillo, armó un gran escándalo porque se le había perdido su mascota y puso a alemanes y soldados de cabeza a buscarlo.
"Lo raro es que, cuando lo encontraron, se subió al helicóptero con la mascotita", comentó socarronamente el "tío Mauk".
Al final del operativo, Magaña le entregó a Schäfer un diploma de agradecimiento que decía: "Al General, Doctor y Profesor". (LaNaciónDomingo)
Con las luces encendidas de la vieja retroexcavadora Fuchs, Erich Fege salió ya oscuro desde el sector habitado del fundo y se alejó cinco kilómetros hasta el sector Chenco, dentro de Colonia Dignidad. Tenía la orden de Schäfer de cavar un hoyo ancho y profundo. Fege, nacido en Alemania en 1926, hizo la excavación y por radio le mandaron: "¡Aléjate 200 metros del lugar y mantente alerta!".
Un grupo de efectivos del Ejército estaba ya dentro del predio. Venían desde Parral, pero pertenecían a la Escuela de Artillería de Linares.
El "Doc", como le decían a Schäfer los militares, llamó a Gerhard Mücke y le ordenó conducir a los huéspedes hasta la fosa cavada por Fege. Él obedeció sin chistar y, con trato amistoso, guió a los visitantes. Al acercarse al lugar indicado, Mücke (mosquito) se retrasó un poco, pero antes les mostró el sitio preparado. Desde una camioneta, los militares bajaron a un grupo de detenidos, presumiblemente cinco, los mataron a tiros y los arrojaron a la fosa.
Mücke, el guardaespaldas de "Glasaugen" ?como también le decían a Schäfer por su ojo de vidrio?, llamó a Fege por radio para que acercara la máquina: "¡Ahora tapas el hoyo y no preguntas nada!", le ordenó. Enseguida guió a los oficiales, suboficiales y soldados hacia las casas de Dignidad, donde el "Doc" los agasajó con los típicos manjares de la tradición bávara.
Dentro de las alambradas de la secta caían y desaparecían los primeros prisioneros políticos. Habían transcurrido sólo algunas semanas desde el golpe militar de 1973.
Otros prisioneros ?colonos sometidos por la violencia y el terror impuesto por Schäfer y sus jerarcas? sobrevivían bien alimentados en el predio, pero sufriendo como peones al servicio del rigor maléfico.
Pocos días después, Schäfer repitió la orden a Fege. "¡Sales oscuro!", le dijo. Con la antigua Fuchs que operaba con un sistema de huinchas, el alemán enfiló hacia el mismo lugar y cavó otro hoyo similar. Un nuevo contingente del Ejército arribó al fundo desde las cercanías. Cumplida la tarea, Fege volvió a alejarse a la espera de que lo llamaran por radio, poco después de escuchar los disparos. Presumiblemente, esta vez los detenidos también fueron cinco. Murieron de la misma manera y tuvieron el mismo destino. El agasajo se repitió. "Glasaugen" era un excelente anfitrión, aunque muy mal vecino.
LOS DESAPARECIDOS DE PARRAL
El macabro ritual se repitió al menos dos veces más. En total, durante los dos meses tras el golpe, al interior de Dignidad fueron eliminados y sepultados "unos 20" prisioneros, recuerda Mücke en el proceso judicial contra Colonia Dignidad.
Cifra que se aproxima a los 22 parralinos que desaparecieron entre septiembre y octubre de 1973 en cuatro oportunidades distintas. Primero, el 26 de septiembre, cinco detenidos fueron trasladados desde la cárcel de Parral a un lugar desconocido por orden del gobernador de la zona, el hoy coronel (R) de la Escuela de Artillería de Linares Hugo Cardemil Valenzuela. Otros cinco desaparecieron desde la comisaría, entre el 11 y el 15 de octubre de 1973. El tercer grupo, también de cinco, desapareció el 13 de octubre desde el retén policial de Catillo, a unos 10 kilómetros de Colonia Dignidad. Y, por último, el 23 de octubre fueron sacados siete prisioneros desde la cárcel de Parral por orden de Cardemil.
Los datos coinciden con los recuerdos de Mücke y Fege. Ellos no mencionan a otros detenidos eliminados en la colonia, aunque sí señalan que en 1974 llegó otro montón de prisioneros, pero después fueron sacados por la DINA hacia un destino desconocido.
Pero el autor material de las 40 mil fichas de amigos y enemigos de la colonia, empresarios, militares, curas, monjas y autoridades políticas de diversas épocas, el "filósofo" Gerd Seewald Lefevre, presentado siempre como el "director de la escuela de Villa Baviera", devela que otros prisioneros sí desaparecieron desde el fundo.
Menciona a Hernán Sarmiento Sabater y Haroldo Laurie Luengo, detenidos en Parral; Pedro Merino Molina, en Coronel; Adán Valdebenito Olavaria; en Lota, y a José Hilario San Martín Llancán, que no figura en ninguna lista oficial, y a otro de apellido Santibáñez. Todos corresponden al período de 1974, año en el que fue internada una gran cantidad de prisioneros en Dignidad. En aquel tiempo, Schäfer le comentó a Seewald: "Sie dürfen nicht überleben" (ellos no deben sobrevivir). Los mencionados aparecen en fichas incautadas el año pasado en el predio alemán.
"TODOS FUERON QUEMADOS"
Corría 1978 cuando un día Schäfer convocó a su fiel "tío Mauk", como llamaban a Mücke, y le ordenó: "¡Hay que limpiar el fundo! ¡Anda, sácalos y deshazte de ellos!".
El pintor de brocha, como se autodenomina Mücke ante los jueces, pidió ayuda a Rudy Collen y Willy Malessa. La "limpieza" les tomó un par de semanas. Fue durante ese año cuando por orden de Pinochet se inició a la "Operación Retiro de Televisores". En las distintas guarniciones militares se debían ubicar las fosas clandestinas, desenterrar los cuerpos de los detenidos asesinados y lanzarlos al mar, amarrados a un trozo de riel para hacerlos desaparecer definitivamente. La alarma había sonado en los cuarteles poco después que en una mina abandonada en Lonquén fueran ubicados los restos de 15 campesinos desaparecidos. Aunque se sospechaba, hasta ahora no se sabía que la orden también llegó a Colonia Dignidad.
Esta vez la vieja Fuchs la manejó Collen, mientras el "tío Mauk" dirigía las obras y se ensuciaba las manos enguantadas. El trabajo avanzó bajo la supervisión del "Doc", empeñado en cumplir la orden de su general. Tras desenterrar los cuerpos ya putrefactos, "aunque aún con partes blandas", como recuerda "Mauk", éste y Collen metieron a cada uno en un saco bien amarrado y luego puesto dentro de otro ?que tenía una sustancia que era fósforo y que quemaba fuertemente. Todos los cuerpos fueron quemados?, confesó Mücke.
Cuando la siniestra operación concluyó, "las cenizas se arrojaron al río Perquilauquén en un camión", dijo el alemán con su gruesa voz de barítono a mal traer. Y afinó más el cálculo: "Fueron entre 18 y 21 cuerpos y conté cuatro o cinco fosas".
Una versión, aún más escabrosa, no confirmada pero no ajena a la sofisticada ferocidad de los ?benefactores?, indica que los desechos se los habrían arrojados a los chanchos.
FRENTE A FRENTE
Veintiocho años después, encarcelados y respondiendo a la justicia por los crímenes de lesa humanidad, en julio pasado Mücke y Schäfer fueron careados. Mücke enfrentó a su jefe por primera vez:
"¡Basta! Ya está bueno que reconozcas tu responsabilidad. Tú diste las órdenes y después me dijiste: ahora hay que limpiar el fundo. ¡Sácalos, y deshazte de ellos!".
Schäfer miró a Mücke con frialdad y en mal castellano dijo: "No tengo idea de qué me habla este señor".
Mücke contraatacó: "¡Los militares entraron al fundo por orden tuya y tú me ordenaste que los guiara por los caminos interiores!".
"Bueno, ellos entraban a la villa y hacían lo que les daba la gana, eran el Gobierno. Es cierto que pasaron centenares de militares y carabineros. Llegaban sin avisar. Pero de eso que tú dices no sé nada. ¡Estuvimos 40 años juntos, Gerhard, y todo lo que se hizo se decidió en comunidad!".
"¡No, señor, usted daba las órdenes!", le espetó "Mauk".
Decepcionado, "Mosquito" se sumaba a lo que un par de semanas antes habían sido las duras quejas ante la justicia de otro peligroso hombre del politburó de Dignidad, Kurt Schnellenkamp, en contra del "Ewige Onkel" (el "Tío Permanente"):
"Paul nos engañó a todos y más encima se quedó con nuestro dinero".
Algo parecido había proferido en el juicio "el filósofo" de las fichas, Seewald. Nacido en 1922, sostiene que estudió filosofía en la Universidad de Hamburgo y ahí aprendió "a fichar".
"Él nos manejó a todos", manifestó.
Ahora, todos se sentían engañados por la sagacidad extrema del ex cabo nazi que, según cuentan, no perdió el ojo en la guerra, sino desatándose la amarra de los bototos con un tenedor.
DE CARRASCO A MERTINS
"Ku", como todavía llaman a Schnellenkamp dentro de Dignidad y por fuera sus amigos chilenos, tenía razones de sobra para estar enojado con el "Doc". Por años, fue él quien dio la cara por el sur y el norte para cumplir la orden de Schäfer de conseguir armas y municiones para defenderse "de los comunistas". Tarea que cumplía en paralelo como jefe de la planta chancadora de Bulnes, donde producen ripio y otros materiales que todavía venden a empresas de la construcción e, incluso, dicen, al Estado.
Es en sus recientes palabras en el proceso de Colonia Dignidad donde aparecen nuevos nombres de altos oficiales que, durante la dictadura, tuvieron estrechos lazos con la secta. Dedicado a conseguir pertrechos de guerra o chatarra militar que creativamente transformaban dentro del fundo, afirmó que "fue en esta oportunidad cuando tomé contacto con algunos señores oficiales de Concepción, como Washington Carrasco, Luciano Díaz Schneider y Dante Iturriaga, y otros cuyos nombres en este momento no recuerdo".
Si de ellos también recibieron prisioneros que llevaron al predio, no lo dice.
Asimismo se relacionó con suboficiales armeros de distintos regimientos del país, con los que también conseguía algunas armas y municiones bajo cuerda "a cambio de quesos y cosas de ese tipo".
Los alemanes habían decidido incrementar su arsenal, que más tarde fue "subiendo de pelo" y sofisticación, por ejemplo, en negocios con el traficante de armas internacional y ex oficial de las SS hitlerianas Gerhard Mertins. El mismo "Ku" admitió los contactos que, acompañado por Helmuth Seelbach, otro alemán de la colonia, tuvo con Mertins en sus fundos de Durango (México) y Bonn (Alemania). Éste se transforma en el primer reconocimiento abierto de estos negocios con Mertins hecho por un miembro de la jerarquía de esta asociación ilícita criminal.
A SOLAS CON WILLOUGHBY
A "Ku" la memoria tampoco le falla para recordar que un día de 1974 condujo el bus Mercedes Benz de la colonia hasta el estadio de Talca:
"El viaje fue para trasladar hasta Villa Baviera a unos 15 prisioneros. Cuando llegué de vuelta los dejé en el galpón de las papas en medio de la noche y le dije a Paul: ¡misión cumplida!".
Qué pasó con ellos después no está seguro, dice, pero afirma que le parece que la DINA los sacó en un bus.
En julio de 1974, Schäfer dijo a Schnellenkamp: "Me vas a llevar al fundo Las Palmas, entre Melipilla y Las Cabras. En el camino hablamos".
Cuando arribaron al lugar, Schäfer le explicó: "Bueno, ahora me esperas aquí porque tengo una reunión importante con el señor Federico Willoughby, él es como un ministro de nuestro Gobierno".
"Ku" sostiene que esperó cerca de una hora. Cuando el "Doc" salió y partieron de vuelta en el vehículo, le contó:
"El agente de la DINA Miguel Becerra murió en la villa, y no conviene que se sepa que murió adentro. Cuando lleguemos, tú y Rudi [Collen] van a cargar su camioneta en el Magiruz [Deutz, un camión] con su cuerpo adentro. Lo sacan, en Parral bajan la camioneta con su cuerpo, Rudi se vuelve, y tú conduces la camioneta hasta la carretera en Linares. Te desvías por algún camino no muy transitado y lo dejas ahí, sentado al volante. Que parezca cualquier cosa. Alguien te va a seguir para traerte de regreso".
"Así lo hice. El cuerpo ya estaba descompuesto. Creo que Becerra, a quien apodamos "Uno" porque siempre andaba solo y vivía con nosotros adentro, quería salirse de la DINA", contó "Ku" en el proceso.
Quién sabe por qué, "Glasaugen" pareció recobrar el don del recuerdo cuando, interrogado por el episodio Becerra, expresó casi en una alegoría:
"Alguien vino un día a mostrarme una manzana mascada que estaba en la pieza de Becerra. Corté un pedazo y se lo di a las lauchas. Cayeron muertas de inmediato. A Becerra le gustaba comer de noche una manzana. Mi teoría es que lo envenenaron, por lo de las lauchas, creo".
EL PERRITO DE MAGAÑA
El operativo militar que los alemanes llamaron "Cerro Gallo", monte ubicado al este del río Perquilauquén, que cruza el predio de 17 mil hectáreas, se realizó en 1974. Según Mauk, "Ku", Fege y un nuevo testigo, Franz Baar ?un chileno robado a sus padres cuando niño y adoptado ilegalmente?, a Dignidad llegó una tarde un contingente de unos 500 efectivos del Ejército. Durmieron dentro y al amanecer salieron de cacería, pero humana, apoyados por helicópteros. Ninguno dijo hasta ahora si se detuvo gente, aunque algunos lo presumen.
Sin embargo, el episodio arrojó otro nombre desconocido hasta ahora ?fuera de los de Manuel Contreras, Pedro Espinoza y el mismísimo Pinochet, que se pasearon por el fundo?. Un oficial de apellido Magaña que, según los testigos, pertenecía al Regimiento Chacabuco de Concepción, iba a cargo del operativo.
"Andaba con un perrito bajo el brazo", recordaron Baar y Mücke.
Lo que les pareció fuera de toda marcialidad militar fue que Magaña, antes de iniciarse el operativo rastrillo, armó un gran escándalo porque se le había perdido su mascota y puso a alemanes y soldados de cabeza a buscarlo.
"Lo raro es que, cuando lo encontraron, se subió al helicóptero con la mascotita", comentó socarronamente el "tío Mauk".
Al final del operativo, Magaña le entregó a Schäfer un diploma de agradecimiento que decía: "Al General, Doctor y Profesor". (LaNaciónDomingo)
sábado, julio 15, 2006
Dispararle a la Luna
Escuchar Slovenly en julio del 2006, escondido e identificado en las franelas, tentado de acudir a varios otros registros de la manada SST para detener un poco el paso del tiempo en esta noche dominical fría. En la faceta más tranquila y reflexiva de la confluencia postpunk americana de carretera, y las influencias más complejas de la legendaria explosión de pocos años antes -que en esa época era un relampagazo reciente. Thinking of Empire (1986) y We shoot at the moon (1989), ambos editados en SST records, pasaron sin causar mucha agitación en el respetable, y a estas alturas son poco más o poco menos que un grato recuerdo. Thinking of Empire?debería archivarlo entre Minutemen y REM. Pero no tengo discos de REM. Y hablando de SST records y sus años de gloria, Paganicons (SST 006, 1981), de Saccharine Trust en su momento más hardcore punk, el album pocos años posteriory mucho más jazzero, Surviving you, always (SST 024, 1984), y We became snakes (de 1986) que suena mucho más a lo Minutemen, y no por casualidad, dada la presencia colaborativa de Mike Watt, sirven como testamentos de lo mejor que se podía hacer en los 80 desde el punk pero mirando hacia el jazz, el funk, avantgarde, heavy metal y todo lo demás con mucha curiosidad, pero asimilando de manera más significativa que ese tipo de pelmazos que después hicieron mierda toda posible fusión desde el rock (pienso en gente como Red Hot Chili Peppers, Primus y demases)...
Después de reponerse de la experiencia exigente pero gratificante de asimilar el duelo de titanes Mass Projection, entre Kaoru Abe en alto, y Masayuki Takayanagi (advertencia: esto es japonés: puede que esté revirtiendo el orden de los nombres. ¿Debería sentirme culpable de saber algo de inglés y nada de japonés, chino mandarín, alemán, o coa?), el siguiente paso lógico es conseguir el Gradually Projection, donde, a diferencia del anterior, la idea es colaborar en base a escucharse atentamente y partiendo más bien del silencio. Abe Kaoru (al revés, pa achuntarle a una que sea) muestra acá un sorprendente dominio del lirismo en el clarinete bajo, para luego de un desarrollo de casi 50 minutos (no recuerdo bien y no es esencial comprobarlo), terminar dañando una especie de tratamiento ayleriano del conocido villancico de mierda "noche de paz" en una armónica. ¿Y saben qué? El tema te llega hasta a gustar. Gracias Kaoru por sacudirnos la mierda de una tradición de mierda. De ahí en adelante, cualquier grabación de Abe te seguirá otorgando poderosas y terribles dosis de desgarro y belleza.
Quienes amamos al Black Sabbath de los primeros 5 o 6 años de existencia, de vez en cuando nos consolamos con la existencia de bandas que parecen tomar la antorcha del relevo (sé que es diferente una antorcha que la carrera de relevos, pero quedó escrito así, y no quiero cambiarlo) de aquellos infalibles métodos sabbathianos para alcanzar el doom y el momento del redireccionamiento del tiempo hacia los territorios de la "big note" a la que todos queremos llegar y pocos llegan desde el rock pesado (es más usual que se llegue a esos terrenos desde el free jazz extático, y el noise radical). En esta ciudad, los Electrozombies en vivo nunca decepcionan en cuanto a llevarte a ese abismo por lo menos 3 o 4 veces, de manera muy intensa, durante su set). Desde Inglaterra, Dopethrone de los Electric Wizard (2000) parece ser uno de los documentos convincentes del estilo a lo largo de sus ya 30 años de existencia. Se da inicia al disco, y de ahí, a esperar cuando sin darte cuenta de repente ya estás cabeceando en un trance metálico que en realidad te hace comprender la idea del KO. El problema es que las canciones en tanto "temas", pueden presentar una monotonía o limpieza excesiva que hace tener siempre ganas de que el control parezca tambalearse un poco. Para ir en busca de ese abismo directamente, tal vez es recomendable acudir a piezas como el Earth 2, con solo tres temas en 70 y tantos minutos, diseñado inteligentemente para llegar al drone a través del riffage sabbathiano, con cierta inclinación por el lado apacible de lo siniestro. No se podría pensar en este género o subgénero de la música fuertemente amplificada (aka "rock") sin hacer referencias a la superioridad de formas y convicción con que se presenta en el territorio nacional japonés, por ejemplo, con el power trío Boris, que esculpió verdaderos icebergs de riffage lento como babosa y tan pesado como esos Melvins de la era Bullhead/Ozma, de donde, por cierto, los japoneses tomaron el nombre (Boris: impresionante track inicial del Bullhead).
Lost Aaraaff es conocido como el proyecto "ayleriano" del joven Kaiji Haino. Una vez más, el nombre se queda muy corto para describir las exploraciones sonoras de este grupo de personas a principios de los 70 en Japón. En la era de la masiva y radical presencia de la Zengakuren, organismo estudiantil que coordinaba las luchas contra la policía, el imperialismo, el estalinismo, y las tropas norteamericanas, el territorio musical se encontraba no menos agitado por la creatividad de la escena local que, asimilando el ambiente, el free jazz, el rock psicodélico, junto a sus propias tradiciones musicales y tendencias a la experimentación, pisaba en falso en un lugar donde se está a punto de caminar de nuevo. Varios documentos de estas amalgamas sociales y estéticas han ido saliendo a la luz, sobre todo de la mano de internet y el comunismo tecnológico que se posibilita. El album de 1971, conocido sencillamente como Lost Aaraaff, que consta de tres piezas, va desde el pianismo sencilla pero enérgicamente inspirado en Mcoy y Cecil, a epopeyas de más de media hora de duración donde, al parecer, todo es posible, y donde se alanzan nuevas cimas en la expresión precaria y brutal al saxofón.
Not Bite /We re not crazy es un 7" de Red Transistor originalmente grabado en 1977 y editado por Ecstatic Peace en 1990. Efectivamente, estos temas revelan lo mucho que el mejor Sonic Youth adeuda a esta banda, o más, bien el similar terreno en que muchos estaban caminando en NY en esa época. El trío lo conformaban Mark Edmands (batería), Von LMO (guitarra, voz, órganos, onda corta) y Rudolph Grey (gutarra) : Los dos últimos son leyendas ni tan oscuras de la vanguardia musical a estas alturas. Grey se dedicaría posteriormente con sus Blue Humans a inventar formas de encuentro entre el free jazz cósmico y las posibilidades de las percusiones y guitarras eléctricas (particularmente recomendables el Live 1980?con Beaver Harris y Arthur Doyle en esa ocasión-, el Clear to Higher Time, donde la labor guitarrística es potenciada por la segunda guitarra que aporta Alan Licht , y el EP Incandescente, junto a Harris y un saxofonista de Borbetomagus-). Pero en Red Transistor, la preocupación parece más enfocada a la reiteración rítmica minimalista tejiendo telarañas de guitarra por encima. Not Bite es más claustrofóbica y al mismo tiempo liberadora?se trata de seguir el entramado de guitarras y órgano que se desarrolla por debajo de la extraña vocalización (en el estilo del punk rock que más influenciaría a?Sonic Youth, por dar un ejemplo). We re not crazy explora angularmente métodos parecidos a los del tema anterior, pero con resultados que avanzan en una dirección distinta. En solo dos temas, el núcleo de lo que musicalmente desarrolló el llamado "new age" y el noise posterior, está totalmente comprimido aquí dentro. A escuchar una y otra vez.
Según una Encuesta nacional realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas a aproximadamente 16 mil personas, un 80% de la gente cree que la delincuencia ha aumentado en el país. Consultadas las mismas personas sobre si la delincuencia había aumentado en su comuna, este porcentaje bajaba a 60%. Y consultados sobre si la delincuencia había aumentado en su barrio, solo un 44% de la gente respondió afirmativamente.
El MIL (por 1000, y luego, "Movimiento Ibérico de Liberación") fue una agrupación armada que practicó en Cataluña de finales del franquismo (1970 a 1973) la lucha armada, inspirados en concepciones radicalmente diferentes a las del grueso de las agrupaciones armadas de la ultraizquierda. Para empezar, los principales animadores de este grupo habían llegado a posiciones en la órbita del marxismo libertario, consejista, antileninista, por lo cual valoraban la autonomía proletaria y concebían su misión como la de dar apoyo práctico a la radicalización de las luchas proletarias que se daban por ese entonces. Además, concebían como una labor fundamental, también a financiar mediante expropiaciones al Capital, la existencia de un Biblioteca adecuada, en la forma de folletos y libros que reivindicaran los aspectos más radicales y creativos de la lucha por la creación de Consejos Obreros, sea que provinieran del campo "marxista" o "anarquista". Tras la autodisolución del grupo, en cuyo seno evolucionaban tendencias que ya no podían seguir mucho más tiempo juntas, una feroz represión se abatió sobre sus militantes, culminando en la prisión y/o ejecución de algunos de ellos, de entre los cuales Salvador Puig Antich ha sido el más publicitado (tanto por la prensa oficial, como por la "anarquista" que lo convirtió en su mártir, muy en contra de su voluntad presumible y posiciones políticas -genuinamente comunistas-). En internet se encuentra un excelente artículo de Sergi Roses (que también editó en Alikornio un libro que recomiendo absolutamente: El MIL: una historia política), además de un libro que Santi Soler, uno de los miembros del MIL, escribió en 1978: Lucha de Clases y Clases de Lucha).
"Intentar recuperar la verdadera historia de lo que fue el Movimiento Ibérico de Liberación-Grupos Autónomos de Combate (MIL-GAC), es mucho más que hacer una crónica detallada de sus acciones de expropiación y de la detención, proceso y asesinato de Salvador Puig Antich. Es mostrar por qué y cómo se formó este grupo, qué propuesta política defendía y la alternativa revolucionaria que ofrecía. Haciéndolo así, se descubre que el MIL no era un grupo anarquista o incluso terrorista de lucha armada, catalán o no, con un mártir recuperado por el sistema, sino un grupo con una propuesta nítidamente diferenciada de la oposición antifranquista, totalmente original en el panorama español de la época, con fuertes raíces teóricas en corrientes revolucionarias de matriz marxista antileninista y que se consideraba a sí mismo no como otro grupo político más de la extrema izquierda, sino como un grupo de apoyo al movimiento obrero del momento. De esta manera, hablar del MIL-GAC exige hablar, sobre todo, de su itinerario político: sólo así se puede descubrir qué había detrás de este grupo de revolucionarios que han pasado de ser considerados, durante el franquismo, como "gángsters", a convertirse después, simplemente, en "alocados utópicos" o, en el mejor de los casos, en luchadores antifranquistas. Para ello, hace falta comenzar a desmontar los mitos" (Sergi Roses, en Un esbozo de la historia del MIL).