miércoles, mayo 24, 2017
DOS MINI REVIÚS EN UNO: Black Sabbath y Eno (x LC)
A punto de hacer dormir al
infante terrible, prendo el equipo de música y desde los parlantes SONY que en
edad andan por ahí con quien suscribe -esto es, más cerca del medio siglo que otra
cosa- y que aún funcionan excelentemente (cosa que no sé si se puede decir de
quien suscribe) brotan a buen volumen las sirenas iniciales de “War Pigs” y los gloriosos power chords de Toni Iommi acompañado por sus muchachos (Ozzy,
Geezer y Bill). Es decir, estaba puesto desde la mañana el hermoso álbum “Paranoid”,
de Black Sabbath, su segundo LP, de 1970.
El cabro chico, que ya estaba en
hora de cerrar los ojitos y ponerse a soñar, grita: “¡ESTO ES HEAVY METAL PUNK ROCK!!!!!”.
“Muy adecuada descripción”, le digo, “pero
lo voy a sacar porque no es música para dormir”. Me refuta diciendo: “esta
música sí sirve para dormir…la que no sirve es esa de las ranitas que siempre
me ponían cuando era más chico”.
(Claramente se estaba refiriendo
al Ambiente 4, On Land, de Brian Eno, que en uno de los tracks finales, Unfamiliar Wind (Leeks Hills), usa los
sonidos de ranas grabadas creo que en Costa Rica por el fotógrafo chileno Felipe
Orrego (Corrección: ¡en Honduras!). Recuerdo que en los tiempos en que el niño era bastante más pequeño con
su madre lo hacíamos dormir en base a los 3 ambientes de Eno que hay en casa
(1, 2 y 4), además de su Discreet Music y el Thursday Afternoon. Lo dejamos de hacer una vez que me
dijo: “esa música no me da sueño, me da susto”, lo cual me dio mucho que pensar
en términos de que sin quererlo tal vez lo habíamos estado asustando
innecesariamente todas las noches…en fin…que no se entere el SENAME ni los
Jueces de Familia. Pero antes de eso una vez se quedó dormido en la alfombra,
como le gustaba hacerlo siempre en verano, y diciendo: “¡las ranitas me están cantando a mí!”, con una gran sonrisa celestial para pasar segundos después al mundo de
los sueños).
Ante eso le pregunto, “¿por qué
dices que ese disco de las ranitas no es sirve para quedarse dormido?”, y me
responde: “esa es música para despertarse”.
Toda la razón. Entonces no cambié
el disco, y hacia “Planet Caravan” (el tercer tema) el infante terrible ya estaba roncando. Mientras tanto, pensaba en una vez que dejé de ver a Cristóbal C. por unos cuantos meses, y a su regreso cuando visitó mi casa nos dijo que había estado pegado con Black Sabbath, y particularmente con esta canción. Así que ahora cuando la escucho me imagino que es él quien va viajando entremedio de los planetas, por todo el cosmos, en una caravana eterna donde tarde o temprano nos volveremos a encontrar. En medio de ese viaje me quedé yo también profundamente dormido.
Etiquetas: ¿quien educará a los educadores?, cris corn, Eno, heavy metal