Debo ser una de las pocas personas que recibió con tristeza y homenajes
privados las muertes con un día de diferencia de MacCafferty, vocalista de la
antigua banda escocesa de rock pesado Nazareth, y de la cantante tropicalista
brasilera Gal Costa.
A pesar de ser una banda que podría ser considerada del montón, tengo a Naz
en un lugar de mi corazón porque cuando me enamoré del metal y el hard rock
hacia 1984 tras ver en Magnetoscopio Musical partes del US Festival del año
anterior, apoyaba con gran entusiasmo a TODAS las bandas del género con que me
topaba. Y así una tarde del verano de 1985 mientras estaba de vacaciones con mi
familia porteña, en alguna playa en Viña o Valparaíso vi en La Estrella el
siguiente titular: NAZARETH REVENTARÁ LA QUINTA.
El Festival de Viña en esos tiempos era observado por todas las familias en
el TV del living. En el Cerro Codillera también, y con mis primos y tías nos
gustaba ir a comprar papas fritas por ahí cerca.
Como con el titular me quedo claro que aquella banda debía ser de algo así
como Heavy Metal, en la feria de Avenida Argentina me compré un caset virgen
para grabar desde la radio su presentación. Resultó ser un pirata de mala
calidad, cuyo tamaño lo hacía atascarse en la mayoría de las caseteras. Y le
puse REC/PLAY apenas partió Nazareth, con un tema que me voló la adolescente
cabeza y que décadas después supe se llama “Telegram”, una especie de mini ópera
rock donde entremedio citan “So you wanna be a rock and roll star?” de los
Byrds, que a fines de los 70 versionó también Patti Smith.
Creo que en esos años los artistas tocaban dos noches seguidas. No sé bien
si en este caso también (habría que ver el concierto entero, que alguien subió
a yutub). Pero recuerdo lo que pasó en la primera aparición: en el segundo o
tercer tema, que era Razamanaz, de 1973, que llegó al número 10 del ranking
británico en esos años y es una de las más rápidas y pesadas, la guitarra de repente
dejó de sonar.
Se demoraron un rato en arreglar el problema técnico, y retomaron ese viejo
hit con gran energía, para volver a quedar muda la guitarra casi altiro. De ahí
en adelante el show se funó, o perdió energía…no sé bien que pasó, pero tanto
sectores del público como los locutores de radio empezaron a manifestar su
insatisfacción. Ni con “Love hurts” repuntaron mucho, y mientras más arreciaban
las críticas, más me sentía identificado con su FRACASO en vivo, y fue una
experiencia que nunca olvidé y me marcó en más de un sentido.
Sobre todo cuando al otro día La Estrella tituló NAZARETH: ROTOS, GUATONES
Y PENCAS.
Lo de “rotos” se debió a que en el clásico tema “Hair of the dog” -de su
álbum homónimo de 1975, tal vez lo mejor que hicieron y que en su momento fue
incluso editado en vinilo en Chile-, cuando en el coro dicen que “ahora te estás
metiendo con un hijo de puta”, algunos brillantes y honestos locutores de radio
entendieron que estos gringos estaban nada menos que ofendiendo al público
chileno con insultos de grueso calibre, diciendo que todos nosotros éramos unos
hijos de puta.
El público y los medios amaron en cambio al otro número de rock pesado que
tocó en ese festival: los suizos de Krokus, que por cierto se fueron a la
segura debutando con el cover de Sweet “Ballroom blitz”, canción que en esos
años todo el mundo conocía y causó un entusiasmo inmediato, junto a hitos
propios como “Midnite maniac”. Como en esa época traducían los títulos de los casets en edición chilena, su versión de Ballroom blitz pasó a llamarse "Trifulca en el salón de baile" en la edición chilena.
El otro efecto de este gran fracaso fue que muchos vinilos y casets de Nazareth,
en ediciones locales y/o brasileras y gringas, empezaron a aparecer en las
cajas de saldos de las disquerías del país, a precios cada vez más módicos.
Adquirí los que pude. Partiendo por una edición brasileña en caset de The
Fool Circle (1980), que era lo único que pillé en las escasas disquerías de
Punta Arenas. Lo escuché un montón, y hasta el día de hoy varias de sus
canciones me encantan. El sonido es más suave en ese álbum y hay dos guitarras.
En el folleto de un Grandes éxitos en CD que tengo dice que este álbum nunca
fue aceptado por los fans más pesados, y que la propia banda declaró que era un
álbum extraño hecho en tiempos extraños.
Un grandes éxitos en LP llamado “Love Hurts” fue adquirido en la Feria del
Disco de Paseo Ahumada, uno de los pocos lugares que conocí bien apenas llegué
a Santiago en 1986. Costaba 2200 pero le pegué una etiqueta de 950 y volví al
día siguiente por él.
Todavía los tengo atesorados en una parte de mi casa. Aunque perdí los casets.
Y sé que la banda no es tan buena ni nada pero…qué le voy a hacer…no se
puede renegar de los primeros amores, y la voz aguardentosa y proletaria de
Danny, para algunos críticos un “gusto adquirido” que dificultaba la
apreciación masiva de la banda, la llevo archivada en mi memoria de esos años,
en un cajón que queda cerca del rock proletario de AC/DC, Thin Lizzy y Rose
Tatoo.
Descansa en paz viejo MacCafferty, sopla la gaita desde el cielo y me
disculpo por el esnobismo huevón del público y los periodistas “musicales”
chilenos de 1985. Que no ha cambiado mucho en casi 40 años en verdad. La prueba
está en que la misma “Pelo del perro” que tanto molestó en los 80, triunfó en
los 90 pero en la versión que hicieron los posers de Guns and Roses. OK.
Pasando a la segunda necrológica, más breve, no sé qué más podría decir de
Gal. Una reconocida artista de la camada que también nos dio a Gil, Caetano,
Mutantes , Nara Leao y Tom Ze. Su primer álbum, de 1969, jamás ha dejado de
sonar en casa desde que lo encontré dentro un hermoso box tropicalista en la feria
del Disco de Viña del MAL.
El compañero Nildo Viana tiene un libro sobre el tropicalismo que una vez
me pidió traducir. No avancé mucho y perdí esos archivos.
En fin, me demoré en terminar esta entrada, y entretanto se murieron Wilco
Johnson (legendario guitarrista de Dr. Feelgood, veterano del pub rock más energético
y punketa), Keith Levene (legendario guitarrista original de The Clash y luego
de PIL) y ahora el escritor Hans Magnus Erzensberger, autor de una enorme obra
que conozco poco peor incluye estos dos clásicos: “Conversaciones con Marx y Engels”
y “El corto verano de la anarquía”.
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