lunes, febrero 06, 2023
Guattari vs. Bifo (parte 2): LUCHA DE CLASES, SUJETOS INDIVIDUADOS Y AGENCIAMIENTOS COLECTIVOS
Bifo: Yo considero que esta distinción es importante.Trabajo y producción
de plusvalor, por un lado, y actividad, por el otro: es decir,
cagar, mirar televisión, hacer el amor, hablar. Es verdad lo que decís: que la
determinación fundamental, la relación de producción capitalista, la producción
de plusvalor, en fin, el trabajo, han determinado la forma misma de la
actividad. Toda actividad, incluso el trabajo de limpiar papas, está orientada
a la reproducción de la fuerza de trabajo. Entonces, es verdad aquello que dijiste
de que el trabajo del ama de casa es productivo porque reproduce fuerza de
trabajo, es verdad que el trabajo de aprendizaje del lenguaje del niño es
productivo porque es indispensable en la introducción al código de la
comunicación que es código productivo, porque sin simbolización no pueden ser utilizados
en la producción. En este punto es donde en verdad se plantea el problema.
Hablaste de la clase obrera de modo unilateral, molar,
indistinto: es equivocado decir que un obrero que vota por el Partido comunista
es reformista; el mismo obrero que vota al PC y que rechaza el volante
revolucionario quizá sea homosexual, y tal vez pueda resultar hospitalizado por
no hablar el lenguaje normal. Esto es verdad, lo he aprendido de El Anti-Edipo
más que de Tronti. Es preciso fragmentar la figura humana, porque no existe
una “figura humana”, el obrero no es un hombre, no es posible hablar ni de los
obreros ni de las otras figuras sociales como hombres. En este tipo de
contradicción no se puede hablar de la política como nivel de conjunto, porque
la política es un nivel entre varios otros, igualmente determinados, por
ejemplo, la sexualidad.
¿Por qué la sexualidad debe ser considerada superestructural
cuando, evidentemente, es más estructural que ir a votar?
En todos los niveles fragmentados de la existencia cotidiana
hay un nivel determinante que es el nivel de la prestación de la vida al
trabajo productivo, de la cristalización, de la capitalización de la vida, de
la transformación de todos los niveles fragmentados de la vida, de su posible
reducción a fuerza de trabajo: o sea, de convertirse en medio de producción,
en fin, en capital. Y es aquí que se plantea el problema: reconstruir un
modo de ver conjuntamente los problemas y definir todo en relación a esta
funcionalización de toda la vida a la muerte, de toda la existencia al
capitalismo y al socialismo que hipostasía todo esto…
Guattari: …el socialismo como fuerza suprema del capitalismo…
Bifo: Por esto digo que el rechazo del trabajo es la forma de conjunto de la
subjetividad, para reutilizar esta palabra…
Guattari: …subjetividad de la clase obrera. Si partís de la subjetividad
revolucionaria, se puede entender, pero si partís de la subjetividad de la
clase obrera, como nosotros la conocemos desde hace cien años a esta parte, no…
Bifo: …desde el momento en que la glosolalia artaudiana se plantea como deseo
de hacer hablar al cuerpo en el lenguaje, entonces es una tensión real, es un
proceso de transformación real que Artaud inició, pero en el momento en que no
logra realizar esto –quizá soy un poco esquemático, pero quiero decir estas
cosas a grandes líneas–, el problema es que en la experiencia de las
vanguardias artísticas (de las cuales Artaud es el nivel más desesperado) no
fue capaz de plantear la complejidad del problema del rechazo al trabajo: es la
razón por la cual Maiakovski se mató y por la cual Artaud murió de un cáncer en
el ano…
Guattari: …no estoy de acuerdo contigo, sigo sin entender esta negatividad que le
atribuís a la clase obrera. Si me decís que hablás de una clase obrera diferente
a la que vemos desde hace cien años, entonces estoy de acuerdo contigo, pero no
respondés a esta pregunta…
Bifo: …sos vos el que acepta la definición tradicional de la clase obrera,
como dato económico y sociológico…
Guattari: La subjetividad de la clase obrera son las personas que dicen la
palabra “clase obrera” atribuyéndosela a sí mismas (sea que se la atribuyan injustamente,
porque son burócratas, sea que se la atribuyan con razón). Es el conjunto de
los atributos del término “clase obrera”. No es para nada algo más misterioso
que esto. La clase obrera es el conjunto de la gente que se refiere a la clase
obrera y que tiene cierta sintaxis, cierta semántica, cierta estrategia, cierta
concepción de cómo se articula esta expresión “clase obrera”…
Bifo: Se puede ir más allá de la palabra para plantear la cuestión efectiva
–no creo subjetiva– que es la del sujeto que transversaliza el nivel de la
transformación.
Tomemos el discurso sobre las máquinas deseantes y
sobre el cuerpo sin órganos. Bien, este discurso que plantea
todas las cuestiones, de la existencia de múltiples niveles, del rechazo
al concepto de hombre, de humanidad, este cuadro general de todos
los niveles, debe ser transversalizado por una subjetividad que no es
una subjetividad humana…
Guattari: Pero no es una subjetividad obrera, es una subjetividad maquínica, que
hace estallar simultáneamente los conceptos de clase obrera, de burguesía, de
hombre, de mujer, de homosexual, de niño.
Es una subjetividad transversal que descubre en verdad a los
hombres, a las mujeres, las redundancias significativas, la lucha de clase,
pero las agencia de un modo diferente. Ciertamente, no las re-agencia diciendo
que el sujeto de la historia es, de cualquier forma, la clase obrera.
Bifo: Digamos entonces que el problema es la posibilidad de liberar todas las
formas de actividad que enumeraste, liberar la actividad de la prestación.
¿Quién es el sujeto que tiene la capacidad de transversalizar
esta…
Guattari: … si decís que es el sujeto, ya no te respondo más... No sé si existe
alguno. Yo digo: no es un sujeto, es un agente, y más precisamente es un
agenciamiento colectivo de enunciación. Yo opongo agenciamiento a sujeto y
colectivo a sujeto individuado.
Ahí donde existían colecciones de sujetos individuados que
eran los portavoces delegados representativos de la producción, hay un
agenciamiento a-subjetivo y a-significante, que es al mismo tiempo productivo,
representativo, útil, deseante, mercantil, sin que pueda hacerse en algún
momento una separación, introducir una fractura entre una persona, un objetivo,
una finalidad, un sistema de intercambio y algo más. Podrá, quizá, parecer una cuestión
de palabras, pero cuando hablás de un sujeto de la historia, debo decir que no
pienso que esta idea pueda mantenerse sin terminar de alguna manera con un
programa, con un partido, con un líder, con un centralismo decisional, con algo
que, a partir de determinada semiótica, decida otra vez de modo centralizado.
Esto me parece inevitable.
Entonces es preciso desubjetivar la historia, admitir que la
historia no está centrada sobre los hombres, que existen agenciamientos
maquínicos de hombres, de órganos, de funciones, y que además existe un policentrismo
decisional. En este caso, se tiene una concepción completamente distinta de la
subjetividad y ya no se atribuye la subjetividad a la burguesía, al
proletariado o al partido de la clase obrera.
Bifo: Pero ¿por qué entregar el concepto de sujeto al idealismo?
Guattari: ¡Porque la idea de sujeto está orgánicamente ligada a la filosofía
idealista! La idea del sujeto como dueño de sí y del universo –es decir, de una
pequeña máquina semiótica que controla las percepciones, la voluntad, las
relaciones, la palabra– es algo que representa una visión idealista de la
decisionalidad y de la libertad, porque implica un ruptura, un corte entre el
ámbito en el que se semiotiza y se tiene consciencia de sí y el ámbito de la
práctica, de la sociedad, de la comunicación.
Yo, en cambio, digo que es verdad que existe la consciencia y
que existe el sujeto, pero no es la consciencia, no es el sujeto quien domina
los procesos, no existen paralelismos ni pequeñas cuerdas entre un
organismo-sujeto y una práctica. Esto es un efecto: existen efectos
epifenoménicos, efectos de poder, de redundancia significativa que tienen una
gran importancia en la historia, una importancia de reterritorialización, pero
que no son los motores de la historia. Así como la ideología no es el motor de
la historia, no lo son nunca las redundancias significativas. El motor de la
historia es, más bien, un funcionamiento que asocia la enunciación semiótica,
la producción de un campo material, la producción de un campo maquínico que
agrega e integra elementos que primero eran puestos en el registro del sujeto y
elementos que primero eran puestos en el registro del objeto.
Aquello que defino por agenciamiento es algo que no es
ni “sujeto” ni “objeto”, pero que es simultáneamente –se precisaría un término
para “pasar por en medio”– máquina en el orden semiótico y en el orden de las
enunciaciones semióticas, pero que lo es, incluso, en el orden del montaje de
los flujos materiales, de los flujos sociales, de los económicos, etc. En los
agenciamientos hay palabra, hay ojos, boca, dinero, electricidad, cuerpos, un
automóvil y otras cosas. Se trata de esto.
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