Me acabo de enterar que falleció el compañero Joshua Clover, un comunista de esos de a de veras (o sea, antiestatal) que anduvo por acá hace como un año y medio.
Rescato del archivo este resumen de un Encuentro con él en el Espacio Laura Allende. Un par de días después me lo topé en el Metro.
Aprovecho de recordar que en el 2019 Joshua causó algo de polémica cuando fue señalado por haber dicho que "Alguna gente cree que hay que reformar a la policía. Yo creo que hay que matarlos". En respuesta a la polémica así generada dijo: "El día que los policías tengan tanto miedo de un profesor de Literatura como los niños negros le tienen a la policía, definitivamente me voy a pronunciar. Hasta entonces, no tengo nada más que agregar".
Un domingo nublado de
finales de septiembre en Santiago, en que de repente se asoma el sol, recuerdo
de golpe mientras almuerzo que los colectivos Vamos hacia la vida y Vitrina
Dystópica convocaron a las 17 un encuentro en el Espacio Laura Allende,
para conversar con Joshua Clover acerca de “Revueltas y perspectiva comunista”.
Me sumerjo algo atrasado en la estación del Metro más cercana, para combinar, cambiar
de línea, salir y llegar al lugar justo cuando el invitado estaba comenzando a
hablar, diciendo algo sobre lo aburridos que le resultan los eventos académicos
y lo interesado que está en aprender acerca de la revuelta chilena del 2019.
Joshua es un tipo delgado
y canoso, con lentes, bordeando los 60 años. Sé poco de él: que participó en
las revistas Commune y Endnotes, y que se considera comunista
en el sentido fuerte y profundo del término. O sea, como los que en nuestro
medio somos llamados “comunistas raros”, por no tener nada que ver con el
partido actualmente en el gobierno que usurpa oficialmente el nombre. No tengo
muy claro cómo llegó Joshua por estos lados, pero sé que está invitado a las
jornadas organizadas en Filosofía de la Universidad de Chile bajo el título de
“La Comuna planetaria”, con la ponencia “Hacia unas estructuras para la comuna”
(miércoles 27 de septiembre a las 15:00).
Anuncia una exposición
muy breve y arranca de inmediato, con un compañero traduciendo. Esto es lo que
recuerdo, expresado muy sintéticamente, en base a mis notas:
Existe
una multitud de opresiones que son mucho más antiguas que el capitalismo:
género, raza, colonialismo…Pero el capitalismo es exitoso en subsumirlas todas
e integrarlas a su estrategia de
valorización.
Desde
hace medio siglo el capitalismo se ha volatilizado y no logra disciplinar a la
clase a través del trabajo. En este contexto, las otras opresiones parecen
autonomizarse; en Estados Unidos se ven disturbios que tienen que ver con esos
otros aspectos, sobre todo con la cuestión racial.
Es
importante no ver estas revueltas como algo separado de las luchas del
proletariado, sino que como parte de ellas. Hoy en día el comunismo no lo harán
los comunistas. La gente entra a estas luchas por distintas razones, pero no en
primera instancia como luchas obreras.
Nuestro
trabajo, la tarea de un comunista, es seguir estos movimientos, pues la
posibilidad del comunismo está en esas luchas.
En este punto, tras una
intervención de no más de 8 minutos, Joshua dice: “Y eso es todo. Ahora quiero
aprender”. Y ahí comienzan algunas preguntas e intervenciones de los alrededor
de 40 asistentes.
Por mi parte, aproveché
de celebrar que hablara abiertamente de comunismo, explicando que por tener un
fuerte Partido “Comunista” en Chile, muchos compañeros -sobre todo anarquistas-
reniegan del concepto y prefieren
regalárselo a los nietos de Stalin. Y en cuanto al estallido del 2019, mencioné
que ahí parecían confluir desde el inicio todas las luchas contra las distintas
opresiones, pero que eso duró un mes, y luego del acuerdo del 15 de noviembre,
pudimos ver que todo se separaba de nuevo, expresándose las diferentes luchas
en el lenguaje de la reforma institucional. Así, las feministas querían una
Constitución feminista, los indigenistas una Constitución plurinacional, etc. Para
peor, los mismos que en ese momento nos decían que lo más importante era
quitarse de encima la constitución actual, ahora estaban llamando a defenderla
en contra de la propuesta de nueva constitución que se está redactando ahora en
un Consejo Constitucional con mayoría de derecha. Por último señalé que en su
momento, más allá de oponernos con rabia a la canalización institucional de la
revuelta, desde nuestro bando no supimos ofrecer mucho más que “riot porn”
todos los viernes a la misma hora y en el mismo lugar, lo cual a mi juicio deja
la planteada la cuestión de cómo combinar el aspecto negativo de la revuelta con
la afirmación positiva de otras formas de relación social.
En ese punto un
anarquista me preguntó “¿Y cuál sería la pregunta?”, lo que me dejó una
sensación algo amarga puesto que yo pensaba que se trataba de una conversación.
En fin: Joshua respondió que
siempre es preferible el “riot porn” a la pornografía electoral, que nunca
jamás las elecciones son algo bueno para nosotros (¡totalmente de acuerdo en
eso!, y es curioso que en Chile tantos anarquistas insistan en buscar pretextos
para ir a votar), y que creer que hay una dicotomía entre “riot porn” versus
“la lucha real” es pura mierda, pues todo disturbio expresa una negatividad que
debemos apoyar y potenciar.
Luego siguieron más
intervenciones que no anoté en detalle, pero dialogando con ellas Clover dijo
cosas como que no existe una forma de lucha que se dé por fuera del terreno del
capitalismo; que en cada conflicto hay aspectos que podrían parecer menos
centrales que otros, pero que en cada lucha por ejemplo por cuestiones
salariales se dan al mismo tiempo luchas por la reproducción de la vida, y así
el tener que hacernos cargo de cosas como la comida y los cuidados nos plantea
algo que debe mantenerse incluso después del capitalismo. Así, un “bloqueo” es
importante, pero es parte del capitalismo, no así la cocina y la guardería que
se instalan para poder mantener una huelga, aunque no estén en el primer plano
del conflicto. Y todas estas cuestiones son parte de la misma lucha. Justo ahí
Joshua señaló que era una lástima que sólo hombres hayan hecho intervenciones
hasta ese momento. A pesar de la presencia de varias mujeres, sólo en ese punto
una habló, profundizando la cuestión de los cuidados y realizando una crítica a
la mantención de la división sexual del trabajo incluso en estos espacios y
luchas.
A lo largo de la
conversación, nuestro invitado realizó sinceras y agudas declaraciones como
“odio la democracia”, “soy por sobre todo un materialista”, “las políticas
pre-figurativas son un ‘fake’” o “no soy un buen anarquista porque no creo que
podamos eliminar completamente la representación”. Finalmente, insistió en que
la revolución es un proceso “más de sustracción que de adición”, y que la
comunización debe abolir inmediatamente la división entre el trabajo
manual/intelectual, y la división del trabajo por sexo/género, además de
abordar cuestiones relativas a la “infraestructura”, pues no basta con que el
proletariado sepa usar los barcos, oleoductos y carreteras, sino que se debe
apuntar sobre todo al “desarrollo de habilidades”, en momentos en que sabemos
que de aquí a treinta años varias ciudades quedarán sumergidas en el agua.
La cuestión del “poder”
debería plantearse de forma negativa: “el poder de destruir el poder”, y también aclaró ante una consulta que para él
la comunización no es tanto una cuestión teórica, sino que el proceso de
aplicación de “medidas comunistas”. Ante otra pregunta que ya no recuerdo bien,
Joshua dijo que como muchxs camaradas él tiene amigos muertos y amigos en
prisión, y que por eso entiende que sea atractivo para varixs tratar de hacer
cambios sociales profundos sin acudir a la lucha o el enfrentamiento armados.
Pero él cree que eso no es posible, y que el conflicto armado será inevitable.
Hasta ahí mis apuntes y
recuerdos. Mucho más preciso va a resultar escuchar el podcast de lxs compas de
Vitrina Dystópica, que se encargaron
de registrar en audio todo el evento.
Antes de irme del lugar
conversé brevemente con el invitado y adquirí dos folletos recién traducidos y
circulados por el ambiente “comunista raro” metropolitano: “Transición: fin del
debate”, de Joshua Clover, editado por Vamos
hacia la vida, que una semana antes de este encuentro lo discutió
colectivamente en una reunión virtual, y “Los fines del Estado”, de Joshua con
Jasper Bernes, editado por Reyerta &
Revolución. En el primero se aborda la superación de la idea del socialismo
como fase intermedia entre el capitalismo y el comunismo, algo que ya
resultaría imposible en las actuales condiciones del modo de producción. El
segundo texto fue publicado en la revista comunista Viewpoint el 2014,
respondiendo a una invitación colectiva para abordar algunas cuestiones del
siguiente tenor: “¿Cómo sería hoy una postura propiamente revolucionaria hacia
el poder estatal y cuáles serían las consecuencias concretas de esta postura
para una estrategia política? ¿Tiene todavía algún significado la ‘captura del
poder estatal’? ¿Tiene todavía el partido un lugar en estas preguntas más
amplias?”.
Cuando el sol ya caía, varixs
nos dirigimos a conseguir cervezas para disfrutar el inicio de la primavera en
la Plaza Brasil. Durante la breve pero intensa celebración colectiva que se
armó, mientras circulaba un enorme cigarro de marihuana armado con generosos aportes
de varixs de los presentes, un muchacho al que no conozco decía: “súper buena
conversa, súper buen invitado, pero siempre me quedo con la misma sensación de
impotencia después de estos eventos. Nos tomamos unas chelas y nos vamos para
la casa, ¿y la revolución social, cuando?”. Lo mismo me preguntaba hoy al
despertar temprano para salir al trabajo dejando a mi hijo camino a la escuela.
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