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viernes, diciembre 24, 2010

El desarrollo como devenir 


Los dos medios en que vive el hombre, el medio cósmico o natural y el medio económico o artificial (digo artificial porque es el resultado de la actividad humana) no son inmutables y no permanecen iguales a sí mismos en el tiempo; por el contrario, están sometidos a cambios constantes.
Sin embargo, el medio natural sólo evoluciona lentamente, necesita milenios para llegar a modificaciones de alguna importancia. Si las especies vegetales y animales nos parecen inmutables es porque las condiciones a las que deben su origen se modifican imperceptiblemente. Por el contrario, el medio artificial evoluciona a una rapidez excesiva, pero también la historia del hombre, comparada con la de los animales y vegetales, es extraordinariamente animada.
Paul Lafargue, El materialismo económico de Carlos Marx (1884)

El análisis científico del modo de producción capitalista desemboca en el resultado siguiente: se trata de un sistema económico particular, que tiene un carácter específicamente histórico; como cualquier otro modo de producción, presupone cierto nivel de las fuerzas productivas sociales y de sus formas de desarrollo: condición histórica, que a su vez es el resultado y el producto histórico de un proceso anterior, punto de partida y fundamento del modo de producción; las relaciones de producción que corresponden a este modo de producción específico e históricamente determinado – relaciones que los hombres establecen en el proceso creador de su vida social – tienen un carácter específico, histórico y transitorio; finalmente, las relaciones de distribución son esencialmente idénticas a estas relaciones de producción, constituyendo el lado opuesto, de manera que ambos participan del mismo carácter histórico transitorio.
Marx, El Capital, Libro III

En un determinado grado de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o con las relaciones de propiedad en el seno de las cuales se habían movido hasta entonces, y que son su expresión jurídica. Ayer todavía formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas condiciones se transforman en pesadas trabas. Entonces comienza una era de revolución social. El cambio en los fundamentos económicos va acompañado por una conmoción más o menos rápida de todo este enorme edificio.
Marx, Prólogo a la Crítica de la economía política

Cada forma histórica determinada del proceso social de producción continúa desarrollando sus fundamentos materiales y sus modalidades sociales. Llegado a cierto grado de madurez, el modo histórico específico es rechazado para ceder el lugar a un modo superior. La crisis estalla en el momento en que la contradicción y el antagonismo entre las relaciones de distribución – la forma histórica específica de sus relaciones de producción – por un lado, y, por otro, las fuerzas productivas y las facultades creadoras de sus agentes ganan en amplitud y en profundidad. Entonces surge un conflicto entre el desarrollo material de la producción y su forma social.
Marx, El Capital, Libro III

Cuando se considera estas conmociones, hay que distinguir siempre dos órdenes de cosas. Hay la conmoción material de las condiciones de producción económica. Se la debe constatar con el espíritu riguroso de las ciencias naturales. Pero también hay las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas, filosóficas, en una palabra, las formas ideológicas en las que los hombres toman conciencia de este conflicto y lo llevan hasta el final.
Marx, Prólogo a la Crítica...

Si para creer en la subversión en marcha del actual modo de repartición de los productos del trabajo, con sus escandalosas contradicciones de miseria y de opulencia, de hambre y de comilonas, no tuviésemos mejor certidumbre que la conciencia de la injusticia de este modo de repartición y la convicción de la victoria final del derecho, estaríamos en mal estado y podríamos esperar largo tiempo.
Engels, Anti-Dühring

Jamás expira una sociedad antes de haber desarrollado todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella; jamás relaciones de producción superiores se establecen antes de que hayan surgido las condiciones materiales de su existencia en el seno mismo de la vieja sociedad.
Marx, Prólogo a la Crítica...

Los medios de producción y de cambio sobre cuya base se ha levantado la burguesía, fueron creados en el interior de la sociedad feudal. En cierto grado de desarrollo de estos medios de producción y de cambio, las condiciones en las que la sociedad feudal producía e intercambiaba, la organización feudal de la agricultura y de la manufactura – en una palabra, el régimen feudal de propiedad – dejaron de corresponder a las fuerzas productivas en pleno desarrollo. Obstaculizaban la producción en lugar de hacerla progresar. Se transformaron en otras tantas cadenas. Había que romper estas cadenas, se las rompió.
En su lugar se levantó la libre competencia, con una constitución social y política apropiada, con la supremacía económica y política de la clase burguesa.
Marx y Engels, El Manifiesto comunista

El modo de producción y de acumulación capitalista y, por tanto, la propiedad privada capitalista, presupone la aniquilación de la propiedad privada basada en el trabajo personal; su base, es la explotación del trabajador. (...) La propiedad privada basada en el trabajo personal, esa propiedad que suelda, por así decir, el trabajador aislado y autónomo a las condiciones exteriores del trabajo, fue suplantada por la propiedad privada capitalista, basada en la explotación del trabajo de otro, en el salariado...
Desde el momento en que este proceso de transformación ha descompuesto suficientemente y de arriba abajo la vieja sociedad, en que los productores se han transformado en proletarios y sus condiciones de trabajo en capital, cuando el régimen capitalista, en fin, se sostiene por la sola fuerza económica de las cosas, entonces la socialización ulterior del trabajo, así como la metamorfosis progresiva de la tierra y de los demás medios de producción en instrumentos explotados socialmente, comunes, en una palabra, la eliminación ulterior de las propiedades privadas, va a revestir una nueva forma. Lo que ahora hay que expropiar ya no es el trabajador independiente, sino el capitalista, el jefe de un ejército o una escuadra de asalariados.
Esta expropiación se realiza por el juego de las leyes inmanentes de la producción capitalista, las cuales desembocan en la concentración de los capitales. Correlativamente a esta centralización, a la expropiación de la mayoría de los capitalistas por la minoría, se desarrolla a una escala cada vez mayor la aplicación de la ciencia a la técnica, la explotación de la tierra metódica y conjuntamente, la transformación de la herramienta en instrumentos poderosos únicamente por el uso en común, por tanto, el ahorro en los medios de producción, el entrelazamiento de todos los pueblos en la red del mercado mundial, de ahí el carácter internacional impreso al régimen capitalista. A medida que disminuye el número de los potentados del capital que usurpan y monopolizan todas las ventajas de este período de evolución social, aumenta la miseria, la opresión, la esclavitud, la degradación, la explotación, pero también la resistencia de la clase obrera, cada vez más numerosa y más disciplinada, unida y organizada por el mecanismo mismo de la producción capitalista. El monopolio del capital se convierte en un obstáculo para el modo de producción que ha crecido y prosperado con él y bajos sus auspicios. La socialización del trabajo y la centralización de sus recursos materiales llegan a un punto en que ya no pueden mantenerse en su envoltura capitalista. Esta envoltura se rompe en pedazos. Ha llegado la última hora de la propiedad capitalista. Los expropiadores son expropiados a su vez.
Marx, El Capital, Libro I

Reducidos a sus grandes líneas, los modos de producción asiático, antiguo, feudal y burgués moderno aparecen como épocas progresivas de la formación económica de la sociedad. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de la producción. Aquí no se trata de un antagonismo individual; más bien, lo entendemos como el producto de las condiciones sociales de la existencia de los individuos; pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa crean al mismo tiempo las condiciones materiales adecuadas para resolver este antagonismo. Con este sistema social, lo que concluye es, pues, la pre-historia de la sociedad humana.
Marx, Prólogo a la Crítica...

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