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martes, agosto 09, 2011

RECONOCERNOS (x comunista contemplativo) 


(Tomado de Hommodolars):

Al proponerse una actividad negadora y destructora de las estructuras de dominación y apropiación de nuestras vidas que permita *imponer nuestras necesidades en la sociedad sin debate[1] , requiere comprender quienes somos nosotros

No se trata de una cuestión retórica ni de una contemplación desencontrada con algún tipo de actividad, sino que justamente, es mediante nuestra actividad y su comprensión que seremos capaces de asumir que las acciones de insurgencia y rebeldía no solo tienen que ver con las imágenes e ideas preconcebidas que conocemos y con las que contamos en nuestro arsenal de experiencias en la lucha de clases. Claro está que estas últimas son un medio que nos ayudará de gran modo a comprender el presente: así como la acción reformista de los aparatos políticos burgueses que intentan hablar con la voz del proletariado ha significado el amargo aprendizaje de la constante manipulación de la revuelta y su traición (enseñanza que nunca debe olvidarse, ni dejar de ser sancionada), la interacción comunicativa a través de Internet es un campo de exploración que ha abierto un ámbito de difusión importante -aunque no trascendental- para las revueltas que se experimentan en diferentes rincones del mundo.

De todos modos ambas situaciones recién planteadas (el reformismo socialdemócrata y ciudadanista y la comunicación por medios informáticos) son ejemplos de experiencias que no pueden constituirse en pilares de una teoría, son formas y expresiones que debemos intentar comprender para el desarrollo del pensamiento en relación con nuestras acciones y estrategias, de modo contrario caemos en el acto de fe que no ejerce ninguna fuerza. Afirmaciones del tipo: “[…] quienes nos sentimos cómplices de quien se rebela, de quien se insurge y lucha, de quien esta lucha la transforma en rebeldía contra lo que nos asfixia y no dejará de asfixiarnos a menos que hagamos algo, y quienes vemos en él un igual, uno de los nuestros, no podemos pensar en términos de gueto”[2] no solo son un exceso de redundancia que nada dice más que lo que algunos desean escuchar afirmando lo que dicen negar (“si compañeros, estamos juntos en esto, somos los rebeldes y combatientes decididos a hacer algo y sabremos reconocernos entre nosotros”*), y de tal modo solo reducen a un limitado grupo de afines –aunque en extremo difuso- el potencial subversivo. Aun así, vemos actualmente a millones de individuos con diferentes motivaciones actuando colectivamente en la calle de diferentes ciudades enfrentándose con la realidad que nos somete. Por supuesto que no es suficiente*, la mayoría de esas personas no son concientes de lo que están haciendo, sus actos son más certeros que sus palabras[3] , pero si pretendemos romper con las estructuras formales de dominación que se nos imponen socialmente debemos entonces ser capaces de cuestionarnos nuestra propia posición de ventaja frente a los acontecimientos. Tenemos claridad y conciencia de la fuerza de los hechos a través de una acumulación histórica de experiencias, aquellos que somos parte de minorías revolucionarias (en tanto no renunciamos ni dudamos de su necesidad y posibilidad y nos organizamos en tal perspectiva) hemos de descubrir como incidir, *llevar la gasolina al fuego*, pero aún así, ser concientes que la extensión revolucionaria de los actuales acontecimientos no dependen solo de nuestros deseos, sino justamente de la expansión del deseo revolucionario y la conciencia material de su necesidad: entonces el estudiante chileno dejará de reducir su propia acción a la reforma de lo existente y se hermanará a la acción desbordada en las barriadas inglesas; así, quién reclama por las formas de explotación de los recursos naturales comprenderá que es inviable su posición sin la aniquilación del sistema Capitalista, etc.

Lo que planteamos debe cuestionarse desde una posición personal, inmiscuido en la acción colectiva y con una posición de negación de la sociedad existente. Esto se trata de la mera experiencia puesta en relación con la teoría; lo conciente y lo subjetivo tensando hasta la ruptura la realidad existente.

comunista contemplativo

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[1] Trabajo, Comunidad, Política, Guerra, “Antipolítica”. www.prole.info. Sacado de Cuaderno de Negación Nº1 y citado en http://www.hommodolars.org/web/spip...

[2] Extraído de Enrabiaos, algunos apuntes acerca de la #Spanish revolution http://zinelibrary.info/files/enrab...

[3] Panfleto “El presente no volverá”, http://www.hommodolars.org/web/spip...

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CONTRA LA POLITICA, O MAS ALLA DE ELLA.

Ser anti-políticos no representa pasar por al lado a las cuestiones denominadas *políticas* o no tomarlas en cuenta, sino actuar comprendiéndolas como partes de un cuerpo vivo del cual formamos parte. Del mismo modo en que nuestras acciones definen alguna reacción en éste cuerpo social, la definición del orden que rige a éste cuerpo nos afecta profundamente. Puede ser que a un nivel amplio y teórico no nos interese cual sea la definición política del gobierno de turno o simplemente nos conformemos con la repetición de frases de apariencia rebeldes (“todo Estado es terrorista”) o el discurso de las minorías parlamentarias (“por un gobierno como la gente” o “basta de corrupción en el gobierno”). Pero *ésta negación de lo político no nos puede conducir a una negación de una realidad donde las decisiones tomadas a nivel de estructuras de poder afectan y determinan nuestro ser social.*

No bastan los eslóganes vacíos y los discursos que se conforman con enaltecer una ideología. Lo que nos interesa de los procesos sociales existentes, es que somos parte de ellos, siendo nuestro objetivo anularlos antes de que estos anulen nuestra humanidad y nuestro ser colectivo en pos de mantener la economía, pues es posible conseguir la *"libertad política"*sin haber conseguido la *"libertad económica", *haciendo inútil y vacía la primer conquista pues estas “supuestas” esferas son parte indisociable del cuerpo social. Solo el análisis -no inocente- de políticos, economistas y “expertos” es capaz de producir ésta disociación, está separación que anula en el discurso nuestra pertinencia en dichos temas: nosotros somos los hombres y mujeres que vivimos y damos sentido al orden político existente o cualquiera que pueda existir, nosotros somos los hombres y mujeres que ponemos en movimiento y generamos la economía. Sin embargo nos hemos convencido que “política”, “economía” y prácticamente todo en ésta sociedad son ciencias ocultas solo posibles en su real comprensión para pseudo-expertos. Para nosotros queda el espectáculo de la opinión, sabemos opinar de todo sin restricción *-el material nos lo otorga, fácilmente deglutido en forma de polarizaciones ordinarias, el diario o noticiero de cada día-* mientras nos abstengamos en tomar decisiones claves en nuestra vida y en el orden social.

*Preocuparnos entonces de la política dentro de la misma dimensión política que se nos presenta como esfera abordable* (es decir, opinar sobre los valores morales de tal candidato, preferir las gaseosas producidas en países tercermundistas sobre las gaseosas producidas en países del hemisferio norte, etc) *es parte de la pirotecnia del espectáculo político: un absurdo del cual no nos interesa ser parte pero que debemos considerar como expresión de la realidad.* En éste mismo sentido hemos de enfocar la siguiente pregunta: ¿Es entonces una contradicción imposible de realizar la conformación de un partido político conformado por proletarios, o una lucha política llevada adelante por estos? No, no es imposible, simplemente es absurdo. Es mantenerse en el terreno de lo estrechamente político para no comprender la realidad tal como es, haciéndose imposible entonces atacarla.

*“Lo político” existe solo en cuanto que separado del resto de la realidad social, de no estar separado ya no es política, es su misma separación lo que la define como tal. *Lo que no se soluciona en la mera suma de estos aspectos o parcialidades, dejando de lado la interrelación y la comprensión de que *el todo es mas que la suma de las partes.*

*Estamos contra la política, pero no para interesarnos por algo mas pequeño que ella o por otra cosa, sino por algo mas completo, mas abarcador, mas total: denunciándola como un engañoso árbol que pretende ocultar el frondoso bosque del que forma parte.

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ANTI-COMUNIDAD

Cuaderno de Negación 1, traducido de http://www.prole.info

*En esta época el poder de la burguesía reside en la falta de autonomía e independencia espiritual del proletariado.*

Anton Pannekoek

Ellos nos organizan contra nosotros mismos, y nos impiden organizarnos contra ellos.

Si hablamos sobre la clase y el proletariado, es para insistir en esta idea básica: los miembros de diferentes "comunidades" tienen experiencias esencialmente similares, y por lo tanto deberían levantarse. Ese es el primer paso para luchar contra las comunidades del capital. Cuando empezamos a luchar por nuestros propios intereses nos damos cuenta que los demás están haciendo lo mismo: los prejuicios caen y nuestra rabia se dirige hacia donde tiene que dirigirse. Queda claro que no somos débiles porque estamos divididos; sino que estamos divididos porque somos débiles.

Las comunidades del capital se vuelven insignificantes cuando las atacamos, y las atacamos mostrando su insignificancia. El racismo y el sexismo se vuelven repulsivos cuando los trabajadores y trabajadoras de diferentes razas se juntan para luchar contra sus enemigos de clase. Y esa lucha se hace más efectiva cuando incluye a compañeros de distintas "comunidades". Ya no habrá necesidad de algo que nos permita comprar y vender los productos que necesitamos - el dinero - cuando no sea necesario medir el tiempo de trabajo almacenado en esos productos. Esto solo será realidad cuando hagamos las cosas porque hay necesidad de ellas, y no para venderlas o comercializarlas. Entonces no será necesario que un gobierno maneje a la sociedad, la sociedad ya no está dividida entre jefes y fuerza de trabajo: la gente manejará su vida por sí misma. Entonces no necesitaremos comunidades de raza o nación; seremos una comunidad humana; la sociedad no estará dividida entre ricos y pobres. La forma de alcanzar esa sociedad es luchando contra las condiciones de vida actuales. Esa tendencia a formar una comunidad de lucha contra esta forma de vida - es decir contra el trabajo, el dinero, el intercambio de mercancías, las fronteras, las naciones, los gobiernos, la policía, la religión, la raza... a veces se le ha llamado "comunismo".

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RELACIONES INTER-PERSONALES AL INTERIOR DE NUESTRA CLASE EN LUCHA

(Extraído de Cuaderno de Negación Nº4)

Es así que comprendemos que el establecimiento de tareas tradicionales, específicas y estáticas que debiesen cumplir “los revolucionarios” (por ejemplo la acción violenta contra los símbolos del poder, la edición de publicaciones, o la inserción en la base más marginada de la sociedad) establece una oposición simbólica a la realidad que se nos impone sin llegar a establecer vinculaciones con la *decisión colectiva* de enfrentarse a esta sociedad. Es decir, un enfrentamiento ya no limitado a lo grupuscular o a la adhesión identitaria, sino verdaderamente social.

Aun así -teniendo claro que la fuerza de la revolución radica en el movimiento constante y no en disposiciones pre-establecidas- sabemos que hay acciones que tienden más hacia la destrucción de lo existente y propulsan nuevas posibilidades que afirman nuestro movimiento. Pero hay que tener en claro que la fuerza de un levantamiento no radica en que el movimiento haya sido alentado por algún sector especifico que tiene claro el camino a seguir (una vanguardia) o por el grado de destrucción de locales comerciales o firmas explotadoras que haya generado, tampoco por las olas de ocupaciones de edificios o la creación de nuevos lenguajes estéticos que promuevan una contracultura. Y aunque todas estas acciones que recién apuntamos nos mantengan al mismo tiempo en el sitial de espectadores contentándonos con el grado de satisfacción que nos pueden llegar a producir, también muchos de estos actos sabemos reconocerlos y los sentimos como parte del florecimiento insurreccional de nuestra clase como expresión de su fuerza autónoma. Lo importante aquí es tener claro que la fuerza de ese movimiento brilla tanto más en el reconocimiento colectivo de la lucha que en la satisfacción de nuestros gustos: cuando el anarquista asume que forma parte de la misma comunidad de lucha que el inmigrante junto a él en la barricada o cuando ambos son concientes que la solidaridad de una señora de edad avanzada se hace complicidad pese a no tirarle piedras a la policía y hablar en sus mismos códigos.

Aun todos estos no dejan de ser aspectos simbólicos al momento de contemplarlos, pero la sinceridad de la lucha de alguna manera expresa convicciones: el simple hecho de saber de que lado de la barricada están los “amigos” de los “enemigos” es tan importante como tener la voluntad de apertrecharse. Una vez más aquí es donde la idea de clase es la única capaz de expresar esa comunidad humana total en lucha que impulsa la destrucción de todo cuanto nos niega. Y volvemos a repetirlo: no como una identidad mas, no se deja de ser anarquista, marxista, punk u obrero para ser “proletario”, no se trata de otra etiqueta a escoger, sino de una actividad viva.


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