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martes, octubre 27, 2015

ZEUHL MUSIC parte 1: MAGMA 





A mediados de 1986 cursaba 3ro medio en el Liceo Alexander Fleming, o A-67, el mismo donde estudió Hinzpeter, y vivía por ahí cerca, justo cuando las casitas del barrio alto se empiezan a poner medio brígidas sobre todo del 9000 para arriba.

Pasaba mucho tiempo visitando a mi camarada abuelo en el cerro Los Placeres de Valparaíso, residencia siempre grata donde además tenía un muy buen amigo en un tío que había sido naturista, comunista, poeta, y luego decidió que en realidad siempre había sido una mujer, así que finalmente se operó, se cambió el nombre, y se fue a vivir al campo.

Una noche de domingo, al llegar a la casa, mi padre me había dejado un caset con un programa grabado de una de las dos o tres radios que en esos tiempos ponía música experimental de vez en cuando, entre mareas de rock progresivo más convencional. Lo escuché y era MAGMA, el álbum Attahk, de 1978. A mi padre le tincó que me podía interesar cuando el presentador radial dijo que la música de MAGMA no se parecía casi a ninguna otra cosa. Puse el caset, y efectivamente el primer tema (titulado como “los últimos siete minutos”) me pareció bastante extraño e interesante, no así todo el resto del disco (que demoré unos años en valorar). Un año después, yendo al mismo Liceo, pero viviendo en Ñuñoa (lo que me obligaba a grandes desplazamientos en micro en viejos recorridos históricos como la 73 Canal San Carlos, y las O’ Higgins 1 G, H y otra que no recuerdo), combatiendo el insomnio de domingo en la noche prendo una radio con caset  en mano y me topo con algo que realmente me parece indescifrable, violento y bello: era “Ork Alarm”, del álbum Kontarkhosz, de Magma, 1974. Me pierdo Kontarkhosz parte 1, pero alcanzo a escuchar y grabar la parte 2, y el final efímero y etéro llamado “Coltrane sundia”, y que en el idioma magmiano significaría algo así como que Coltrane descanse en paz.

No quedé muy en paz con estos hallazgos. Poco después había logrado que en una disquería  de Providencia me grabaran un par de albums de Magma (en rigor creo que el caset de 90 minutos con Mekanin Destruktiw Kommandoh (1973) en un lado y Kohntarkosz en el otro fue el regalo navideño de mi madre en el año 1987). Junto con otros hallazgos de la época, se material no lo escuchaba siempre a solas conmigo mismo, sino que en amplios piños de amigos. Me acuerdo de un mitómano de Grecia con Los 3 Antonios que afirmaba que magma había estado en Chile a principios de los 80, actuando en vivo en Sábados Gigantes. Claro que sí. Me imagino a Vander con Don Francisco: ¡brillante!

Entremedio, también en la radio  de las noches de domingo pude pillar el segundo álbum, de 1971, 1001 centígrados. Muy interesante.

El que más me impresionó siempre fue el en vivo de 1975, donde el violinista agregado Didier Lockwood se robaba un poco el protagonismo, pero así y todo servía y sigue sirviendo (creo: no lo tengo y no lo he escuchado en décadas) como una buena introducción a lo que el líder y cerebro original de la banda, Cristian Vander, llama “zeuhl music”: una especie de terreno extraño en que habitan rítmicamente el jazz y algo sol/funk, en una forma que para nada es similar a la manera en que otras bandas de rock “blanco” o más bien “gringo” reflejaron la influencia del jazz bajo formas archiconocidas de “fusión”, con una disciplina espartana que recuerda a una mezcla de Orff con Wagner, y voces que a momentos parecen cantar desde el coro de una Iglesia negra, para en otros derechamente invocar espíritus terrible del más allá atrayéndolos al más acá por la vía de tus parlantes.

Una vez estábamos escuchando y cantando Kohntarkosz en vivo (1975) a buen volumen con una decena de amigos y amigas. Los vecinos llamaron a la policía. Hasta me agarré a combos con un vecino particularmente desagradable y además facho. Pero los pacos sólo nos pidieron bajar el volumen y se fueron.

Por supuesto que MAGMA será siempre la banda fundadora y referencia esencial del “estilo”, pero dada su larga y variada trayectoria uno puede ver que ya en una década de trabajo (1969/1979) la banda había dominado y probado diferentes variaciones de su enfoque primigenio y esencial culminando en formas que incluso no temían sonar a “pop”.

En esa época, los pocos fans que conocía se referían entre espantados y fascinados a un álbum abiertamente pop de Magma, llamado Merci (1984), el cual decían que luego de odiar por unas semanas terminabas amando. No recuerdo si llegué a escucharlo alguna vez…

Lo que sí recuerdo es un proyecto paralelo de Vander llamado OFFERING.

(continuará…)

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