martes, diciembre 22, 2015
Cassiber, Perfect Worlds (1986).
Cassiber, Mundos Perfectos (1986).
Una vez a fines de los 80 iba
caminando por fuera de la tienda de Discos Beat en la galería San Diego. Por
los parlantes sonaba a un volumen brutal algo que desafiaba toda definición, y
que me atraía enormemente. Entré y pregunté qué cresta era: “Cassiber” me
respondió algo apáticamente el disquero, conocido por ser medio hostil antes de
que le probaras tu buen gusto. ¿Casino?
Pensé mientras imaginaba la portada de un disco de Al Di Meola que lleva ese
nombre, y que es tan feo que recuerda a una portada de Julio Iglesias, sentado
en una silla, con pinta de viejo culiao. Pero no: era Cassiber, considerado por
muchos como el supergrupo del Rock In Opposition, aunque en realidad, a
diferencia de las bandas RIO más conocidas, esto no suena a una derivación del
rock progresivo, sino que a algo mucho más original y propio de los 80, no de los
70.
Del RIO setentero tenían
básicamente las mejores baquetas, con Chris Cutler (ex Henry Cow), y a eso
unían las personalidades y química de 3
alemanes muy singulares: Alfred “23” Harth en vientos, que le daba el fuerte
toque de free jazz al ensamble, y la voz y guitarras de Christoph Anders, más
la habilidad de Heiner Goebbels en teclados y samplers. Con esa formación
grabaron los dos clásicos albums “Hombre o mono” (1982) y “La bella y la
bestia” (1984). En cada uno de ellos conviven mucha improvisación, textos
agudos y combativos, que crean un mundo de ultraizquierdismo, urgencia post
punk, colisiones electroacústicas que ponen los pelos de punta, y por encima de
todo eso el saxo tenor ayleriano pero a la vez bien propio de Harth. El resultado es algo
vivo, humano, no una mierda intelectualoide o posmo como las que empezaron a
abundar años después. Basta para probar
eso el final del Beauty and the beast, donde un tema bastante complejo con
citas saxofonísticas al Ghosts de Ayler da paso a una de las más impresionantes
versiones de “Al fin soy libre” de la banda Chic (que en general se asocia más
bien a la música disco…). (También es interesante la versión del tema que hiciera en su momento Robert Wyatt).
No deja de ser curioso el que en
un mundo que ha llegado a glorificar el llamado “krautrock” nadie hable mucho
de esta enorme banda. Claro: como no tienen nada que ver con Bowie ni con Eno
ni con Autobahn, y además eran muy marxistas, se les deja en un discreto,
olvido. Tanto mejor! Muerte a los esnobs! Sobre todo si son veganos y venden cremas.
En fin, dejando de lado el odio,
quería hablarles de su tercer álbum, Perfect Worlds, de 1986. Para este tiempo
Alfred Harth se había retirado, entonces quedan reducidos a un trío (al igual
que en su último álbum, grabado en 1989, “A face we all know”, que es excelente
también pero por alguna razón es mi menos favorito), lo cual en cierta forma
los obliga a reinventarse un poco. Perfect Worlds es el álbum más breve (33 minutos y
algo) pero tal vez es el más concentrado, el muestrario más definitivo de sus
capacidades e inventiva tan particular. Arrancan con “Dust and ashes” (polvo y
cenizas), inquieta y dinámica canción que cierra con lo que para alguien como
yo es la perfección absoluta: aceleración rítmica cuasi hardcore punk, con saxo
tenor chillando encima, a ocasión es gentileza no de Harth, sino que del
mismísimo Anders. Anders grita “ladrones!, coleccionistas!, hocicones!, espías!”,
con su voz que para algunos es un “gusto adquirido”, y que a mí siempre me
encantó, sobre todo porque está siempre a medio camino de que a costa de gritar
se quede sin voz. Esa cualidad se aprecia sobre todo en el último tema del
disco, el verdadero himno “I tried to reach you” (traté de alcanzarte),
incrementando los niveles de dramatismo que hacen que al auditor le entren
ganas de llorar cada vez que Anders grita así.
Entremedio, ocurre de todo:
Anders lee fragmentos de Robinson Crusoe en alemán mientras samplean partes de
una sinfonía de Beethoven (track 2 : Crusoe´s landing), recitan repetidamentela expresión “Miracolo!” sobre un fondo bien extraño de voces que parecen
imitar algún canto africano y un texto que entre otras cosas señala que la
carne es mejor tratada que los pobres que no pueden conseguirla, se hace un
llamado a entregar armas a los inocentes oprimidos (track 3: Prometheus, que es
uno de los momentos más intensos, después de la relativa calma de Miracolo), en
Sleep Armed nos anuncian que “lo peor está aún por venir”, siguen con In a room,
donde describen minuciosamente los objetos dentro de una habitación (Congreso
habrá copiado la idea a fines de los 80? Mmmmm. Habrá que comprobarlo), luego
sigue Todo Día, y El espejo de Orfeo fusionado con I tried to reach you, y
apenas se acaba uno quiere poner play de nuevo y no se aburre nunca de escuchar
esta verdadera obra maestra. Si a Ud. no le gusta, entonces no hay nada más que
hacer por Ud.
Se me olvidaba algo:
El dúo Goebbels/Harth, o sea, la
mitad del Cassiber original, estuvo en Chile a mediados de los 80, y dieron un
concierto organizado por el Goethe Institut. Había una grabación en caset de
eso. Donde la tendré? Ni idea.
Ver un concierto de Cassiber en Alemania en 1982.
Etiquetas: Cassiber, memories of you, rock (no punk)
Comments:
Al parecer el sr de la tienda d discos era integrante de la banda nacional MALALCHE .El buen gusto y pasión musical también ronda en el barrio d San Diego
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