viernes, julio 15, 2016
HERR BRÖTZ: PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
1.- ¿Qué es el
free jazz? Depende de si lo consideramos en sentido estricto, o amplio. En
sentido estricto yo creo que el free jazz fue un movimiento surgido desde la
evolución de la música negra americana, que se expresa ya desde fines de los 50
pero con mayor fuerza y notoriedad en los 60 y 70, para entrar en abierto
declive poco después. Como varias corrientes previas de la música negra y el
jazz en general, existe siempre y todavía un puñado de fieles que siguen
manteniendo vivo el legado, y/o revivalistas de distintos tipos, que se dedican
a que “no se apague la llama”. En sentido amplio, el free jazz se confunde con
la música libre en general, con las corrientes del avantgarde, libre improvisación,
y varios lenguajes más.
A alguna gente
nunca le gustó el término “free jazz”. Algunos desde el jazz consideran que
éste siempre fue libre y abierto, así que ir y proclamar su carácter “libre” a
partir de un determinado álbum acreditado a Ornette Coleman no les parece una
buena idea.
¿Se ha hecho
free jazz en Chile? En sentido estricto, diría que no. En cambio, en un sentido
amplio, difuso, su influencia ha sido notoria en no tantos pero tampoco tan pocos
individuos y/o colectivos. Pero la influencia del “free jazz” puede operar a
veces como inspiración remota, y otras veces como intentos de homenaje o imitación.
2.- Sin duda que
Peter Brötzmann es uno de los pesos pesados de la música libre (por no decir
free jazz, etiqueta que en su aplicación europea siempre me ha parecido algo
dudosa, y que además entiendo que a él tampoco le convence mucho (de hecho,
desde las horripilantes páginas del suplemento Economía y Negocios de El Mercurio,
pasquín central de la burguesía nacional, un comentarista profesional cita a
Peter Brötzmann diciendo que siempre se opuso al término free jazz, desde el
principio[1])).
En particular, es un campeón peso pesado de los vientos. Cuando alguien que no
ha explorado mucho en estas direcciones (sabemos que por desgracia los punks en
general sólo toleran los saxos en el ska/punk) me pregunta por ejecutantes en
particular, siempre he dicho que en materia de extremismo saxofonístico es recomendable
acudir a Ayler, Brötzmann y Kaoru Abe. Por supuesto que hay decenas de
saxofonistas más (Roscoe Mitchell, Frank Lowe, Reverend Frank Wright, y muchos
más), pero esa trilogía sagrada es la que siempre me ha impresionado más.
En el caso de
Brötzmann, le precede esa fama de brutalista masacrador del instrumento que en
rigor corresponde más a la lectura hardcore/metalera del fenómeno del free jazz.
Pero basta escucharlo un poco para darse cuenta de que su enfoque es también
bastante cerebral. He ahí un buen tema de investigación: ¿se toca con la mente
o con el cuerpo? Respuesta correcta: con ambos.
3.- A Brötzmann
lo conocí gracias a un cassette donde estaba el primer álbum de Last Exit, el
supergrupo compuesto por él, más Ronald Shannon Jackson en batería, Sonny Sharrock
en guitarra, y Bill Laswell en bajo. Dos “blancos, dos “negros”. Tres
americanos, un europeo. Dos instrumentos acústicos, y dos eléctricos. En fin:
el álbum estaba señalado en una lista de los 100 albums más incendiarios del
siglo XX de la revista inglesa The Wire[2],
y entre eso y Naked City creo que tuve mis primeras experiencias con el saxofonismo
extremo (hecha excepción del Om de Coltrane, que un viejo compañero de
preuniversitario y luego de carrera me mostró ya hacia 1988/9).
Conciertos de
esa época de Last Exit están ahora disponibles en DVD y en youtube[3].
Pese a las décadas transcurridas sigue impresionándome como las primeras oídas,
y además en video es posible entretenerse viendo a los 4 fabulosos (menos Laswell:
no es de mi total agrado en realidad, en parte por ser el más “capitalista” del
lote) azotando sus instrumentos ante un público extasiado.
Herr Brötz me
dejó helado con su solo en Crackin, entremedio de un tratamiento interesantísimo
que le da Bill Laswell al bajo de 6 cuerdas, y de ahí se introducen Sharrock
con su tremenda presencia física en la guitarra, y RSJ que además de percutir
canta, grita y salta sobre los platillos con una energía asombrosa. Ese solo de
Brotz me hizo olvidarme instantáneamente de John Zorn, y a la larga ir a descubrir
la obra de Albert Ayler: ¡Gracias!
4.- Después tuve
ocasión de escuchar el excelente álbum de Last Exit en vivo en Köln, y nunca
entendí mucho su álbum de estudio Iron Path[4],
con producción demasiado sutil y metalizada para mi gusto, pero tendría que
reescucharlo alguna vez para dar una opinión más definitiva.
Leyendo también
The Wire en internet me topé con un texto llamado “The fire last time” donde
elogiaban su Machine Gun, de 1968,
grabado con un interesante octeto. Me costó un poco conseguir la versión
FMP records en CD. Algunos años después salió una reedición en Atavistic. Creo
recordar que el articulista hacía un vínculo entre machine gun de Hendrix (un
tema del Band of Gypsies, que está entre mis obras más adoradas de Jimi) y el
de Brötzmann. No me imagino a Brötz escuchando mucho ROCK, pero tal vez sí…no
sé…en todo caso su hijo Casper sí que se vió influenciado por Hendrix y agarró
las 6 cuerdas, pero eso es otra historia, la de Casper Brötzmann Massaker.
5.- Hojeando
unas antiguas revistas editadas por Cris Corn me encontré con un viejo texto
sobre el “Free Jazz Punk Rock” que él me encargó[5],
y que en relación a Herr Brötz y su “ametralladora”
decía lo siguiente:
“Free Europa 68: seamos realistas, dejemos
la cagá.
El free jazz
europeo pisa un terreno que estuvo en sus inicios asociado a la improvisación y
experimentación “blancas”, es decir, a la música proveniente de esa tradición
continental y que hoy en día suele quedar encerrada en las instituciones
musicales separadas. El jazz “negro” americano, de origen ciertamente más
proletario, operó como una fuerte influencia que abrió el camino a nuevos
sonidos y enfoques y a la radicalización de todas las opciones por parte de los
espíritus más inquietos de Europa (y del resto del mundo, obviamente).
Para Steve Lake,
escribiendo en The Wire a mediados de los 80, es recién en 1968 con “Machine
Gun”, del Peter Brotzmann Octet, que en rigor se da a luz el primer ejemplar
auténtico de jazz “europeo”.
En Machine Gun
lo que tenemos es un ataque frontal de saxofones (3: Brotz más Evan Parker y
Willem Breuker) que atacan con el apoyo de dos contrabajos (uno de ellos es el
maestro Peter Kowald, Q.E.P.D.), dos baterías (¿quien conoce a un tal Hann
Bennink?) y un piano (Van Hove), que alcanza niveles de agresividad y alegría que
no se conocían, o no al menos en estas tremendas dosis y entremezclados tan
acertadamente.
Brotzmann había
estado antes asociado al movimiento Fluxus y a otras formas de expresión
estética (el fluxus de esos años había llegado a dictaminar: “Músicos: rompan
sus instrumentos”), y cuando armó el octeto con el que grabó este deslumbrante
álbum editado por FMP (un poco antes había editado su primer álbum, tiernamente
titulado “For Adolphe Sax”, en homenaje al inventor de tan bello, vulgar y
moderno instrumento) reconocía la influencia más “rockera” (o “eléctrica”) de
gente como Jimi Hendrix …No sé si es por eso que este álbum podría calificar
hasta como una especie rara de heavy metal o hardcore punk (géneros a los que
podríamos decir que anticipa en unos buenos años pero que, a la vez, derrota en
su propio terreno, al sobrepasarlos fuertemente en intensidad sin necesidad de
enchufar nada). Por lo mismo, es una de las piezas más obvias de “introducción
al free jazz” que puede gozar de aceptación entre las huestes melenudas y/o
rapadas que por lo general bostezan frente al swing más tradicional (dicho
carácter “introductorio” esencial lo tienen también otros álbums comunales de
la época, como el “Free Jazz” de Ornette, “Ascension” y “Om” de Coltrane, y el
álbum colectivo “NY Eye and ear control” impulsado por el comandante Albert
Ayler).
Este artefacto,
que fue grabado en pleno Mayo del 68 en Bremen, recientemente ha sido objeto de
reedición como “Complete Sessions” gracias a Atavistic: un artefacto que
debería ser puesto al alcance de todos los niños y niñas inteligentes, brutos y
sensibles de este planeta Tierra.
¿Y tiene esto
algo que ver con el Free Jazz Punk Rock? No lo tengo muy claro en términos
racionales todavía, pero creo que su energía, radicalidad y abundante humor
(entre medio de los bombardeos aéreos y devastación general hay tiempo para
líneas melódicas absurdas, bromas dadaístas y hasta un par de ritmos fiesteros)
lo constituyen en un álbum maestro que no ha cesado ni cesará de inspirar a
varias generaciones de ruidistas subversivos. Eso, además de Herr Brotz himself:
muy a su manera, un viejo punk que, luego de Machine Gun, ha mantenido en alto
el nivel de brutalidad, lo que le ha valido que muchos críticos y fascistas
estéticos lo descalifiquen por su supuesta monotonía/economía de recursos, y
que sigue activo hasta el día de hoy.”
6.- “Hasta el
día de hoy”. Eso dijimos hace casi una década. Jamás imaginamos que algunos
años después tendríamos a un Brotz de ya más de 70 años soplando como sopla, en
Chile.
Fui a verlo con
una hermosa acompañante: la chica más linda de toda la sala y varias cuadras a
la redonda si es que no de toda la comuna y ciudad. Al llegar, puntuales y con
un par de latitas de cerveza helada en el bolso, ya estaba llena la Sala
Master, pero nos ubicamos bien en unas sillas altas que tenían a un costado.
Cuando la cosa estaba por empezar, me di cuenta de que ni siquiera me había
preocupado de la existencia de la banda Full Blast: Marino Pliakas en un bajo
con hartos efectos, y Michael Wertmüller sentado a la batería. Después de haber
presenciado todo el set, concluí que en rigor ese puro dúo en sí ya valía la
pena en extremo, y sobre su “Wall of noise” el saxo de Brotz venía a ser como
la guinda de la torta.
Era raro ver a
Brotz tan viejito y encorvado, con una semijoroba, soplando como en los viejos
tiempos, aunque tal vez un poquito menos fiero que en 1968 o 1986: el tiempo
pasa, y como dice Pavel Oyarzún desde Punta Arenas, en su brillante novela “Barragán”
(LOM, 2009) a través de un personaje: “El peor enemigo de un anarquista no es la
iglesia ni el Estado, sino el mero paso del puto tiempo”.
No tengo muchas
palabras para describir lo que sentimos todos el martes a las 20:30. Por
momentos la parte electrónica de la banda (o más bien, el bajo con efectos más
la batería) me hacía pensar no en Last Exit, sino que en Fushitsusha (Brotz ha
grabado algunos discos con Keiji Haino por cierto) y en un par de ocasiones mi
acompañante que goza de un excelente oído hasta mencionó a Corrupted. Con razón
uno de los albums de Full Blast, en Atavistic, se llama Black Hole: agujero
negro. En esos momentos la música efectivamente parecía un magma que salía desde
el centro de la tierra volcánicamente para ir a parar a quien sabe qué punto
del espacio exterior, o más bien difuminarse en todas direcciones del mismo.
A Brotzmann lo
vi usar el saxo tenor, y dos instrumentos rectos, uno de los cuales imagino era
el famoso tarogato o flauta turca. Gracias al cambio de instrumentos había
harta variedad sonora que hacia imposible hablar de monotonía, y además los otros dos instrumentistas juntos o por
separado tuvieron harto espacio para expresarse. Pero lo que más me sorprendió
fue que cuando agarró el tenor y se quedó solito un buen rato, nos entregó el momento
de más profundo lirismo en lo que vendría a ser como una especie de balada
brotzmanniana. Emocionante. Creo que hasta lagrimeé un poco.
A diferencia de
lo que leí por ahí, no usó cuatro tipos de saxofón ("desde el alto y el tenor hasta el barítono y el bajo-, y también utilizando el clarinete y el torogato"): sería bueno que los que escriben
comentarios vayan efectivamente a los conciertos y presenten atención.
Otro órgano dijo
que hubo “1:15 minutos de puro free jazz”. No estoy de acuerdo: esto es otra
cosa: una música nueva que desafía probablemente toda definición, y ciertamente que cuando estaban el bajista y el baterista solos o a dúo, no sonaba a "jazz" sino que a música libre nomás...
Pero eso no es
tan importante, son sólo etiquetas que uno usa por comodidad y la idea nunca ha sido que ellas determinen ni aplasten el contenido que hay detrás.
Insisto: no tengo mucho más que decir, excepto que quizás es el mejor concierto que he visto en mi vida hasta ahora.
Insisto: no tengo mucho más que decir, excepto que quizás es el mejor concierto que he visto en mi vida hasta ahora.
(La bella y el bestia)
7.- Al terminar,
algunos entusiastas corrieron a pedir autógrafos a Brotzmann. El viejo firmó
algunos pero se veía bien mosqueado con todo eso, y sólo quería guardar sus
instrumentos e irse. Así y todo le alcanzó a firmar a mi acompañante el CD del
Machine Gun, y Marino Pliakas dedicó el CD de Full Blast en Colonia el 2006 a
nuestro hijo, cosa que al otro día llenó de alegría al pequeño melómano.
Como vi que
Brotz estaba ya bastante molesto con el acoso, fui a decirle a Pliakas que por favor le dijera luego lo
siguiente: que había alguien que quería darle las gracias por haber mantenido
viva la llama de Ayler, y haber acercado su música a tanta gente. Este brillante bajista (que
por lo que ahora sé ha colaborado con varias formaciones del enjambre del ruido
libre y desprejuiciado) era bastante simpático. Sonrió y me dijo: “OK, pero ¡mejor
anda y dile eso tú mismo! Le va a gustar”. Ante mi reticencia insistió: “It´s
OK!”. Entonces fui, pero apenas le empecé a tratar de decir algo saltó una de
las mujeres de la organización y me repelió: “Déjenlo tranquilo, está cansado”.
Luego le comenté
a mi acompañante que igual entendía perfectamente el cansancio del viejo
prócer, a lo que ella replicó: “Si está tan viejo y mañoso mejor que no salga
de gira!”. Ja ja. Le encontré algo de razón considerando lo empelotado que se
veía el viejo por momentos, pero tras meditarlo un segundo le contesté que
tiene todo el derecho de hacerlo, porque a estas alturas ¡Brotzmann es
patrimonio de la Humanidad!
[1] http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=269258
Es curioso: en este órgano de la burguesía también han elogiado hace poco a
Walter Benjamin, y faltaría nomás un homenaje a Debord y la Internacional
Situacionista si es que no lo han hecho ya (nunca leo esa mierda de diario:
sólo ocupo algunos ejemplares que encuentro por ahí para a caca del perro y
para que mi hijo haga collages).
Etiquetas: anti punk, Chantiago, free jazz, punk rock
Comments:
Making Money - Work/Tennis: The Ultimate Guide
The way you wooricasinos.info would expect from betting novcasino on the septcasino tennis matches of หาเงินออนไลน์ tennis is to bet on the player www.jtmhub.com you like most. But you also need a different
Publicar un comentario
The way you wooricasinos.info would expect from betting novcasino on the septcasino tennis matches of หาเงินออนไลน์ tennis is to bet on the player www.jtmhub.com you like most. But you also need a different