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lunes, agosto 15, 2016

Anna Högberg Ataca junto a 5 amigas y juntas nos muestran la belleza del free jazz sueco 

ATTACK!!!



Ataque. Ese es un nombre que dice harto. Sobre todo todo en estos tiempos. Atacar. Atacar, pero, ¿qué? No a uno mismo, sino que a todas las tradiciones. La autoridad, que le llaman. Y no me deja de sorprender la cantidad de veces que he visto grafiteado, medio en broma pero igual en serio; “contra toda autoridad, menos mi mamá”.

Y también me llama la atención que cuando una barra brava insulta a otra, a veces les dicen “madres”, pero otras veces, a veces con pocos minutos de diferencia, se atribuyen el ser sus “padres”.

Negación de la madre. Negación del niño o niña…”Yo soy tu padre”. Mother fucker.

Nada de eso ocurre en el Free Jazz. Lo más “paternalista” que ha secretado puede ser la Iglesia de John Coltrane, pero por cierto que las alusiones al Padre, El hijo y el Espíritu Santo en la línea de Coltra/Pharoah/Ayler perdían su connotación adultocentrista, si no la patriarcal, porque desde sus inicios el free jazz ha sido atacado entre otras cosas por “infantil”.

Dos píldoras antiadultocéntricas provenientes de ambos lados del Océano Atlántico: Ornette at 12, donde el saxofonista padre puso a su hijo Denardo Ornette en la batería y grabó este bello álbum de fines de los 60, siendo vilipendiado por la crítica. No olvidemos que a Ornette hasta le rompieron el saxo un par de veces y fue criticado ácidamente no sólo por críticos profesionales sino que por músicos desde Miles Davis a varios más. Y la otra píldora es europea y setentera: Free Jazz und Kinder, de Peter Brotzmann al mando de un conjunto no tan numeroso como en Ametralladora, pero igual de ruidoso y dinámico, sobre todo porque incluía además de a Brotz y Bennink y Van Hove a 15 infantes (Creo que en época era un EP en vinilo).

Adultus: el que ya dejó de crecer. Nadie quiere ser adulto después de audicionar estas gemas. Más bien, se quiere no parar nunca de crecer. Adolescere: estar creciendo.

Bueno, pero nada de todo esto me había preparado para asimilar un ataque antipatriarcal en el Free Jazz contemporáneo (por decir algo: una etiqueta es siempre una mera aproximación), ni menos para que proviniera de un banda formada por jóvenes mujeres escandinavas, lideradas por la saxofonista alto Anna Högberg (sí: sólo los suecos puede suministrarte más nombres con doble puntito que siempre me recordarán a mi adorada banda Hüsker Dü). Gracias a mi bella amiga Japo Nesa, amiga de Elsa Bergman, la contrabajista, que ha estado varias veces en Chile, y que nunca he tenido el placer de verla tocar, ahora tengo en mis manos el LP de Anna Högberg Attack, editado en Suecia este año por el sello Omlott.



Dado mi por lo general alto nivel de prejuicio (saludable como punto de partida, si uno está dispuesto a derribar el muro de ser necesario: en este mundo uno no podría distinguirse de todo lo demás sin un nivel mínimo y sano de egolatría, y lo miso pasa creo yo con los prejuicios: sin ellos te disolverías en la mierda) tenía dudas acerca de por qué en estas visitas a Chile, generalmente al puerto de Valparaíso, se había acompañar por músicos que para nada me parecía tuvieran algo que ver con aquella fuerza estética/lidibinal/social/política que denominamos “Free Jazz”. Pero a pesar de eso pude observar en youtube a Elsa sola con su instrumento, uno de los más nobles de madera y cuerda que existan en el mundo moderno, y me parecía que ella decía bastante, y que debería tener mucho más que decir aún, por supuesto, ya que esa es la belleza eterna de la juventud: su carácter de algo a la vez disfrutable ya mismo, y al mismo tiempo toda una promesa de desarrollo futuro.

Pero yo no creo que la experiencia musical sea verdadera ni plena cuando se da a través de la pantalla/parlantes de un computador (demasiado digital, virtual, demasiado poco apreciable por todo el cuerpo, a diferencia de dos parlantes como Satán manda...), y recién ahora tengo el VINILO a mano para poder degustar y apreciar con tiempo, con calma, con pasión.

El disco parte con “Attack”, y pese a las asociaciones que un macho bruto como yo pueda hacer con ese título (esperando la destrucción total del universo sonoro en menos de 2 microsegundos desde que un album comienza), la construcción musical parte desde el silencio y la sutileza ambiental para ir de a poco manifestándose en un tipo de composición en que los saxos van al frente (hay dos tenores: Elin Larsson y Malin Wättring, que además tocan sopranos, más el alto de Anna). También de manera sutil y hasta melancólica se construye el segundo tema, “Familjen”, donde hay lugar hasta para la expresión solista profunda del saxo líder. (Digresión: en el free jazz el “liderazgo” no es autoritario, se trata sólo de una cuestión de organización provisional del sonido). Me gusta que la dinámica sea así: calma y caos, construcción metódica y arranques de vitalidad/fuerza libre. La dialéctica composición/improvisación, individuo/colectivo, por supuesto que si se viera de manera estática sedimentaría otra(s) falsa(s) dicotomía(s).



Cuando doy vuelta al lado B, tengo en la punta de la lengua una referencia orquestal a la que me hacen recordar…..Mmmmmmmm…me demoró un poco. Pienso en unos álbums del sello Black Saint en los 70, pero….no doy con nombres concretos. Y de repente, sí!: ya lo sé! En rigor, desde la tercera y última canción del lado A, “Borderline”, me recuerdan ea se famoso, poderoso y hermoso disco del Art Ensemble of Chicago con el pianista Richard Muhal Abrams, Fanfare for the warriors, ¡qué nombre más macho y aguerrido!editado en Atlantic en 1973 y que hace como 15 años remataban a dos lucas en una disqueria de Viña del Mar, y por suerte le alcancé a avisar a varios amigos para que fueran por su copia. Y en efecto, acá se me había olvidado mencionar que hay piano y batería, a cargo de Lisa Ullén y Anna Lund respectivamente.

Lado B parte con solo de contrabajo. Ahí se aprecia toda la maestría de Elsa Bergman, con y sin arco. Acompaña el piano y de repente ya estamos en medio del tema propiamente tal, con arreglo muy interesante de vientos, un desarrollo largo que les toma el track más largo de esta maravillosa colección de música nueva actual: 9 minutos con 59 segundos.

Luego, "Skoflikargränd", el único tema de Elsa incluido en el LP: su brevedad envuelve una sorpresa, porque el lenguaje acá difiere radicalmente de lo que se había escuchado hasta ahora. Está más lejos del “jazz”, cuando al inicio unos sonidos minimalistas y oscuros que me hacen acordar de lo pasajes más sombríos del Ensamble electroacústico de Evan Parker, al final  el tema avanza por la vía de la composición hacia el tipo de jazz a varias voces que parece ser el sello de este colectivo, y antes de cerrar se abraza el caos, y se regresa a la meditación cósmica inicial.

Penúltimo tema, “Regnet” y la abstracción sigue dominando los microsonidos o texturas suaves, sobre los saxos que van y vienen, dialogando en frases cortas pero profundas, con cierto nivel de lirismo me atrevería a decir. Al final, los soplidos y la cuerda rasgada se vuelven a perder en el silencio hasta hacerse inaudibles, o hasta hacerse como decía un poema de Paul Eluard "invisible en el silencio".

Se acaba ya un álbum hermoso, y qué mejor que cerrarlo con un tema en que al inicio swinguea para luego dar rienda suelta a la baterista, que en pocos segundos deja en ridículo y te hace olvidar el baterismo macho de John Bonham y el 99% del rock and roll actual con su Moby Dick dick! dick! Sick!!

A partir de ese inicio es difícil no centrar el oído en la percusión, en que hasta ahora me había fijado poco (cuestión que deberé corregir en la segunda audición que le daré ahora mismo a todo el LP) y es un placer absoluto oirla dialogar con el contrabajo que como si nada pasa de azotar el registro grave cuasi punkrockeramente, a hacer aullar los registros ultraagudos, en ambos casos con el arco, para luego seguir tocando con puro dedito, acompañando con decisión y fuerza rítmica los desarrollos de sus cinco amigas. Ayayay. Oír para creer. Estos 7:38 minutos finales, titulados adecuadamente “Högbegberg”, puede que resuman toda la intensidad concentrada y belleza única de esta música.




Muchas gracias!

Un video en vivo para que se hagan una idea.

Escuchen las cosas que editan estxs vikingxs locxs de OM LOTT

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