miércoles, abril 03, 2019
Bus al sur y al Norte chico/Política nocturna
Sábado en Chillán. Domingo en Penco. Con mochila y saxofón y
el resto de MDC. No conocía las cocinerías de la feria en Chillán. Poco aptas
para un principalmente vegetariano pero
la cerveza estaba heladita. Penco. ¿La Venecia chilena? Digo, porque vi un
riachuelo cerca del mar, con góndolas de paseo. Linda playa. Un paisaje
industrial, pero con las patas en el agua se tolera mejor. Muchxs niñxs, y
gente pasando la tarde de domingo en torno a guitarra, quena, percusiones,
cerveza y jugo. Lunes a las 5:30 en Santiago, y se reinicia la semana laboral. Martes,
miércoles, jueves…Viernes ensayo con DM en Villa Olímpica, y a las 00:30 del
sábado me van a dejar los 3 al Terminal de Buses. Sábado a las 7 ya estoy en el
terminal de buses de La Serena. Sólo con mochila, ni siquiera se me ocurrió
llevar mi petaca de Lenin con algún líquido espirituoso. Desayuno algo: no-es-café
y tostadas con palta. Al menos la palta sí era de verdad.
Camino hacia el centro. Reconozco la oficina donde trabajaba
mi padre entre 1974/1979, y varias calles que por haberlas conocido entre los 3
y 8 años, jamás podría olvidar. Paso al lado del Jardín japonés, que visité
algunas veces cuando estaba en el jardín infantil y me encuentro con el
memorial de detenidxs desaparecidxs y ejecutadxs políticxs. Miro los nombres, y
las fechas. Me llama la atención el que dos hermanas, de 22 y 23 años, hayan
desaparecido a inicios de 1977. Después averigüé que fueron detenidas y
desaparecidas en Argentina, junto a sus parejas (chilenos: los 4 huyeron de Chile
después del golpe de 1973). La memoria del terrorismo de estado convertida en
un dato sobre una piedra, en una época en que tratan de hacer creer que reírse
del cadáver del ideólogo gremialista Jaime Guzmán o desearle la muerte a La
Lucía son los “crímenes de odio”.
Espero que aclare un poco sentado en la Plaza de Armas.
Todavía está el local del cine donde lloré viendo el final de King Kong y me
choqueó un poco la película “Mori, el prefecto de hierro”, sobre la mafia en
Sicilia. Aún recuerdo el capo detenido que decide suicidarse a cabezazos. ¿Por
qué me llevó mi padre con el vecino y su hijo a ver eso a tan tierna edad?
Camino hacia unas calles que me pareció ver en el “mapa del
evento”, pero no doy con la calle El Salvador. Estoy bien perdido, tal como recomienda Benjamin al inicio de su "Infancia en Berlín". No me queda otra que preguntarle
a un paco, quien me dice que para llegar a Las Compañías debo cruzar el puente y
caminar unos 20 minutos. Me dice: “no es tan bueno por allá…pero a esta hora es
tranquilo”. El paco es bien simpático, me da pena pensar que en algún momento habrá que agarrarlo a palos o camotazos, pero bueno: son riesgos de su oficio. Camino y cruzo un largo puente, sin saber que eso de abajo es lo
que queda del río Elqui. Sigo caminando, hay chozas al costado del camino, y se
ve a lo lejos como se levantan cerros llenos de casas. Me pregunto cómo cresta
voy a dar con el lugar exacto en que se va a hacer la feria del Libro
Independiente de Las Compañías. Y no quiero volver a hablar con policías. Llego
a la avenida el Islón, con Nicaragua. Reviso el mapa en el teléfono, y veo que
estoy a pocas cuadras, pero en subida. El vecindario es tranquilo, pero me
imagino que por alguna razón el paco debe sentirse algo inquieto pasando por
estas calles del apéndice proletario de la linda ciudad turística que se supone
es La Serena. En los viejos tiempos setenteros yo vivía en la Población La
Pampa. Por la avenida Estadio, varias cuadras de casas pequeñas de 1 piso con
patio. Afuera plantaron álamos que luego hubo que retirar pues destruían aceras
y cañerías. Las cuadras que venían hacia el sur, antes de la calle por donde
uno podía llegar directamente a la peligrosa playa de Las Cuatro Esquinas donde
la arena nunca dejaba de reacomodarse alrededor de tus pies, estaban destinadas
a viviendas de pacos rasos. Sus hijos daban miedo. A algunos se les conocía
como “los care’malo”, y por ahí cerca estaba el famoso local, creo que
carnicería, de un sujeto al que apodaban “El cariño malo” porque como buen lumpen-policía
era un gran maltratador de su esposa e hijos.
Pero en esos años no recuerdo haber ido nunca a Las
Compañías, donde según me dice vive el 60% más proletario de la población local. Hay una lucha territorial importante para que el futuro Hospital lo instalen ahí y no en un sector más bien cuico de La Serena
Extracto de Wikipedia sobre Las Compañías: “el sector es
utilizado preferentemente para la instalación de viviendas sociales por el bajo
costo del suelo, tendencia que se mantiene hasta la actualidad en su sector
norte. Esta misma monotonía en la utilización del suelo (uso residencial),
junto a la pobre planificación urbana ha provocado que las Compañías carezcan
de una red de servicios públicos y privados o zonas de trabajo, obligando a
gran parte de su población a moverse temporalmente al Centro Histórico de La
Serena en busca de ellos, generando problemas de transporte en sus tres vías de
acceso (Puente Zorrilla, Puente Libertador Bernardo O'Higgins y Enlace Las
Compañías)”.
Llego a la esquina y ya están montando mesitas y parlantes.
Me ofrecen desayuno, que ya sería el segundo, pero acepto: quiero café. Me
duele un poco la cabeza, no tanto por las cervezas del ensayo de DM sino que más
bien por la incomodidad de dormir en el bus. Se me pasa, hablando con unos
niños y sus madres. Hay señoras ayudando a cocinar una masiva olla de porotos.
Hay punk rockers, y va de a poco llegando más gente a una actividad que es difícil
que empiece a las 11, pero que tampoco se atrasa tanto, en medio de una mañana
de sábado nublada y con ocasionales caídas de gotitas de lluvia. (Creo que es lo que se llama “chubascos
ocasionales”).
Instalo libros y fanzines sobre una mesa, justo al lado de
Ediciones Sabandijas. Miro el material de los vecinos, y para mi sorpresa
incluyen:
-Los 4 excursos de 2&3 DORM: Lefebvre y los situs, Barricadas
japonesas, Lumpen-prole y La lógica del género.
-Comunidad de Lucha N° 8, con textos sobre Venezuela, el 8M y
El estado policial contra lxs adolescentes.
-Revolución y democracia (unas interesantes reflexiones sobre
el 29 de marzo que acaba de ver en el sitio de Agitación Inmanente).
Vendo algunos ejemplares de “Estruendo”, y hago trueque por
un libro de Ediciones Sabandijas que reúne una “Historia de la anti-psiquiatría”
y la totalidad de contenidos de los 9 números dela revista Enajenadxs, editada
a inicios de siglo en la península ibérica.
De regreso al terminal, me tomo el único schop del día y me
voy a sentar, sumergido en la lectura del libro. “Por una política nocturna”,
Marc Traful. ¿Qué? Veo este texto dentro del último N° de Enajenadxs, que
cierra su existencia con un Aviso del poeta Leopoldo María Panero (de quien
hace muchos años, cuando aún vivía, subimos algunos poemas a este blog. Después
supe que había estado en el ex Pedagógico aka UMCE, nunca me enteré a tiempo…).
¿Así que de ahí tomó el nombre Manual de Combate para su mini- álbum del 2016?
Qué sorpresa, pues no tenía idea de la existencia de Traful, ni de su texto del
2002, que no sé si se llama “Miradas extraviadas” o “Por una política nocturna”,
disponible en Sindominio, aunque acá su nombre aparece como Mar Traful.
Ahí en la introducción dice que:
“Mirar no es ver. La mirada es activa. Es un esforzarse por
aprehender la realidad aunque duela. El ojo está herido y la mirada extraviada,
no por exceso de luz sino porque la noche es gélida. Miramos la realidad para
inventar una política nocturna. Ya no hay otra política. La antigua estaba
hecha de luces, de sujetos, de conciencia que elevar. Todo eso está muerto.
Miramos la realidad aunque duela. Debe doler. En estos casos la eternidad ha
sido siempre el consuelo: la eternidad del instante, la eternidad de las
pequeñas cosas... Amar, en fin, la eternidad para hacer frente al nihilismo.
Pero la política debe ser nocturna: hombre anónimo, asco, desafío...
Las miradas extraviadas no confunden extraviarse con perderse. No estamos perdidos. La derrota fue hace mucho. Y sabemos bien cómo los que se pierden acaban siempre encontrándose. Nosotros, en cambio, estamos extraviados porque vamos por mal camino. Ya no podemos amar la eternidad sino tan solo esta vida hecha a pedazos y que casi ni es nuestra. Sólo eso nos queda: una vida sin forma... para resistir”.
Y luego, en la sección pertinente
dentro del capítulo I, Martillo Neumático :
Una política nocturna debe hacerse:
- CONTRA la cómoda y pasiva contemplación
de la miseria cotidiana que impregna y ahoga.
- DESDE un nosotros renqueante hecho
sobre la marcha, y nutriéndose de la mala leche y la improvisación.
- PARA poner zancadillas y
cortocircuitar la gran maquinaria.
- POR los estrechos e interminables
senderos del gran laberinto, inventando palabras y acciones.
- SEGÚN nuestra capacidad de
experimentar, pensar, vivir, resistir, gozar... sabiendo que hoy somos
pocos y mañana puede que menos.
Algunos de sus principios son:
- El sentido
común de dos males escoge el menos malo. Nosotros nos negamos a escoger.
- Cuando la
vida se convierte en medio de vida, la vida muere.
- Buscar las
raíces es una manera subterránea de andarse por las ramas.
- Los que se
sacrifican por los demás acaban sacrificándolos.
- Hay que
descargarse del pensamiento de que hacer tenga que servir para algo.
- Porque
sabemos que poseer es perder, abrimos espacios de vida que no pueden ser
cerrados.
- Porque no
existe otro lenguaje, somos un balbuceo en el lenguaje del poder.
- El mejor
suicidio es el suicidio sin muerte: permite seguir escupiendo.
Etiquetas: a desalienar, MDC, Norte chico, psicogeografía, reflexión, teoría revolucionaria
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