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jueves, marzo 26, 2020

Capitalismo, enfermedad, muerte: reflexiones 


YA QUE MUCHXS ESTAMOS ENCERRADXS, APROVECHEMOS DE REFLEXIONAR Y ACCIONAR

[A sugerencia de mi viejo camarada Tomás S.: Junior Byles, Beat down Babylon]

Algunos textos y extractos:

“Si bien la pandemia y la reacción del Estado/Capital nos encontró en un periodo de agitación social en el que florecían expresiones concretas de solidaridad proletaria, estos procesos eran aún embrionarios. Ya desde el inicio de la revuelta había quedado claro que las estructuras tradicionales de la izquierda del capital, principalmente sus partidos y sindicatos, se mostraban como un freno de las iniciativas de lucha que surgían por doquier. Pero sus intentos de cooptación no lograban los frutos que querían. Hoy, cuando se hace patente que solo una huelga general puede hacer efectiva la necesaria cuarentena y atacar las medidas represivas y la asfixia económica a la que están condenándonos, rebajando nuestros salarios, despidiéndonos o simplemente haciendo imposible obtener ingresos para subsistir, los sindicatos a lo más se atreven a “exigirle” al gobierno una cuarentena nacional y que fiscalice los abusos de la patronal, el mismo gobierno que solo ayer nos disparaba. No tienen ni la fuerza ni la intención de ir más allá. Y los aparatos políticos de la seudo oposición, nuevamente, acuden prestas para auxiliar al Estado en la implementación de la represión. Pero ya algunas Asambleas Territoriales comienzan a hacer carne la solidaridad de clase, enfocándose en asistir las necesidades de quienes son más afectadxs por la cuarentena (principalmente nuestrxs abuelxs). Dichas acciones nos muestran el camino nada menos que para asegurar nuestra existencia”.

(“El capital es muerte”, texto completo en:

-El mismo “Reporte” desde Francia difundido por Evade Chile y firmado por Raoul Vaneigem circula en el sitio Alasbarricadas y la revista Carcaj como “Coronavirus”, aunque en el caso de Carcaj es otra traducción distinta a la que curiosamente le falta el primer párrafo del Reporte.

-Nuevo texto del Círculo de Comunistas Esotéricos, “¿Crisis sanitaria o crisis civilizatoria. Apuntes breves sobre Covid-19 y Capitalismo”? Descargar acá.



-El viejo comunista Jacques Camatte escribió una breve carta a un compa de la región chilena:

“Querido X:

Desde hace mucho tiempo creo que la especie humana está en riesgo de extinción. Esto ha sido confirmado científicamente. Ya han existido dos casos: uno hace 120.000 años y otro hace 70.000 años. La amenaza ha dejado su huella en la especie. Para evitar la extinción, la humanidad salió de la naturaleza. Pero, a fin de cuentas, al rechazar esta amenaza provoca ella misma la posibilidad su extinción. Hemos alcanzado un momento final, decisivo. Es el fin de la errancia. En el Capítulo 14 de Emergencia del Homo gemeinwesen, Punto final de la actual errancia, expongo todo esto de la forma más precisa posible. Sintéticamente: para escapar a la amenaza “natural” de extinción, la especie se ha separado del resto de la naturaleza, para escapar a la amenaza “antrópica”, ella deberá reintegrarse, lo que no implica una fusión. Para ello será necesario que se produzca un inmenso retorno de lo reprimido: de la naturalidad, tal como se ha verificado en el curso de las catástrofes naturales con la manifestación de la solidaridad, de la preocupación y el cuidado por el otro, etc... con la suspensión de la dinámica de la enemistad que hoy en día se transformado necesariamente en una dinámica de eliminación, y que se deberá evitar que vuelva a emerger entre quienes han elegido, o elegirán, por una virtualización - agudizada con la pérdida de lo que aún queda de las relaciones humanas-, y entre aquellos que serán afectador por el retorno de lo reprimido.

En otras palabras, para protegerse la especie se ha encerrado en una dinámica, en su errancia, y ha devenido incapaz de imaginar un devenir diferente; esto es lo que constituye su locura. Ello se ve claramente a través de las reacciones de los dirigentes en los diversos campos. De allí, subyacente y tendiente a emerger, el pánico. Podemos sentir, por ejemplo, el hecho de que el coronavirus evoca irresistiblemente una amenaza.

Lo interesante es que estamos siendo testigos del resultado de este vasto fenómeno que se desarrolla durante miles de años entre los dos momentos de la afirmación de la amenaza del riesgo de extinción. Estamos en el corazón de su despliegue, es decir, de la manifestación, de la epifanización para señalar su potencia integral, del riesgo. Es como si nada fuera a pasar y, sin embargo, todo está sucediendo ahora. No obstante, no sabemos cuánto tiempo va a tomar. En última instancia, lo importante es ser capaz de poder experimentarlo –vivirlo- efectivamente en su totalidad, lo que requiere restablecer la preeminencia de la afectividad que permite el sentido de la continuidad y, por consiguiente, del poder de la vida.

Comencé a escribir un texto para ser publicado en el sitio donde repetiré lo anterior pero también otros temas relacionados que son esenciales.

Nuestra correspondencia ha sido interrumpida por mucho tiempo. Espero que, a pesar de la difícil situación, permanezcas bien y espero tener noticias suyas.

Todo lo mejor para ti en estos tiempos difíciles. Afectuosamente,
Jacques”

-Dos panfletos:
Este,

y este otro:





-Y para finalizar este super-combo de cuarentena, les dejo este texto muy reciente de 2&3 DORM:

“El comienzo de una época

El capitalismo no se puede dar el lujo de parar la máquina. Eso lo tienen claro los gobernantes, economistas y job creators alrededor del mundo: de su continuo funcionamiento depende el orden de cosas que los privilegia. Pero al individuo de a pie también le cuesta pensar, o derechamente teme pensar, que algo así realmente pueda ocurrir: ¿qué clase de mundo sería ese? ¿Cómo es siquiera posible una vida sin salario?

Este es el dilema más punzante que impone la pandemia sobre nuestra vida cotidiana, cual golpe seco sobre la mesa: economía o vida. La contradicción acecha a la humanidad hace siglos pero hoy se nos presenta por primera vez en la historia como un terremoto de escala planetaria. Estamos siendo testigos de un cambio profundo, ¿qué posibilidades hay de que la humanidad se transforme en protagonista de ese cambio poniendo fin a la inercia que nos empujó hasta el límite en primer lugar? (1)

Los expertos apuran los cálculos científicos y afilan sus plumas para el próximo best seller, pero la situación no admite proyecciones simplistas ni especulaciones elaboradas, todo está por verse. Quizá esa es una de las razones por las que esta crisis aparece como la más catastrófica del último siglo: por primera vez la infraestructura del sistema se ve amenazada de manera global y simultánea.

Puede que esta gripe esté matando menos personas alrededor del mundo en tres meses que una campaña militar en Siria en un par de semanas, pero su impacto expone en tiempo real la incapacidad de los gobiernos, incluso lo más ricos y poderosos, para salvaguardar vidas sin poner en riesgo la máquina económica que sostiene al mundo en su lenta agonía. Esa agonía ya no es una realidad ajena para nadie. En una civilización acostumbrada a la guerra en todas sus formas, donde el cambio climático es un problema heredable a las generaciones siguientes, la pandemia llega como un shock que nos recuerda abrupta y violentamente no dejar para mañana lo que podemos hacer hoy.

Es evidente que el verdadero problema no es la cantidad de vidas que pueda cobrar esta crisis, de otra forma no se explica que ninguno de los genocidios del tercer mundo en los últimos 30 años haya causado tanto horror y pánico globalizado como el de hoy. Es más, en China las cuentas son confusas. Primero se observó que era posible que dada la reducción drástica en los niveles de CO2 en el país, la pandemia indirectamente haya salvado más vidas de las que ocasionó directamente. Pero luego se habló también de que la cifra de 250.000 muertes por accidentes de tránsito al año (2) ya se había visto considerablemente disminuida gracias a la reducción del tráfico. A esto habría que agregar quienes no murieron en accidentes laborales, etc. Entrar en la matemática de los obituarios, en todo caso, es innecesario.

Lo que resulta enigmático de esta repentina pero anunciada crisis mundial es que una forma de vida entera pueda colapsar a pesar de que su base material no haya sido afectada. No deja de sorprender, por ejemplo, el hecho de que, aunque toda la infraestructura de desplazamientos aéreos esté prácticamente intacta —todos los aeropuertos y aviones funcionando, toda la tecnología y logística disponible, etc.— baste con un par de semanas de interrupción de los flujos normales de pasajeros para que todo el sistema esté al borde de la quiebra. Esta es la naturaleza gaseosa y efímera de la existencia bursátil a la que nos condenó Occidente poniendo el dinero al centro de toda la vida; un mundo en el que todo lo sólido se desvanece en el aire (3).

Con impotencia y un profundo sentimiento de haber sido robados lxs rehenes de las AFP chilenas (4) hoy están viendo cómo sus ahorros de la vida se evaporan en el aire digital. El verdadero crimen no es robar un banco, sino fundarlo. ¿Qué es la inflación? ¿Cómo se regula la producción de dinero? ¿Qué es el valor? ¿Qué es una mercancía? Este es el tipo de preguntas que funcionan como base para cualquier investigación sobre la volatilidad de los mercados. Pero ninguna explicación va a volver a llenar los fondos de lxs pensionadxs. Y, más importante aún, ninguna riqueza virtual se compara con la riqueza concreta de una vida digna y libre. Como se señaló ya hace rato el asunto no es interpretar el mundo, sino transformarlo.

Los mismos CEOs que hasta hace poco declaraban interdicto al Estado ahora retroceden con la cola entre las piernas: sólo la estructura política y militar que gestionan los gobiernos del mundo puede mantener su barco a flote. En esta escena nos recuerdan que Capital y Estado son dos caras de la misma moneda patriarcal.

Pero la situación ya no da para más. Luego de siglos y siglos de confusión y miseria, de violencia naturalizada y de formas de producción social fundamentalmente auto-destructivas, la tripulación tiene más esperanzas en el naufragio que en cualquiera de las ingeniosas ofertas con las que los capitanes intentan mantener su empresa a flote. La insurrección de la vida cotidiana se vislumbra cada vez en más partes del mundo como la única vía de escape del patíbulo. Transformar lo inconsciente en consciente, dirían los surrealistas junto al psicoanálisis.

La incompatibilidad entre economía y vida hoy es flagrante, sólo la neurosis la mantiene fuera de vista. ¿Pero cómo lidiar con esta neurosis cegadora en el contexto de pánico y terror que generan los medios de comunicación y la sociedad de control? ¿En el contexto de un “aislamiento social” programado para inocular nuevas cepas de TICs y TOCs que brotaran una vez que termine la cuarentena y quizá nos acompañen hasta la muerte? Después de todo, sabemos que la vida desdoblada y proyectada en internet no es más que una forma sofisticada del fetichismo de la mercancía, de nuestra uni-dimensionalidad. Quedarse en casa es una opción saludable para quienes la casa es un lugar seguro, o tienen casa del todo. ¿Quién se cuenta dentro de esta minoría?

Superar el profundo trauma que va a significar la experiencia de esta pandemia no depende de la eficiencia y buena voluntad de los gobernantes, que hoy vemos con impotencia cómo nos sacrifican: para ellos era más conveniente fabricar armas que respiradores mecánicos.

El virus nos obliga a mantener distancia entre los cuerpos para mantenernos con vida. Pero esa misma distancia nos recuerda en la práctica que son las relaciones sociales reales, el apoyo mutuo, la solidaridad y la consciente interacción con nuestro entorno lo que puede salvarnos de la catástrofe. Una vez más tenemos la vida por delante dándonos la oportunidad de ser humildes y empezar de nuevo”.

RB / 2&3Dorm
21 de Marzo 2020



Notas:
1: Así como hay científicos que niegan el calentamiento global y otros que no, mientras algunos científicos se apuraron en indicar a los folidotos y murciélagos como causantes del virus otros aseguran que la verdadera causa es el asalto humano al medio-ambiente y sus efectos sobre estas especies:  https://www.thenation.com/article/environment/coronavirus-habitat-loss/
2: Según la OMS en 2018 se registraron alrededor de 256.000 muertes relacionadas a accidentes de tránsito.
3:  La famosa descripción que realizó Marx acerca de la sociedad de la mercancía, y que Marshall Berman transformó en el título de su historia acerca de otro tipo de virus contemporáneo: la gentrificación.
4:  Una de las tantas gemas del experimento neoliberal en Chile, un sistema de pensiones cuyos afiliadxs, reclutados a la fuerza por el Estado, ponen sus ahorros a disposición de los mercenarios de la especulación financiera.

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