viernes, octubre 16, 2020
“Momentos brígidos”/El Apruebo y la Revolución como espectáculo
La historia se repite: “Con un
lápiz y un papel”, se dijo en 1988 y se replica en 2020.
Y además, en 12 meses pasamos del
EVADE al SI’PO APRUEBO. Todo un retroceso.
Estamos en un duro momento. No
sólo porque el Estado policial/militar ya nos tiene por más de medio año
sometidos a un estado de excepción malpretextando la pandemia de coronavirus
como justificación, plazo en el que se ha encargado de reforzar logística y
moralmente a su alicaída pero brutal policía. No sólo porque, tal como en 1988,
la mayoría de los rebeldes se dejaron convencer solitos de que necesitamos
acudir en masa a las “urnas” para propinarle una derrota al “fascismo”, y luego
de eso dejar de nuevo la Gran Política en manos de la “democracia de los
acuerdos”. La enorme irrupción anárquica de octubre 2019 da paso a un gran
evento democrático e institucional en octubre 2020. La democracia capitalista
saldrá rejuvenecida de dicho evento.
Los demócratas muestran la
hilacha de su intolerancia y totalitarismo cuando empiezan a reprocharnos a
nosotros, los abstencionistas que nunca hemos ido a votar, desde el triunfo de
Piñera (como dice el imbécil profesional, actor y ex militante PPD llamado Pablo Schuarz)
hasta el “hacerle el juego a la derecha dura”, como si fuéramos nosotros los que
estamos validado su juego haciendo campaña junto a la derecha "blanda", la socialdemocracia concertacionista y la del FA/P”C” poniendo nuestro granito de arena rojinegra en la canalización institucional
de la energía de la revuelta dentro de urnas que hasta nos quieren vender como otros
torniquetes que debemos saltar.
No señores/as: nadie espera que
un ateo vaya a misa, ni se le obliga a comer asado a los vegetarianos, pero
ahora una vez más ponen los ojos sobre los ácratas y nos reprochan el que nunca
en nuestras VIDAS vayamos a ir a depositar NADA dentro de ninguna URNA.
La claridad adquirida hace 12
meses parece haberse perdido. La nefasta ideología de la democracia ha hecho
una vez más su trabajo. Debería volver a quedar claro que el mayor peligro no
es el fascismo, sino que la contra-revolución democrática.
Dejo acá una de las reflexiones más lúcidas que me he topado sobre este mismo tema:
EL APRUEBO Y LA REVOLUCIÓN COMO ESPECTÁCULO
Introducción
Raro sería que alguien dude del sentido de las dos primeras
palabras que saltan a la vista: Apruebo y Revolución. Sin embargo,
¿Espectáculo? ¿Por qué? Hablar del espectáculo es hablar de Debord, un pensador
que poco se ha tomado en cuenta por parte de los sectores revolucionarios. No
se busca aquí hacer una investigación ni un paper académico,
así que lo haremos breve. El término en cuestión es presentado por el autor en
su obra capital: La sociedad del espectáculo (1967) y hace
referencia a una forma de relación social que está mediada por imágenes (s4),
así como también refiere a un mundo que ha sido invertido en
el cual lo que pereciera ser verdadero, es falso (s9). El espectáculo es la
fase actual del sistema capitalista, en la cual la sociedad ha preferido la
representación antes que la realidad, donde los deseos, relaciones y conductas
están influidas en su totalidad por el espectáculo, es decir, no
deseamos ni nos relacionamos como queremos, sino como se espera que lo hagamos.
El espectáculo está en todas partes, así como va desde la televisión y la radio
(cahuines, farándula, reality shows, banalidades del día a día,
clima, etc) también llega a nuestras relaciones y forma de ser: al subir
historias al Instagram o publicar alguna opinión en nuestras redes sociales,
cuando somos o nos vestimos de cierta forma para encajar, cuando queremos
imitar lo que vemos (ser modelo de ropa interior, tener el mejor empleo, tener
un cuerpo esbelto y tonificado, etc.).
1
Un debate que se está dando a nivel nacional, a casi un año
del inicio de la revuelta de octubre del 2019 y pareciera ser que todos los
sectores de la sociedad se han empeñado en tratarlo en todas partes y en todos
los tonos: los diarios, la televisión, la Iglesia, los partidos políticos, etc.
El debate del plebiscito que se nos avecina en unas semanas; abstenerse,
aprobar o rechazar. Basta subir al transporte público 20 minutos, y se
escuchará algo relacionado. Tratar el plebiscito es inevitable.
2
Lo que en sus inicios era una protesta desorganizada y que
involucró a variados sectores de la sociedad, no hizo más que sacar a la luz
los trapos sucios que viene arrastrando la sociedad del territorio chileno, la
burda distinción entre la manifestación pacífica y la violenta, cada una con
sus respectivos manifestantes. Distinción de la que no se ha hecho responsable
aun el proletariado actual.
3
La misma división que se dio al interior del proletariado a
fines del 60’ y principios del 70’ que se mostraba entre la izquierda al lado
del “compañero” Allende y una izquierda radical, vuelve a penarnos hoy. Desde
inicios del nuevo milenio hemos asistido a una informalización de la protesta;
caras tapadas sin ley a destrozar lo que se les cruza; y por otro lado, la
política reformista heredera de la nostalgia y derrota tras el 73.
4
La irrupción (en buena hora) que realiza la clase política
con el fin de tranquilizar los humos (de los acontecimientos de octubre) cumple
con creces sus objetivos, la propia manifestación violenta e informal se cubre
de un tinte institucional. Para este nuevo agente social es completamente
compatible el enfrentamiento con la policía, y las exigencias reformistas. La
cosa es simple: nueva constitución o nada.
5
Pasan unos días y ya en todas partes se habla de la nueva
artimaña de la clase política, que en completa sincronía con los medios de
comunicación se hacen un festín en cada hora. Se le pregunta la opinión a la
gente en la calle, se cuestiona el uso de la violencia, se cuestiona la
continuidad de la vida (o no-vida) en nuestro territorio, etc. En redes
sociales gran parte de la gente publica y comparte cosas relacionadas. Se han
empezado a crear las primeras imágenes espectaculares.
6
Empiezan a adorarse las imágenes de la protesta, las
performance de quienes llegan con un disfraz a ella (como si de un desfile se
tratara), se halaga a tal o cual manifestante que hizo o dijo aquello. Empiezan
a dar su opinión y a manifestar su repudio integrantes de los partidos
políticos de izquierda, quienes no hacen más que seguir el juego de la lucha
espectacular: gritan y reclaman, suben una publicación a twitter, se toman una
foto en una protesta, increpan a las autoridades, etc, aunque es sabido que no
apuntan a una destrucción de lo existente. Quizá pudo haber sido así en algún
momento. ¿Hoy? No.
7
Estas falsas luchas espectaculares se reproducen en gran
parte de la población, la gente empieza a compartir una publicación y a
cuestionar, pero no quieren un cambio radical. Difunden una imagen, se toman
una foto en la barricada, toman una foto de un cartel que les gusta, etc. Quien
más comparte estas publicaciones se cree (y se convierte en) un falso
revolucionario. El revolucionario-espectacular, hijo de la sociedad del
espectáculo. El revolucionario por antonomasia, aquél que posee todos sus
datos de información personal en Facebook e Instagram.
8
El Apruebo se ha convertido en el escudo de aquél falso
revolucionario.
9
El Apruebo bien cercano es a uno de los procesos anteriores
que ha tenido este territorio, el plebiscito del 88, cuando supuestamente se
echó al dictador con un lápiz y un papel. No promete algo muy distinto este
proceso actual. Éste último al igual que su antecesor, promete condenar en las
últimas páginas de los libros de historia y a las murallas del territorio al
proletariado muerto, encarcelado y violentado.
10
La crisis de la economía dominante en nuestro territorio
viene manifestándose hace décadas. En los 90’ empieza a tomar un carácter un
poco más notorio el anarquismo y se hacen cada vez más constantes sus pugnas
con los bandos reformistas, especialmente en los primeros 15 años del nuevo
milenio. Vuelve a surgir y se pone sobre la mesa el empleo de la violencia en
las manifestaciones.
11
Varios sectores que se dicen ser revolucionarios, han dejado
el debate teórico de lado o, simplemente se han quedado con lo que
históricamente han considerado correcto. Un debate que ha sido evadido de esa
forma no hace más que mostrar los problemas que nunca se trataron, y que, como
si de una bola de nieve se tratase, hoy esos problemas han aumentado y están a
punto de caer sobre un grupo humano que ignora la bola que viene de la montaña
a gran velocidad.
12
El proletariado cuenta con serias trabas a la hora de
organizarse y definirse. Las imágenes del gobierno de Allende se repiten, así
como su figura. Éste y su vía chilena al socialismo arrojó por
la borda a: a) los grandes índices de politización en la sociedad (para así
poder transar y encajar con los otros partidos), b) la radicalización del
movimiento obrero y c) a la izquierda radical que le desobedeció (la V.O.P.).
Allende estaba en una carrera, eligió frenar. Su figura sigue rodeada de un
misticismo y nostalgia que hoy debiesen de cuestionarse. La superación de
Allende es una exigencia previa para la articulación de nuevos discursos y
prácticas de lucha por parte del proletariado.
13
El Apruebo se ha nombrado a sí mismo como la Revolución.
Ambas ideas no se distinguen, son una. La Revolución que se nos ofrece es el
Apruebo. Quien lo deseche será clasificado de contra-revolucionario e indolente
ante las bajas del proletariado. Este tipo de procesos son como la serpiente
que se come su propia cola eternamente.
14
Quienes ven en los medios de reproducción de la ideología
capitalista, una pequeña esperanza revolucionaria, están a tiempo de
desecharla. El control total de la vida va en aumento, y si se quiere destruir
el modelo existente, urgente es destruir todos sus resquicios y brazos, que
aunque no lo aparentan, están armados -hasta los dientes- de ideología. Han
construido una falsa revolución que ya está produciendo a su falso ejército
revolucionario.
15
El Apruebo es un show de masas que se come a sí mismo. Tal
como la sociedad capitalista va directo a su autodestrucción, el Apruebo es el
nuevo imperativo de la conducta moral del siglo XXI. Sus revolucionarios han
interiorizado la lógica del modo de producción existente y se devoran a sí
aniquilando toda perspectiva y cambio que opta por lo real, quedándose con la
apariencia de lucha que les ha vendido el propio sistema espectacular.
Camila Iconoclasta
Etiquetas: anarquia, comunidades de lucha, comunismo, democracia/dictadura, reflexión