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jueves, noviembre 26, 2020

PASIÓN MELÓMANA Y REVOLUCIÓN: SOBRE EL LIBRO “DISCO PUNK” 

 


-¿Qué cree usted que define al punk?

-Es el espíritu de libertad, de autodescubrimiento, de inmersión en tu propia historia. El punk es un vehículo que empuja a la gente a validarse a sí misma. Lo que hace el punk, según yo lo veo, es exigirte que hables por ti mismo. Y te entrega una forma poética o musical, de arte visual o de escritura, para que lo hagas. Cuando escuchas buenos discos punk, te dicen: ¿te gusta esto? Okey, ¿y ahora qué dices tú? Te exigen una respuesta. Y entonces la gente continúa respondiendo hasta hoy de diferentes maneras. Algunas veces forman bandas, otras veces se vuelven escritores.

(Greil Marcus, entrevistado por Marisol García)

Acaba de ser lanzado este maravilloso artefacto co-escrito por Ricardo Vargas y Emilio Ramón, y editado por Santiago Ander. Recibí mi copia el viernes en la noche, leí en desorden y terminé sus cerca de 270 páginas durante la tarde del lunes.

Lo más gracioso en relación a este artefacto es cómo me fui enterando de a poco de su existencia. 

Durante un ensayo post-cuarentena de mi vieja y resucitada banda Disturbio Menor Olea nos dijo que habían enviado un cuestionario “para un libro sobre el Hardcore”. Lo reenvió por correo y no tuve tiempo de verlo en varias semanas, hasta que un día Olea nos escribió avisando que se acababan los plazos, así que entremedio de mi teletrabajo me dí unos quince minutos para responderlas sintéticamente, imponiéndome de alguna manera la obligación de no ser muy reiterativo respecto de una entrevista detallada que dimos en el 2018 a Gustavo Aracena y el librito sobre DM que editamos con ocasión de nuestro retorno ese mismo año. Craso error, jaja: esta era precisamente la ocasión para entrar en detalles.

Poco después mi hermana Susana me comentó que había respondido preguntas para un texto sobre su antigua banda Díacatorce.  

Nos tomó un par de días darnos cuenta de que era para el mismo libro, y sólo unas cuantas semanas después supe que el proyecto tenía dos autores, uno de los cuales era Ricardo Vargas, viejo compañero de un power trío muy intenso que existió hace década y media y que no mencionaré por respeto al bajo perfil que en cuanto a esa trayectoria este autor mantiene tanto en el libro mismo como en lo que pude ver de su lanzamiento virtual (en los datos que salen en el libro sobre él dice “fue guitarrista y vocalista de algunas desaparecidas bandas punks”, y yo creo que podría armarse un libro sólo con esas hazañas).

Finalmente llegó mi copia (hicieron 80 entrevistas y a cada entrevistado le enviaron una), y el resultado no me sorprende por su calidad pues conozco la pluma y creatividad general de RV, y ya había visto los capítulos sobre DM y Díacatorce, escritos por la no menos virtuosa pluma (o tecla) de Emilio.

Lo que si me sorprendió fue la gran belleza física del artefacto, con su amarillo casi fosforescente y la gran portada que hizo Katafú otro viejo compañero de andanzas etílico-melómanas, con quien además de una gran amistad pude compartir experiencias tan desconocidas y significativas como tocar en Niño Símbolo (con Giorgio exSupersordo en batería), Agencia Chilena del Espacio (con Joselo en las baquetas) y Miedito (el más horrible y ruidoso de los proyectos, donde el sillín lo ocupaba Hugo Manuschevic). Además, Malla de Políticos Muertos realizó en cada uno de los 20 capítulos un dibujo a lápiz de cada una de las 20 portadas del caset o disco en cuestión. Así, el envoltorio resulta tan atractivo como el contenido, como debería ser siempre pero casi nunca se da.

En el lanzamiento virtual RV explicó que la idea era hacer las entrevistas presencialmente, en torno a algunas cervezas. Me llega a dar miedo imaginar esas 20 entrevistas y tratar de calcular la cantidad de litros que se hubieran volcado sobre las sedientas gargantas de los viejos punk rockers, lo que de seguro hubiera sido cubierto por la editorial Santiago Ander y se hubiera podido descontar de las ganancias que de seguro tendrán (el libro en pre-venta se ofrece a 14 mil pesos).

Me entregué frenéticamente a la lectura, partiendo en orden, pues a pesar de haber conocido a algunos miembros de Fiskales y a todos los BBS en pleno no conocía los detalles de sus inicios ni de la grabación de los discos escogidos para este libro. Luego de eso leí en desorden, y dejé a Machuca para el final pues es un capítulo largo y la banda nunca me había gustado ni un poco.

Aprendí un montón de cosas, me reí, viajé al pasado, y como ya estoy algo mayorcito puedo recordar varias décadas. Como llegué a Santiago en 1986 pero me uní a las huestes punk ya iniciados los 90 hay varias historias que sólo conocía muy de oídas, o había misterios totales como quienes eran los Caos o por qué los Pinochet Boys dejaron tan pocas grabaciones.

Me maravilló el capítulo sobre los Jorobados, de quienes siempre escuché referencias a inicios de los 90 por parte de mi amigo y colega Lucho Venegas, mencionado acá de pasada junto a su pareja Gladys (que nos impresionaba en esos años por haber colaborado en la revista argentina Cerdos & Peces). Por ellos pude conocer al famoso Gatica, y además en esos años noventeros fui a ver varias veces a la Agrupación Ciudadanos, que compartía percusionista con los Jorobados.  

Decía que dejé Machuca para el final pues nunca me gustaron. De hecho, recuerdo como una tortura haber tenido que apreciar su set teloneando a los Sex Pistols en la gira del lucro indecente. Pero tras leer este capítulo toda mi vieja opinión se fue a la mierda, y de hecho entendí por qué tantos punk rockers callejeros nos odiaban y nos veían sencillamente como una manga de cuicos culiaos engrupíos con la anarquía y los fanzines en inglés.  Luego de cerrar el libro busqué el primer demo de ellos, “Si tapas tus oídos” y ahí realmente entendí de qué iban. Difícil no impactarse por una canción como “Yo aspiro pegamento”, grabada casi sin instrumentos reales y con una batería programada y así y todo alcanzando altos estándares en materia de velocidad e intensidad HC punk.

Tal vez lo más impresionante en los relatos que forman el libro es la manera en que reconstruye el particular contexto que se dio en los 90, cuando tras el mega-estrellato de Nirvana y la fiebre del rock alternativo a EMI, BMG y otros sellos se les abrió el apetito de Avida Dollars y realizaron toda una campaña de conquista del sonido para promocionar bandas de “rock nacional”. Por supuesto que en esos años los punk rockers que entendíamos al punk como una opción por sobre todo política odiamos por principio todos esos coqueteos y nos dedicamos a armar nuestros propios fanzines y sellos, cuestionando a los que se entregaban a las multinacionales.

La historia vista por dentro es  brutal: desde los mil dólares en efectivo que le dieron a los Peores de Chile  y su rápido y espectacular estrellato que los dejó sin derechos de autor sobre sus propios himnos, hasta la cantidad de tiempo y dinero que se invirtió en hacer sonar más “pop” a una banda callejera como Machuca, ablandando científicamente su sonido original por obra de los Carlos (Fonseca y Cabezas).

Muchos personajes se repiten en estas aventuras, desde el ingeniero en sonido Pelao Corral al mismísimo Katafú, actualmente domiciliado en el viejo continente, y así a la largo de  dos o tres décadas se va tejiendo un denso entramado de redes, relaciones, ideas, influencias, canciones, letras, etc.

En cierta forma este libro es una Historia y Geografía de Chile de los 80 a nuestro tiempo (aunque la única banda más “nueva” son los Ignorantes), percibido desde el lente de la contracultura punketa.

Los relatos intercalan las impresiones de los dos autores con los testimonios de los 80 entrevistados con divagaciones filosóficas que de la nada acuden a ideas de Debord y Foucault, por mencionar a los dos que recuerdo ahora, para ilustrar como "Síndrome Camboya" hablaba de la sociedad del espectáculo, y Pánico luchaba por liberar los cuerpos de la sociedad disciplinaria.   

Otra de las cosas que son centrales en el enfoque de los autores del libro es una especie de nostalgia por la época en que la música no estaba a un clic de distancia y era necesario recorrer toda la ciudad para tratar de conseguir una grabación en caset del disco que el amigo de un amigo se acababa de conseguir. Hay todo un análisis de la economía política de la reproducción musical al inicio del libro, que vale la pena masticar.

En conclusión: consigan el libro y léanlo. Pero no se queden en eso: este debiera ser el primer puntapié y una especie de modelo para seguir escribiendo estas historias. 20 bandas y 20 discos fueron seleccionados, y es difícil no sentirse orgulloso de haber llegado a ese panteón. Creo que cualquier entusiasta del punk rock podría fácilmente mencionar 20 o 40 bandas y discos más que merecerían  un tratamiento similar, pero como se ha dicho desde 1977 por lo menos y como reiteraron Emilio y Ricardo el viernes: HÁGALO UD MISMX!!!!

PS 1: ¿por qué aludo en este título al concepto de revolución? Porque creo que el punk es en sí mismo una revolución, y porque tal cual dijo Ricardo en el lanzamiento, “estamos viviendo un proceso revolucionario”, en el cual -agrego- la entidad que conocemos como “el punk” ha tenido y sigue teniendo una función muy importante.

PS2: vean el instagram de disco punk con sus toneladas de materiales de archivo.

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Comments:
Wenazo
 
Impecable
 
Que loco... y pensar que acabo de encontrarte en la calle y no hablamos de esto inclusive hablando de ponk
 
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