El sábado 9 de abril estuvimos en la Feria del Libro Anarquista de Valparaíso exponiendo latamente (espero que no lateramente) lo medular de las investigaciones sobre viejos y nuevos fascismos que serán publicadas en poco tiempo más por Editorial Tempestades bajo el título "La religión de la muerte".
Mientras tanto, sigue la guerra inter-fascista entre Rusia y Ucrania, queda bastante poco de la épica antifascista que logró el triunfo de Boric en diciembre y en Francia por tercera vez el Frente Nacional (ahora bajo el nombre de Agrupación Nacional) pasó a segunda vuelta, con mayores posibilidades de ganar el balotaje que las dos veces anteriores.
Los compañeros de El Porteño subieron el capítulo 57 de su programa de conversación Mate al Rey, donde estuvimos hablando de fascismo y antifascismo.
El viernes 22 en Valparaíso y sábado 23 en Santiago se realizará una actividad de los compañeros de Vamos hacia la vida, con un compa suizo, donde se discutirá el problema del antifascismo desde una perspectiva comunista antiestatal (si hay Estado, no es comunismo!).
Y terminado el ciclo de la fascistología, el 28 y 29 hay un Coloquio en la Universidad de Valparaíso, en el que me tocará exponer el viernes en la Mesa 3, de 16 a 17.
Para concluir esta entrada los invito a leer un avance de "La religión de la muerte" dedicado a la extrema derecha francesa, y como música de fondo los dejo con el legendario album anti-electoral de Chumbawamba, "Never mind the ballots".
El
paso de Marine Le Pen a la segunda vuelta en las elecciones francesas y la
posibilidad cierta de que gane ante un desprestigiado y odiado Macron apoyado
ahora por todos los partidos “republicanos” y la izquierda asustada por el
“neofascismo”, hace necesario estudiar y aprender acerca de estos movimientos
de derecha y las transformaciones que han sufrido en este siglo, y los factores
que han posibilitado su arrollador avance en varios países del mundo. Entre
esos factores sin duda alguna está la parálisis de la izquierda y su
imposibilidad de salir del paradigma progresista y neoliberal.
A
continuación ofrezco parte de un trabajo en elaboración acerca de viejos y
nuevos fascismos, donde se refieren tanto los avances “intelectuales” de
algunos centros de pensamiento, como a la vinculación que esa actividad
“metapolítica” mantiene con fuerzas políticas electorales organizadas,
como el Frente Nacional.
El aporte
intelectual de la Nouvelle Droite
Sin desmerecer
el importante aporte ruso y de Europa oriental en el desarrollo de una Nueva
Extrema Derecha, y teniendo en cuenta que el muy difundido libro de Stefanoni
se concentra por sobre todo en la dimensión anglosajona del fenómeno de la
“derecha alternativa” -la Alt-Right, a la que él mismo define como un
“conjunto heterogéneo de corrientes de extrema derecha situadas fuera del
conservadurismo convencional” y asociada en general al nacionalismo blanco, y
en ciertos casos a posiciones antisemitas e incluso filonazis”-,
tengo la impresión fundada de que ha sido el aporte de la Nueva Derecha
francesa lo que ha suministrado las mejores cartas de presentación y cobertura
ideológica para la normalización de sus posiciones, que aparecen no como un
simple neofascismo descafeinado sino que les permiten incluso tratar de ir a la
vanguardia de una nueva contracultura que lucha exitosamente contra el consenso
o hegemonía liberal.
La Nouvelle
Droite francesa empezó a trabajar en suministrar nuevas bases teóricas al
movimiento al menos desde los años sesenta.
En el
Manifiesto La Nueva Derecha en el 2000, de Alain de
Benoist y Charles Champetier se aclara que esta “escuela de pensamiento”
nació en 1968 y niegan su carácter de movimiento político, pues todas sus
actividades se sitúan eminentemente en una perspectiva metapolítica.
Si bien es
bastante evidente que la ND procede del neofascismo de esos años, su principal
referente, Alain de Benoist, a lo largo de toda su trayectoria intelectual se
ha encargado de dejar ese origen en el pasado, pues entiende que tanto el
comunismo como el fascismo dominaron el siglo XX, pero no han sobrevivido a su
tiempo. Así, mientras “el fascismo nació de la guerra y murió en la guerra”, el
comunismo “nació de una explosión política y social y murió de una implosión
política y social”.
A partir de eso sostiene que hoy en día tanto el fascismo como el antifascismo
son parodias.
La metapolítica
no sería otra forma de hacer política ni una estrategia tendiente a
conseguir cierta hegemonía, sino que “reposa sobre la constatación de que las
ideas juegan un papel fundamental en las conciencias colectivas y, de forma más
general, en toda la historia humana”. La ambición de la ND es contribuir a
“renovar esas representaciones sociales-históricas”, desde una perspectiva
transversal: “la Nueva Derecha ha sabido beber en las más diversas aportaciones
teóricas que la han precedido” y “no duda en recuperar aquellas que le parecen
acertadas en cualquier corriente de pensamiento”, lo cual provoca “la cólera de
los cancerberos del pensamiento, que se afanan en congelar las ortodoxias
ideológicas con el fin de paralizar cualquier nueva síntesis que pudiera
amenazar su confort intelectual”. De ahí que a pesar de asumirse como una
corriente que surge en derecha, las síntesis que proponen tomen bastante
prestado de corrientes de izquierdas, llegando a considerarse como “gramscianos
de derechas”. El mismo Alain ha dicho que se siente de derecha y a la vez de
izquierda, y en cuanto a influencias ha señalado que su filiación sería la
siguiente: “Rousseau, la Comuna, el Socialismo francés, los No-Conformistas de
los años treinta, la Revolución Conservadora alemana, el Sindicalismo
Revolucionario italiano y el Situacionismo”.
Los efectos de su trabajo se están empleando a apreciar con toda claridad ahora. Entre otras cosas, además de absorber y reciclar a diversos autores y corrientes de la izquierda revolucionaria, de Gramsci a la Internacional Situacionista, se pueden señalar entre sus más importantes aportes el intento de superación del tradicional racismo biologicista que pesaba como estigma en los fascismos más cercanos al alemán, acuñando el enfoque del “etnodiferencialismo”, la promoción de un ecologismo “decrecentista” y la adopción de una perspectiva crítica del capitalismo.
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