Leyendo en Artillería Inmanente la introducción de Idris Robinson a un texto de Mario Tronti sobre el poder destituyente tope con la existencia de un texto de Amadeo Bordiga (o de su partido, tal como en la famosa Oda de Neruda "A mi partido", indistinguible de él mismo) titulado:
"Lecciones de las
contrarrevoluciones"
Los dejo con una selección de párrafos. Recomendando leerlo entero, mientras escuchamos juntxs a la Sogenanntes Linksradicales Blasorchester interpretando algo de Chopin on the street hacia 1979 (esa es la canción revolucionaria), seguido de Scritti Politti, la primera banda "postpunk" autopretendidamente gramscista/derridista, interpretando su mega-hit "Boom: there she was", cuya secuencian inicial con el bajista eléctrico de Miles Davis fue usada por décadas atrás en la presentación del Tiempo en no recuerdo qué noticiero (esa es la canción contrarrevolucionaria, o más bien -para no ser injusto con Green y los muchachos, fans de Henry Cow en los 70 que eran el equivalente de los "jotosos" en el PC de Gran Bretaña, tal como algunos integrantes de los eternamente gloriosos The Fall-, que refleja el triunfo total de la contrarrevolución neoliberal/conservadora circa 1988. La canción parte diciendo "Los tupamaros consiguieron una tarjeta -de crédito- Platinum). Y sigue) (Traten de escuchar los dos temas al mismo tiempo):
Introducción
La reunión general del Partido del 1° de setiembre de 1951 en Nápoles tuvo por tema las Lecciones de las contrarrevoluciones, no solo y no tanto para responder a dudas e incertidumbres de camaradas acerca de la correcta valoración de la naturaleza de la economía rusa y de su desarrollo histórico, sino también para restablecer los criterios fundamentales que, según el marxismo, definen los grandes modos históricos de producción y el recorrido - no siempre lineal ni privado de detenciones y retrocesos - por el que de un modo de producción se ha pasado o se pasará al otro.
Sumario
1 - Tanto la aparición de formas de dictadura del capital como la disolución
del movimiento comunista internacional y la degeneración completa de la
revolución rusa no son «sorpresas de la historia», cuya explicación exija
modificar la línea teórica clásica del marxismo.
3 - El análisis de la contrarrevolución en Rusia y su reducción a fórmulas no es un problema central para la estrategia del movimiento proletario en el nuevo ascenso revolucionario que se espera, puesto que no se trata de la primera contrarrevolución; el marxismo ha conocido y estudiado toda una serie de ellas. Por otra parte, el oportunismo y la traición de la estrategia revolucionaria tienen un curso diferente al de la involución de las formas económicas rusas.
4 - No solo el estudio de las contrarrevoluciones burguesas pasadas, sino también el de las contrarrevoluciones feudales en detrimento de la burguesía insurrecta, conducen a la determinación de diferentes tipos históricos: derrota total, militar y social a la vez (guerra de los campesinos alemanes de 1525); derrota militar total, pero victoria social (derrota de Francia en 1815 por parte de la coalición europea); victoria militar, pero involución y degeneración de las bases sociales (destrucción del capitalismo italiano a pesar de la victoria de las Comunas asociadas en Legnano contra el Imperio feudal).
5 - Para clasificar el tipo de la contrarrevolución rusa, en la cual faltó
manifiestamente la invasión y la derrota militar por parte de las potencias
capitalista si debe examinarse el tejido económico ruso y su evolución que
«tiende» al capitalismo en un doble sentido, político y económico, sin
alcanzarlo totalmente y sin superar (pues sólo en la ciudad lo logra) el
estadio de lo que se ha llamado, con razón, «industrialismo de Estado».
10 - Tal como la revolución alemana de 1848, la revolución rusa debía ser la integral de dos revoluciones: antifeudal y antíburguesa. En su lucha política y armada, la revolución alemana fracasó en el cumplimiento de ambos objetivos, pero socialmente prevaleció la primera: la antifeudal, es decir, la del paso a las formas capitalistas. La revolución rusa triunfó política y militarmente en ambas revoluciones y por esta razón llegó más lejos. Pero en el plano económico y social permaneció en el mismo nivel que la revolución alemana, limitándose a llevar adelante la industrialización capitalista del territorio que controlaba.
11 - Luego de la gran victoria política surgieron pocos sectores de economía
socialista y, desde la época de Lenin con la NEP, hubo que renunciar a ellos en
ausencia de la revolución internacional. Con el stalinismo se renunció a la
revolución internacional, intensificando la transición hacia el gran
industrialismo, tanto en Rusia como en Asia. Elementos proletarios por un lado,
y feudales por el otro, tienden al capitalismo.
Informe detallado
4 - Tal como lo dijimos en la
reunión de Nápoles del 1.IX.1951, para responder a estas críticas no podemos
limitarnos al marco estrecho en el cual ellas se plantean: es preciso encuadrar
estas críticas en el problema más vasto del examen del actual proceso
contrarrevolucionario. Esto nos lleva a volver a poner en su lugar algunas posiciones
fundamentales del marxismo aplicadas a períodos particularmente significativos
de contrarrevolución, que conciernen no solo a la clase proletaria, sino
también a la clase burguesa y a la fase misma de su constitución primitiva en
clase dominante.
7 - Los hechos demuestran que
desde la Universidad donde presumimos encontrarnos para tratar los altos
problemas acerca de lo que sucede en Rusia, debemos volver a la escuela
secundaria, o aún a la primaria, para restablecer las nociones de capitalismo e
incluso de feudalismo, ya que por otra parte no se puede comprender
correctamente el primero si no es en relación al segundo.
8 - Es falso, y por eso mismo
incorrecto, pensar que el problema de «lo que ha ocurrido y de lo que ocurre en
Rusia» pueda ser encerrado en la alternativa: capitalismo o socialismo, o en
aquella otra que plantearía el «remedio» de la tercera fuerza o de la tercera
«clase». Es cierto que la crítica dirigida a la expresión «tiende al
capitalismo» exige que sea precisado de donde parte en el tender hacia; pero
ella no debe llevarnos a quedarnos en el problema ruso, sino por el contrario a
replantear este problema en el marco general del examen de la
contrarrevolución.
El marxismo no es la doctrina de las revoluciones, sino la de las
contrarrevoluciones: todos saben orientarse a la hora de la victoria, pero
pocos son los que saben hacerlo cuando la derrota llega, se complica y
persiste.
Tipos de contrarrevoluciones
10 - Un primer tipo de victoria de las contrarrevoluciones es aquel en el que la derrota militar y política, lejos de determinar su detención, se acompaña del desarrollo de la victoria de la clase revolucionaria en el campo social y económico. Inglaterra, país ya capitalista, hace una alianza con las potencias feudales y derrota a Napoleón, pero a través de la Restauración de 1815 se asiste a la consolidación de la clase burguesa en Francia. Las derrotas de las revoluciones burguesas de 1848 evocan el desarrollo y no la detención del avance de la clase capitalista.
11 - Un segundo tipo es aquel en el cual coinciden la derrota militar y social de la burguesía. La guerra de los campesinos de 1525 en Alemania, analizada por Engels, muestra la traición de los burgueses de las ciudades que abandonaron a los campesinos a las represalias y a la represión, de las cuales resultó una victoria política y social del feudalismo que pudo permanecer en el poder tres siglos más, reforzando así la forma social de la servidumbre de la gleba.
12 - Un tercer tipo es aquel en el cual, sin choque armado, sin derrota política, la clase burguesa registra una derrota en el plano económico y social. Por ciertos rasgos, la caída de las Comunas puede relacionarse con la caída de la revolución rusa. Marx veía en las Comunas, en Italia y en Flandes, la primera afirmación de la clase burguesa. En Italia central y septentrional, las comunas estaban muy desarrolladas y respondían también a las posibilidades ofrecidas a esta primitiva burguesía que ni los pequeños señores locales ni los ejércitos de Francia y Alemania lograron vencerlas. Su caída estuvo determinada por el descubrimiento, a fines del siglo XV, de nuevas vías de comunicación y por el contemporáneo desplazamiento del centro de la vida económica.
13 - Estos tres tipos diferentes del desarrollo de las contrarrevoluciones históricas demuestran, por una parte, la imposibilidad de conectar de manera puramente formal el proceso económico al político; y, por otra, la gran complejidad de este problema esencial de las contrarrevoluciones. Debemos explicarnos no el pretendido enigma ruso, sino por qué, luego de la segunda guerra imperialista, no hemos tenido una ola revolucionaria proletaria, sino el desarrollo de la contrarrevolución. Debemos examinar el comportamiento de la burguesía, la política del stalinismo, y sobre todo basarnos en el hecho de que el capitalismo, instruido por la primera posguerra (donde la explosión revolucionaria tuvo lugar en los países derrotados militarmente), ocupa y mantiene la ocupación de estos países vencidos. Este es el examen que debe ser hecho; las vacilaciones sobre las cuestiones de principio ligadas al problema sindical nos prueban que debemos atenernos a él.
14 - En lo que concierne a la clase proletaria, tenemos en primer lugar la derrota de Babeuf en 1796; más tarde, la de Paris y Lyón en 1831, a la que siguió la fundación de la Liga de los Comunistas (1836-1847); la de 1848 a la que sucedió la fundación de la I Internacional (1864); el estrangulamiento de la Comuna de París (1871), al cual sucedió la constitución de la II Internacional (1889); la bancarrota de la II Internacional en 1914, a la que siguió la victoria de 1917; y, por último, la victoria de la contrarrevolución en 1928.
15 - Luego de estas referencias históricas es necesario proceder al
restablecimiento de alguna de las posiciones fundamentales de la doctrina
marxista. Es necesario no plantear como esencial el problema del análisis de
las situaciones ni el de las perspectivas, como si el proletariado estuviese
desprovisto de éstos desde hace un siglo. La reunión de Roma del l.IV.1951 se
colocó sobre este terreno sólido e ilustró la realidad del proceso histórico
que determina el choque revolucionario y los conceptos fundamentales del
desarrollo de la lucha social. Si bien admitimos que esta lucha asume nuevos
aspectos en la fase del totalitarismo capitalista, en la cual el Estado burgués
funda sindicatos, no deducimos de esto la invalidación, sino la confirmación de
los principios del marxismo incluso en este terreno, y enfocamos los problemas
actuales sobre la base de la actual y temporal victoria de la
contrarrevolución. La reunión de Roma puso también en evidencia el carácter
distintivo de nuestra corriente que, si bien fue antiparlamentaria, lejos de
ser antisindical preconizó el más amplio y sistemático trabajo en los
sindicatos. Finalmente, la reunión concluyó que una fase prerrevolucionaria es
inconcebible sin una lucha de la clase proletaria por intereses económicos, sin
organizaciones que abarquen amplios sectores de trabajadores, sin un partido de
clase que encuadre si a una minoría del proletariado, pero que tenga una
influencia sobre el conjunto de este proletariado y se apoye en las
determinaciones económicas y en las organizaciones sindicales.
"No importa camaradas, como dijo nuestra querida Rosa Roja: la revolución fue, es, y será" (un comunista pasivo agresivo).
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