Residuo de Throbbing Gristle, Coil fue una de las mejores formaciones del subgénero llamado"industrial", antes que se volviera nazi y/o metalero. Músicka para tocar en la oscuridad (2000) fue definido por ellos como "música lunar". Pero también sirve para tiempos oscuros y días nublados como hoy.
Los dejo con el Vol. 2.
Además, subo acá esta entrevista con Víctor Fernández para El Irreverente N° 94.
Las nuevas derechas en
el tablero político actual
Experto en Derechos Humanos y en el sistema penal, el abogado Julio Cortés analiza el accionar de las nuevas derechas y post fascismo en el país. Advierte por qué no debemos subestimar o caricaturizar a las fuerzas fascistas, que son un “subproducto del capitalismo”. Y entrega su visión de cómo la izquierda revolucionaria debe profundizar su discurso anticapitalista para combatirlo.
¿Por qué tenemos que hablar de nuevas derechas y en qué estas se
diferencian de la derecha tradicional?
Si bien la distinción misma de
derecha e izquierda se ha mantenido en el tiempo desde la Revolución Francesa
hasta ahora, ha ido mutando bastante. Después de la revolución de 1789 estar en
la derecha era estar sencillamente a favor del antiguo régimen y del veto real
sobre el proceso constituyente de esos años. Y en la izquierda, en cambio, se autodenominaban
Patriotas y Republicanos. 200 años después la derecha se hace llamar Patriota y
Republicana.
Si bien la dicotomía derecha e
izquierda sigue siendo útil para situar las posiciones políticas, va cambiando.
Entonces tal como después del 68’ en todas las luchas que había en el
mundo se hablaba de una “nueva izquierda”
porque habían surgido corrientes antisistémicas
que no tenían nada que ver con el estalinismo ni la socialdemocracia, que eran
la izquierda tradicional. A la derecha le ha pasado lo mismo, surgen nuevas
derechas que no tienen mucho que ver con la derecha tradicional. Entonces
cuando uno piensa solo en la UDI, RN y el Partido Republicano, no entiende bien
que existen otras derechas, como por ejemplo, la nueva extrema derecha francesa
que ya por tercera vez pasó a segunda vuelta electoral y sacó un 41%.
Si no estudiamos bien estas mutaciones, no podríamos entender por qué en los bastiones donde el voto de clase antes era por el PC francés, esta vez triunfó el Frente Nacional, es decir la nueva derecha ha hecho una labor de crítica a la derecha tradicional y también de absorción de ideas y posiciones que toma de la izquierda. Ese es el elemento donde es necesario ligar nuevas derechas y distintas formas de fascismo, porque éste se ha caracterizado por saber parasitar ideas, estética y prácticas que toma incluso de la izquierda revolucionaria.
¿Cómo estas derechas le disputan espacio a las izquierdas y donde las
podemos ubicar en el tablero político chileno?
En el tablero político chileno
creo que desde la UDI Popular que se empieza a construir en los 80’, hay una
derecha que se da cuenta que tiene que disputar una lucha que es política, para
lo cual se organiza como partido. También se dan cuenta que hay una batalla
cultural como le llaman y que tienen que construir una especie de movimiento
social que dispute un nuevo sentido común tradicionalista o pro capitalista. En
Chile no es tan claro aún, pero en otras partes del mundo sí ha quedado
bastante nítido que ante una cierta parálisis de la izquierda que no logra
abandonar un paradigma progresista-neoliberal de la corrección política, el uso
del lenguaje y ese tipo de disputas y frente a un empeoramiento de las
condiciones económicas, una crisis del capitalismo global, un debilitamiento de
los Estados, hay una cierta nueva derecha que ha logrado hacer suyo un discurso
soberanista. Por ejemplo, en ese discurso hay neo derechistas que critican al
neoliberalismo, dicen que la elite global es neoliberal
¿Quiénes son estos neoderechistas?
Quienes teorizan esto son sobre
todo, la nueva derecha francesa, un tipo que se llama Alain de Benoist que es muy amigo de Aleksander Duguin, el
representante de esto mismo en Rusia. Ellos tienen algún séquito en Chile,
desde el Movimiento Social Patriota, que sería el fascismo más clásico, hasta
otros grupos como el Círculo de Estudios Indoamericanos “Praxis Patria”, que apoyaron a Eduardo Artés
en las presidenciales del año pasado. Grupos que de hecho apoyaron el estallido
y apoyaron la opción Apruebo, pero que vienen de ahí. Se diferencian de la
derecha tradicional y claro, uno puede decir que son de extrema derecha en el
sentido que son tradicionalistas, pero no son meros conservadores, sino que
incorporan un discurso de izquierda en términos de la necesidad de un cambio radical
y de justicia social. Eso no es un discurso propio de la derecha tradicional.
Estos grupos lo incorporan y generan todas estas amalgamas que harta gente
viene estudiando, entre neo fascismo, post fascismo. Por sobre todo a mí me
llama la atención que incluso figuras como el filósofo Michel Onfray, que se definía como socialista
libertario en Francia, sacó un periódico
hace poco que se llama Frente Popular y fue saludado por Marine Le Pen, porque
la idea de ellos es (como siempre ha dicho el fascismo clásico) ir más allá de
izquierda y derecha. El Frente Popular en esa publicación de Onfray llama a
unir a los populistas y soberanistas de izquierda y derecha.
¿Qué ocurre con el fascismo en Rusia que desató una guerra contra
Ucrania?
El fascista ruso Dugin dice que
no es una guerra contra Ucrania, sino contra el orden neoliberal del mundo.
Dice que están tratando de crear un campo de resistencia global y esto va a
beneficiar a las fuerzas alternativas de derecha e izquierda; como Onfray,
habla de un populismo transversal contra una especie de dictadura democrática
de lo neoliberal.
¿Cómo crees que la izquierda puede combatir estas nuevas formas de
fascismo o extrema derecha?
Yo creo que la forma más clara,
es asumir que el fascismo es un subproducto del capitalismo y que la única forma de combatir
coherentemente al fascismo, es combatir al capitalismo; y sobre todo asumir que nunca el fascismo aparece
presentándose como una fuerza de derecha, siempre juega a la confusión. Theodor Adorno decía a fines de los 60’ en una
conferencia, que reírse del fascismo porque su teoría es pobre es no entender
que esa es precisamente su fortaleza. Esa capacidad parasitaria, mimética que
tiene es lo que le permite potencialmente generar un movimiento populista de extrema derecha o fascista.
Todos decimos, al fascismo no se
le discute, se le destruye. Entiendo a que apunta la frase, que al fascismo no
hay que darle espacios sino cerrárselos, impedir que crezca, pero inevitablemente
para hacer eso, una izquierda revolucionaria debiera profundizar su posición
anticapitalista y anti estatal y en esa tarea me parece que, como decía Adorno,
es detectar y neutralizar los posibles núcleos de verdad que tiene el discurso
fascista y que podrían generarle un apoyo popular, más que tratar de
clausurarlos. Y no sólo decir que es un discurso de odio, que no tiene derecho
a existir porque eso curiosamente genera una fascinación por el fascismo.
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