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sábado, julio 30, 2022

Art Bears: las obras completas (1978/1981) 

 


Está claro que Henry Cow fue una de las mejores bandas del mundo durante los años setenta, y que además de eso fueron un importante catalizador de la politización y autogestión del rock -aunque por desgracia desde una posición cercana al PC británico e italiano, es decir, el “eurocomunismo”, opero qué le vamos a hacer. Si fuera por eso no escucharíamos a Victor Jara- y promovieron un acercamiento entre la música amplificada con la vanguardia experimental y la libre improvisación que ha sido fructífero hasta el día de hoy.

No me concentraré en los COW ahora, aunque recomiendo conseguir el libro de Benjamin Pierut en Duke University Press, titulado “Henry Cow. The world is a problem”, sino que en una de las vertientes de su progenie.

Art Bears fue una de las facciones en que la banda estalló luego del álbum Western Culture (1979), aunque venía operando desde un año antes.

Conocí a la banda por sus dos últimos álbums: Winter Songs (1979) y The world as it is today (1981). Son los albums que más aprecié, y que tenía grabados en los dos lados de una de las excelentes cintas de cromo que mi padre me compraba en un sector de La Paz conocido como “Miamicito”, durante los años en que trabajó y vivió en Bolivia (1989/93).


El primer álbum, Hope and Fears (1978), lo conocí después y en una versión de copia de copia de caset que nunca me permitió apreciar todo su sonido (no es que me las dé de muy delicado o docto, pero en esos años las orejas me funcionaban muy bien, no como ahora que quedaron irreversiblemente dañadas por la edad y por los años en que ensayábamos en Fracaso con la costumbre a la Spinal Tap del “volumen en 11”. De hecho, una vez me quedé dormido por casi una hora sobre el amplificador con el bajo acoplado con Big Muff. Creo que recordar que algo me había caído mal).

Es un impresionante registro, por fin disponible en bandcamp a partir de este año junto a los otros dos albums, un disco de rarezas y otro de remezclas  y procesamientos a cargo de artistas como los Residents, Annie Gosfield, Chrsitian Marclay, Musci/Venosta, Biota y varios más.

Parte con una extraordinaria versión de “Sobre el suicidio”, con texto de Brecht y música de Eisler. Luego el álbum se desarrolla en complejos temas en que la banda parece quedar en una zona limítrofe entre lo que quedaba de Henry Cow en ensambles ampliados con personal proveniente de los belgas Aksak Maboul. De hecho, hay algunos temas que aparecen en la versión CD del “Un peu de l´ame des bandits”, mi álbum favorito de estos belgas que a su vez se confundían con otros destacadísimos combos como Art Zoyd y Honeymoon Killers. No olvidemos que los propios Cow se mezclaron promiscuamente con la banda Slapp Happy, con integrantes provenientes de Alemania y colaboraciones con miembros de la emblemática banda kraut Faust.

En síntesis, un disco enorme, pero que me cuesta apreciar como disco de Art Bears, pues como varios han dicho parece más bien el “álbum perdido” de Henry Cow. Por cierto, una vez en los 90 soñé que encontraba una disquería ideal en medio del parque Almagro, y que tenían un álbum inédito de los Cow. En el sueño alcanzaba a escucharlo y ….bueno…qué mierda que no se pueda grabar lo que uno sueña. En fin. Ojalá pongan algo sobre eso en la Nueva Constitución.

Otra cosa es lo que ocurre con Winter Songs y The world as it is today.

¿Por cual partimos?


Por “El mundo como es hoy en día”. Diría que este es uno de los discos más marxianos y brechtianos que se pueda uno topar en su vida. O sea, parte con “La canción de la expansión ultramarina del capital”, un tema que desde el Rock In Opposition y sus derivados sólo me había topado en la canción “Cutty Sark“ de Camberwell Now, que alguna vez tradujimos en este blog. ¿Alguien se acuerda? Bueno: yo sí.  En cierta forma la música logra reflejar la tragedia conocida como “acumulación originaria del capital”, vinculando la “Democracia” (otro tema del disco) con la dominación colonial y capitalista. Cutler contó en una entrevista con Umberto Fiori que el último de los 11 temas, “Albion! Awake!” es instrumental porque Dagmar “se opuso a la violenta naturaleza de su letra”, con alusiones a saquear ciudades y sublevarse.

A diferencia de Henry Cow, que sonaba como una pequeña orquesta, Art Bears en su segundo y tercer discos está reducido a un trío con Fred Frith en cuerdas (guitarra, bajo y violín), Chris Cutler en percusión, y Dagmar Krause (de Slapp Happy antes que Henry Cow) en voz.


Creo que no hay nada en el mundo del “rock” que se parezca ni de lejos al sonido que logra esta formación. Severo y austero en algunas partes, mesiánico y visionario en momentos como la parte final de “Three Wheels”, que cierra sus Canciones de invierno, uno de los discos que considero más perfectos partiendo por su increíble dibujo de portada. La experimentación está presente todo el rato pero no de manera “autónoma”. Es como si en cierta forma el formato canción les acomodara de maneras que no eran muy posibles aún en los tiempos de Henry Cow. “Ratas y monos” es un tema tan furioso que fue incluido en un compilado que vi por ahí de “Avant Punk” (aunque es sabido que Cutler odia el punk). Las 14 canciones, grabadas y mezcladas en 14 días, parecen extractos de visiones bíblicas (de hecho, las canciones están inspiradas en pinturas de la Catedral de Amiens), mezcladas con crudas alusiones a la guerra de clases.

¿Muntzer meets Rosa Luxemburgo? No lo sé. Sólo sé qué nunca he escuchado ni apreciado nada similar. Y que lo recomiendo enormemente a todx niñx sensible, a pesar de que algunos críticos han dicho que este disco es el tercero en relevancia (“no tan abiertamente político ni musicalmente diverso como los otros dos” dijo uno, y a su vez yo le digo: andá a laar).

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