Había escuchado algunas versiones sobre este acontecimiento ocurrido en 1969, pero no en el nivel de detalle que da Manuel Sacristán. Lo que yo había escuchado era que las feministas en topless boicotearon su clase diciendo "la institución Adorno ha muerto". La versión de Sacristán enfatiza en el juego de palabras entre Theodor Adorno, alias "Teddy", y "Teddy bear": osito de peluche.
Los dejo con el relato compilado por Salvador López Arnal dentro de una Antología de Sacristán sobre la Escuela de Frankfurt, disponible en rebelion.org :
Manuel Sacristán sobre Adorno y
Horkheimer
En «Sobre Lukács» (en M.
Sacristán, Seis conferencias, op. cit), a propósito de un comentario a la
crítica de Gyorgy Lukács del utopismo irracionalista, Sacristán hizo un
comentario sobre Th. W. Adorno, a quien tradujo y de quien siempre admiró su
estilo intelectual y su inmensa erudición marxiana. Señalo que Lukács, en El
asalto a la razón, había criticado la ideología de los pensadores, supuestamente
de izquierda, que practicaban el pesimismo histórico. En su opinión, el
filósofo húngaro se estaba refiriendo claramente a Adorno. A lo que añadió:
«Otro de esos pensadores de contrabando que mucha gente que se cree de
izquierda lo tiene como autor de cabecera y de izquierda no tiene nada, más que
el saberse a Marx, se sabe a Marx muy bien. Adorno se sabía a Marx así… Yo
muchas veces he admirado como se sabía Adorno a Marx. Sólo que, como Gramsci
dijo muy bien, según se lea El Capital puede ser un libro de cabecera de
burgueses, como ocurrió en la Rusia anterior a la revolución y ése es el caso
de Adorno manifiestamente. No digo en su juventud; en su juventud, Adorno era
un marxista idealista, por así decirlo, pero con muchos elementos de marxismo.
Después de su largo exilio en Estados Unidos, porque era judío y tuvo que huir
de Alemania, cuando volvió, era un conservador.
Cuando el 68, sus estudiantes -entre otros, individuos de tanto talento como
Dutschke, Hermann Ckark, que fue uno que se mató en un accidente de automóvil,
en el 68 mismo, corriendo de Hamburgo a Berlín a una manifestación se pegó un
trastazo que murió en las puertas de Berlín-, cuando estos estudiantes de
Adorno decidieron que había llegado el momento de hacer algo, de hacer algo en
la práctica, Adorno -y disculpar este paréntesis pero es que vale la pena
porque son cosas importantes no sólo para la historia de Europa, sino también
para las precauciones ideológicas que debe tener uno- contestó que la
revolución nunca, que de ninguna manera la revolución. Como ellos insistieron
se marchó a su casa, volvió al cabo de un par de semanas, confiando en que ya
no estarían los revolucionarios, los cuales no estaban, pero estaban las chicas
feministas que se habían quedado. Entonces las chicas feministas le hicieron un
espectáculo terrible, bastante cruel. Adorno, no sé si habéis visto una figura
suya, era un hombre gordo, bajito, casi redondito, muy… así, muy blandito, un
poco fofo, entonces las chicas se desnudaron de cintura para arriba y empezaron
a decir «Adorno es un oso de peluche», que era una burla muy cruel, muy
terrible. El hombre se marchó desesperado a su casa y murió 48 horas después…Yo
creo que murió de muerte psíquica.
Las muertes psíquicas son más frecuentes de lo que podéis pensar siendo
jóvenes. Este hombre se encontró con que lo que era la raíz de su vida, que era
un enorme prestigio entre los estudiantes de izquierda, se hundió de la noche a
la mañana, cuando se encontró con la práctica, cuando no bastaba con decir frases
muy críticas de la cultura burguesa mientras se recibía dineros de la fundación
ésta y de la fundación otra, y perdonad la brutalidad con que hablo. Hablar
mucho contra la cultura burguesa mientras estaba sirviendo a la economía
burguesa y a la política burguesa. Su maestro y colega Horkheimer era consejero
personal de Adenauer y resulta que ahora me lo presentan como marxista. Y [la
editorial] Taurus lo publica como un gran marxista muy importante. Ese sí que
no era dogmático, ¡qué iba a ser dogmático! Era todo lo contrario claro, era un
consejero personal de Adenauer. Menos dogmático que eso…».
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