martes, mayo 09, 2023

La socialdemocracia atascada en el tobogán: el precedente alemán de hace 100 años

 



La contrarrevolución alemana

En la Alemania central, en el antiguo gran ducado de Sajonia-Weimar, terminaba sus trabajos la Asamblea Nacional alemana.

El 11 de agosto de 1919, promulgó la Constitución de la nueva República alemana, una Constitución impecable, elaborada conforme a los mejores modelos occidentales. Como un manual, daba a sus discípulos objetivos, principios, guías y directrices. En verdad había sido elegido primer presidente de la República Friedrich Ebert, el socialdemócrata de Heidelberg, tal como el soldado Spiro había predicho el 6 de diciembre del año anterior, en la Wilhelmstrasse. Pero Ebert sospechó entonces que le tendían una trampa y declaró que se trataba de un asunto demasiado importante, que tenía que discutirlo con sus compañeros. Ahora había sido elegido, lo habían tomado como modelo de moderación y calma, y parecía llamado a guiar al pueblo por aquella senda que la Constitución marcaba.

Lentamente los prisioneros de guerra regresaron a Alemania. Las tropas aliadas mantenían ocupada Renania.

Pero ya al cabo de dos años el mismo Friedrich Ebert, que seguía gobernando, dictaba, fugado a Stuttgart, un llamamiento al proletariado alemán:

“Trabajadores, camaradas. El golpe militar ha llegado.

“La división de marina Ehrhardt marcha sobre Berlín.

“No hemos hecho la revolución para volver a reconocer hoy el sangriento régimen de los mercenarios. Tendríamos que avergonzarnos si hubiéramos actuado de otro modo”

(Alfred Döblin, El regreso de las tropas del frente. Segunda parte Vol. II de Noviembre 1918). 


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