Maurizio Lazzarato escribió en revista Crisis sobre “dolarización y guerra civil en argentina”. Según sus editores “el intelectual franco-italiano analiza, a la luz del debate global, el sentido de las propuestas del candidato Javier Milei. Su principal hallazgo: lejos de privatizar o liberalizar el control de la moneda, la dolarización centraliza aun más su comando al poner en manos de la Reserva Federal norteamericana la soberanía económica. ¿Se puede evitar la guerra civil o hay que asumir que ya la tenemos adentro?”.
Los dejo con sus conclusiones (a veces el "spoiler" es necesario), invitando a leer el texto completo.
En la primera vuelta este seudo-anarquista de
derechas no sacó los resultados esperados, y hasta se rumorea que se podría
bajar antes de la segunda (a lo Menem en 2003). No me queda claro si una
victoria del peronista neoliberal Massa modifique mucho el panorama.
Ideal leer la columna escuchando
este concierto de Genocide Organ en Londres 2017: “Attitude Ethics”.
qué hacer con el
enfrentamiento que viene
No se sabe si este programa
ultraliberal llevará a Milei a la presidencia de la República Argentina. Lo que
sí se puede afirmar con certeza es que, de aplicarlo, llevará al país a perder
su soberanía porque pasará a depender de las opciones y decisiones de otro
estado. Argentina se convertiría en una colonia de hecho de los Estados Unidos
cuando su mayor socio comercial es China (¡sic!). No estoy en condiciones de
saber si este proyecto atrae a las oligarquías del país sudamericano.
Desde el punto de vista político
hay dos enseñanzas: el fin del neoliberalismo empuja hacia centralizaciones
(económicas, políticas, militares) que pueden adoptar diferentes formas
(neofascistas, reaccionarias, populistas u oligárquicas), pero todas ellas
parecen conducirnos hacia la guerra. Estas concentraciones de poder no pueden
funcionar sin los dispositivos reaccionarios propuestos por Milei. Cada vez más
“arcaísmos” coexisten con la innovación más desenfrenada.
Pero la aparición de este
“libertario” que niega la libertad de todos los no-propietarios augura una
segunda opción estratégica: la guerra civil. Su programa sólo puede conducir a
un enfrentamiento más radical porque va a acelerar el empobrecimiento de los
pobres y reducirá a la miseria incluso a la clase media. La tendencia hacia la
guerra civil es mundial porque la crisis que comenzó en 2008 nunca ha terminado
y, después de todo, la guerra entre imperialismos que se desarrolla en el
planeta es por definición una guerra civil.
No creo que se pueda oponer un
discurso racional al programa "irracional" de Milei. Lo único que se
le puede oponer es una propuesta de ruptura revolucionaria. Y ahí está el
problema: las fuerzas políticas que se oponen a Milei no parecen compartir este
diagnóstico. El pensamiento crítico no vio venir la guerra porque eliminó el
concepto mismo de lo bélico, y tampoco percibe el continuo despliegue de los
procesos que conducen a una cada vez más probable guerra civil mundial porque
ni siquiera consideran su posibilidad.
Lo que queda de los movimientos
sociales leen la realidad a partir de las especificidades de las relaciones de
dominación y de explotación en las que están atrapados, lo que sin duda es un
punto de partida necesario y eficaz. Pero deteniéndonos en este nivel no
estaremos en condiciones de resistir el nivel de confrontación que imponen la
guerra y la guerra civil: no se trata sólo de enfrentar los dispositivos
económicos, racistas, sexistas de dominación y explotación, sino de combatir al
poder que los engloba en una gestión más general que se desarrolla a nivel
planetario. La crisis del marxismo nos ha hecho perder la capacidad de leer la
coyuntura (las relaciones entre fuerzas y la intensidad de sus choques). Las
teorías críticas consideran estos análisis como "abstractos" y no
"situados", una perspectiva "macro" que no implica a los
sujetos sociales. Frente a la vieja estrategia de las "relaciones de
fuerzas" que surgen en el mercado mundial, proponen una práctica de
resistencia que parte de la "relación consigo mismo", oponiendo esta
a aquellas cuando deberían mantenerse estratégicamente unidas.
Sin embargo, como dijo el
filósofo, la transformación se hace real cuando "la imposibilidad de
cambiar se convierte en imposibilidad de vivir". Ya estamos inmersos en
esa situación. Transformarla en acción política parece la imposible pero
necesaria tarea actual.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario