Iván Poduje (o Piduye como le dice un amigo) debe ser de los más asqueroso que ofrece el panaroma “intelectual” chileno. En este caso, se le vende como un sabio de la arquitectura y el urbanismo. El tipo es tan desagradable y mediocre que hasta hace que en comparación me caiga bien el otro pelmazo de Federico Sánchez con su programa City Tour.
Hijo de un ministro de la dictadura, se promociona ahora como
alguien que proviene del laguismo y la centro-izquierda, pero a quién el
estallido social del 2019 le “cambió la vida”, como si ese contexto fuera
necesario para entender sus posiciones abiertamente reaccionarias.
El Mercurio le dedicó una entrevista con motivo del cuarto
aniversario del 18 de octubre. Acá va una parte con unos destacados que merecen
ser comentados. Mis comentarios van [entre
corchetes y en cursiva]:
—¿Qué es la primera línea?
—Es una mezcla. Yo vi
al lado del Crowne Plaza a una mamá yendo a dejar a su hijo disfrazado de
primera línea. Y era un cabro que iba con su escudo, como en un videojuego.
Súper engrupido. Estaban estos enfermeros
disfrazados como si fuera una guerra. Los fotógrafos que están en todas las
protestas. Anarquistas, gente tipo de izquierda antifa, con láser. Había barra
bravas. Había mucho lumpen. También mucho “nini” (jóvenes que no estudian ni
trabajan), estos típicos cabros flacos que venían de la periferia a buscar
gloria en Baquedano.
[Noten que este huevón iba a sapear a la plaza, pero se burla
de los “cabros flacos” que iban a “buscar gloria”. Lástima no haberlo
detectado para darle una buena entrevista. Habría que aclararle que los
enfermeros no andaban “disfrazados”: era totalmente necesaria su presencia y su
equipamiento e indumentaria, porque desde el primer día la policía causó cientos
de heridos por apaleos, lacrimógenas al cuerpo y perdigones, que era necesario
atender de urgencia en el propio terreno, y llevar a puestos que se instalaron
en toda la zona, o a hospitales. Sin la labor anónima y abnegada de todos esos
Equipos de salud varias de las lesiones hubieran sido más complicadas, y en no pocos
casos estoy seguro de que su labor salvó vidas].
—¿Gente como el niño que cae en el Mapocho
en el incidente con el carabinero?
—Anthony. Él vivía en la Villa San Miguel, en Bajos de
Mena. Invisible. Y ahora también, porque lo usaron y lo botaron. Un
Mauricio Fredes, de La Pintana, que murió trágicamente en una poza (al caer en
una cámara destapada, en calle Irene Morales). Esas historias, las de esos
jóvenes ninis, son lo que más me dio pena, porque después vi a muchos pidiendo
monedas. O fumando pasta base en el hoyo de Baquedano. Y después a
algunos los indultaron y les dieron plata.
[El adolescente que mencionan no “se cae” al Mapocho: un carabinero lo empuja y por eso cae. Lo indignante es que digan que se cae, y luego que “lo botaron”. ¿Quién lo habría “botado” después de usarlo? Sobre eso el entrevistado guarda silencio.
Pero más indignante es lo que dice después: a los
“jóvenes nini” que tanta pena le daban, después los indultaron y dieron plata.
Seamos claros: a 12 de esos cabros que estaban presos los indultaron. Un porcentaje
muy menor de los más de 2000 presos de la revuelta que llegó a haber. Y sobre los
que dice que les “dieron plata”: se trató de pensiones otorgadas en base a
glosas presupuestarias aprobadas por el Congreso, a personas que lograron
acreditar haber sufrido lesiones y daños por parte de agentes del Estado. A
nadie le regalaron esa plata: se trataba de que el Estado asumiera un mínimo de
sus obligaciones por las violaciones de derechos humanos que se cometieron
masivamente en esos días].
—Usted ha destacado la importancia que tuvo el discurso sobre
una violación sistemática de los derechos humanos. ¿Por qué fue tan
importante?
—Lo que hace la pinza de derechos humanos con violencia es
que activa la violencia y a la vez impide reprimirla, porque la represión es
violación de derechos humanos. Pero hay que entender que la situación
necesitaba medidas de represión. Eso lo han hecho todos los países en que
ocurren estos hechos, y siempre se producen episodios de violencia policial.
Acá, sin embargo, lo que se dijo fue que el Gobierno y el Presidente habían
ordenado detener, torturar y violar derechos humanos de los manifestantes. Eso
claramente era mentira, pero se instaló muy bien. Piense que todos los
fallecidos, incluyendo los que murieron en saqueos, tenían sus rostros
reproducidos con la misma gráfica de los detenidos desaparecidos. En eso había
plata: alguien mandó a hacer esa gráfica.
[Lo primero que dice
coincide totalmente con las teorías que el nazi chileno Alexis López Tapia fue
a “enseñar” a las fuerzas armadas colombianas, justo antes de reprimir el estallido
colombiano del 2021. Como dijo el nazi en su “Crónico del Octubre Rojo”, de
2019, un verdadero best seller en la DIPOLCAR, la Revolución Molecular Disipada sería un “modelo insurreccional” que
avanza a través de las fases de Escalamiento, Copamiento y Saturación. Los
grafitis en las paredes son en realidad “órdenes de combate” para una “acción
revolucionaria horizontal”, y para estos
estrategas “es imprescindible que ocurran violaciones a los DDHH”, las que
deben ser alegadas para debilitar la “autoridad moral del Estado para imponer
el orden” e inhibir el “pleno uso de sus capacidades materiales” por parte de
las fuerzas de orden y seguridad”. Gracias a estas enseñanzas los
represores colombianos no se “inhibieron”, causando más de 42 civiles muertos.
Lo segundo es realmente estúpido y ofensivo: este tipo de “intelectuales” no logra entender que no todos actúan con financistas y mecenas, que la creatividad popular en las paredes en esos días fue multiforme y espontánea, que se pegaron rostros de los muertos para no olvidarlos, y que si hay una continuidad con la situación de los detenidos desaparecidos de la dictadura es por la continuidad de las prácticas represivas del Estado.
En fin: este tipo de
ahueonaos llegó a afirmar que el año nuevo 2020 en Plaza Dignidad tenía “financiamiento”,
porque así se mueven ellos y nunca entenderán que a mucha gente no es la plata
la que la mueve].
—Pero algo contribuyeron los abusos que efectivamente
ocurrieron y el propio Piñera con su frase de la guerra.
—Por supuesto. Hubo 3 mil querellas del INDH, pero Sergio
Micco por algo dijo lo que dijo. Habiendo sido un tipo que en la dictadura se
la jugó y tiene credenciales democráticas más que cualquiera de estos pendejos,
se dio cuenta que estaban usando el tema. Y es complejo cuando un partido
político que sufrió violaciones sistemáticas de derechos humanos durante un
régimen dictatorial usa ese argumento contra un gobierno democrático. Y van a
volver a usarlo.
[La leyenda de que Micco “se la jugó en dictadura” está bastante difundida entre los demócratas. La verdad es que desde el inicio Micco se la jugó por apagar barricadas y activar mesas de negociación con los genocidas.
Lo mismo hizo en el 2019, y lo ha reconocido en entrevistas: su misión era “salvar la República”, defendiendo el gobierno de Piñera, y las violaciones de DDHH le importaron poco o nada. Eso se revela más claramente ahora que está dedicado a legalizar su partido de mierda (Amarillos x Chile) y a defender todo lo que diga su ídolo Piñera (un "gran demócrata" según Boric), partiendo por la delirante afirmación de que la revuelta era un “golpe de Estado no tradicional”.
En fin:
todos los “pendejos” que enfrentaron la represión con piedras, molotovs y
escudos durante la revuelta de 1983 y de 2019 se la jugaron mucho más que Micco
en toda su mierda de vida al servicio de Dios y el Poder].
Fuente: Emol.com - https://www.emol.com/noticias/Nacional/2023/10/15/1110010/poduje-18o-locura-idealizacion-barbarie.html
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