martes, enero 09, 2024

Metal Oscuro: encargos y hallazgos

 


Le encargué a un viejo amigo que vive en Buenos Aires que me trajera algunos discos editados o distribuidos por Icarus en Argentina. Otro amigo que vivió por allá y ahora está en el sur, me había dicho que al parecer Icarus llega y edita una serie de materiales que no cree que sean muy legítimamente autorizados, pero hacen buenas ediciones.

Escogí el “Desecration of Belo Horizonte” de Blasphemy (edición brasilera, con CD y DVD): brutal. Qué más se puede decir sobre estos Black Metal Skinheads de Canadá. Ah: una anécdota de otro amigo  señala que estuvo carreteando con ellos, y que el vocalista (Nocturnal Grave Desecrator and Black Winds) se metía una línea de cocaína cada 5 minutos. En fin: eso explica bastante, por ejemplo un comentario que alguien subió a YouTube comentando un concierto de Blasphemy en Valdivia: “más duro que infancia en Siria”. También pedí la edición Icarus del legendario “Live in Leipzig" de Mayhem, uno de los documentos clave con el finado Dead en las voces. El segundo de Immortal, “Pure Holocaust”, que junto a “Battles in the North” son,  en mi humilde opinión de recién llegado, uno de los mejores testamentos del Black Metal noruego de todos los tiempos.  Basta con poner play y apreciar como en el primer tema la batería digamos “normal” dura 9 segundos, y de ahí viene un blast beat eterno que no aminora en la poco más de media hora que dura este clásico.

Se habían agotado el primero de Bathory y el “Worship Him”, debut de los suizos de  Samael, en edición de Del Imaginario discos. Así que en reemplazo terminé optando por el “Plague Angel” de Marduk, también por Del Imaginario, lo que me hizo apreciar que hacen ediciones realmente correctas con excelentes folletos e impresión.

El viejo amigo me hizo entrega de estos materiales en una Schopería, y después me encerré como dos días en casa a asimilar toda esta oscuridad.

Pero quedé con la bala pasada en cuanto al disco de Samael y con curiosidad por otras ediciones de ese misterioso sello argentino. Paseando por el Persa Biobío me topé luego con un CD que no trae datos de edición ni fecha ni sello ni nada, y que reúne los primeros demos de los suizos: “Into the infernal storm of evil”. Excelente material, con un sonido más “no fi” que “lo fi”, pero permite disfrutar la magia negra de una banda totalmente atípica (no es rápida, no hay blast beats, no hay solos de guitarra) pero esencial. De hecho, recuerdo haber leído en una entrevista a Deathspell Omega que en sus inicios (“Infernal Battles” y “Inquisitors of Satan”) se sentían mucho más influenciados por Samael que por el black metal noruego o sueco.

Después me fijé en el CD de Marduk que Del Imaginario tenía un mail. Escribí y me respondieron rápido, diciendo que en el local 132/133 del Sector 4 del Galpón Victor Manuel del Persa Biobío traían cosas de su catálogo. Así que el último domingo (primero del 2024) partí en metro tras meter a la mochila dos latas de cerveza que tenía refrigerando desde el día anterior. Llegué al lugar indicado, que resultó ser una disquería por la que varias veces había pasado sin notar más que rock & pop,  y me encontré con una caja llena de ediciones Icarus y algo de Del Imaginario. Lo sorprendente fue el catálogo (varias cosas de Mayhem, Ulver, Satyricon, Marduk, Darkthrone) y los precios: todos los CDs costaban 6 o 7 mil pesos. Los de DT (ediciones dobles de “A blaze in the northern sky” y “Under a funeral moon”) costaban 10 mil, pero no lejos de ahí los había encontrado hace meses a un precio mayor: 14 mil y algo.



En esta ocasión me dejé llevar por los estímulos visuales y mis pretensiones de investigador, y me llevé:


-Ulver, “Nattens madrigal” (1997). Conocía la deriva más experimental de esta banda, por un LP compartido con Sunno))). Sabía de su origen Black Metal, pero no había tenido el placer. Este disco es la parte final de su trilogía inicial de LPs dedicados a la licantropía. Que había partido con el excelente “Bergtatt” (1995), único en sus vocalizaciones (no gritadas ni con voz de demonio, sino que cantadas en un sentido entre folk y de ensueño), seguido del hermoso álbum totalmente acústico “Kveldssanger” (1996), y que culmina con esta gran obra en 8 partes (la obra se subtitula: "8 himnos para el lobo en el hombre", en que el estilo gélido de BM recuerda el “Transilvanian Hunger” de DT, pero con todo respeto diría que se nota más la ejecución musical (recordemos que según el mito, todos los instrumentos en TH fueron grabados por Fenriz en su pieza, y luego envió el material a Nocturno Culto para que le agregara voces) , partes casi folk y un sinfín de maravillas y sorpresas que lo han convertido de inmediato en uno de mis discos favoritos de todo el género del Metal Oscuro. Destaco el tema 6 (no tienen  titulo estos himnos), que tiene una estructura casi de canción pop, sonando un poco como...los Pixies con tremolo picking y blast beat...

Lo más destacable es el sonido, sobre todo de las guitarras, que se escuchan como un riffage doble, pero además hay algo especial en el conjunto del sonido, en el ambiente que se logra, con comienzos falsos o pruebas que se escapan del tema, y que según leí tendría explicación en que este álbum fue grabado al aire libre en el campo.


-Emperor, "Emperor" (1993)/”Wrath of the Tyrant”(1992). Nunca me ha llamado mucho la atención el estilo del BM “sinfónico”, con predominio de teclado. Cosas que escuché de los legendarios Emperor apenas me entretuvieron un rato, y pensaba que tal vez en gran parte su fama se debe a los homicidios e incendios que mantuvieron tras las rejas en su momento a al menos un par de integrantes. Pero no pude resistirme a esta adquisición porque acá se reúne el primer demo, y el primer EP. 

Bastante buenos, a pesar del precario sonido del demo, que en rigor hace que me guste mucho más que las grabaciones posteriores. BM glacial e intenso, especial para tomar melón con vino y cerrar las persianas. El arte de ambos artefactos está tomado de ilustraciones de Gustave Doré: la Muerte y Leviatán.


-Satyricon, “Nemesis Divina” (1996). Se trata de su tercer álbum, el más clásicamente black metal, y con presencia de Nocturno Culto (de Darkthrone) en la guitarra. Es un artefacto típico del BM noruego como mejor es recordado tres décadas después: rápido, complejo, glacial, bestial. Hasta hay un par de clips, como el de su famosa canción “Mother North” (featuring la polola de Satyr). No soy un gran fan de todo lo que hicieron después, pero este álbum hay que tenerlo cerca, sobre todo para contrarrestar el calor del verano.


-Mayhem, “Ordo ad Chao” (2007). Es fácil perderse en la trayectoria de una banda que comenzó en 19854 y aún sigue. En este álbum se reincorpora cantando el famoso húngaro Attila Csihar (que fue llamado por Euronymous para grabar las voces del album debut, y dos semanas después, de vuelta en Hungría, se enteró de su asesinato, cometido por su bajista Vikernes), y demuestra que a pesar de los estereotipos asociados a esta banda, ellos nunca han dejado de seguir un impulso más experimental que los hace incursionar en paisajes sonoros desolados, casi industriales, sin tratar de replicar sus primeros discos y sin abandonar tampoco la esencia maligna y oscura del ensamble.

A la tercera escucha diría que este álbum es realmente bueno. Me ha sorprendido gratamente y le daré play de nuevo después de cargar más pilsen.

Attila tiene un par de albums solistas, como este que editó su amigo Stephen O´Malley en el sello Ideologic Organ. Junto al australiano Oren Ambarchi, los 3 forman el excelente proyecto Ambient-Ruin: ¿qué están esperando? Volumen a esos parlantes y obséquienle todas estas joyas a sus vecinos. Si ellos no lo aprecian ahora, sus hijos lo harán alguna vez -si Lucifer quiere-. 

Como dijeron los Melvins de no me acuerdo cual disco: "La gente NECESITA OIR esto!".


-Trouble, “The Skull” (1985). Del Imaginario (los anteriores son todos Icarus). Doom metal cristiano del mejor que se ha hecho, junto a Saint Vitus. Este segundo álbum suena casi igual que el debut de 1984 (“Psalm 9”): suenan como Black Sabbath (*) pero trasladados a un contexto de mediados de los 80, con el típico sonido cuasi-glam de las guitarras de esos años, y canciones lentas, pesadas y pegadizas, que en momentos aceleran parcialmente para dejarte cabecear más intensamente, aunque ya no te quede mucho pelo. No sé si cabe aclarar esto pero, en tanto ateo, puedo escuchar metal satánico y también cristiano. Al final, no es mentira que el satanismo es una mera inversión del cristianismo.  

Cosa curiosa es que supuestamente el doom metal es una reacción contra la hipervelocidad del thrash/speed metal. ¿Pero por qué no se podría combinar todo eso en un solo disco o proyecto? No lo sé. Queda bien con partes lentas y rápidas en vez de solo lo uno o lo otro. 

(*): De hecho, la madre de mi hijo, que tiene un excelente oído, se confundió y pensó que estaba escuchando la voz de Ozzy.

 PS: No, aun no encuentro el primero de Samael.

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